Ruta: Marruecos

impresionantes dunas de Erg Chebi, Sahara en estado puro.... Penúltimo día y única oportunidad de disfrutar del desierto. Nos levantamos a las 6 de la ...
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Ruta: Marruecos

Perdidos

El pasado día 2 de diciembre nos embarcamos hacia Marruecos para vivir en propia piel una experiencia un poco diferente. Lejos de ser una ruta organizada, en la que prácticamente se sabe cuál será el siguiente paso, en esta ocasión tan sólo fuimos cuatro amigos a lomos de nuestras máquinas, sin más apoyo que el de Rubén, uno de los componentes de la expedición que, con su Outlander 400, tiene recorridos por tierras africanas más de 20.000 kilómetros. Nos fuimos sin coche de apoyo, sin ruta marcada, sin rumbo fijo ni alojamientos predefinidos. Decidimos salir a recorrer el país dependiendo sólo de nosotros mismos. Texto y fotos: Ángel C. 80 SOLO QUAD

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e ley es decir que, si muchos encantos tiene Marruecos, lo peor a nuestro juicio es la entrada y la salida por las fronteras. Colas interminables y montones de gente en un ir y venir caótico que se acercan a los turistas esperando o exigiendo un regalo. Sin adentrarnos en pormenores, sólo diremos que nuestro amigo Rubén nos esperaba desde las 2 h de la tarde y nuestra pick-up apareció en el lugar indicado a las 11 de la noche. Aún nos quedan 600 km para llegar al punto de partida, por lo que decidimos dormir en Tánger y continuar el viaje al día siguiente. SOLO QUAD 81

lo que los paisajes son alucinantes. Para poder explicarlo, sólo diremos que en el 95 % del trayecto tenemos la sensación de ser los únicos habitantes del planeta, mires a donde mires no se ve a nadie. Estamos en mitad de la nada, no hay casas ni tendidos eléctricos ni zonas cultivadas ni personas o algo que nos recuerde que la civilización existe. Un hecho muy curioso de este país es que, si te paras donde crees que no hay nada, en menos de 5 minutos aparece alguien diciéndote “Bonjour monsieur”. ¿De dónde salen?, nos preguntamos unos a otros. Es algo increíble. Las pistas del Atlas son en algunos momentos bastante complicadas y, con el exceso de peso que todos llevamos, debemos extremar las precauciones, pero

a la hora de pilotar por esas interminables pistas de Marruecos.

Llegamos al Atlas

Recorremos los 600 km que separan Tánger de Midelt embobados ante la grandeza de aquellas distancias y observando la cultura y las costumbres tan diferentes a lo que conocemos. En España sería impensable ver gente cruzando tranquilamente por una autopista de peaje o atravesar poblaciones en las que las carnicerías son puestos de mercadillo en los que la carne está simplemente colgada al aire libre, rodeada de insectos. Después, el tiempo sólo nos

Por fin, el domingo día 4 de diciembre iniciamos nuestra andadura hacia la población de Imilchil, situada en pleno centro de la cordillera del Atlas. Todo nuestro recorrido transcurre por pistas de alta montaña, por

el sitio merece la pena. Después de una comida ligera y de repostar, continuamos camino y llega la primera sorpresa de muchas. En una bajada, uno de los Brute Force rompe una rótula de dirección afortunadamente sin consecuencias. La cambiamos y, después de 230 km, llegamos a Imilchil en plena noche y nos alojamos en un albergue en el que estábamos como en casa. Mañana más... Al día siguiente, comenzamos la jornada ayudando a un marroquí a empujar un camión que debería tener unos 50 años. En

y acceder a una zona que un occidental ha pisado muy pocas veces, fue entonces

lugar de aplicar auto-arranque, el paisano le estaba echando matamoscas al filtro del aire, curioso, pero arrancó. Después de repostar gasolina de bidón, decidimos hacer un bucle para buscar una pista que nos habían dicho que estaba cortada. Nos aventuramos y vivimos una experiencia única. La pista está medio desaparecida a causa de los derrumbamientos, pero con paciencia logramos pasar los obstáculos

cuando nos invitaron a una casa bereber, donde convivían unas 8 personas en un espacio de unos 20 m, en el que tan sólo tenían una alfombra, una estufa de leña y un horno para el pan, que nos ofrecieron amablemente acompañado de té. Terminado el bucle y otra vez en Imilchil, decidimos continuar nuestro periplo hacia el sur en busca del desierto, y esa noche llegamos hasta la famosa garganta del Todra. Allí pasamos la noche en un albergue.

