Espectáculos
Página 6/Sección 4/LA NACION
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Sábado 31 de enero de 2009
TEATRO (Platea infantil)
Opinión
Por Laura Ventura
Por Ernesto Schoo
Sobre los tesoros escondidos dentro de cada uno En El mago de Oz, Liliana Benard, la actriz y guionista de varios éxitos, es dirigida por su hijo, Emyliano Santa Cruz Liliana Benard y Emyliano Santa Cruz hablan de un largo camino recorrido, de una meta y de una búsqueda en un lugar lejano. Pero no se refieren a su propia vida, que transcurrió entre los estudios de éxitos televisivos de los años 70 y 80, un hogar poblado de artistas reconocidos y de sus años repartidos entre México, Nueva York y Miami. Además de ser madre e hijo, comparten el escenario en El mago de Oz los fines de semana, en Liberarte. “Casi siempre, lo que buscamos en el exterior está dentro nuestro. Los personajes del cuento [de L. Frank Baum] parten a esa tierra mágica en busca de un corazón, de valor, de un cerebro y, al final, se dan cuenta de que todo aquello estaba en su interior”, dice Benard, prima de Leonardo Favio, sobrina de Elcira Olivera Garcés y del recordado guionista Ab el Santa Cruz. La actriz hoy entretiene a la generación más joven de espectadores, pero tiempo atrás –hasta que los nuevos códigos televisivos la desencantaron– participó de Andrea Celeste, Papá corazón y Me llaman Gorrión, entre otras tiras famosísimas. Emyliano Santa Cruz, de 33 años, es el nombre artístico que el hijo de Benard adoptó en homenaje a su padrino, el guionista de La pícara soñadora, Cándido Pérez, Jacinta Pichimahuida, y un larguísimo etcétera. En El mago de Oz, interpreta al espantapájaros, escribió la música y las letras de las canciones, y dirige a su madre (en el doble papel del hada bondadosa y de la bruja), a su hermana (Lorena Tello), quien le da vida a Dorothy, y a su cuñado (Fernando Garay), el hombre del traje de hojalata. Esta versión se representó por primera vez hace 10 años en Buenos Aires. Por entonces, y luego de haber escrito dos infantiles (La hormiguita
Actriz de TV, de teatro y guionista
RODRIGO NESPOLO
Madre e hijo, parientes de Leonardo Favio y Abel Santa Cruz
aventurera y Waku Waku, la versión teatral del programa conducido por Héctor Larrea), Santa Cruz se instaló en Nueva York y, con él, esta pieza. La comunidad latina del barrio de Queens albergó al infantil hablado en español, mientras Santa Cruz participaba de Superhero, un show de TV para chicos, donde interpretaba a un paladín de la justicia con sobrepeso. “Hay algo en la esencia de los chicos que se ha perdido. Antes, los niños que veían El mago de Oz tenían un promedio de 10 años; hoy, no superan los 6”, dice con acento neutro, este argentino radicado
en México desde hace dos años. De paso por la Argentina, Santa Cruz también presenta una obra para adultos. En los Estados Unidos obtuvo varias distinciones, entre ellas, provenientes de la Asociación de Cronistas del Espectáculo de Nueva York (ACE) al mejor comediante por su trabajo como Sancho, en una versión del Quijote, y en 2005, como personalidad del año. Aquí es responsable del unipersonal Gorda… será tu madre, una mirada ácida y opuesta a la de su infantil, pero que también habla de la aventura de animarse a ser uno mismo.
(Piedra libre) N Lobo, ¿está?. El Grupo Azul, dirigido
por Néstor Hidalgo, presenta una versión de Caperucita roja. Sábados y domingos, a las 18. En Terraza Teatro Bar, del Paseo La Plaza, Corrientes 1666. $ 20. También ahí, la compañía estrena hoy Don Salchichón y el oso roñoso en un mundo amoroso, los fines de semana, a las 17.
