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Laurus ISSN: 1315-883X [email protected] Universidad Pedagógica Experimental Libertador Venezuela

Ollarves Levison, Yolibet Cecilia; Salguero, Luis Arturo Una propuesta de competencias investigativas para los docentes universitarios Laurus, vol. 15, núm. 30, mayo-agosto, 2009, pp. 118-137 Universidad Pedagógica Experimental Libertador Caracas, Venezuela

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=76120651006

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UNA PROPUESTA DE COMPETENCIAS INVESTIGATIVAS PARA LOS DOCENTES UNIVERSITARIOS Yolibet Cecilia Ollarves Levison* UPEL-IPMJMSM

Luis Arturo Salguero** UPEL-IMPM

RESUMEN El propósito de esta investigación documental, a partir del análisis crítico reflexivo de la formación del docente investigador, fue presentar una propuesta de competencias investigativas para los docentes en el sector universitario, considerando que las evaluaciones que se han venido realizando de la función de investigación en distintas universidades demuestran la necesidad de asumir un nuevo perfil, que contribuya a consolidar una cultura investigativa con mayor pertinencia social, con miras a generar conocimientos y aproximarse a la solución de las problemáticas de su entorno local, regional y nacional. Como conclusión se estableció que las competencias investigativas son una alternativa organizacional que implica la comprensión y transferencia de conocimientos, habilidades, actitudes y valores orientados a estimular significativamente el potencial investigativo de los docentes y obtener resultados y hallazgos de situaciones de la vida real, con impacto social en su comunidad intra y extrauniversitaria. Palabras clave: Competencias investigativas, universidad, docente universitario.

A PROPOSAL OF INVESTIGATIVE COMPETITIONS IN THE UNIVERSITY SECTOR ABSTRACT The purpose of this documental investigation, starting from the reflexive critical analysis of the formation of the educational investigating, was to present to proposal of investigative competitions to the teachers in the university sector, considering that the evaluations that have been eats carrying out of the investigation function in different universities demonstrate the necessity to assume to new profile that contributes to you consolidate an investigative culture with social relevancy, with an eye toward to it lives you generate yourself knowledge and to approach to the solution of the problems of its local, regional and national environment. As conclusion it settled down that the investigative competitions are an organizational alternative that implies the understanding and transfer of knowledge, abilities, attitudes and values guided to stimulate the investigative potential of the educational ones significantly and to obtain results and discoveries of situations of the real life, with social impact in their community intra and extrauniversitaria. Key words: investigative competitions, university, educational university student.

Recibido: 15/04/2009 ~ Aceptado: 30/06/2009 * Lic. en Educación Integral. Magíster en Gerencia de Recursos Humanos y Relaciones Industriales. PPI-Candidato (2006). [email protected] ** Profesor Agregado, UPEL-IMPM. Coordinador del Centro de Investigación Educativa, Sede Central Doctorando en Ciencias Gerenciales UNEFA. [email protected]

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Introducción

Mientras más alta es la percepción que tiene el empleado de su competencia personal, más efectivo será su desempeño en el trabajo. Korman

En la actualidad las organizaciones atraviesan procesos de cambios internos y externos, debido a innumerables necesidades derivadas de diversos factores, tales como: metas y objetivos de la empresa; estructura organizativa; roles y actividades; cultura predominante y subculturas; sistemas de compensación, canales de comunicación; relaciones e intercambios entre individuos y grupos; y alianzas con instituciones, organizaciones y colectivos. Esto significa que dentro de un mundo globalizado, las exigencias sociales aumentan y la universidad retoma su función social en una sociedad que requiere rapidez y efectividad en la producción, generación y difusión del conocimiento, así como calidad en la formación del talento humano para atender demandas y necesidades tanto del sector público como privado. En este orden de ideas, el enfoque de competencias pareciera ser una alternativa organizacional para atender las demandas sociales del mundo de hoy, aunque su origen se remonta hacia fines del siglo XX , no obstante fue hasta la década de los años 80, cuando se comenzó a ver como una herramienta útil para optimizar las condiciones de eficiencia, pertinencia y calidad del desempeño laboral, así como una estrategia competitiva para incrementar la productividad, la eficacia, la efectividad y la calidad en las organizaciones. Ciertamente la situación del personal académico en materia de investigación es compleja, considerando que el ejercicio de esta función esencial en la Universidad, se ve afectada por un conjunto de factores institucionales, profesionales y personales. Cabe destacar que todo docente universitario está obligado moral y normativamente a ejercer la función de investigación y reportar el estatus de la misma con las implicaciones colaterales de sus resultados educativos y sociales, y efectivamente, puede afirmarse que se producen investigaciones de calidad, aunque no pueda Revista de Educación, Año 15, Número 30, 2009

