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Viernes 10 de agosto de 2007
FUTBOL
La B Nacional
Un torneo de largo aliento no apto para hinchas visitantes
lugarescomunes
Con el empate 1-1 entre Instituto y Chacarita, comenzó anoche, en Córdoba, el torneo que más cambios sufrirá esta temporada: será a dos ruedas y a la cancha irán sólo los locales Por Carlos Beer De la Redacción de LA NACION
E
l torneo del fútbol argentino que más cambios tendrá en esta temporada tuvo ayer su apertura. Con la igualdad en Córdoba 1-1 entre Instituto, comenzó anoche la B Nacional. En lo deportivo, la principal novedad es que se terminan los certámenes cortos y será un campeonato largo de 38 fechas, con el ascenso directo para los dos primeros y la posibilidad de jugar la promoción para los que terminen en el tercer y el cuarto lugar. Así se terminan los torneos reducidos, con el objetivo de disminuir la violencia en las canchas. Al respecto, como en las otras categorías del ascenso, no se permitirá el ingreso del público visitante, como sucedió anoche, en Alta Gracia. En la cancha, la primera B Nacional tendrá una alta competitividad. Para ejemplo basta ver los protagonistas del partido inaugural, dos equipos con pasado reciente en la primera división. Alberto Fanesi presenta un caso singular: es el técnico de Quilmes desde el último Clausura de primera división con la intención de armar una buena base para la B Nacional. Así analizó el
certamen el entrenador: “Creo que es positivo que sea un torneo largo. Antes, con los cortos, un equipo arrancaba mal y en la quinta fecha ya estaba sin posibilidades. Ahora hay más tiempo para trabajar y es todo más justo”. Con respecto a las posibilidades y los candidatos, Fanesi explicó: “Será un campeonato muy duro y parejo. Hay equipos del interior que tiene un presupuesto similar a los de algunos equipos de primera. Por ejemplo Aldosivi, que se reforzó muy bien”, en referencia al equipo marplatense que dirigirá Julio César Toresani y que trajo varias figuras como por ejemplo a Silvio Carrario y el arquero Pablo Campodónico. De los 20 equipos participantes, 14
MANO A MANO En un partido intenso, Instituto no lo supo definir y Chacarita se defendió correctamente en el 1-1 de anoche, en Córdoba. Cristian Milla abrió la cuenta a los 23m de la segunda mitad, y un minuto después igualó Neri Lima. En los últimos 15, Chacarita jugó con diez por la expulsión de Walter Alcaraz.
han tenido participación en la categoría superior. Incluso varios de ellos con un pasado muy reciente en la categoría, como los descendidos Quilmes, Nueva Chicago, Godoy Cruz, de Mendoza, y Belgrano, de Córdoba, más Chacarita, Atlético de Rafaela, Tiro Federal, e históricos como Ferro y Platense y los cordobeses Instituto y Talleres. La provincia mediterránea vivirá una situación especial: por primera vez en diez años no tiene un equipo en primera división y muestra tres representantes en la primera B Nacional, todos con problemas en su economía. Habrá otros dos clásicos más entre equipos de la misma ciudad: el de Rafaela entre Atlético y Ben Hur, y el de Mendoza entre Independiente Rivadavia y Godoy Cruz. En el banco de suplentes aparecerán hombres de larga trayectoria en el fútbol argentino. Entre otros se destaca la presencia de, Sergio Batista, en Godoy Cruz; Salvador Capitano, en Talleres; Rodolfo Motta, en Platense; José Luis Brown, en Ferro; o el citado Fanesi, en Quilmes. Comenzó la primera B Nacional. No más torneos de dos ruedas: ahora será uno solo, de largo aliento, y únicamente apto para hinchas locales.