Rumbo al desierto Las paredes de roca que vimos esa mañana al amanecer eran impresionantes, pero había que seguir y nos pusimos rumbo al desierto. No llevábamos más de media hora cuando detectamos un exceso de temperatura en un Brute Force, por lo que decidimos ir a una gasolinera para mirar qué problema

había. Después de desmontar toda la parte delantera para abrir el tapón del radiador (de muy difícil acceso), afortunadamente sólo detectamos una burbuja de aire en el circuito, pero la avería nos retrasó al menos tres horas. Las pistas que conducen al Sahara son espectaculares, puedes encontrarte en zona predesértica con mucha roca y, de pronto, con arenales o pistas inmensas en las que no ves nada en ninguna dirección, las primeras dunas y a divertirnos un poco... Al final llegamos al pueblo en plena noche y, casi desorientados, los habitantes del pequeño Tafoud salieron a nuestro encuentro y nos condujeron hasta el albergue para que disfrutáramos de un merecido descanso, con folclore local incluido.

permite acomodarnos en el hotel en el que dejaremos los coches y preparar las máquinas para nuestra aventura en solitario, no olvidemos que dependemos de nosotros mismos, por lo que debemos cargar nuestros ATV con todo lo necesario para una ruta de, al menos, 6 etapas, además de llevar 20 litros de combustible extra por si acaso. Al salir a hacer una prueba, nos damos cuenta de que el excesivo peso será todo un reto

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pudiéramos y continuar al día siguiente. La experiencia fue bestial… Sólo encontramos una jaima o tienda bereber sin puertas en

e interpretar la próxima duna es algo que sólo se puede hacer en un lugar como éste y que es difícil de explicar si no se vive. Por Con nuestras máquinas bastante tocadas por los implacables caminos de Marruecos, esa mañana todo fueron pistas inmensas de polvorienta inmensidad en cualquier punto. Allí encontramos los primeros camellos y la segunda avería, al KVF 700 se le habían roto los rodamientos del basculante y el otro Brute perdió unos soportes del motor y partió el colector del escape. Todavía a 150 km del destino decidimos seguir (no había mas opciones) hasta Merzouga para poder repararlo todo en Erfoud . Finalmente nuestro esfuerzo se vio recompensado ya que en el taller de Erfoud afortunadamente después de unas 5 horas pudimos salir con todo reparado volviendo hacia atrás para poder tocar las impresionantes dunas de Erg Chebi, Sahara en estado puro.... Penúltimo día y única oportunidad de disfrutar del desierto. Nos levantamos a las 6 de la mañana para poder ver el impresionante amanecer sobre las dunas de Merzouga y jugar un poco en su arena con nuestras máquinas. Ésta es una experiencia que desde aquí os recomendamos a todos. El jugar con la trazada de nuestro vehículo

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lo menos una vez hay que probarlo y sentir la inmensidad del desierto alrededor.

Múltiples aventuras Sobre las 9 terminamos nuestro periplo en la arena y nos encaminamos hacia Gourrama por pista, bordeando el desierto y ahora siguiendo la línea fronteriza con Argelia. Son caminos durísimos con interminables pedregales que nos obligaban a parar de vez en cuando para recuperar la calma perdida por tanto bache. Al final, las duras pistas nos pasaron factura. Esta vez, la correa del variador del Outlander partida en miles de trozos y, para más desesperación, también el chasis superior completamente seccionado a causa del sobrepeso de la rueda de recambio. De nuevo conseguimos alcanzar una pequeña población, Boubmil, donde encontramos un sitio en el que después de varias horas de trabajo pudimos soldar el chasis partido para poder continuar. Cuando salimos de Boubmil era ya noche cerrada, por lo que, tras unos 30 km y casi sin gasolina, apenas 20 litros de reserva que compramos en el mercado negro para los 4 quads, decidimos que lo más sensato sería parar a dormir en el primer sitio que

medio de la nada, en la que nos invitaron a quedarnos. Al final dormimos vestidos con nuestros sacos sobre unos palés y rodeados de 4 cabras, un ciclomotor, cajas de refrescos y bidones de combustible. Inolvidable. Partimos pronto hacia Gourrama a buscar gasolina. La sorpresa fue que cuando llegamos estaba agotada, así que decidimos hacer otros 40 km por carretera y desviarnos para repostar, ya que de no ser así el combustible no nos alcanzaría para llegar a nuestro destino final, Midelt. Al llegar a la gasolinera, la gota que colma el vaso, el KVF 700 había perdido todo el aceite del motor. Una vez lleno de nuevo el cárter, y con mucha precaución, todos estuvimos de acuerdo en hacer los 80 km que nos restaban hasta el hotel por carretera y dar por concluida nuestra aventura en Marruecos, llena de sorpresas, averías, contratiempos, pero sobre todo de buen ambiente quadtrero, compañerismo y buen humor. !