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aseverarse que atiendan o coadyuven con la demanda de las funciones de docencia, extensión y gestión universitarias, y con las exigencias de la propia sociedad. En Venezuela, la política de investigación universitaria está prevista en la Ley de Universidades (1970) al establecer en su artículo 3, que están dirigidas a crear, asimilar y difundir el saber mediante la investigación y la enseñanza, no obstante, en la realidad se evidencia que la calidad e impacto de la investigación en el país no ha permitido construir una cultura científica con sólidos desarrollos en las distintas áreas del saber, de manera que no ha logrado colocarse a la par de los avances científicos, humanísticos y tecnológicos de los países considerados desarrollados. De manera que en contexto nacional, Padrón (2001:4) señala el problema de organizar la investigación universitaria dada la desarticulación con otras investigaciones contiguas, con la investigación en si misma y con la propia universidad, a lo cual debemos agregar un presupuesto, que hasta nuestros días no satisface la inversión necesaria para impulsar la investigación, la tecnología y la innovación, aunque se cuenta con el talento humano en estos espacios universitarios, así como con indicadores de productividad considerables. Adicionalmente, se ha contado con iniciativas estadales como la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (2005), que definió los lineamientos de un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, con el fin de orientar las políticas públicas y las estrategias requeridas para la implantación de mecanismos institucionales y operativos para la promoción, estímulo y fomento de la investigación científica. No obstante, para Pereira de Homes, Suárez Amaya y Hernández Simancas (2008:27) …los resultados revelan que existen factores limitativos para el fortalecimiento y desarrollo del conocimiento, siendo los de mayor incidencia la preeminencia de la función docente sobre la investigación; la existencia de esfuerzos de investigación desarticulados, y un financiamiento insuficiente e ineficiente.

Por consiguiente, se aboga por un cambio en la cultura universitaria que integre las diferencias en el pensar, el hacer y el comunicar de los 120

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actores involucrados en la actividad investigativa y transforme la realidad existente desde una toma de conciencia individual y colectiva de los investigadores. De allí que se plantee la necesidad de presentar una propuesta orientada a dar respuesta a la situación actual de la investigación, y adicionalmente, favorezca el desarrollo profesional de los docentes en un ambiente organizacional caracterizado por oportunidades para el cambio, el aprendizaje y la innovación en la investigación universitaria. Marco Referencial

“Cada cual brinda una dimensión vital para la construcción de organizaciones con auténtica capacidad de aprendizaje”. Peter Senge

Las competencias: una clave para el desarrollo profesional La gestión de competencias es una herramienta de enorme utilidad para la cualquier organización, porque se ha demostrado su efectividad en el éxito profesional de los individuos y de las organizaciones, al respecto Levy-Leboyer (2003:52) plantea que las competencias son “repertorios de comportamientos que algunas personas dominan mejor que otras”, de manera que son observables en la cotidianidad, a través de la eficacia de su desempeño. Por eso “representan un trazo de unión entre las características individuales y las cualidades requeridas para llevar a acabo misiones profesionales precisas” (ibídem); es decir, son únicas y específicas en cada organización. En tal sentido, para este autor la gestión de recursos humanos debe “elaborar listas de competencias individuales que correspondan estrictamente a las actividades, a las estrategias y a la cultura de la empresa” (ob.cit, 53), a fin de promover el desarrollo de todo el personal, atendiendo a las diferencias individuales, a las expectativas en el perfil esperado por la organización y más específicamente para las universidades, porque permitiría que los modelos de formación se vinculen con el proyecto de vida de los individuos, y con su nivel de compromiso con las metas de la Revista de Educación, Año 15, Número 30, 2009

