Una historia de amor, valor y compasión

16 jun. 2009 - como Shakespeare, Samuel Beckett y. Arthur Miller, pasando por películas de Manuel Antín, Leopoldo Torre. Nilsson y Juan José Musid, entre.
2MB Größe 16 Downloads 124 vistas
Espectáculos

Página 2/Sección 4/LA NACION

2

3

Martes 16 de junio de 2009

TEATRO Estreno: Frankie & Johnny en el Claro de Luna, de Terrence McNally

En el microcentro porteño

Una historia de amor, valor y compasión Continuación de la Pág. 1, Col. 1 rigida por Garry Marshall, puede ser definida como una comedia dramática. “Es una comedia, pero no tiene que ver con lo que nosotros hacemos, sino con lo que le genera al espectador lo que estamos transitando. Una pelea desde adentro siempre es fatal para uno, pero vista desde afuera, en general, es muy graciosa”, dice Peña a LA NACION. Luque asiente, avalando la definición de su compañera, y agrega: “Es el encuentro de dos seres solos, con todas las miserias y las maravillas que tiene el ser humano”. Toda la obra se desarrolla en una sola noche, durante la cual Frankie y Johnny, después de su primer encuentro sexual, se enfrentan a sus sentimientos y se plantean la pregunta crucial: “¿Podremos tener un futuro juntos?”. La respuesta es diferente para cada uno de ellos. “Es el encuentro de dos resistencias distintas –dice la actriz–. Mi personaje tiene la resistencia de alguien que sufrió y las cosas de la vida la llevan a no querer enfrentarse de nuevo a la situación de enamorarse.” Para Luque, se trata de dos personajes cuya soledad es producto de no animarse: “Acá el amor aparece como un arma de modificación sobre el futuro y el proyecto de vida”. Peña señala que la obra va en contra de la idea de que uno está predestinado a ser de cierta forma y no puede cambiar. “Frankie y Johnny están en un lugar y creen que ese lugar es para siempre. Sobre todo, le pasa a Frankie. Johnny se está empezando a dar cuenta de que es uno el que elige quedarse en la infelicidad o salir. Frankie prefiere quedarse en su departamento, viendo una película y comiéndose un helado. ¡No vaya a ser que le abra la puerta a este tipo y le cambie algo!”

Pequeña, pero compleja Ambos actores coinciden en que es un gran desafío interpretar una obra tan chica, pero compleja en cuanto a los sentimientos que están en juego. “Esta obra me da la oportunidad de meterme en un universo en el que no suelo meterme –comenta Peña–. Además, es una obra con dos actores, con lo cual sí o sí hay que trabajar la verdad y estar ahí en ese momento. Todo eso sumado a tener a Leonor Manso como directora, que es maravillosa. Es un gran desafío a nivel actoral. Realmente hay que estar a las alturas de las circunstancias todo el tiempo, y es muy difícil.” La intensidad dramática de la obra, explican los intérpretes, impone una concentración total durante toda la función. “Tenemos una directora que trabaja con cada uno de manera diferente porque somos muy distintos en un sentido, pero muy parecidos en otro: somos dos petardos –cuenta Luque–. A veces, parecemos dos pibes de salita rosa: nos reímos todo el tiempo, somos insoportables…, pero se generó un clima de laburo de mucha profundidad y mucha búsqueda, que no nos deja descansar, porque donde te distrajiste todo deja de funcionar.” El papel de Frankie resulta novedoso para la actriz, famosa en roles cómicos y cuyo último trabajo en teatro fue en la exitosa comedia musical Sweet Charity. “A pesar de que Sweet Charity me parece una de las comedias musicales más interesantes por su profundidad, si se te cae un poco la pieza arranca el ballet y las canciones… acá no tenés eso.” Pero el desafío y el cambio resultan atractivos para Peña: “No me defino como comediante. Soy actriz. Cada día me propongo tomar el timón de mi carrera y no dejar que nadie me

JULIAN BONGIOVANNI

La compañía completa

Los grandes dramaturgos viven en un convento Hamlet y El avaro, en San Ramón Nonato

Peña y Luque dan vida a una obra del mismo autor de Master Class, que se dio a conocer por su adaptación cinematográfica, con Michelle Pfeiffer y Al Pacino

FERNANDO MASSOBRIO

lleve al lugar que más conviene, sino al que me hace feliz. Puedo hacer Moni Argento y también puedo venir acá, sin ninguna peluca, y descubrirme en una faceta que me parece alucinante. Me da mucho placer pasar por este proceso porque me estoy redescubriendo”. Luque se muestra muy seguro del desempeño de su compañera en esta nueva faceta. “La gente la conoce a ella haciendo comedia y a mí, tal vez, me conocen haciendo un loco y puede parecer que es lo único que hacemos –señala el actor–. No es así. Acá van a ver un trabajo de Flor muy despojado. Cuanto más pasa el tiempo, más me convenzo de que fue la elección acertada.” Peña también tiene sólo alabanzas para el trabajo de su compañero de elenco: “Cuando Pipo [sobrenombre de Luque] me mira, clava los ojos y me obliga, en el buen sentido, a hacer el trabajo. No pasa con todos los actores esto de mirarte y pensar: «Tengo que actuar bien porque si no este tipo me pasa por arriba». Me propone un nivel muy alto de actuación, y no está preocupado por estar bien y que la crítica diga lo bien que estuvo. El está preocupado de que suceda lo que tiene que suceder. Pocas veces te encontrás con un compañero así”. Las sonrisas cómplices de ambos actores se cruzan. “A mí me pasa lo mismo –confiesa Luque–. En general, la gente esquiva cuando mirás. Este es un encuentro muy vital. Tal vez, seamos amigos después de este laburo.” PARA AGENDAR

