Una asombrosa alegría

ficción está la colección El Bosque Viejo, que hoy comentamos aquí. Entre los au- tores publicados, hay algunos muy cono- cidos y queridos por el lector ...
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LA FAMOSA INVASIÓN DE SICILIA POR LOS OSOS POR DINO BUZZATI GADIR 155 PÁGINAS $ 83,60

LITERATURA INFANTIL

LA VIUDA Y EL LORO POR VIRGINIA WOOLF GADIR 67 PÁGINAS $ 48

Una asombrosa alegría Con exquisitas ilustraciones y una cuidada edición, se recuperan cuentos infantiles del italiano Dino Buzzati y la inglesa Virginia Woolf que, aunque inscriptos en la literatura para niños, resultan apasionantes también para los lectores adultos POR GRACIELA MELGAREJO De la Redacción de La Nacion

U

na de las mejores cosas de ser un lector adulto es que uno puede leer de todo. Y este “de todo” incluye, por supuesto, la llamada “literatura infantil”. Coincidiendo con lo que siempre se dice acerca de que solo hay buena literatura o mala literatura, lo cierto es que desde hace mucho tiempo el ámbito de los libros dedicados a niños y adolescentes crece cada vez más en riqueza de títulos y calidad de contenido y edición. Y este es el caso de los que desde hace unos meses distribuye en la Argentina la editorial española Gadir. Creada en 2004, Gadir (por el nombre fenicio de Cádiz) es un proyecto que busca dar a conocer la obra de grandes escritores franceses, italianos y portugueses, en traducciones muy cuidadas y con ediciones bellísimas, en dos colecciones, una de ficción y otra de ensayo, humanidades y biografías. Dentro de las obras de ficción está la colección El Bosque Viejo, que hoy comentamos aquí. Entre los autores publicados, hay algunos muy conocidos y queridos por el lector argentino. Por ejemplo, Luigi Pirandello y su cuento La tinaja, que da nombre a la colección de relatos que el autor agrupó con ese mismo título, o Marguerite Yourcenar y Cómo se salvó Wang-Fô, una adaptación para niños de una historia extraída de sus Cuentos orientales, que escribió inspirándose en viejos cuentos chinos. Pero hay dos autores cuyos textos son, por muchas razones, particularmente destacables. Uno es Dino Buzzati, el creador de El desierto de los tártaros, quizá una de las novelas del siglo XX que mejor expresa la angustia contemporánea, esa interminable espera ante lo que inevitablemente ha de suceder alguna vez, que podría ser la muerte... o algo peor. De Buzzati (1906-1972), se cumplió justamente el año pasado el centenario del nacimiento y Gadir quiso conmemorarlo con la publicación de su obra completa. Además de sus novelas más conocidas

Una ilustración de Dino Buzzati para su libro La famosa invasión de Sicilia por los osos

–la ya mencionada El desierto..., El amor, El gran retrato–, Buzzati, también periodista, autor de cuentos y obras de teatro, escenógrafo y pintor, escribió algunos de los más bellos cuentos infantiles italianos actuales. De estos, la editorial española ha publicado El secreto del bosque viejo y La famosa invasión de Sicilia por los osos, este último ilustrado por su propio autor. Ese señor delgado, fibroso, hipocondríaco, que “llega al diario en su Topolino modelo antiguo”, que va “despacio porque es miedoso”, que conduce con las manos enguantadas, como si se tratase de atravesar Europa, y que, “cada vez que se apea, se entrega a toda una liturgia de saludos, como si fuese superviviente de un aventurado viaje por tierras lejanas”, como lo describe el gran periodista Indro Montanelli –fue su compañero en Il Corriere della Sera–, ha logrado en La famosa invasión... escribir una fábula sobre la corrupción de la ciudad, la ambición, el

poder y el dinero, pero también sobre el verdadero coraje, la amistad y la generosidad, el desapego por el lujo y el poder, y la dignidad, cualidad que tanto puede poseer un ser humano como un oso. La historia del rey Leoncio –“sucedió en los tiempos de Maricastaña/ cuando las bestias son buenas y el hombre no engaña”– trata sobre cómo este rey generoso, que había perdido a su único hijito, Tonio, debe guiar a sus osos hasta la gran ciudad de Sicilia porque un invierno terrible ha devastado los bosques y las montañas que son su hogar y no tienen ya nada para comer. Una lista de los personajes más importantes antecede al desarrollo del relato: el rey, el profesor De Ambrósiis, el Oso Padrazo, el Señor de Molfetta, el Gato Macaco o los fantasmas diversos, entre otros, todos con su correspondiente ilustración. Los osos han de vivir trece años en medio de los hombres, asistiendo y participando de las

mismas actividades y acciones, unas buenas y otras malas. Como en toda fábula que se respete, hay una moraleja y esta es el consejo final del moribundo rey a sus amados súbditos: “Dejad esta ciudad donde habéis encontrado la riqueza, pero no la paz del espíritu”. El segundo de los autores es Virginia Woolf. Para los que hayan tenido la dicha de leer Flush, esa novela donde un cocker spaniel es a la vez testigo y narrador de cómo nace el amor entre la escritora Elizabeth Barrett y el poeta Robert Browning, sabrán hasta qué punto la autora de Orlando y Las olas es capaz de desplegar un humor inagotable, sutil y aéreo, el mismo que está presente en La viuda y el loro (con ilustraciones de Concha F. Montesinos). Este relato de las andanzas de la anciana señora Gage, coja y corta de vista, y de cómo su amor y su amistad con un loro grande, gris y astuto le permitieron encontrar una gran fortuna y disfrutar de ella el resto de sus días tiene, además, un plus. En el “Epílogo”, el lector se entera de que los sobrinos de Virginia, que escribían diariamente un periódico para su familia, con ilustraciones, reportajes, entrevistas y gran cantidad de artículos, le habían pedido una colaboración especial a su famosa tía. Muchos años más tarde, Quentin Bell escribiría que Virginia era para ellos “una brisa cálida venida del sudoeste que nos llenaba de una especie de alegría asombrosa”. Aquella mujer, que es para el mundo entero una de las más grandes escritoras de todos los tiempos, escribió precisamente este cuento perfecto, donde la prudente señora Gage va venciendo los innumerables obstáculos que le pone el destino por delante sin quejarse nunca y siempre con imaginación y una alegría “asombrosa”. Por la cuidada selección de autores y obras, y por el enorme cuidado puesto en la edición (libros de tapas duras, cosidos y en papel ilustración), solo resta darle la bienvenida a la editorial Gadir y desearle, como a los reyes, una larga y feliz vida. © LA NACION

Sábado 22 de diciembre de 2007 I adn I 17