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Sanya Richards-Ross. “El deporte es un reflejo de la

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el personaje

mEdallas olímpicas ganó Sanya, cuatro doradas y una de bronce, en Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012

El suEño cumplido En la tElEvisión b^b^b “Amo estar en la televisión. Siempre quise hacer un realityshow y estaba convencida de que mi familia era ideal para ese tipo de programas. Fue muy divertido, lo disfrutamos mucho. Fueron 8 episodios y estamos definiendo si hacemos una nueva temporada”, cuenta Sanya. En el reality Team SSR, narra su vida como atleta, donde mezcla la interacción que tiene con su equipo exclusivo de trabajo y su marido, Aaron Roos. Su madre y agente, Sharon, su padre y manager, Archie, su hermana y socia, Shari, y su prima estilista, Yolanda.

Sanya Richards-Ross es una leyenda del atletismo, protagonista siempre en Juegos Olímpicos y mundiales

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o me arrepiento de representar a los Estados Unidos. Siento que he sido bendecida al poder correr para este país”, revela Sanya Richards-Ross. Con soltura, no muestra fisuras en su discurso. Es más, lo ratifica: “El apoyo que tuve desde el inicio fue fundamental. Vieron mis condiciones y, a los 16 años, me convocaron al equipo junior”. De paso por la Argentina, como parte de los expositores de las Running Talks, charlas que Nike diseñó bajo la consigna de corredores para corredores en la antesala de los 21k We Run Buenos Aires, la atleta jamaiquina naturalizada estadounidense, múltiple medallista olímpica en 400 metros, no se cansa. Al menos eso parece. Basta con observarla un instante para confirmarlo. Se mueve con elegancia. Pregunta, agradece y tuitea. A cada instante, tuitea. Las redes sociales le fascinan y no se desprende de su celular. Registra todo y lo viraliza. Parece una niña, pero tiene 29 años. Convive con ese halo de estrella que la rodea desde hace años. Y no la asusta. Asume el compromiso con carácter. “Siempre amé correr. Empecé jugando a los 6 años y no le tenía miedo a nada. De chico uno no tiene miedo y mantengo esa idea de divertirme con compromiso. Quería imitar a Merlene Ottey (legendaria velocista jamaiquina finalista a los 40 años en Sydney 2000). Era mí heroína”, subraya. Y agrega: “Con los años y los fracasos uno adquiere temor porque sabe lo que va a doler y lo que va a costar todo. Eso genera miedo. Aceptarlo es un crecimiento natural. Para ello hago mucho uso de la visualización y el pensamiento positivo para tolerar esos miedos”. —¿Cómo lidiás con la presión de un país tan exitista como Estados Unidos donde se impone ganar, en cualquier competencia, medallas y, sobre todo, las de oro? —No es fácil. He aprendido a tratar de no pen-

Lo admite la múltiple medallista olímpica en 400 metros, en su reciente visita al país; “El miedo es lo que uno hace que el miedo sea”, asegura

Sanya Richards-Ross. “El deporte es un reflejo de la vida y la gente hace trampa en todas las áreas” Textos: Damian Cáceres | Foto Prensa Nike

sar en esas cosas y concentrarme solamente en la pureza de la competencia. Y me digo a mí misma: “Soy la mejor y estoy preparada para ganar”. Me concentro en eso. Me enfoco en eso. —Tu entrenador habla de las 4 P (push, empuje; pace, ritmo; positioning, posicionamiento, y poise, equilibrio). ¿Cuál creés que es tu fortaleza y cuál tu debilidad? —Mi punto más fuerte es el empuje, la primera parte de mis 400 metros, porque soy tan rápida que eso es lo que naturalmente me sale. La parte más difícil es mantener el ritmo. Siempre que he perdido, estuvo relacionado con que aceleré demasiado y por eso todos los días trabajo remarcando el ritmo. El resto de la carrera, el posicionamiento y el

equilibrio no están mal. Están bien, pero aún puedo mejorarlos. —¿Cómo describirías el miedo, la fuerza, la gloria y la debilidad? —Creo que el miedo es lo que uno hace que el miedo sea. El miedo puede ser debilitante, pero también puede ser motivador. Y realmente creo que todo se trata de cambiar la mentalidad. Cuando pienso en la fuerza, pienso en mi aplicación a la pista, en cuánta fuerza puedo darle a la pista y recibir de ella. Y cómo puedo utilizar eso para impulsarme al triunfo. Al pensar en la gloria, veo los Juegos Olímpicos. En alcanzar ese último estadío del deportista. La gloria es una gran experiencia. Y cuando pienso en la debilidad, creo que nos ayuda a

ser más fuertes. —¿En qué te considerás débil? —Cuando pienso en mis debilidades, pienso en mi resistencia. Trabajo en eso constantemente. Naturalmente soy muy rápida, por lo tanto mi debilidad es encontrar mi ritmo. —¿Desde cuándo y por qué aplicás la terapia en tu entrenamiento? —En 2009, después de mi fracaso en los Juegos Olímpicos de Pekín (quedó tercera en la final de los 400 metros). Ahí me di cuenta de que no estaba tan afilada mentalmente como debía estarlo y enseguida empecé a trabajar con un psicólogo. Eso me ayudó mucho, dentro y fuera de la pista. —¿Cómo estudiás a tus rivales? —Miramos muchas filmaciones. Puedo anticipar lo que cada atleta va a hacer. Sé que Amantle Montsho sale muy rápido, que Christine Ohuruogu tiene un sprint final genial. Y conozco a todas las que están en el medio. —En el deporte de alto rendimiento, el doping se hace cada vez más frecuente y el atletismo no escapa a esa realidad, ¿cuál tu mirada sobre este punto? —Me rompe el corazón ver a grandes atletas que consumen esteroides y dan positivo en los testeos. Pero el deporte es un reflejo de la vida y la gente hace trampa en todas las áreas de la vida y es una pena. Mi esperanza es que las consecuencias sean tan severas, tan graves, que la gente elija no hacer esa trampa. —¿Hay tanta tentación con el deseo de ganar que hace que muchos vean el doping como un atajo para lograrlo? —Creo que sí. Me he visto a mí misma ir creciendo en este deporte y cada vez hay más presión para ganar siempre. Pero creo que todo tiene que ver con la integridad de uno mismo. Yo nunca podría mirarme en el espejo si no lo hiciera de la manera correcta. Tiene que ver con atletas que son más débiles mentalmente y caen en esa trampa del doping.ß