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organización, lo cual contribuiría a fortalecer el desarrollo profesional de sus miembros y el desarrollo de toda la organización. Por su parte, Cazares y Cuevas (2007:18) sostienen que la competencia es una “interacción reflexiva y funcional de saberes enmarcados en principios valorables, que genera evidencias articuladas y potencia actuaciones transferibles a distintos contextos, apoyadas en conocimiento situacional”; es decir que se ubica en una dimensión individual con capacidad de transferencia a distintos ámbitos de la realidad. Mientras que Siliceo Aguilar (2003:188) afirma que la competencia entrelaza tres conceptos fundamentales: (a) habilidad o predisposición profesional intelectual o física para realizar muy bien algo; (b) actitud o predisposición emocional hacia diversos hechos o actitudes; y (c) aptitud que coordina y armoniza las anteriores, es alguien con habilidad y talento, tiene voluntad y afecto al servicio de esa habilidad, vale decir que se mantiene un concepto en el plano individual, sólo que diversifica el conjunto de aspectos que deben manejarse en forma integrada en términos de posibilidades que pueden ser demostradas en un escenario laboral. Desde esta perspectiva, para hacer referencia al concepto de competencia es importante mencionar que contiene, un conjunto de destrezas, habilidades, conocimientos, comportamientos, actitudes, valores y otros atributos, que adecuadamente combinados frente a una situación laboral, predicen un desempeño superior en un determinado puesto de trabajo; por lo tanto tienen un componente individual que se demuestra y componente organizacional que se manifiesta a través de la productividad, calidad o innovación. Así, en el campo de la educación, Argudín (2005:15) afirma que una competencia está asociada con los comportamientos sociales, afectivos y habilidades cognitivas, psicológicas, sensoriales y motores que permiten llevar a cabo adecuadamente un papel, un desempeño o actividad, de manera que quien aprende lo hace al identificarse con lo que produce, al reconocer el proceso que realiza para construir así como las metodologías que dirigen este proceso en la sociedad del conocimiento. Es decir, que se 122

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genera un cambio en la concepción educativa del aprendiz, el aprendizaje y las metas que se pretendan alcanzar.  Por lo anteriormente descrito, puede acotarse que las competencias, coinciden en que se componen de la sinergia de los conocimientos, habilidades, motivos, rasgos de carácter, actitudes y comportamientos de los integrantes de una organización, lo cual es importante para instituciones educativas como las universidades porque favorecería significativamente el desempeño de sus miembros en su labor investigativa y por consiguiente, en nuestras actividades de docencia y extensión; generando mayor compromiso e identidad organizacional. En la actualidad, una de las definiciones que mayor acercamiento tienen a la realidad universitaria, es la de Tobón (2007:17), quien plantea las competencias desde el enfoque de la complejidad como aquellos procesos complejos de desempeño con idoneidad y ética en determinados contextos que integran distintos saberes para realizar actividades o resolver problemas, que contribuyan con la realización personal, la calidad de vida y el desarrollo social y económico sostenible y en equilibrio con su ambiente. De modo que, se puede afirmar que amplía la visión de la concepción de competencias, permitiendo que se asuman como procesos que orientan el aprendizaje, la evaluación, y pudiera decirse que la investigación, con motivación, creatividad, comprensión y flexibilidad con la meta de mejorar la calidad de vida y de contribuir con el desarrollo sostenible de la humanidad. De allí que en la actualidad se concentren esfuerzos en el tema, porque se ha demostrado que puede convertirse en un mecanismo clave de transformación de las organizaciones, no obstante autores como Alles (2006: 57) afirman que se trata de procesos orientados al desarrollo de competencias que requieren tiempo, motivación y decisión, porque el éxito estará en correspondencia con la definición de competencias por parte de la organización y con los métodos utilizados para lograrlo. Igualmente señala que tendrá dos dimensiones, una asociada al capital individual y otra vinculada al capital organizacional; que deben Revista de Educación, Año 15, Número 30, 2009