Frankie & Johnny en el Claro de Luna, de Terrence McNally, con dirección de Leonor Manso. Picadilly, Corrientes 1524. De miércoles a sábados, a las 21; los domingos, a las 19. Entrada: desde 70 pesos (los miércoles, desde 50 pesos).

De una tira en Telefé a un film con Isabel Sarli

RICARDO PRISTUPLUK

Leonor Manso: “Lo lindo que tiene nuestro trabajo es la diversidad”

La tercera en discordia Cuando fue convocada por el productor Daniel Grinbank para dirigir Frankie & Johnny en el Claro de Luna, la reconocida actriz y directora Leonor Manso se sintió atraída hacia el proyecto, tanto por el texto en sí como por los actores convocados, a quienes considera excelentes intérpretes. La directora define a Frankie & Johnny... como una pequeña gran obra. “Los seres humanos en circunstancias como éstas, sobre todo que tienen que ver con el amor y todo lo que eso implica, somos bastante graciosos –comenta la directora, en una charla telefónica con LA NACION–. Resultamos graciosos como consecuencia, pero mientras nos pasa a nosotros es terrible. Creo que eso es lo que sucede en la obra. Estuvimos haciendo algunos ensayos con amigos y notamos que

muchas situaciones les resultaban divertidas, pero para los personajes no lo son.” Durante su extensa carrera, Manso buscó involucrarse en trabajos que le permitieran explorar distintos aspectos; desde obras de autores, como Shakespeare, Samuel Beckett y Arthur Miller, pasando por películas de Manuel Antín, Leopoldo Torre Nilsson y Juan José Musid, entre otros, varias incursiones en televisión y hasta propuestas alternativas como las obras de la autora inglesa Sarah Kane. “Lo lindo que tiene nuestro trabajo como actores y directores es la diversidad –dice Manso–. A mí eso me resulta muy atractivo. Si es que se puede tener algún conocimiento en esta vida, la posibilidad de meterte en distintos temas, circunstancias y estilos son como aprendizajes distintos.”

Además de protagonizar Frankie & Johnny..., Peña y Luque ya tienen otros proyectos en el horizonte. “Cuando termine Los exitosos Pells, Underground va a hacer otra tira en la que voy a ser la protagonista y que va a ir en el horario central de Telefé –cuenta Peña, sobre el ciclo aún sin título que encabezará junto con Benjamín Vicuña, Celeste Cid y Damián de Santo, ambientado en un shopping–. Además, voy a hacer conducción en un formato traído de los Estados Unidos. Siempre le huyo a la conducción porque no quiero convertirme en conductora. Yo soy tan actriz que sólo puedo hacerlo componiendo a una conductora. Pero es un programa que me divierte hacer y la idea es que salga ya, antes que la tira.” Luque, en cambio, decidió tomarse un tiempo para dedicarse exclusivamente a la obra. “Por primera vez, voy a hacer una sola cosa, porque quiero estar a full con esta obra y tengo una cuestión personal que tengo que atender. En noviembre, voy a filmar una segunda película con Montalbano y Capusotto, y en enero, voy a trabajar con Carlos Sorín. Ya terminé Anita, que se verá en julio y la película con Isabel Sarli, que todavía no sé cuándo se estrenará.”

Al mismo tiempo que miles de personas atraviesan a diario el caos del microcentro porteño, en los silenciosos jardines del Convento Grande de San Ramón Nonato de Buenos Aires (Orden Mercedaria), una compañía de teatro ensaya textos de autores clásicos. El convento, situado en Reconquista 269, funciona desde hace 14 años como sala de ensayo y escenario de la compañía que presenta los viernes El avaro, de Molière, y Hamlet, de William Shakespeare, los sábados, a las 21. “Por las características del lugar y por el tipo de obras que hacemos, se genera un clima especial apenas entrás; es como si te transportaras a otro tiempo”, contó a LA NACION Diego Verni, integrante de la compañía Teatro del Convento. “De día es un despelote de gente que va y viene de las oficinas, y muchas veces nos ha pasado que esas mismas personas de noche van al teatro y dicen que tuvieron la sensación de meterse en otro mundo”, describió el actor. Muchas de las obras que proponen son contemporáneas a la construcción de las bases del convento, que se pusieron en 1601. Verni recordó que, durante los primeros diez años de vida, la compañía ensayó en una de las pocas salas originales que quedaban –que tenía paredes de 1,20 metros de espesor–. “Eso te da una mística distinta; el lugar es casi mágico para la gente y para nosotros mismos”, dijo.

