espectáculos | 7
| Jueves 30 de octubre de 2014
cine
Impiadosa mirada sobre los prejuicios pElo malo (vEnEzUEla-alEmania-pErú-argEntina/2013). ★★★★
muy buena. guión y dirección: Mariana Rondón. fotografía: Micaela Ca-
jahuaringa. música: Camilo Froideval. edición: Marité Ugas. diseño de producción: Matías Tikas. elenco: Samuel Lange Zambrano, Samantha Castillo, Nelly Ramos, Beto Benites y María Emilia Sulbarán. distribuidora: Obra Cine. duración: 93
Sensibilidad a flor de piel buena. dirección: Richard Linklater. guion: fía:
Lee Daniel, Shane F. Kelly. edi-
ción :
Sandra Adair.
elenco :
S
obra cine
na . dirección:
Ellar
Hawke, Lorelei Linklater, Elijah
Samuel Lange Zambrano
¿Sólo amigoS ? (What if, EStadoS UnidoS/2014). ★★★ bue-
Richard Linklater.fotogra-
Coltrane, Patricia Arquette, Ethan
te), pero jamás cae en la denuncia desde la corrección política más obvia y escandalizada. Pelo malo es, sí, un film sobre los prejuicios y la intolerancia, sobre lo difícil que es construir una identidad desde las diferencias, pero la directora evita el trazo grueso, la frase altisonante o la bajada de línea y prefiere concentrarse en la violencia de la mirada, del gesto, en esos detalles aparentemente banales que luego adquieren una significación y un alcance insospechado. En medio de una sociedad patriarcal (ante la ausencia de los hombres son las propias mujeres quienes se despojan de toda femineidad para repetir los comportamientos machistas y, así, la violencia doméstica pasa a estar completamente naturalizada), Pelo malo nos ofrece una mirada impiadosa, asfixiante por momentos, pero también cargada de humor y con una sensibilidad, un humanismo y un corazón enormes. Otra película latinoamericana para no dejar pasar.ß Diego Batlle
Comedia romántica tras los pasos de Harry y Sally
Boyhood-momEntoS dE Una vida (Boyhood, EStadoS UnidoS, 2014). ★★★★ muy
minutos. calificación: Apta para mayores de 13 años con reservas.
i alguien nos contara que Pelo malo es “una película venezolana sobre una joven madre soltera, sin trabajo fijo, con un hijo de 9 años y un bebe, que vive en un decadente monobloc” muy probablemente el prejuicio nos llevaría a pensar en los peores males (patetismo, pintoresquismo, porno-miseria) del cine latinoamericano más rancio. Por suerte, nada de eso ocurre en este nuevo trabajo de Mariana Rondón (Postales de Leningrado). Este film multipremiado en festivales como los de San Sebastián y Mar del Plata va eludiendo a fuerza de talento, recato e inteligencia todas y cada una de las trampas en las que podría haber caído para erigirse como un film noble e implacable sobre el estado de las cosas en una Caracas que parece estar siempre al borde del estallido. La película tiene a Junior (un notable Samuel Lange Zambrano) como el verdadero protagonista, un niño que –en medio de un contexto de múltiples carencias y desamparo emocional, y de las inseguridades, contradicciones y curiosidades propias de toda etapa de iniciación– está obsesionado con alisarse su “pelo malo” (enrulado) e imitar a sus cantantes favoritos, mientras su mamá (Samantha Castillo) trata de recuperar su trabajo como guardia de seguridad. La madre y su manipuladora abuela (Nelly Ramos) se disputan su tenencia y se preocupan del qué dirán porque lo notan demasiado “amanerado” y “afeminado” (la “desviación” sexual del pequeño debe ser reprimida y corregida). Rondón es durísima en su retrato de una sociedad polarizada y fragmentada (la tensión, la hostilidad, la violencia contenida en la ciudad se perciben a cada instan-
cine
cine
ffers.
Yvann Thibaudeau.
Daniel Radcliffe, Zoe Kazan,
Adam Driver, Mackenzie Davis, Rafe
ter Prince. distribuidora: UIP. du-
Spall. distribuidora: Diamond Films.
ración: 165 minutos.