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impulsarse en forma continua para integrar capacidades, compromiso y acción con un entorno favorable para el aprendizaje, identificación de comportamientos deseados y verificación de capacidades individuales de cada uno de los miembros de la organización (ob. cit., 313). Sin embargo, para garantizar el éxito y efectividad de cualquier programa de desarrollo profesional en el área de investigación, es fundamental promover la participación y el trabajo en equipo de todos los actores educativos, así como estimular un clima satisfactorio de visión compartida donde la creatividad y la innovación puedan maniobrar en un ambiente de diversidad, prácticas investigativas tradicionales, posturas epistemológicas encontradas y demandas profesionales estructurales. Competencias investigativas: una alternativa organizacional Siguiendo con este orden de ideas, es fundamental estudiar la posibilidad de impulsar un proceso de formación de investigadores basado en competencias, que contribuya a elevar la calidad de la educación en el sector universitario, además que influya positivamente en la conformación de colectivos de investigación motivados desde sus inicios por la actividad científica, con sensibilidad de comprender su realidad y de generar aportes teóricos e innovaciones para la solución de problemas específicos o para la transformación de procesos educativos desde la práctica. Federman, Quintero y Munévar (2001:16) plantean que el educador es un investigador por excelencia, y por lo tanto debe manejar competencias investigativas que les permita: 1. Comprender el significado, la importancia y las implicaciones de la investigación educativa en la práctica pedagógica. 2. Observar, preguntar, registrar, interpretar, analizar, describir contextos y escribir textos acerca de situaciones problemáticas propias de los ambientes de aprendizajes 3. Proponer soluciones a los problemas detectados, utilizando adecuadamente los conceptos y métodos de investigación. 4. Argumentar sobre las relaciones que se establecen dentro 124

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de la cultura escolar y las alternativas dadas a los problemas investigados. 5. Perfeccionar las prácticas de la escritura que contribuyan a sistematizar los datos y la información para presentarlos a través de los informes de investigación De tal forma que si la universidad como espacio intercultural asume su responsabilidad social deberá diseñar planes de formación basados en competencias, establecer en sus políticas y acciones, las metas que aspira alcanzar en materia de investigación, y evaluar el potencial de su personal académico, a fin de gestionar competencias investigativas a partir de las propias experiencias de individuos y grupos que unidos y comprometidos por áreas de interés a través de proyectos y líneas de investigación pueda ir creando una cultura investigativa con impacto social por la calidad del desempeño investigativo de sus protagonistas.  De allí la relevancia de conocer los modelos o métodos para desarrollar competencias que pueden ser implementados, considerando que es necesario que cada organización debe analizarlos con base a sus expectativas y metas. Entre algunos autores que refieren modelos, métodos y técnicas se encuentran: 1. Goleman y Boyatzis (1999) citado por Rodríguez Quesada (2004) plantean un modelo de competencias  conformado por tres grandes grupos de capacidades, a saber: (a) Capacidades de conocimiento y dominio personal: motivación de logro, conocimiento de uno mismo, iniciativa, optimismo: autorregulación, autoconfianza, flexibilidad; (b) Competencias de gestión de relación; empatía, liderazgo inspirador, conocimiento organizacional, gestión de conflicto, trabajo en equipo y colaboración, desarrollo de otros, sensibilidad intercultural y comunicación oral; y (c) Competencias cognitivas y razonamiento: pensamiento analítico, pensamiento sistémico, reconocimiento de modelos, experticia técnica o profesional, análisis cuantitativo, comunicación escrita.

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2. El modelo de desarrollo de competencias de Silicio Aguilar (ob. cit:190) plantea la formación de la autoimagen, donde la persona con su propia estructura y experiencia, se forma su autoimagen que le lleva a concretizar sus competencias, las cuales una vez demostradas le reportan datos a través de su propia percepción y de la retroalimentación recibida, lo cual evidencia el éxito o no de la situación. Adicionalmente, describe la Programación Neurolingüística (PNL) como un metamodelo, es decir que tiene aplicabilidad en cualquier instancia de la vida, pues aclara cómo los individuos estructuran sus experiencias individuales; así, su propósito es el crecimiento del individuo, mediante un cambio, que asociado a su proceso de aprendizaje, permita optimizar sus posibilidades y talentos. 3. Para Levy-Leboyer (ob. cit:136) el desarrollo de competencias debe formar parte de la gestión de recursos humanos, es decir, que la formación no precede al trabajo, sino que lo acompaña, donde no existe un manual de acción, sino que la experiencia es la pieza clave, de tal forma que se considera una condición sine qua non de la adquisición de las competencias, en la que la reflexión sobre ese proceso de aprendizaje es vital para concretar la competencia individual, lo que definitivamente contribuiría a fortalecer la cultura organizacional a través del desempeño profesional de sus miembros. Ejemplos de este esquema son la conformación de grupos autónomos y los círculos de calidad. 4. Mientras que Alles (ob. cit.: 141), plantea tres categorías: (a) métodos dentro del trabajo los cuales se desarrollan en la cotidianidad como el coaching, rotación de puestos y la asignación a nuevos proyectos; (b) métodos fuera del trabajo que incluye actividades planificadas por la organización para ser ejecutadas dentro o fuera de ésta, entre las que se destacan: estudios de casos, juegos gerenciales, seminarios, role playing y codesarrollo; y (c) técnicas dirigidas para el autodesarrollo que involucra deportes, hobbies, actividades extracurriculares, 126

