Una bacteria que fabrica plástico

15 nov. 2010 - polímero con el cual se puede fabricar plástico biodegradable. “Buscábamos en estos ambientes extremos porque pensábamos que allí.
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CIENCIA / SALUD

Lunes 15 de noviembre de 2010

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MICROBIOLOGIA s HALLAZGO EN LA ANTARTIDA

EN BUENOS AIRES

Una bacteria que fabrica plástico Produce un polímero biodegradable que le permite subsistir en temperaturas extremas y sin nutrientes SUSANA GALLARDO PARA LA NACION

MARCELO GOMEZ

Doctor Henry Vaux

El problema del agua, eje de discusión internacional El Foro Rosenberg se reúne en la Argentina NORA BÄR LA NACION Mark Twain decía que “el whisky es para tomar y el agua, para pelearse”. El doctor Henry Vaux, vicepresidente emérito de la Universidad de California y director del Foro Internacional Rosenberg sobre Políticas Hídricas, recuerda esta frase del escritor norteamericano para subrayar los desafíos que nos aguardan en un futuro no demasiado lejano. Vaux recibió a LA NACION en Buenos Aires, donde conducirá la séptima edición del Foro creado en 1976 con una donación del Bank of America y que por primera vez se reúne en un país latinoamericano. El organismo se propone analizar errores, revisar experiencias exitosas y aunar criterios para el manejo correcto del agua. Actualmente, la mayor parte de la que se consume en el mundo (el 80%) se utiliza en la agricultura, y sólo el 9 o 10%, en necesidades domésticas. “En 2020 o 2030 serán varios los países que estarán atenazados por la escasez de agua, especialmente los situados en la franja que va desde Marruecos hasta Oriente Medio, Irak, Irán, Afganistán, India y China –dice Vaux–. Esto es particularmente alarmante en el caso de estos últimos por el enorme tamaño de su población.” Según explica el doctor Vaux, economista especializado en recursos hídricos, las amenazas que tenemos por delante no son sencillas. “Por ejemplo, el agua no es fácil de exportar, porque es pesada y difícil de transportar –dice–. En lugar de eso, los países probablemente comprarán alimentos, que pueden considerarse algo así como agua virtual. En ese sentido, es altamente significativo que tres de los mayores productores de granos del mundo estén en América: Canadá, Estados Unidos y la Argentina.” Aunque la mayoría de los países de la región tienen precipitaciones suficientes, salvo Perú, todavía el acceso al agua segura y a las cloacas es insuficiente, y gran parte de la agricultura depende del bombeo de agua subterránea, un modus operandi insostenible si las napas descienden. Para el experto, reunir los mejores estudios científicos es sólo el primer paso para enfrentar los problemas que se avecinan. “El truco es desarrollar instituciones, leyes, organizaciones, grupos de personas capaces de manejar los recursos hídricos”, afirma. Otro dato preocupante es que todavía se carece de modelos predictivos eficientes de cómo el cambio climático influirá en las distintas cuencas. “Uno de los consejos de los científicos es que deberíamos diseñar instituciones tan flexibles y adaptables como sea posible, de modo que podamos responder al cambio a medida que se presente”, explica el especialista. Un escenario probable ubica a la Argentina como uno de los países con superávit de agua. “Los EE.UU., la Argentina y Brasil podrían ser capaces de alimentar a muchos millones de seres humanos –agrega–. Mi visión es que en estas naciones la agricultura crecerá y será un sector incluso más importante y rentable que hoy.” Y concluye: “Aunque no podemos exportar agua, sí podemos intercambiar ideas sobre cómo manejarla. Es lo que esperamos lograr con esta nueva reunión”. El programa del encuentro que comienza hoy y los documentos de foros anteriores pueden obtenerse en el sitio electrónico http://rosenberg.ucanr.org/.

