Una nueva manera de hacer sonar la orquesta

1 dic. 2011 - del folklore nacional le permitía al compositor dar ... la historia de la música. Tal vez por eso ... la música argentina en el Fes- tival Orquestas ...
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ESPECTACULOS

Jueves 1º de diciembre de 2011

OPINION CLASICA

I

MUSICA s EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

POLA

SUAREZ URTUBEY

Edipo de Enescu, en el Teatro Colón 2012

D

esde que Andrea Gabrielli (Venecia, s. XVI), puso música a varios coros de la famosísima traducción de Orsatto Giustiniano del Edipo rey de Sófocles, puede decirse que el mito de este matador de su padre y marido de su madre, uno de los temas más profundos de la literatura griega, abre las puertas de ingreso a la ópera. Es cierto que el Edipo tiranno con que se inauguró en 1585 el teatro Olímpico de Vicenza no era aún una ópera. Sin embargo, con apenas cuatro coros de textura homófona (según el nuevo estilo), Edipo ingresaba con todos los honores –Gabrielli mediante– en el ya muy próximo firmamento del teatro cantado. Por supuesto, es natural que los mitos y la literatura de los griegos hayan alimentado al teatro lírico, ya que desde la segunda mitad del XVI los teóricos italianos del Renacimiento tuvieron la convicción de que en sus tragedias los griegos utilizaban un tipo de canto que se encontraba entre el habla y la melodía, lo cual dio lugar al desarrollo de una técnica armónica en la que consonancias y disonancias quedaban justificadas por las necesidades expresivas del texto. Desde luego, aquel Edipo tiranno abría las puertas a innumerables creaciones futuras. Sea la del inglés Henry Purcell, que escribió su música incidental en 1692, o la de Félix Mendelssohn para el Oedipus at Colonne (1845) o, ya en el siglo XX, los intermezzi de Pizzetti (1903), el Edipo Re de Leoncavallo (1920), el de Orff (1959), que se basa en la tragedia de Hölderlin según Sófocles, o el Edipo en San Telmo del argentino Augusto Rattenbach . Obras éstas en las que se reinterpretan los personajes trágicos a la luz de nuevos caminos de exploración del subconsciente y los instintos sexuales.

Sonora Marta La Reina y un festejo con sabor colombiano

Una nueva manera de hacer sonar la orquesta Un ciclo para conocer las agrupaciones que incitan al baile Una generación joven renueva las formaciones orquestales de la música argentina en el Festival Orquestas Populares, que comienza hoy y seguirá hasta el lunes en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, Agüero 2502, con entrada libre y gratuita. Allí, el baile de salón será reinventando por formaciones como Orquesta Criolla Pura Muña, Rascasuelos, Pablo Grinjot & La Ludwig Van, Sonora Marta la Reina, Nora Sarmoria y la Orquesta Sudamericana, y Orquesta de Menta. N Orquesta Criolla Pura Muña (hoy, a las 20): con base en la música de raíz folklórica, este proyecto artístico e independiente de músicos y bailarines se formó en 2006, con un repertorio de composiciones propias y piezas de diversos autores locales. Rascasuelos (mañana a las 20): con ex integrantes de la Fernández Fierro y Astillero se conforma esta agrupación tanguera de sonoridad cruda y tangos propios, apoyados en la tradición sonora de las orquestas de los 50. Con su

disco debut bajo el brazo, la banda tanguera con cantor incorpora los distintos lenguajes de los géneros rioplatenses. N Sonora Marta la Reina (pasado mañana, a las 20): evocando el sonido de las antiguas orquestas de cumbia, vallenatos y merengues, Sonora Marta la Reina se destaca por sus arreglos para una poderosa sesión de ocho vientos que invita al baile, sumado al contagioso tándem que conforman la percusión típica colombiana –con tambora, güiro y alegre–, el acordeón, el contrabajo y las voces. N Orquesta de Menta (domingo, a las19): liderada por Guillermo Klein, presenta una serie de obras de evolución gradual, texturas que se mueven en bloques y se superponen. Klein dirige también el grupo Los Guachos (formado por argentinos y norteamericanos), que actúa regularmente en el Village Vanguard de Nueva York. N Pablo Grinjot y La Ludwig Van (domingo a las 20.30): el cantautor rioplatense lidera una de las orquestas de salón que

definieron una nueva estética. Con un sonido profundo, eligen ejecutar piezas de música popular con la decisión de no utilizar ningún tipo de amplificación artificial. Grinjot, pianista y violinista, suma cuerdas, piano, clarinete y percusión. Nora Sarmoria y la Orquesta Sudamericana (el lunes, a las 20). Este es uno de los proyectos más ambiciosos de la pianista y compositora Nora Sarmoria. La agrupación formada en 2007 por 25 músicos presenta en esta ocasión su segundo CD, Unión alta, que centra su mirada en compositores argentinos contemporáneos, como Quique Sinesi, Marcela Passadore, Lilián Saba y Marcos Cabezaz, entre otros. La Orquesta Sudamericana continúa su investigación musical y el desafío de plasmar en una sonoridad e instrumentación sinfónica los distintos estilos y ritmos de nuestro continente (la milonga y el candombe rioplatenses, el landó y el festejo de Perú, el baión brasileño, la cueca chilena, la chacarera y el tango).

