POLÍTICA | 13
| Miércoles 18 de septieMbre de 2013
elecciones 2013
Del kirchnerismo al massismo
El ex ministro advierte sobre los “denunciadores seriales” y recuerda que la derrota de 2009 obligó a tomar buenas medidas
Roberto Lavagna. “Cada vez que el Gobierno pierde aparecen cosas positivas” Texto Aurelio Tomás | Foto Santiago Filipuzzi
F
uera de las boletas, a pesar de las ofertas que recibió, el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, puso su figura al servicio de la campaña de Sergio Massa. Pero, aclara, fue por razones “político-institucionales” antes que por el aporte que pueda ofrecer desde su especialidad. “Decidí apoyar cuando quedó en claro que el Frente Renovador no votaría una reforma de la Constitución”, explicó. Luego de postularse por la UCR y coquetear con Pro, hoy parece más volcado que nunca al Partido Justicialista. Mañana, a las 18, presentará en Florida 340 su libro Un futuro posible, en el que propone trabajar “consensos para alcanzar un país razonable”. –¿Cómo evalúa la reacción del Gobierno ante este resultado? –Cuando se entregó la suma del poder público, como ocurrió en 2011, aparecieron el cepo cambiario y las restricciones a las importaciones. Cosas negativas para el país y los ciudadanos. Cada vez que el Gobierno pierde las elecciones, aparecen cosas positivas. En 2009, la Asignación Universal por Hijo. Ahora, tenemos noticias sobre asignaciones familiares, la suba del mínimo no imponible y un cierto alivio para los monotributistas. Medidas que se venían reclamando desde la oposición y que el Gobierno se negaba a aplicar. Pero no sólo hay temas económicos, porque resulta que ahora también sí se reconoce que hay inseguridad. El Gobierno ha sido forzado a hacer cosas que no quería y tratará, como en 2009, que los ciudadanos se olviden que no las quería. –¿Cómo ve las propuestas económicas que está haciendo el equipo de Massa? –Hay un grupo interesante, varios de ellos han sido funcionarios importantes durante mi gestión, mi
hijo [Marco Lavagna] está ahí y creo que hasta ahora, con gran prudencia, las cosas que se han propuesto son muy razonables. El tema de la inflación es absolutamente central y de él deriva después toda esta discusión sobre los ajustes. Por ejemplo, el impuesto a las ganancias y la reforma del Indec. –El Gobierno dice que el equipo de Massa está presionando por una devaluación... –Trata de distraer. Hoy el problema central es el empleo, particularmente, el empleo joven, algo muy ligado a una situación de asfixia impositiva sobre las pequeñas y medianas empresas. Ése es el tema prioritario para enfrentar. También, sus consecuencias, como la inflación. –Desde la oposición se criticó a Massa por hablar poco sobre la corrupción –Es un tema, pero en esto hay que tener mucho equilibrio entre los que son denunciadores seriales, porque no tienen ninguna idea de cómo gobernar un país, y los que niegan la realidad. Algunos, y algunas no pueden gobernar ni un quiosco, entonces se agarran de lo que es más fácil. Se necesita un equilibrio entre ese extremo y los que creen que el problema no existe. –La UIA pidió un “ministro fuerte” y le respondieron que eso significa una presidenta débil. ¿Cuál es su opinión? –Si hay funcionarios que se equivocan, la cabeza del Estado los reemplaza. Cuando han pasado siete años con deficiencias y errores muy claros, con actitudes muchas veces antidemocráticas, y no son reemplazados, la responsabilidad es de la cabeza del Estado. Puede ser que algunos empresarios no se animen a criticar a la Presidenta y busquen entonces excusas. –Sorprende que un economista decida comenzar su libro ha-
blando del abrazo entre Balbín y Perón… –Es inútil hablar de economía, de salud o educación en una sociedad que está profundamente dividida, con tendencias a dividirse más si se intentan aventuras como la reforma de la Constitución. La prioridad es cerrar ese capítulo. Creo que las PASO lo han empezado a cerrar y tendrá que quedar definitivamente cerrado en octubre. –¿Se pueden lograr consensos cuando el partido más importante tiende a la hegemonía? –No, pero las responsabilidades son compartidas. El justicialismo tiene una visión clara del ejercicio del poder que, a veces, lo lleva a abarcar mayorías muy fuertes. Pero también es cierto que los que están enfrente han demostrado ciertas debilidades. Las PASO han sido interesantes porque, sin exagerar, el radicalismo ha cobrado más entidad. Y creo que eso es bueno. –¿Está el Gobierno en condiciones de llegar a 2015 sin reformas económicas? –Depende de muchas cosas. Esta gestión ya hubiera colapsado como consecuencia del costo que tiene la importación de energías si no existiera la soja, porque es un problema de la caja en dólares. Afortunadamente, los precios están donde están. Van a seguir altos probablemente, pero ya hay desequilibrios macroeconómicos profundos. No creo que le haga bien al país esperar dos años sin cambios. –¿Cómo ve su futuro político? –No es lo que pasa por mi cabeza. He pasado más tiempo de mi vida en la actividad privada que en la actividad pública. Creo que esto es fundamental. Esa gente que sólo hace actividad pública durante cuarenta años pierde sentido de la realidad. Porque nunca ha tenido siquiera la preocupación de pagar una secretaria.ß