Shrek y un extraño pacto con el mal

de las tierras bajas, el clima hostil y los arduos trabajos que imponen tantas carencias, lo que se percibe es solidaridad, benevolencia y amor, un amor del que ...
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Espectáculos

Página 4/LA NACION

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Jueves 8 de julio de 2010

CINE

Stephen Frears vuelve al amor “de época” Michelle Pfeiffer y Rupert Friend, al frente de Chéri Muy buena ((((

Chéri (Idem, EE.UU./2009). Dirección: Stephen Frears. Con Michelle Pfeiffer, Rupert Friend, Kathy Bates, Felicity Jones y otros. Guión: Christopher Hampton, basado en la novela homónima de Colette. Fotografía: Darius Khondji. Música: Alexandre Desplat. Presentada por CDI Films. Hablada en inglés. Duración: 95 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.

tampoco puede olvidarla y al volver a París intentarán vivir su amor. La historia, adaptada de una novela de Colette, radiografía con certeros hallazgos ese enfrentamiento entre la fragilidad del paso del tiempo y la de la doble moral. Casi con el mismo equipo que veinte años atrás el director Stephen Frears rodó Relaciones peligrosas, logró ahora un relato tenso que no cae en el simple melodrama. Impecable es el trabajo de Michelle Pfeiffer como esa cortesana sedienta de pasión verdadera, en tanto que Rupert Friend logra salir airoso de un personaje cuyas facetas van quedando en descubierto con el transcurrir del relato. No menos laudatoria es la labor de Kathy Bates, como la madre, en tanto que el resto del elenco, la excelente reproducción de épo-

Antes de la Primera Guerra Mundial, París era el centro del mundo. Allí, alrededor de artistas, modistas y músicos, las cortesanas, tan bellas y experimentadas en el arte de amar que eran mantenidas con gran lujo por los hombres poderosos de la época, transitaban los más encumbrados salones. Léa es una de ellas, y ahora, ya casi en la madurez, se ha retirado. En una visita a su amiga Madame Peloux, conoce a Chéri, el hijo de ésta. Madame Peloux posee grandes proyectos para el joven, pero primero le pide a Léa que lo prepare para transitar por salones, calles y tabernas parisinas. CDI FILMS Ella acepta, pero lo que comienza como Rupert Friend y Michelle Pfeiffer travieso flirteo se convierte en un fogoso amor que du- ca y la música y la fotografía apoyan rará seis años. con talento esta historia que habla Sin embargo, la madre del mucha- de deseos, pero también de amor sin cho decide casarlo con una joven tími- prejuicios y de la inutilidad de poder da, hija de otra cortesana de lujo. El detener el tiempo que se escurre enmatrimonio sale a recorrer el mun- tre la seducción y la muerte. do mientras Léa comprende que ha Adolfo C. Martínez perdido a su verdadero amor. Chéri

UIP

El querible protagonista verde enfrenta un dilema y deberá luchar para reconquistar a su amor

Shrek y un extraño pacto con el mal La última entrega de la saga del ogro verde es la más convencional, aunque conserva ritmo y excelencia visual Buena (((

Shrek para siempre (Shrek Forever After, Estados Unidos/2010). Dirección: Mike Mitchell. Con las voces de Mike Myers, Eddie Murphy, Cameron Diaz, Antonio Banderas, Julie Andrews, Jon Hamm, John Cleese y Walt Dohm (en la versión original). Guión: Josh Klausner y Darren Lemke. Fotografía: Yong Duk Jhun. Música: Harry Gregson-Williams. Dirección de arte: Max Boas y Michael Hernandez. Producción animada de DreamWorks presentada por UIP en salas 2D, IMAX y digitales 3D en versión doblada al castellano o subtitulada. Duración: 93 minutos. Apta para todo público.

Esta cuarta (y aparentemente última) entrega de la saga de Shrek mantiene su excelencia estética, su ritmo adrenalínico, su apuesta por

el gag físico y verbal casi sin pausas y la simpatía de sus queribles personajes, pero el film dirigido por Mike Mitchell resulta el más convencional, el menos inspirado de esta exitosa franquicia infantil (familiar). Los signos de agotamiento y la necesidad de recurrir a fórmulas y lugares comunes de la producción animada son evidentes en buena parte de los 93 minutos de la película, que de todas maneras se sostiene en buena medida por el encanto de sus protagonistas y por el despliegue cromático, un diseño visual que en esta oportunidad incluye además muchos efectos de alto impacto concebidos para el disfrute de los más chicos en las salas digitales 3D. El guión de Darren Lemke (uno de los autores de la cotizada serie

