espectáculos | 7
| Viernes 28 de junio de 2013
Radiografías
teAtro
Resignificado y virtuoso
Alicia Petti
charla de corazón // en vorterix
Sincera y emotiva resultó la entrevista que anteayer Mario Pergolini en su ciclo en Vorterix (FM 103.1) le realizó a Cris Morena, por el lanzamiento de Aliados, el nuevo unitario de Telefé cuya promoción en off hizo precisamente Pergolini. Lo más fuerte de la charla se suscitó en el final cuando Cris enfatizó su agradecimiento por esa colaboración: “Quiero que todos sepan que Mario Pergolini es una persona amorosa”. Nervioso Pergolini se apresuró a contestar: “No, por favor, Cris, que estás tirando abajo mis 30 años de profesión”.
gardel en el cine // 2x4
Mañana el programa El tango en el cine, que conduce el periodista Roberto Quirno en La 2x4 (FM 92.7) los sábados, de 13 a 15, estará dedicado a la vida de Carlos Gardel, motivo de atracción argumental en el cine argentino. Quirno investigó en la intimidad del mayor ídolo del tango para develar secretos y misterios de su mítica vida sentimental en tres películas: La vida de Carlos Gardel, de Alberto de Zavalía, protagonizada por Hugo del Carril; Se llamaba Carlos Gardel, dirigida por León Klimovsky, con Roberto Escalada como Gardel, y El morocho del Abasto, dirigida por Julio Rossi, con Rolando Chaves como “el Zorzal Criollo”.
radio uba // novedades
La tira semanal del Centro Cultural Rojas en las noches de la FM 87.9, la radio de la UBA, tiene novedades. A partir de julio, Diego Fischerman conducirá los miércoles, de 22 a 24, Tren de noche, un programa de jazz con desvíos y ocasionales descarrilamientos, y los sábados, de 22 a 23, Adolfo Agopian hará Rojas intenso, con toda la información de lo que sucede en el Centro Cultural. Además se sumó hace un par de semanas la directora Vivi Tellas, los jueves, de 22 a 24, con el ciclo Gualicho, ciclo de entrevistas. Siguen en la tira nocturna José María Muscari y Mariela Asensio (lunes), Sergio Marchi (martes) y Cecilia Szperling (viernes).
calÍgula.★★★★ muy buena. libro, letras y dirección: Pepe Cibrián
cervantes. Los
Campoy. intérpretes: Damián Igle-
mejores de la temporada 2012
sias, Gabriela Bevacqua, Tiki Lovera, Diego Rodríguez, Bruno Pedicone, Nicolás Pérez Costa, Karina Sáez, Joan Ramis, Ceterina Carrara, Marina Gaud Arena, Verónica Pacenza, Agustín Pérez Costa, Cristian Pantanali, Gonzalo Quevedo, Juan Damián Benítez, Sebastián Villagra. escenografía y vestuario: René Diviú. coreografía: N. Pérez Costa. luces: P. Cibrián CamPoy, Carlos gaber. música: Ángel Mahler. sala: Ciudad
Cultural Konex. funciones: jueves y viernes, a las 20.30; sábados, a las 21, y domingos , a las
19.
duración :
120
minutos (con intervalo).
“S
i hubiera tenido la Luna”, se lamentaba el Calígula, de Albert Camus. Pero no la tuvo, he allí su problema. El Calígula de Pepe Cibrián tiene otra impronta y su deseo viaja mucho más lejos que la Luna. En todo caso, se lo podría escuchar diciendo: “Yo soy la Luna”, porque para él no existe poseer, sino devenir en aquello que quiere. Así se verá paulatinamente su transformación en un dios (arbitrario, caprichoso, seductor) paradójicamente mortal, signo absoluto de su poder sin límites. Habrá que decir que tanto el personaje (histórico) como su entorno son argumentalmente fértiles. Lo que no significa que plantear una propuesta escénica tematizándolos sea sencillo. Más bien todo lo contrario. El Calígula de Cibrián se instala en una sala del Konex que le sienta de maravillas. El espacio se despliega en varios niveles que serán cuidadosamente aprovechados: el del piso, sobre el que se desarrollará un importante número de acciones –imposible eludir las connotaciones de éste–, uno intermedio propuesto por las sillas (objetos centrales de la puesta, junto con las telas) acomodadas de diversas maneras, paso de desfile o superpuestas, y uno superior, dividido de acuerdo con las funciones en las que se llevarán a cabo
Ya están los premios María Guerrero