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lecturas, análisis de películas y referentes, considerada por esta autora la mejor propuesta para desarrollar el talento humano en las organizaciones. De lo anteriormente planteado, se evidencia un esfuerzo importante por parte de reconocidos autores por mostrar las vías para detectar, analizar y desarrollar competencias en cualquier contexto u organización, en el que se destaca una dimensión individual y una dimensión organizacional, por cuanto refieren en su conjunto, conocimientos, actitudes, aptitudes, habilidades y valores que pueden ser utilizados por cada individuo para maximizar su desempeño profesional, lo que favorece a la organización en la cual se han de generar las condiciones y el clima necesario para estimular el potencial creador de sus miembros desde su experiencia profesional. Significa entonces, que una propuesta de competencias investigativas para docentes universitarios, deberá revisar los aportes teóricos que en esta materia se han realizado, pero además deberá convocar a la participación de los interesados, a fin de establecer los métodos y técnicas más idóneos en correspondencia con las políticas de la función de investigación de la universidad. No obstante, debemos advertir que no se trata de recetas preestablecidas, sino de diversas visiones que muestran caminos a seguir, lo que puede inferirse es que asumir la gestión de competencias en la función de investigación representaría un reto para quienes tienen la responsabilidad de orientar la dirección de las directrices del área de investigación, y adicionalmente representa un desafío para quienes conscientes de la función social de la universidad, tenemos la responsabilidad de encaminar las acciones de una agenda investigativa que demanda un incremento del impacto social de nuestras investigaciones, así como de la productividad investigativa en términos de calidad y pertinencia social. De manera que para las universidades se trataría de un cambio en el manejo de la formación y desarrollo profesional de sus investigadores actuales y potenciales, porque cualquiera que sea el modelo asumido deberá ser validado por la propia organización y sus miembros atendiendo Revista de Educación, Año 15, Número 30, 2009

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a su realidad, lo que redundará en una mayor comprensión de los procesos de transformación social, fomentando la formación de una ciudadanía más activa en nuestros estudiantes y en la comunidad en general, pues se sustentará en una cultura investigativa centrada en: el aprendizaje, la participación, el diálogo, el trabajo en equipo, la ética, la creatividad, la innovación, el compromiso organizacional, la autoimagen, la identidad profesional y la responsabilidad. Un escenario para construir competencias: la universidad Braslavsky (1999:1-39), afirma que los profesionales de la docencia que deseen mantenerse en roles afines al conocimiento, deberán incluir las siguientes categorías de competencias: 1. Las competencias pedagógico – didácticas: son aquellas que facilitan o dinamizan los procesos educativos para que sean cada vez más autónomos; deben saber conocer, seleccionar, utilizar, evaluar, perfeccionar y recrear o crear estrategias de intervención didáctica efectivas que favorezcan el aprendizaje del estudiante y de sí mismo. 2. Las competencias institucionales: están asociadas con la capacidad

de articular la macropolítica del sistema educativo con la micropolítica de lo que se requiere programar, planificar y evaluar en las instituciones en las que se desempeñen y con lo que deben emprender en cada uno de sus espacios: las aulas, los patios, los talleres y las actividades que se desarrollen en espacios externos a las escuelas.