N Papando Moscas, en Mataderos. Hoy, a las 19.30, en el Anfiteatro de Mataderos (Lisandro de la Torre y Directorio) se presenta el divertidísimo grupo de rock para chicos Papando Moscas, con El Combinado, un show que combina lo mejor de sus tres discos. Entrada libre y gratuita.
A los 17 años, Liliana Benard estaba convencida de que pasaría su vida frente a un diván, escuchando los problemas de sus pacientes. Pero a esa edad, su padrino, Abel Santa Cruz, le imploró que realizase una pequeña participación en El profesor hippie, luego de que una actriz se accidentara. Guillermo Bredeston, el marido de Nora Cárpena –hoy su mejor amiga–, vio aquel trabajo y, aunque Benard dudaba de sus condiciones como actriz, él la contrató para una tira con Soledad Silveyra. Además de interpretar el personaje de “la amiga buena de la heroína” en la TV durante dos décadas, Benard escribió en los años 90 tiras como Inconquistable corazón (con Pablo Rago, Paola Krum y Pablo Echarri), Con pecado concebidas (con Moria Casán, Nora Cárpena y María Valenzuela), y obras de teatro, como Tú, mi mamá y yo, que interpretaron Lidia Catalano, Ana Acosta y María Fiorentino. Luego se mudó a los Estados Unidos, primero a Miami y luego a The Hamptons, en el estado de Nueva York, donde vive con su gran amor, “el peluquero de Julie Andrews”. Quizá su nombre, Omar Tello, no sea recordado, pero admite que aquí muchos recuerdan su cara “por suerte, con cariño”.
El método Stanislavsky tiene sus bemoles La columna del sábado pasado te –opina Rayfield– es que esos se ocupó brevemente de las objetres rebeldes tuvieron la misma ciones formuladas al famoso méactitud totalitaria de Stanislatodo Stanislavsky de actuación, vsky frente al elenco, en tanto a raíz de una nueva traducción adoptaban, sobre todo en el caso al inglés de El trabajo del actor de Meyerhold, una filosofía teasobre sí mismo, diario de un estral diametralmente opuesta. La tudiante, donde el maestro ruso fertilidad de Stanislavsky, al paexpone sus teorías. Esas objeciorecer, no está tanto en la perpenes parecen haber levantado una tuación de su escuela, sino en su polvareda entre partidarios y capacidad para generar escuelas adversarios del método en nuesantitéticas”. El aserto contiene tro medio, donde fue aplicado y un ingrediente irónico, sin duda, difundido sobre todo por Galina al que habría que agregar otro: Tolmacheva –discípula predilecta el hecho curioso de que el métode Stanislavsky y acdo (basado sobre triz de su compañía– la “memoria emoEl Actors Stu- tiva”) recibiera, a desde su cátedra en la Universidad de Cuyo. fines de los años dio fue un Por eso, parece convecuarenta, un forminiente insistir en el teimpulso en gran impulsor dable ma, desde otro ángulo. los Estados Unidos, En las mismas págia través del Actors de la memonas del Times Literary Studio y, sobre todo, Supplement del 12 de de sus egresados, ria emotiva diciembre último, en que se dedicaron el que se comenta la al cine. Fueron las nueva traducción, se reseña otro imágenes de Marlon Brando, Jalibro, The Stanislavsky System of mes Dean, Paul Newman, entre Acting, de Rose Whyman, especia- otros, las que incitaron a jóvenes lista en el tema, del que Donald aprendices de actores, en todo el Rayfield, comentarista de ambos mundo, a internarse en los comlibros, suministra esta síntesis: plejos vericuetos del método. “Un tercio del libro de Whyman * * * es un excelente resumen de los principales conceptos del método. Otro tercio examina a los tres grandes directores y teóricos de la actuación que se apartaron de él: Vsevolod Meyerhold, Mijail Chejov y Evgeny Vajtangov”. El resto es, al parecer, pura oratoria académica. *
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“Lo particularmente fascinan-
El método no es, en modo alguno, desdeñable. Pero su exageración arriesga el ridículo. La más lúcida observación que escuchamos al respecto, ha sido la de Norma Aleandro: “Si cada vez que debo expresar una emoción recurro a mi memoria personal, a la larga estaré haciendo siempre lo mismo y privando al personaje de sus propios recuerdos”.
