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su repertorio se muestre como un cuadro homogéneo independientemente del momento en que haya sido registrado. Aquí surgen las dudas en torno a la ...
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SAM FLAX Si aún no conoces a Sam Flax, deberías empezar a familiarizarte con su nombre y con su visión de un pop lustroso en el que él se guisa y él se come.

Parece mentira pero, en plena era tecnológica, en la que se obtienen ingentes cantidades de información con un golpe de click y se acceden a múltiples contenidos musicales de inmediato, aún quedan resquicios por los que se cuelan gratas sorpresas ignotas. O, más que ignotas, ignoradas: porque es posible conocer su existencia con tan solo realizar un paciente ejercicio de investigación. Así es cómo los alternativos curiosos pueden encontrar joyas ocultas en forma de canción, álbum y artista que luego irán pasando de dispositivo en dispositivo (el boca a boca se ha quedado anticuado). Sam Flax pertenece a ese conjunto de nombres que se descubren casualmente y que logran colarse en las bandas sonoras diarias. O mensuales. O anuales… ¿Que quién es el susodicho Sam Flax? Pues un músico, productor y diseñador gráfico de peculiar estética, originario de San Francisco y encuadrado dentro de la corriente californiana que introduce el pop en una marmita repleta de psicodelia, lo-fi, rock setentero y new-wave ochentoso. Otro dato: acaba de editar en vinilo su LP de debut, “Age Waves” (The Sounds Of Sweet Nothing / Music as Usual, 2012), después de haberlo hecho en cassette (250 unidades ya agotadas) y descarga digital. Resulta complicado añadir algún otro apunte relacionado con Sam, sobre todo debido a que él mismo se preocupó de que así fuera: “No me atrae la actual cultura de la sobrexposición. Tampoco creo que publicar detalles sobre mi vida privada mejore la relación del oyente con mi música”. Una actitud comprensible (dada la voracidad del mundo en que vivimos) y pensada para centrar la atención en su catálogo sonoro, confeccionado entre 2005 (cuando vio la luz su única referencia hasta este año, “Tour EP” -autoeditado, 2005-) y 2011. Un ajetreado intervalo en el que el norteamericano se mantuvo ocupado “componiendo y grabando sistemáticamente, mientras sostenía algunos proyectos paralelos y colaboraba en trabajos de varios amigos”. De hecho, “Age Waves” es una compilación de piezas elaboradas durante ese período quizá demasiado prolongado para que algunas de ellas se conservasen frescas. Aunque hoy en día las fechas de caducidad se rebasan a velocidad de vértigo, el paso del tiempo no supuso ningún obstáculo: “No he retocado nada. Sentí la obligación de incluir temas antiguos porque sabía que, si no lo hacía ahora, no lo haría nunca”. Su elección estilística, de aspecto vintage, ayuda a que su repertorio se muestre como un cuadro homogéneo independientemente del momento en que haya sido registrado. Aquí surgen las dudas en torno a la envoltura de sus canciones: ¿premeditada o natural? ¿Nostálgica 1 0 0 M Ú S I C A . SAM FLAX

o revivalista? “No la interpreto de ninguno de esos modos. Mi proceso creativo combina intención e intuición, por lo que no creo que mi música suene exactamente a algo en concreto. Hay mucha música del pasado que adoro, pero no intento revivir una época específica”, sentencia Sam con firmeza. A ello se suma la cuestión sobre la llamativa capa lo-fi que cubre sus composiciones: “No las considero particularmente lo-fi. Me gustan los sonidos que parecen transmisiones de otra dimensión. En ellos existe una determinada calidad orgánica, provocada por las limitaciones de utilizar un reproductor de cintas u otro equipo similar: todavía recurro a aparatos que se calificarían de obsoletos pero que a mí me funcionan bien. El término ‘fidelidad’, actualmente, tiene un significado diferente a su concepto original”. La manera en que Sam Flax descifra el acto musical (“Una visión del mundo con la que se puede adquirir compresión, inspiración y emoción”) y ejecuta su plan (él mismo se encargó de producir y tocar casi todos los instrumentos en “Age Waves”) permite imaginarse al californiano encerrado en su estudio, a solas, cual científico loco en su laboratorio. La realidad se aproxima bastante: “Siempre me ha atraído la autosuficiencia: hay algo en trabajar solo que me resulta espiritualmente satisfactorio. Pero hacer todo por mi cuenta también presenta inconvenientes: al estallido de ideas inicial le suele seguir cierta saturación”. Aunque Sam no se mueve totalmente en solitario, ya que cuenta con su propia banda de directo, Higher Color, que a la vez le echa una mano en varias tareas de grabación. Si se unen todos los elementos, el retrato final recuerda poderosamente al de su ilustre vecino Ariel Pink… ¿Verdad? “Somos de la misma generación. Cuando lo escuché por primera vez, pensé de él que era otra persona más que salía adelante por sí misma. Su música pop ecléctica y extraña me gusta, pero no me siento influido por él.” Aclarado queda, a pesar de que dicha analogía sirve para acotar el campo de acción de Sam Flax y, por qué no, sacarlo de un inmerecido anonimato. Esto es precisamente lo que sucedió en el pasado festival SXSW de Austin, donde el de San Francisco causó sensación tras sufrir y superar diversos avatares. Anotad, en letras grandes, el nombre de Sam Flax… Porque quizá lo veáis y escuchéis por doquier a partir de este instante. H Jose A. Martínez. Más info: highercolor.com

“Siemp re me h a at en trab ajar so raído la auto su lo que m e result ficiencia: hay ae alg satisfa ctorio.” spiritualmen o te 101 MÚSICA. SAM FLAX