3. Las competencias productivas: tienen que ver con la capacidad de estar abiertos a los cambios para orientar y estimular los aprendizajes de los estudiantes, y para eso se necesita comprender el mundo que le rodea, y asumir una posición activa como ciudadano, al ampliar su horizonte cultural. 4. Las competencias interactivas: son aquellas que permiten aprender con el otro, conociendo y comprendiendo la cultura de sus estudiantes, sus comunidades, y el funcionamiento de su sociedad, a fin de promover la tolerancia, la paz y la 128

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cooperación. 5. Las competencias especificadoras: se refieren a la capacidad de aplicar un conjunto de conocimientos fundamentales a la comprensión de un tipo de sujetos, de instituciones o de un conjunto de fenómenos y procesos, con un mayor domino de contenidos de las disciplinas y de sus metodologías. Para Braslavsky (ibídem), los docentes para una mayor profesionalización de su función además, deben saber: (a) planificar y liderizar otros actores; (b) adquirir o construir contenidos y conocimientos a través del estudio o la experiencia; (c) identificar los obstáculos o problemas que se presentan en la ejecución de proyectos u otras actividades del aula; (d) seleccionar diferentes estrategias para el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje, para la optimización del tiempo, de los recursos y de las informaciones disponibles; y (e) promover cambios en los procesos de aprendizaje. Desde esta concepción, la labor del profesional de la educación superior es un proceso transdisciplinario, en el cual el trabajo en equipo, la responsabilidad compartida y la integración de saberes son indispensables para enfrentar nuevas realidades, de manera que la investigación se convierte en una herramienta indispensable para fortalecer e impulsar este perfil. A partir de lo planteado, para que los docentes alcancen las competencias investigativas y perfil deseado en el ámbito universitario, es necesario implementar dispositivos de formación y actualización que los comprometa a aumentar sus capacidades de observación, agudizar prácticas reflexivas, fortalecer el sentido de su propia identidad profesional, desarrollar inteligencias múltiples, atender a los valores y de contribuir a la producción de conocimientos en sus respectivas áreas disciplinares; para que puedan responder al reto actual y que nuestro desarrollo profesional se asuma como una de las prioridades en los próximos años. Según Beillerot (1998:120) se puede decir que la formación “debe implicar una iniciación a la investigación”, porque ésta permite un modo de apropiación activo de los conocimientos y creencias sociales y humanas. Revista de Educación, Año 15, Número 30, 2009

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En particular, la investigación se aprende investigando, es decir, que aprender a investigar invita a sumergirnos en el campo de la cotidianidad, en nuestras propias percepciones y nos lleva a actuar en consonancia con ello, vale decir, que en el quehacer universitario se expresaran distintas voces en la ruta hacia la interpretación, la argumentación, la explicación, la observación y la sistematización de experiencias investigativas, produciéndose “saberes útiles y necesarios” para la labor docente. En opinión de Ramírez y Bravo (1998:30) la magia que envuelve a una profesión “no está ubicada sólo en los mecanismos legales de protección del ejercicio de la profesión, sino en el saber, no reducido éste al saber-hacer, porque su dimensión está en el saber-pensar-hacer”, que no se limita al saber técnico-reproductivo de pasos preestablecidos para resolver situaciones prefijadas. Este abordaje del conocimiento, para Ramírez y Bravo (ob.cit: 31) se obtiene por dos vías: (a) la formación académica formal universitaria; (b) y la autoformación profesional, mediante una doble vertiente: la primera “bebiendo de las fuentes que se genera en el mismo círculo de la profesión, es decir, los aportes teóricos y experiencias producidas por otros, mediante revistas especializadas, asistencia a congresos, seminarios, entre otros”; y la segunda desde el “producto de la reflexión sobre la propia práctica profesional, asumiendo cada situación profesional como aprendizaje”, propiciando así el camino hacia la investigación”. Desde esta perspectiva, la investigación se asocia al desarrollo profesional porque constituye la base que permite un crecimiento profesional, al contar según los autores mencionados, con juicio para tomar decisiones sobre las actividades investigativas que se realizan, en cuanto a tener la oportunidad de autorregularse, a través de sus políticas y procedimientos; pero también para coadyuvar a la consolidación de su identidad investigativa, lo cual amplía la posibilidad de aportar soluciones orientadas al cambio o a la innovación. En tal sentido, Padrón (ob. cit.: 6) afirma que nuestras universidades no han logrado fusionar la docencia con la investigación, una vez hundidas en esa disyunción, tampoco pueden ocultar su preferencia por la 130