B
edición :
elenco:
Smith, Marco Petrella, Steven Ches-
oyhood es una película especial, una de esas que exigen una introducción informativa: fue filmada en 39 días, pero a lo largo de 12 años, con los mismos actores, que no pudieron evitar crecer y/o envejecer. El protagonista, o más bien el centro del relato, es Mason (Ellar Coltrane), niño al principio y adolescente al final. El cine, arte del paso del tiempo (entre otras cosas), a veces ofrece estas posibilidades. El inglés Michael Apted viene realizando desde hace décadas los documentales Up, en los que cada siete años vuelve a registrar a la misma gente a la que filma desde niños. También está la serie de películas dirigidas por François Truffaut sobre el personaje Antoine Doinel (Los 400 golpes, Antoine y Colette, Besos robados, Domicilio conyugal, El amor en fuga), en las que vemos al personaje (y al actor Jean-Pierre Léaud) pasar de la pubertad a la adultez. Diferentes sagas permiten ver el paso del tiempo en los actores, por la extensión y por el período que toma de sus protagonistas: notoriamente, las películas de Harry Potter han sido documentos del crecimiento de Daniel Radcliffe y Emma Watson. Justamente Harry Potter es una de las referencias clave de Boyhood, al indicar con claridad un momento del mundo y a la vez un momento de la vida de Mason (y de su hermana Samantha, interpretada por Lorelei Linklater, hija del director). Algunas de las referencias de la película a la co-
Michael Dowse. guión:
Elan Mastai. fotografía: Rogier Sto-
duracióm:
102 minutos. calificación:
apta mayores de 13 años.
El tiempo pasa para Mason (y las Mac) yuntura son, más que contexto necesario, notas al pie muy evidentes, como si al filmar “en los momentos justos” Linklater hubiera organizando su relato demasiado preocupado por dejar registro de “los temas del período” (la guerra en Irak, la campaña electoral de Obama). Hay algo de excesiva simplificación en eso, y también en las peripecias emocionales de los padres divorciados de Mason y Samantha (interpretados por Patricia Arquette y Ethan Hawke), que a veces parecieran vivir situaciones relativas a nuevas parejas meramente en función de agregar conflictos al fluir de la narración. En ese sentido, el profesor alcohólico y violento es el punto más bajo de Boyhood: una situación forzada en función de un devenir que –en esas secuencias– se presenta como apurado, atolondrado. Aunque más efectivas en términos emocionales, algunas frases y situaciones sobre el paso del tiempo, la maduración y los cambios en la relación padres-hijos pedían un poco más de sutileza o incluso de indefinición. En su trilogía Antes de..., Linklater ya había documentado el paso del tiempo: lo hizo centrado en una pareja, y concentrado en tres momentos en los que profundizó cada situación: cada vez que encontrábamos a Jesse y Celine podíamos ver có-
uip
mo cambiaba su relación, cómo se ponía en riesgo, cómo crecía, como se iban conociendo, con una fluidez notoria y un brillante estacionarse en las posibilidades de diálogos extensos, miradas y sentimientos. En Boyhood, el paso del tiempo, por momentos, se resalta como si no se diera de forma inevitable. Ahora bien, cuando Linklater deja fluir a la película, cuando deja ganar confianza a sus actores sin tantos apremios de conflictos o referencias, cosa que ocurre sobre todo cuando Mason y Samantha entran en la adolescencia, demuestra una vez más –como lo hizo en su obra cumbre, Escuela de rock– que puede orbitar con maestría alrededor de temas como la vocación, la enseñanza y el aprendizaje, o el simple asombro ante los cambios. O que puede –como al pasar, con una facilidad asombrosa– conseguir la conexión con los tiempos (propios, ajenos, universales) mediante una utilización de la música, que maneja como pocos otros cineastas. Boyhood –con su sensibilidad a flor de piel, a veces empantanada por los problemas apuntados– finalmente impone su verdad, su calidez, su confianza en el cine como la mejor manera de acercarnos a otras vidas, a otras maneras de habitar, sufrir y disfrutar el tiempo.ß Javier Porta Fouz
S
i esta película no se empeñara tanto en intentar acercarse de todas las maneras posibles a la decana de las “comedias románticas de amigos”, la decepción que produce tal vez pasaría más inadvertida. Después de todo, a pesar de buscar hacernos pensar todo el tiempo en Cuando Harry conoció a Sally, la historia de Wallace y Chandry tiene bastante encanto por sí misma. Él, un estudiante de medicina con el corazón roto y una actitud más que cínica sobre el amor, la conoce a ella, una tierna animadora con la que enseguida congenia lo suficiente como para dejar de lado la amargura que lo acompaña desde que su antigua novia lo engañó. El problema, claro, es que Chandry tiene un novio del que está enamorada y su interés en Wallace es meramente platónico. Así se plantea el dilema: ¿es posible, o incluso aconsejable, llevar adelante una amistad sobre esas bases? La respuesta no importa tanto como el desarrollo del relato, en el que Wallace y Chandry empiezan a pasar mucho tiempo juntos y las líneas divisorias empiezan a ser cada vez más borrosas, al menos para él. Con más de un guiño tomado de (la mucho más interesante) 500 días con ella, ¿Sólo amigos? se despega del montón de películas románticas que no consiguen dar con la elusiva fórmula del éxito gracias a su elenco. Daniel Radcliffe le aporta a Wallace toda la energía nerviosa y la sensibilidad que el personaje requiere, mientras que Zoe Kazan logra contener el exceso de dulzura de Chandry. Aunque el que se roba cada escena es Adam Driver, como el siempre necesario mejor amigo del protagonista.ß natalia Trzenko