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ACORDES

 De una gran originalidad es el Oedipus rex (1927) de Stravinsky-Cocteau, quienes, recurriendo a la presencia de un narrador, realizan una intrusión del tiempo contemporáneo dentro de la época en la que transcurre la tragedia, como una manera de afirmar una posición de irrealidad. Años después, en 1936, la Opera de París ofrecía el Edipo del rumano Georges Enescu, con puesta de Patrice Chéreau, motivado por la patética sed de verdad del protagonista y su fe en la dignidad humana. La recurrencia a los elementos estilizados del folklore nacional le permitía al compositor dar vida a un Edipo rumano, sin quitarle su condición de universal y eterno. Pues bien, con la concepción de La Fura dels Baus, el Colón anuncia para mayo-junio del año próximo, este Edipo de Enescu, en una coproducción con los teatros La Monnaie, de Bruselas; el Liceu, de Barcelona, y la Opera Nacional de París. Una gran noticia. Y muy esperada, por cierto.

WAGNER

Cartas de amor BERLIN (EFE).– Los herederos de una coleccionista de Nueva York cedieron al Archivo Nacional de la Fundación Richard Wagner una serie de documentos, entre ellos la carta dirigida por el compositor a su musa Mathilde Wesendonck, según anunció el Museo Richard Wagner de Bayreuth. Los 48 manuscritos forman parte del legado de Mary Burrell, admiradora del compositor germano y visitante del Festival de Opera de Bayreuth desde su primera edición en 1876. La colección incluye principalmente manuscritos procedentes del legado de la primera esposa de Wagner, Minna, entre los que se encuentra la famosa misiva del compositor a Wesendonck de 7 de abril de 1858. Fue esta carta, interceptada por la esposa del compositor, la que sacó a la luz la relación entre Wagner y Wesendonck, de la que musicalizó cinco poemas, las Wesendock Lieder, y de quien se dice le sirvió de inspiración para Tristán e Isolda. REAL DE MADRID

Lady Macbeth o Elisabeth Taylor Pasado mañana sube a escena en el Real de Madrid Lady Macbeth de Mtsensk, de Shostakovich, en una producción que se estrenó en la Opera de Amsterdam en 2006 y fue representada con gran éxito en la de París en 2009. “Se trata de un elogio a la libertad individual a través del personaje de Katerina,

Boris Godunov, de Mussorgsky, en el Bolshoi de Moscú AFP

una mujer sometida por los hombres”, expresó el director artístico del coliseo madrileño, Gerard Mortier. Por lo que se refiere a las voces, Mortier aseguró que esta obra exige poderosos intérpretes, y confesó que cuando ve a la soprano holandesa Eva-Maria Westbroek dando vida a Katerina le viene a la cabeza el recuerdo de Elisabeth Taylor en alguna de las obras de Tennessee Williams.

MOSCU

El Bolshoi no para Este fin de semana el hiperquinético Teatro Bolshoi de Moscú (no para de presentar producciones desde su reciente reapertura) recibe a la legendaria ópera Boris Godunov, de Modest Mussorgsky, que se presentó en el mismo escenario en 1948, oportunidad en que se entrenó una nueva versión.

ALLEGRO POR PABLO KOHAN MUCHA HUMILDAD

El quinteto de cuerdas que Haydn nunca escribió Haydn fue el compositor más trascendente de todos aquellos que, después de c. 1750, sentaron las bases del clasicismo, un nuevo período dentro de la historia de la música. Tal vez por eso ciertos cronistas, generosos, le atribuyen haber sido el creador de la sinfonía, del cuarteto, del trío y, en realidad, de todos los géneros de la música instrumental del clasicismo sin tomar en cuenta que, en realidad, las creaciones culturales son siempre colectivas.

Pero lo que nadie le puede adjudicar es haber sido el creador del quinteto, ya que dentro de su inconmensurable corpus de la música de cámara no hay ni siquiera uno. Cuenta Giacomo Ferrari, uno de los primeros biógrafos de Haydn, que, en cierta oportunidad, el príncipe Joseph Franz Maximilian Lobkowicz le preguntó por qué nunca había escrito un quinteto. La respuesta fue que nunca lo había hecho porque no deseaba que ninguna obra su-

ya tuviera que sufrir una comparación perdidosa frente a cualquiera de los quintetos de Mozart, a los que, sin escatimar elogios, consideraba perfectos. Se sonrió el príncipe y le dijo: “Escriba uno para mí y yo le pagaré más que generosamente”. Después de un corto tiempo, Haydn le hizo llegar al príncipe Lobkowitz la obra solicitada. Cuando Lobkowitz vio el manuscrito, se dio cuenta de que Haydn le había enviado un cuarteto con un quinto pentagrama

agregado absolutamente vacío. El noble bohemio le escribió: “Mi querido Haydn, se ha olvidado de consignar la quinta parte”. Haydn le contestó: “No, príncipe, he dejado el pentagrama en blanco para que su alteza lo complete por sí mismo, ya que yo no he podido componer nada apropiado”. El cuarteto, el Nº 66 de la larga lista, estaba completísimo en sí mismo, no requería ninguna nota agregada y así es hasta hoy interpretado.

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