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primera de esas dos funciones. Entonces, la universidad es responsable de generar procesos de cambios, direccionando sus planes de formación y de desarrollo profesional hacia unas metas académicas que estratégicamente posesione la investigación como función esencial, y a sus docentes como los principales investigadores activos con la convicción de generar las transformaciones sociales que demanda la situación actual y que aspira la comunidad universitaria. Una propuesta para promover competencias investigativas: una experiencia Esta propuesta se sustenta en la necesidad de aportar ideas que permitan construir una cultura investigativa en el sector universitario, donde se promuevan en forma intencionada valores, pautas sociales y significados en un ambiente de aprendizaje compartido, que fortalezca el desempeño investigativo de los docentes y genere un proceso de intercambio continuo entre investigadores y colectivos de investigación en un contexto universitario cambiante, complejo y matizado de encuentros y desencuentros. Fundamentados en la premisa “se aprende a investigar, investigando con otros”, el propósito es lograr un proceso flexible de formación en el área de investigación con la participación activa de los docentes, quienes con su perfil académico, emprenderán la ruta hacia la promoción de experiencias colaborativas a partir de su autoconocimiento, sus experiencias investigativas diarias, y sus reflexiones críticas con miras a: comprender la realidad educativa vivida, garantizar el sentido de pertinencia social de la investigación, y expandir los alcances de la investigación educativa, desde la universidad hacia las comunidades, y desde las comunidades hacia la sociedad con el pleno respeto y reconocimiento de nuestras diferencias individuales. Así, para esta propuesta se establecen tres categorías de competencias que desde nuestra experiencia, pudieran contribuir con la formación del docente universitario: 1. Competencias organizativas: se refiere al conjunto de Revista de Educación, Año 15, Número 30, 2009

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actividades planificadas por la universidad, para brindar la visión sistémica de la función de investigación en cuanto a su organización, estructura, funciones, políticas y acciones fundamentales, y adicionalmente para ofrecer las herramientas necesarias para iniciar, inscribir y financiar un proyecto de investigación, individual o colectivo siguiendo los protocolos formales establecidos, mediante un proceso de acompañamiento continuo que oriente la actividad de investigación y facilite la comprensión del significado de la investigación universitaria en la praxis universitaria, más allá de los ascensos y de los estudios de postgrado. De igual forma involucra acciones de codesarrollo, es decir, aquellas que requieren del apoyo de un tutor para reflexionar, discutir y fijar posiciones en forma crítica y argumentativa acerca de la realidad educativa existente. 2. Competencias comunicacionales: incluye el conjunto de acciones sincrónicas y asincrónicas que con apoyo de la tecnología de la información y la comunicación, emprende el investigador para intercambiar experiencias, compartir conocimientos y generar alternativas conjuntas de solución hacia problemas específicos de su entorno educativo. Contiene actividades de sistematización de experiencias, difusión y promoción de ideas, propuestas y proyectos, así como de los resultados y hallazgos encontrados en el recorrido investigativo que ha iniciado, incluyendo técnicas de autodesarrollo, que si bien pueden ser sugeridas por las unidades de investigación o por la propia universidad, refieren actividades extra-académicas que se realizan por iniciativa propia, como el trabajo comunitario, las lecturas y las películas, entre otras. 3. Competencias colaborativas: se vinculan a todas aquellas actividades que requieren de la validación, colaboración, integración y coordinación de pares investigativos, o bien se nutre de la participación de otros investigadores para generar un 132

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producto, evento o servicio de calidad donde el acompañamiento es mutuo o compartido, posibilitando el uso, la asesoría o la evaluación de métodos y técnicas de investigación en situaciones cotidianas, que desde la ubicación de nuestro paradigma epistémico podamos asumir una actitud reflexiva y crítica frente a los productos investigativos propios, compartidos y ajenos. Por consiguiente, se trata de acciones colectivas y colaborativas para enriquecer la formación investigativa de individuos, grupos y de los propios semilleros de investigación, como es el caso de los estudiantes. A continuación se presenta en el cuadro 1, la especificación de las competencias investigativas mencionadas, y los indicadores de logro de cada una: Cuadro Nº 1: Propuesta de Competencias Investigativas para el Docente Universitario.