MUSICA POPULAR
IRMA MONTIEL
El ensamble de Arbolito y La Chilinga fueron recibidos muy bien por el público
Calidez, calidad y sorpresas en el festival Arbolito protagonizó una de las mejores jornadas Por Mauro Apicella Enviado especial COSQUIN.– La séptima noche del 49a. Festival de Folklore de esta ciudad tuvo calidez, calidad y sorpresas. Porque pocos hubieran imaginado que el grupo Arbolito terminaría su show con una versión cuasi telúrica de “El pibe de los astilleros”, de Los Redonditos de Ricota. Y no fue de prepo; lo tenía merecido porque había sido el bis ganado por la gran actuación que dieron acompañados por el bloque-escuela de percusión La Chilinga, dirigido por Daniel Buira. El ensamble de estos grupos sonó realmente bien y las canciones de Arbolito, esas que pueden hablar de muchas cosas (fábricas recuperadas, pueblos originarios que luchan por su tierra o de alguna novia del barrio), entraron sin interferencias en ese público que los aplaudió hasta arrancarles un bis. Realmente una sorpresa dentro de una noche que comenzó de la mejor manera, con el espectáculo Canto de dos orillas, donde Liliana Herrero y Teresa Parodi desplegaron un repertorio bellísimo y profundo, que conmovió. Fue por eso que ellas también tuvieron que volver para extender su concierto con un par de temas más.
Lujos Ese primer lujo de la noche tuvo otros momentos que pudieron ponerse a esa altura gracias al delicado trabajo de otros artistas: Koki y Pajarín Saavedra, quienes, por su puesto, siguen siendo mejores bailarines que cantores; o Paola Bernal, una coscoína que suele visitar este escenario con su voz firme y precisa, sin poses ni especulaciones. Otra sorpresa (si fue grata o no eso dependerá del gusto de cada oyente) resultó el repertorio de la cantante
Claudia Pirán que incluyó piezas como “Chiquitita” y “Fuiste”, de Gilda. En cambio, no llamó para nada la atención esa devoción creciente que el público manifiesta al Dúo Coplanacu. No cabe duda de que juegan de locales cada vez que suben al escenario Atahualpa Yupanqui. La particularidad, para esta edición del festival, fue que aggiornaron su propuesta con un grupo de percusión y uno de cuerdas que pudo ser el comienzo de un interesante trabajo, aunque anteayer la mezcla de sonido no permitió que el cuarteto de arcos se escuchara correctamente y con el volumen adecuado. También desfilaron frente al público de la plaza Pancho Cabral, el pianista Joel Tortul, la delegación santiagueña y el espectáculo pampeano La Pampa es un viejo mar, con un elenco encabezado por Delfor Sombra. Y para el cierre se escuchó a León Gieco con un espectáculo especial. Cerca de las tres y media de la mañana, cuando ya había interpretado algunos temas para el final de la transmisión televisiva y ante una plaza muy poblada, Gieco se dedicó a promocionar el disco-libro-película documental “Mundo Alas”, que retrata la vida artística de personas (bailarines, cantantes, artistas plásticos) con diversas discapacidades. Y además de anunciar que el estreno sería el 26 de marzo, llevó a buena parte de quienes participan en el documental para cantar temas como “Carito”, “Todos los días un poco” o “Cinco siglos igual”. A estas alturas de su carrera, Gieco se puede dar esos gustos. Porque si bien su actividad solidaria es bien conocida, subir al escenario con estos músicos es la representación de un trato de igual a igual. Esto debería ser observado con todo lo que implica; sin discriminaciones pero tampoco con gestos complacientes que, a fin de cuentas, serían una manera de quebrar esa posibilidad de igualdad.