Desafíos Para el grupo –explicó el actor–, dedicarse al repertorio clásico no significó elegir un teatro “convencional”, sino que implicó el estudio de la época, explorar los recursos técnicos que utilizaban los artistas, sus trucos, las formas de actuación o el tipo de escenario que desplegaban. “Cada obra es un desafío diferente”, destacó Verni. Y detalló: “Para Romeo y Julieta tomamos clases de esgrima; para Testamentos, de François Villon, nos preparamos en teatro danza o teatro en las alturas porque requería eso la puesta. Ahora, en Hamlet, tenemos música en vivo muy similar a la de la época”. La compañía ganó los premios María Guerrero y Florencio Sánchez en 2006 y estuvo nominada al Trinidad Guevara como mejor producción teatral privada por Testamentos. El grupo estable que dirige Martín Barreiro está integrado por Mimi Ferraro, Lilia Cruz, Majo Verni, Gabriela Caponetto, Fernando López, Fernando Blanes, Adrián Sett, Bruno Chmelik, Ariel Li Gotti y Diego Verni.

Paula Gingins

Nueva puesta de una clásica comedia Regular

((

El año que viene a la misma hora, de Bernard Slade, en versión de Marcos Carnevale y Lily Ann Martin. Dirección: Marcos Carnevale. Con Adrián Suar y Julieta Díaz. Diseño de escenográfico: Jorge Ferrari. Diseño de vestuario: Pablo Ramírez. Diseño de iluminación: Omar Possemato. Música original: Iván Wyszogrod. Dirección: Marcos Carnevale. Teatro Maipo. Duración: 2 horas.

Es difícil que las personas que ya hayan pasado el medio siglo no tengan alguna referencia de esta comedia romántica que, después de haber sido suceso en el teatro de Broadway a mediados de la década del setenta, fue llevada al cine en 1978 por Robert Mulligan, con Alan Alda y Ellen Burstyn en los principales papeles. El trabajo de ella era estupendo y mereció una nominación al Oscar. Todavía en algún video se puede conseguir la copia de ese film. En Buenos Aires, la obra también tuvo una réplica escénica, con Rodolfo Bebán y Thelma Biral. Los que no tengan información sobre la pieza se enterarán, al ir al Maipo, de que se trata de la historia de dos amantes que durante tres décadas se reúnen todos los años en un mismo lugar y en una idéntica fecha para pasar juntos un fin de semana. Ambos son casados

:SOLEDAD AZNAREZ

Suar y Díaz, en la puesta de Marcos Carnevale

y con hijos, y el encuentro se realiza en secreto, en un hiato que ellos fabrican en su vida cotidiana. En la película se conocían en ocasión de un congreso. En la versión de Carnevale, se descubren en Chapadmalal. El es un contador que viaja anualmente a un hotel para hacerle su balance anual y ella está en el lugar, en un retiro espiritual. Cada encuentro de la pareja está precedido por la proyección, sobre el fondo del escenario, de imágenes de diversos acontecimientos del pasado del país que informan al público sobre la etapa en que está ubicada la peripecia. Es un recurso legítimo,

aunque la elección de algunos acontecimientos o personajes provocan la sensación de que se busca el impacto fácil en la platea, sin hablar ya del detalle de autopromoción que el protagonista masculino de la obra se hace al incluirse con una fotografía de su actuación en Poliladron, hecho del que, en todo caso, se podría dudar de su importancia histórica. Pero, en rigor, el verdadero talón de Aquiles de esta versión es el trabajo de Adrián Suar. Sin desconocer que su figura es una garantía de convocatoria –lo cual no quiere decir que lo sea de calidad–, se nota demasiado

que esta adaptación está hecha para un estilo como el suyo, muy juguetón y efectivo en otra clase de comedias, pero no en una de estas características, que requiere un intérprete de mayor profundidad emocional, de mayores recursos actorales para reflejar los distintos colores interiores de esta criatura. Todas las contradicciones de este personaje se diluyen en gestos superficiales o los consabidos tics que el público espera. Y en esa sucesión sin sorpresas de manierismos se vacía esa entrañable y cálida atmósfera, algo agridulce, y de una ternura casi dolorosa que tenía la historia. El caso de Julieta Díaz es distinto. Construye su interpretación con mucha inteligencia y no sólo capta mejor los desafíos que le propone el texto en cada etapa, sino que va modificando poco a poco el espesor del personaje, a diferencia de Suar, que, salvo en algún rasgo físico, no cambia nunca. Tal vez la actuación de Díaz con otro partenaire podría haberse potenciado mucho más, pero su labor es buena. Es sensual o graciosa cuando necesita serlo, y mucho más comprometida en lo emotivo. De la escenografía no hay más que destacar su corrección, algo convencional. En cambio, el material musical es muy apropiado al clima de la pieza.

Alberto Catena