Ser pintora está de moda

8 abr. 2006 - Los autores Michael Baigent y Ri- chard Leigh habían demandado a. Random House, editorial de «El có- digo Da Vinci» (2003), al considerar.
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ABC

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SÁBADO 8/4/2006

Restauran la «Crucifixión» de Juan de Flandes, que se volverá a exponer desde el lunes en el Museo del Prado

Un juez concluye que Dan Brown no plagió en «El código Da Vinci» 쎲 Baigent y Leigh argumentan

que investigaron cinco años para escribir su texto y acusan a Brown de haber copiado los «temas centrales»

Fátima Pemán, Mercedes Carbonell, María Bejarano y Zenaida Pablo Romero (de izquierda a derecha de la imagen)

Son cuatro mujeres que decidieron dedicarse al noble arte de pintar, algo que en algunas otras épocas estaba vedado a la mujer, o al menos quedaba escondido en el estrecho e inviolable lugar del hogar, siempre comandado por los hombres

«Ser pintora está de moda» TEXTO: MARTA CARRASCO FOTO PABLO COUSINOU

En el Real Club de Golf de Sevilla el ambiente habitual de conversaciones sobre el último «birdie» se combinaba la otra noche con la temática del color de un lienzo o la expresividad de la mancha de una obra. Cuatro pintoras andaluzas, Fátima Pemán, Zenaida Pablo Romero, Mercedes Carbonell y María Bejarano se han reunido por primera vez para presentar conjuntamente sus obras. «La característica principal de esta exposición —comentaba Zenaida Pablo Romero— es que somos o vivimos en Sevilla y que nuestra obra no tiene nada que ver con la otra». Desde la abstracción, la figuración, lo onírico, las piezas de estas pintoras han sido seleccionadas con una enorme libertad. «La verdad es que cada una ha traído lo que ha querido», afirmaba María Bejarano. Son mujeres vitales, del siglo XXI, con hijos o sin ellos, viviendo por y para la pintura, aunque en algún caso con interrupciones vitales. Mientras que para Mercedes Carbonell la obra de cada una es distinta a la de las otras, para Zenaida Pablo Romero lo femenino es quizás el único nexo de unión, aunque María Bejarano afirma que, «se nota cuando pinta una mujer». La condición femenina no ha sido obstáculo para dedicarse a esta profesión, aunque Zenaida afirma que a lo mejor en ocasiones tener hijos sí condiciona el tiempo y la libertad de movimientos, «algo que le ocurre a todas las mujeres en cualquier campo», ratifica

Carbonell. Sin embargo, para Fátima Pemán, «a nivel internacional la mujer está presente en el arte de una manera que nunca ha estado». Mercedes Carbonell aún va más allá: «es una suerte ser mujer en arte contemporáneo. Yo creo que lo que ahora es una desgracia es ser pintor». Todas coinciden en afirmar que «es-

Unas de otras Fátima Pemán: la obra de Zenaida Pablo Romero me ha sorprendido mucho. Se respira por todos los poros la naturaleza y los matices. Mercedes Carbonell: La pintura de María Bejarano es de alguien que se ve a la legua que se lo pasa pipa pintando. Es un increíble juego de colores en donde el personaje se deja conocer María Bejarano: Tenía muchas ganas de ver la pintura de Fátima Pemán, porque no había podido seguirla demasiado de cerca. En cuanto supe que había colgado la obra fuí corriendo, y me ha dejado sorprendidísima. Consigue un ambiente barroco con tan sólo cuatro trazos de una fuerza absoluta. La admiro mucho. Zenaida Pablo Romero: Yo creo que en la obra de Mercedes Carbonell es de una pureza increíble. Me sorprende mucho el manejo de las dos historias, entre su hijo y ella y también tiene mucho de intimidad.

tá de moda ser pintora», y para Zenaida Pablo Romero, «la mujer pinta de una forma más íntima. Ellos son más provocadores, creo yo», a lo que Fátima Pemán apostilla que, «no hay tantas diferencias, pero creo que los hombres son más críticos». María Bejarano se ríe mientras comenta que a ella le gusta estar en la cocina «me gusta, no lo puedo remediar», a lo que responde Mercedes Carbonell que ella prefiere estar en el estudio. «No, no me refiero a esa cocina —señala María— sino a la de la pintura: experimentar con materiales, tonalidades, hacer pruebas y pruebas. La otra cocina también me gusta, no os vayáis a creer». Afirman seleccionar mucho lo que hacen, «yo lo guardo todo —dice Zenaida Pablo Romero— porque soy muy lenta en seleccionar mi obra». Mientras Mercedes Carbonell afirma que sólo tira «los que se llenan de polvo», Fátima Pemán es más práctica: «yo reciclo todo porque el material está muy caro». Todas coinciden en muchas cosas como que «pintar es un gustazo», y ninguna tiene miedo ante el lienzo blanco ni tampoco ante el papel, un material que a todas gusta. «Lo que hay que conseguir es no aburrirse nunca de la obra, eso es fundamental. Algunas se conocían más otras menos, pero a partir de ahora, seguro que tras esta exposición del Club de Golf de Sevilla las artistas se seguirán más de cerca, porque la obra ya ha compartido espacios comunes.

ABC LONDRES. Un juez británico rechazó hoy la demanda de plagio presentada contra la famosa novela «El código Da Vinci», de Dan Brown, en un fallo muy esperado por el mundo editorial y Hollywood, que estrenará en mayo la película inspirada en esa obra. Los autores Michael Baigent y Richard Leigh habían demandado a Random House, editorial de «El código Da Vinci» (2003), al considerar que Brown copió ideas de su libro «The Holy Blood and the Holy Grail» (1982), publicado curiosamente por la misma casa editorial y vendido en español bajo el título de «El enigma sagrado». Ambas obras plantean que Jesucristo sobrevivió a la crucifixión y se casó con María Magdalena, con la que tuvo un hijo y cuya descendencia ha continuado hasta la actualidad, protegida por una orden secreta, el Priorato de Sión. Baigent y Leigh argumentan que investigaron cinco años para escribir su texto y acusan a Brown de haber copiado los «temas centrales» de esa obra con el fin de ahorrarse sus propias averiguaciones para «El código Da Vinci».

«Creación artificial» Sin embargo, el magistrado Peter Smith, del Tribunal Superior de Londres, replicó ayer que los «temas centrales» de «El enigma sagrado» constituyen una «creación artificial» de los litigantes ideada expresamente para el juicio, que ha durado casi un mes. «Incluso si los temas centrales hubieran sido copiados, son demasiado generales o abstractos como para que puedan ser protegidos por la ley de derechos de autor», adujo el juez al concluir que, «por tanto, no se ha producido una violación de los derechos de autor». Tras emitirse el veredicto, Dan Brown, ausente en el tribunal, divulgó un comunicado en el que señaló que las imputaciones de Baigent y Leigh «no tenían ninguna validez». «Aún estoy estupefacto por el hecho de que estos escritores decidieran presentar su demanda», dijo el literato estadounidense. «Un novelista —subrayó Brown— debe ser libre de utilizar de forma adecuada trabajos históricos sin temor a ser demandado».

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