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A modo de cierre: algunas conclusiones y recomendaciones

El espíritu emprendedor exige la construcción de competencias como una nueva cultura académica. Yolanda Argundín

Se puede concluir que el desarrollo profesional de los docentes universitarios, mediante competencias representa una alternativa para el subsistema de educación superior, por lo cual es considerado en este estudio como tema para el debate, la reflexión, y especialmente, para la acción de quienes forman parte de los actuales escenarios universitarios, y tienen la oportunidad de contribuir a consolidar una cultura académica e investigativa de calidad. Para este estudio, las competencias investigativas propuestas para el docente universitario, se fundamentaron en la premisa “se aprende a investigar, investigando”, y fueron presentadas, a través de un conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas investigativas que aunadas a comportamientos sociales, afectivos y colaborativos, indispensables en el ámbito de la investigación, promuevan la formación continua, el trabajo en equipo y el óptimo desempeño de sus investigadores con miras a incrementar la productividad de cada área del conocimiento y de la función de investigación, para satisfacer las demandas sociales, científicas, 134

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ecológicas y humanísticas del entorno local, regional y nacional de cada universidad. Cabe destacar que es importante para los docentes universitarios, comprender que asumir un proceso de gestión de competencias en cualquier ámbito universitario, supone por parte de la universidad, una redefinición de las políticas de desarrollo profesional existente, y para ello, cada institución universitaria deberá iniciar un proceso diagnóstico, que permita establecer el potencial de cada miembro de la organización, así como las metas institucionales en materia de investigación, y de esta forma diseñar programas de acompañamiento con la participación activa de investigadores noveles, consolidados y expertos. Igualmente, toda institución requiere y demanda de un profesional motivado, comprometido y con disposición de desaprender algunos de sus esquemas mentales para dar paso a un nuevo aprendizaje, que implica cambio y posibilita el aprovechamiento de oportunidades y retos en el campo de la investigación con incidencia en su praxis pedagógica diaria. En este orden de ideas, plantear una propuesta de competencias para la formación de un investigador en el sector universitario, es un reto que involucra las siguientes consideraciones: 1. Implementar estrategias y acciones que viabilicen la apropiación de esas competencias, partiendo del potencial como investigador de docente universitario, pero que además evidencien un hilo conductor entre las políticas institucionales y nacionales en materia de investigación científica. 2. Fomentar experiencias investigativas diversas, a través de las cuales logremos posesionarnos de una postura epistemológica, así como de una visión potencial de cada uno de los métodos de investigación, donde no hay expertos, sino investigadores, lo cual favorecerá el trabajo interdisciplinario y transdisciplinario en la acción investigativa. 3. Comprender que investigar es una forma y un estilo de vida profesional, de manera que depende de nuestra formación, nuestras iniciativas, nuestra curiosidad, nuestro nivel de Revista de Educación, Año 15, Número 30, 2009

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compromiso y nuestros desafíos, por lo tanto, participar de cualquier programa de competencias investigativas que se aspire gestionar en la universidad, requerirá de nuestra voluntad y de nuestro aporte al ubicarnos frente a nuestra responsabilidad social con la investigación. Por lo anteriormente planteado, se puede afirmar que en el marco estructural de las universidades, las unidades de investigación representan los espacios organizacionales de aprendizaje, intercambio, diálogo, de encuentros y desencuentros, de experiencias y situaciones para construir competencias investigativas, en forma individual o colectiva, que permitan de manera intencionada, garantizar la adquisición de competencias organizativas, comunicacionales y colaborativas, con miras a una actualización y una renovación permanente que responda a la dinámica institucional, a las exigencias socioeducativas y las perspectivas profesionales del propio investigador. Referencias Argudín, Y. (2008). Educación basada en competencias. Nociones y Antecedentes. México: Trillas. Alles, M. (2006). Desarrollo del Talento humano. Basado en competencias. Argentina: Granica. Braslavsky, C. (1999). Bases, orientaciones y criterios para el diseño de Programas de postgrado de formación de profesores. Revista Iberoamericana de Educación. [Revista en línea], 19. EneroAbril. Disponible: http://www. .rieoei.org/oeivirt/rie19.htm [Consulta: 2008, mayo 1]. Beillerot, J. (1998). La Formación de Formadores. Serie Los Documentos 1. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. Cázares A. , L. y Cuevas de la G., J.F. (2007). Planeación y Evaluación basadas en competencias. México: Trillas. Fedemar, G., Quintero, J. y Múnevar, R. (2001). Cómo desarrollar competencias investigativas en educación. Bogotá: Aula Abierta Magisterio. 136

Revista de Educación, Año 15, Número 30, 2009

Una propuesta de competencias investigativas para los docentes universitarios

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