Nueva Chicago y Almirante Brown
Quita de puntos y sin la localía
Omar Gallardo y Pablo Galdames, anoche, en el partido inaugural
// TELAM
Dos de los clubes nuevos de la categoría tendrán grandes desafíos por superar en esta temporada. Los destinos del descendido Nueva Chicago y del ascendido Almirante Brown coinciden: comenzarán el certamen con grandes quitas de puntos y con sus estadios inhabilitados. Por los graves incidentes en el partido ante Tigre por la promoción a primera, cotejo en el que luego murió el hincha del equipo de Victoria Marcelo Cejas Nueva Chicago sufrió una quita de 20 puntos por parte del Tribunal de Disciplina de la AFA, que se aplicarán en este certamen. Además, el Ministerio del Interior le clausuró el estadio por 20 fechas, por lo que no podrá jugar en Mataderos en todo el campeonato. Almirante Brown, por su parte, comenzará con 18 puntos menos por el descuento que le realizó la AFA debido a los incidentes en el cotejo ante Estudiantes de Buenos Aires en el partido final de la primera B. Además, el Comité Provincial de Seguridad Deportiva bonaerense inhabilitó su estadio por tener tablones de madera, situación prohibida para los clubes de la categoría.
Por Daniel Amiano De la Redacción de LA NACION
Peleado con el arco Dentro del oficio de futbolista, los goleadores cumplen una tarea ambivalente. Si las cosas salen bien, son la cara más feliz de un plantel feliz, pero si las cosas no funcionan, pueden cargar con los insultos de la platea, la mirada desaprensiva de sus compañeros y los gestos maliciosos de la defensa contraria. El goleador es ese jugador que incluso sabe sacar provecho de sus torpezas y sus limitaciones. Y eso hace que su cotización se eleve mágicamente en dólares, euros, yenes o la moneda que sea que multiplique la estabilidad del peso. Nacido para hundir el balón en la red del arco contrario, el del goleador es el primer nombre que aprenden los chicos que se inician en la pasión futbolera. Difícilmente el primer ídolo sea un número cuatro que pega patadas y revolea la pelota para cualquier lado. No: el ídolo es ese que con más o menos elegancia “está ahí” para definir. Erico, Moreno, Luque, Rojas, Batistuta, Palermo, Crespo, son algunos nombres que con sólo recordarlos remiten al gol. Pero, claro, esos mismos jugadores a veces tienen malas rachas, como cualquiera tiene malos días en sus tareas cotidianas, pero sólo que ellos tienen que anotar goles dentro de un tiempo limitado: 90 minutos por semana. Y, para colmo, ése es su trabajo. Cuando llega el domingo, no cuentan los 14 goles hechos en los entrenamientos. En ese breve tiempo –aunque a veces parece una eternidad– debe demostrar que por algo lo apodaron el “bombardero de Cañuelas” o el “romperredes de Berisso”. Cuando un goleador no convierte, los insultos de la platea y los reproches de sus compañeros se traducen, en la voz de un comentarista, en una imagen compleja: está peleado con el arco. Lamentablemente, hay cierto descuido en la poética. Si uno fuese comentarista hasta podría afirmar que se “descuida al ser humano” porque, claro, no es una máquina sino un muchacho que juega en una posición que en general es la que más probabilidades tiene de marcar un gol, simplemente, porque es el que está más cerca del área contraria. Algunos se recuperan rápidamente, pero otros no encuentran el camino de regreso. Un caso extremo es el de Cebolla Fineschi. Goleador de raza y tipo sensible, empezó un campeonato como la nueva promesa del fútbol de ascenso (la temporada anterior había marcado 43 goles para su equipo campeón), pero en las primeras nueve fechas no pudo marcar un solo tanto. Sus seguidores contabilizaban 19 remates en los postes y 23 que pasaron muy, muy cerca. En la décima fecha, mientras se cambiaba para salir a la cancha, escuchó a un compañero: “Pobre, está peleado con el arco”. Y se sintió traicionado. Jamás se hubiese peleado con algo que le daba tantas satisfacciones. Entonces supuso que el arco lo traicionó, y así como algunas parejas sienten que se rompe el encanto, Cebolla Fineschi rompió con el arco. Para siempre. Ahora trabaja en un taller mecánico, y los domingos por la tarde patea un rato en la plaza con su hijo.
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