Lost) y Josh Klausner (Una noche fuera de serie) arranca con un Shrek agobiado por la crianza de sus tres hijos y harto de la rutina cotidiana. Convertido él mismo y su pantano en atracciones turísticas, desea recuperar la esencia de un ogro: vivir sin límites ni ataduras. Así, resulta una víctima fácil del cruel y ambicioso mago Rumpelstiltskin (la principal incorporación del film), que desea apoderarse del reino de Muy Muy Lejano. Para colmo de males, el anithéroe descubre que Fiona (de la que se ha ido alejando progresivamente) es ahora la líder de un grupo revolucionario de ogros que enfrenta a ese nuevo dictador. Deberá, por lo tanto, unirse a la lucha y reconquistar su amor. Ya sin la creatividad, el ingenio, el

Un film noble, generoso y conmovedor Muy buena ((((

La pivellina (Idem, Austria-Italia/2009, color; hablada en italiano). Dirección: Tizza Covi y Rainer Frimmel. Con Patricia Gerardo, Asia Crippa, Tairo Caroli y Walter Saabel. Guión: Tiza Covi. Fotografía: Rainer Frimmel. Música: Caine Davidson. Edición: Tizza Covi. Presentada por Zeta Films. 100 minutos. Apta para todo público.

Este multipremiado film, modesto en su producción, noble y generoso en su espíritu y, sobre todo, genuinamente humanista es una joya rara en el cine de hoy. Aquí la emoción no depende de manipulación alguna, ni del impacto visual, ni de los golpes de efecto, ni de las apelaciones sen-

sibleras: emana de la intensa verdad de los personajes, del calor humano y la solidaridad sin retórica que ellos cultivan, y también del rigor puesto por los realizadores en el retrato de sus experiencias. Fogueados en el documental, la italiana Tizza Covi y el austríaco Rainer Frimmel se internan en una pequeña comunidad de artistas errantes e introducen un elemento de ficción que opera como catalizador para observar, manteniéndose siempre cerca del mundo real, cómo son y cómo viven. La historia inventada es la de Aia, una nena de 2 años que ha sido abandonada en un parque y es recogida por una pareja y un adolescente pertenecientes a una pequeña troupe de artistas de circo que se ha instalado

a pasar el invierno con sus trailers y sus pocos animales en un alejado suburbio de Roma. La situación puede ser imaginaria, pero no se la ve (ni se la vive) como ficción fundamentalmente porque los personajes, el ambiente físico y social en el que se desenvuelven, sus hábitos cotidianos, sus sentimientos y sus alegrías simples son verdaderos. Cada uno se representa a sí mismo. Patti, una especie de Anna Magnani de pelo rojo, fuerte carácter y espíritu maternal; Walter, su marido, el alemán que es lanzador de cuchillos, entrenador de perros, payaso y forzudo, y Tairo, el adolescente que tras la separación de sus padres ha encontrado en ellos una familia sustituta. En medio del en-

torno precario (conviene aclarar que no hay aquí pizca de miserabilismo), de las tierras bajas, el clima hostil y los arduos trabajos que imponen tantas carencias, lo que se percibe es solidaridad, benevolencia y amor, un amor del que no hace falta hablar porque está en cada gesto. Esa atmósfera es la que espera a Aia (Asia Grippa, una criatura de gracia absolutamente irresistible), que más que protagonista termina siendo un poco espectadora porque lo que importa en la película no es tanto la pequeña historia de sus días en el campamento sino el retrato de un grupo capaz de transmitir su saber y sus valores, de afirmar su identidad y de preparar a sus hijos para el cambio, y acaso también para un

desparpajo ni esa capacidad casi inagotable para sorprender, emocionar o divertir que regalaron los dos primeros capítulos (que consiguieron, entre otros muchos méritos, participar nada menos que en la competencia oficial del prestigioso Festival de Cannes), esta película se circunscribe a la apuntada solvencia técnicovisual y a la irrupción de algunos chispazos en los que vuelve a aflorar ese humor irreverente que convirtieron a Shrek, Fiona y Burro en personajes animados tan queridos y con destino de clásicos. Se trata, por lo tanto, de una despedida honrosa, pero al mismo tiempo bastante lejana de los mejores y más memorables momentos de la saga.

Diego Batlle

Asia Grippa, como Aia, la niña abandonada que es recogida por un grupo de artistas de circo

ZETA FILMS

nomadismo que no será necesariamente sólo geográfico. Detrás de ese retrato, del tema del abandono y de la sensible aproximación al nacimiento del amor maternal y de los afectos sobre los que se construye una familia de veras (aunque sea una tan heterodoxa como ésta), hay una

sutil observación del cuadro social. Los realizadores trabajan casi continuamente con la cámara en mano, lo que incide en el acercamiento afectivo hacia los cuatro personajes. Todos, por cierto, inolvidables.

Fernando López