Potentes actuaciones de Iglesias, Bevacqua y Pérez Costa una serie de acontecimientos. A la derecha del espectador, entre dos manos gigantes y semiabiertas estará el sitio privilegiado de la Pitonisa, al lado suyo un plano desde donde Calígula se mostrará siempre unos pasos más arriba; a la izquierda, un rincón al que se accede por una escalera al espacio de la muerte o al de un Quereas testigo que conspira. En el centro, una mano cruzada por cadenas y unas aspas que giran constituirán un espacio simbólico, no habitado pero central: el único lugar en que el ritmo se mantiene inalterable. El trabajo con el ritmo en Calígula es capital y se conjuga con el maravilloso diseño lumínico. Los tiempos se detienen o se apresuran; la velocidad extrema y la quietud se manifiestan de manera sucesiva, pero allí arriba uno sabe que ruedan sobre sí (tal vez, eternos) los brazos metálicos y en cruz, movidos por una fuerza invisible. El objeto informe, la luz, adquiere formas en algunas ocasiones, luces que se estrellan contra los objetos (o los personajes), que ocultan lo que
debe invisibilizarse, luces que bajo la apariencia de conos separan personajes enfrentados o los unen cuando las luminarias se intersectan constituyendo un único espacio; calles que cambian de color propugnando transformaciones en el estado de ánimo, o construyendo zonas oníricas o imaginarias, o haciendo dibujos en los huecos de las sombras. Calígula, interpretado por un magistral Damián Iglesias, inaugura constantes transiciones como si se hubieran naturalizado en él, los pasajes de estado. Es tanto el poder de ese personaje que su primer condenado va solo hacia la horca e inscribe por su cuenta el desenlace fatal. Cada muerte en escena se plantea de manera diferente, como señalando los modos posibles de su representación. Gabriela Bevacqua, Nicolás Pérez Costa, Leandro Gazzia, Karina Sáez, Diego Rodríguez compiten por ocupar el espacio escénico con prepotencia de trabajo, con desempeños notables, bellísimas voces y construcciones verosímiles. Pero no
alcanza con referir (podría nombrarse uno a uno a los habitantes del escenario) el buen trabajo, individual o colectivo, sin señalar el modo en que la dramaturgia y la dirección determinan su funcionamiento en el marco de un aceitadísimo sistema. El coro es pueblo que alaba, es espalda que elude, es erotismo que acompaña. Subrayan el terror, son parte indispensable de la fiesta o testigos mudos e inmóviles. El coro también es el pueblo que canta por el pan y por el circo. Como toda actualización (cada puesta se resignifica), ésta inscribe una lectura política diferente de sus versiones anteriores que, como corresponde a una obra de arte, es polisémica y no unívoca. Sin embargo, es posible decir que no conlleva una mirada optimista. El final, en términos simbólicos, no ha tenido lugar: no se produjo con la muerte de Calígula ni con el inicio del gobierno de Claudio. No hubo final y se evidencia en el sabor bello, desconsolado y presente de la última canción.ß Mónica Berman
La Asociación Amigos del Teatro Nacional Cervantes entregó el miércoles los Premios María Guerrero a la actividad teatral 2012 durante una ceremonia que se realizó en la sala mayor de ese teatro, con la conducción de Martin Wullich. Virginia Innocenti interpretó “Arrabalera” y, luego, Rubens W. Correa, Claudio Gallardou, Manuel Durán Giménez-Rico y Norma Duek dieron comienzo a la ceremonia. Fueron distinguidos con una mención especial el periodista y escritor Ernesto Schoo, columnista de esta sección, y ELTI, Encuentro Latinoamericano de Teatro Independiente. Por otra parte, se entregaron diplomas de reconocimiento a Hilda Bernard, Guillermo Cacace, Adhemar Bianchi, Rubén Hernández, César Magrini, José Alberto Petrucci, Guido Martínez Carbonell, Ulises Puiggrós, Fabián Sama y la Feria del Libro Teatral. Los premios a la trayectoria fueron para Graciela Araujo y Raúl Serrano. Cristina Banegas y Mario Alarcón se llevaron los premios a mejor actuación protagónica, por Molly Bloom y Jettatore!, respectivamente. Mientras que Ingrid Pelicori y Horacio Roca ganaron los rubros de reparto, por sus trabajos en Greek. Por esta obra ganó también su directora, Analía Fedra García, y Pepe Cibrián Campoy ganó como autor por su obra Marica. Tatiana Santana (directora de Cachafaz) y Esteban Masturini (actor de El cabaret de los hombres perdidos) compartieron el rubro Revelación, y Michel Noher (En familia) y Analía Sánchez (Tu ausencia animal), el Estímulo. Otros premiados fueron: Matías Sendón (luces), Eugenio Zanetti (escenografía) y Valentina Bari (vestuario).ß