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en relación a que el apóstol Pablo se “enardeció” al ver tanta idolatría en Atenas, mientras esperaba a Silas y Timoteo. Como podemos ver en estos textos, ...
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UA IGLESIA QUE COMPARTE Por Hugo Leonel Tobar González Usado con permiso Introducción lo que el virus h1n1 puede enseñarnos He visto como en los aeropuertos de México soldados estaban distribuyendo mascarillas a toda la gente y se veía como un laboratorio u hospital. Algunos no estaban tan preocupados en ese entonces pero la mayoría estaban portándose con mucha precaución. Al pensar en la pregunta que todos hacían ¿Tienes la influenza porcina? me puse a pensar que ojalá yo tomara las mismas precauciones con el pecado. Así que esa experiencia me ha enseñado mucho sobre nuestras vidas espirituales. Por ejemplo, he observado que todos nos cuidamos ahora en las cosas pequeñas donde antes nadie lo hacía. Todos nos lavamos las manos por un minuto como mínimo, ¡hasta estornudamos de la manera correcta según la información que se ha recibido! Me pregunto si somos así con nuestras vidas espirituales. Debemos cuidar nuestra relación con Dios, debemos siempre empaparnos en la oración y en las Escrituras. Debemos crecer en el amor, el buen hacer y crecer juntos. Debemos armar un sistema de defensa contra el pecado que nos quiere debilitar y matar. Debemos, debemos, debemos. ¿Pero lo hacemos? Lastimosamente algunos de nosotros sólo nos acercamos a él cuando pasamos por algo desafiante. ¡Que no sea así, mis queridos hermanos! Que seamos constantes en nuestro compromiso y nuestra dedicación–no únicamente cuando nos vienen las pruebas, sino en todo momento. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre…” (1 Corintios 15:58). Por lo tanto, así como tomamos precauciones para estos males y emergencias, ¿por qué no hacer lo mismo en nuestra vida como iglesia? La enseñanza bíblica es que todos dependemos de los demás. Por ejemplo, el sabio Salomón nos dice en Eclesiastés 4:9, 12 “mas valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo… uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir” En el Nuevo Testamento, la narrativa de Lucas en Hechos 2:43,46; 4:32 sobre las experiencias de la iglesia resalta que los creyentes estaban: “juntos ”y “unánimes”. Entonces, esto nos recuerda la importancia de la cooperación o de estar aliados con otros y que los creyentes al estar juntos obedecemos y fomentamos la identidad de la iglesia. Les invito a que hoy reflexionemos sobre la segunda característica de una iglesia neo testamentaria: ES UA IGLESIA QUE COMPARTE. Les invito a que abran sus Biblias en He. 10:24,25 leemos: “y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca”. El texto nos orienta en primer lugar a que SUS MIEMBROS PROVOCA EL AMOR Y BUEAS OBRAS. Literalmente la palabra “estimularnos” es un término fuerte que se traduce en textos como Hch 15:39 como: “desacuerdo” que tuvo Pablo y Bernabé en llevar a Juan Marcos en una visita apostólica. Además, en Hch 17:16 se usa la palabra “enardecía” o se “indignó”, aquí es en relación a que el apóstol Pablo se “enardeció” al ver tanta idolatría en Atenas, mientras esperaba a Silas y Timoteo. Como podemos ver en estos textos, el uso de “estimular” es más en sentido negativo (irritación, enojo, actitud provocante). Pero en Hebreos 10:24 es positivo. Es decir debemos provocar o estimular para amar con el amor de sacrificio. Así que, los creyentes, debemos estimularnos al amor y a las buenas obras, el amor es la fuente de las buenas obras, las buenas obras son la evidencia del amor. El escritor Manfred Grellet sobre el compromiso en la misión dice: las buenas obras se pueden dar en cuatro niveles: el nivel de la evangelización, en el que compartimos las buenas nuevas de Jesucristo. También está el nivel sobre la edificación, que dicho en otras palabras es como el apoyo mutuo en la fe de los unos con los otros. El tercer nivel tiene que ver con

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el apoyo emocional. Este tiene que ver con la atención de la necesidad afectiva los unos de los otros. Finalmente, el nivel de dimensión social. Este tiene que ver cuando procuramos servir al prójimo dándole de nosotros mismos o algo de lo nuestro para satisfacer sus necesidades. Aquí el apóstol Juan nos recuerda: “no amemos de palabra sino de hechos y en verdad”. 1ª Jn. 3:18 Pero para que esto funcione, como tal no deberá hacerse por separado, pues como dice el refrán: “Un solo leño no hace arder el fuego”. Por el contrario, se necesita estar juntos. Como dice el salmista: “mirad cuan bueno y delicioso es habitar los hermanos juntos” Salmo 133:1. Por eso en segundo lugar, una iglesia que comparte: SUS MIEMBROS BUSCA COGREGARSE. V. 25. Aquí se nos llama a “congregarnos”. Esto es para ayudarnos a mantenernos unidos y expectantes del día glorioso de nuestro Señor Jesucristo. Este ayudarnos es de tomarnos de la mano para fortalecernos y animarnos en medio de las situaciones adversas de la vida. Eso exactamente es lo que hizo la iglesia primitiva según Hch 2:42-47. Ellos “comían juntos” tanto en lo que llamaban los “ágapes” tiempos de comida en comunión, sino también para recordar la muerte de Cristo. También, “oraban juntos”. Cada creyente es responsable de orar, pero también la oración debe ser una práctica corporativa - así nos apoyamos y edificamos unos a otros. Por eso la Biblia dice: …gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación, constantes en la oración… Rm 12:13 y…”orad unos por otros para que seáis sanados” Stg.5:16. Además, “compartían sus bienes” Compartir para las necesidades de los otros. Practicaban la generosidad para con los más necesitados. Finalmente, “alababan juntos”2:47. Seguro que todas las acciones antes mencionadas eran formas de alabar a Dios, pero también tenían expresiones de alabanza a través del canto. Jesús lo hizo según Marcos 14:26 y Pablo nos exhorta a cantar con gracia… con salmos e himnos - Col 3:16. Indudablemente la experiencia de alabar juntos nos permite que sentimientos y relaciones interpersonales sean más profundos. También, el apóstol Pablo nos recuerda en Gálatas 6:2 que debemos “sobrellevad las cargas los unos de los otros”. Entonces es en ese compartir que cumplimos la ley de Cristo, cuando nos responsabilizamos de los problemas de nuestros hermanos. Es como que si nuestro ministerio fuera como el de “paraclesis”= es decir de uno que viene al lado de para ayudar. Es cuando la carga o gozo del otro la hacemos nuestra.a otros? Y no dejarlo como algunos tienen por costumbre hacerlo. Conviértase en clave y no clavo para e Una paráfrasis final: No diga:. ¿Qué puede hacer la iglesia por mí? - sino ¿Qué puedo hacer yo por mi iglesia?

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