Fue hallada en la Antártida, en una laguna que se mantiene congelada la mayor parte del año. Fue bautizada como Pseudomonas extremaustralis y, si bien su crecimiento óptimo se produce a los 28°C, se las arregla muy bien por debajo de cero grado. Es una bacteria imbatible: resiste el frío y la radiación ultravioleta, así como la escasez de nutrientes, y para enfrentar esas duras condiciones ambientales produce una sustancia de reserva que resulta de sumo interés: el polihidroxibutirato (PHB), un polímero con el cual se puede fabricar plástico biodegradable. “Buscábamos en estos ambientes extremos porque pensábamos que allí habría organismos que produjeran polímeros con propiedades interesantes”, señala la doctora Nancy López, investigadora del Departamento de Química Biológica de la FCEyN, que publicó el hallazgo en Current Microbiology. Cabe aclarar que esta bacteria no es patógena para el hombre, a diferencia de su pariente, la Pseudomonas aeruginosa, un bacilo oportunista que infecta, sobre todo, el tracto pulmonar en seres humanos y causa neumonías.

López relata: “Para nuestra sorpresa, encontramos que la P. extremaustralis producía una alta cantidad del polímero, más del 80% del peso seco, que es muy alta en una especie de pseudomonas que normalmente produce 40%, y además un tipo de polímero que no es habitual en este microorganismo”. El producto en cuestión es una sustancia de reserva que las bacterias fabrican y la utilizan cuando la necesitan, porque las ayuda a sobrellevar el estrés ambiental. Un objetivo de los investigadores era identificar los genes responsables de la producción del polímero. Finalmente, pudieron determinar que la bacteria posee un mosaico de genes de distinto origen y que probablemente los haya adquirido por transferencia de otros microorganismos. “Pensamos que esos genes se mantuvieron en esta cepa porque constituían una ventaja en ese ambiente tan adverso”, comenta. Lo cierto es que esta bacteria parece indestructible. “Cuando la trajimos a Buenos Aires, y todavía no la habíamos identificado con precisión, pensamos que formaría esporas y la calentamos a 80°C para extraer las esporas. La sorpresa fue que aguantó esa alta temperatura”,

CEPRO-EXACTAS

La doctora Nancy López, con la poderosa bacteria antártica dice López, en cuyo equipo se desempeñan los licenciados Nicolás Ayub, Paula Tribelli, Mariela Catone y Carla Di Martino, además de la doctora Laura Raiger Iustman. La poderosa bacteria fue sometida a pruebas de resistencia al frío y al congelamiento. El equipo observó que si mutaban el gen responsable de la producción del polímero, la

bacteria no era capaz de crecer en el frío porque no soportaba el estrés oxidativo: no podía hacerle frente al aumento de moléculas de oxígeno reactivo que se producen por los cambios metabólicos frente a las duras condiciones del entorno. Ante una situación de estrés por el frío, esos cambios en el metabolismo de la célula bacteriana dan lugar

a moléculas reactivas de oxígeno (superóxidos y peróxidos, como el agua oxigenada) que dañan las macromoléculas, como el ADN. La bacteria con el gen mutado no pudo defenderse de esa agresión porque no alcanzaba a fabricar las enzimas para la detoxificación. “Ante el frío extremo, la bacteria degrada sus reservas del polímero y los materiales de esa degradación le sirven para contrarrestar el estrés oxidativo causado por el frío”, afirma López, que publicó este resultado en la revista Extremophiles, dedicada a los estudios sobre microorganismos capaces de sobrevivir en condiciones extremas y que, por eso, se denominan extremófilos. Ahora bien, la propuesta no es que la P. extremaustralis se ponga a fabricar plástico. La idea es tomar los genes responsables de esa producción e insertarlos en otra bacteria, la Escherichia coli, que es más fácil de cultivar. Además, los investigadores quieren utilizar la alta capacidad de supervivencia y resistencia al estrés de la bacteria para otras aplicaciones biotecnológicas, como la biorremediación.

Centro de Divulgación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.