espectáculos | 3
| Miércoles 5 de Marzo de 2014
El efecto Oscar se sintió en la taquilla y abrió una controversia 12 años de esclavitud. El guionista debió desmentir un cruce con el director del film
John Ridley, el guionista oscarizado Viene de tapa
El director junto a Helen Mirren, en un alto de la filmación de la película
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Reencuentro con István Szabó
ESTRENO. Tras seis años de silencio, el cineasta húngaro recobra en Tras la puerta
la relación entre una criada y su empleadora en los tiempos del comunismo István Szabó, el más internacional de los directores húngaros –y, por cierto, el más famoso–, pasó seis años sin filmar (acaba de cumplir 76), de modo que muchos admiradores de su cine celebrarán esta inminente oportunidad de conocer qué es lo nuevo que tiene por contar el gran artista responsable de tantas obras dirigidas a exponer con agudeza, emoción y sensibilidad los acontecimientos que marcaron la historia contemporánea de su país. Un cine que en general –piénsese en Mephisto, en Coronel Redl, en Sunshine– ahonda al mismo tiempo en los conflictos morales que la circunstancia histórica genera en el individuo. La obra que lo trae de regreso es Tras la puerta y está ambientada en la Hungría de los tiempos del comunismo, tal como los pintó en novelas sutilmente críticas Magda Szabó, una de las grandes escritoras húngaras del siglo pasado (sin parentesco con el director). La obra en cuestión es La puerta, publicada en 1987 y ganadora dieciséis años después en Francia del premio Fe-
mina a la mejor novela extranjera. Habla de la compleja relación que se establece entre una criada y su empleadora y expone una inversión de las relaciones de poder que algunos críticos literarios ligan a El sirviente, de Harold Pinter. Como ha venido haciéndolo con frecuencia desde Encuentro con Venus (1990), aquella bella evocación de los amores de una diva del canto (Glenn Close) y un director de orquesta, este último film de Szabó también fue rodado en inglés. Y al frente de su elenco están una inglesa (Helen Mirren) y una alemana (Martina Gedeck, de La vida de los otros). Historia y autobiografía El demorado reencuentro con el cineasta, que fue abanderado de la generación que en los sesenta renovó el cine húngaro, invita a recapitular su obra, iniciada tempranamente con el breve film que fue su diploma de graduación de la escuela de teatro y cine de Budapest, Concerto, que a los 23 años ya revelaba, así como otros cortos sucesivos, su concepción lírica del
Estrenos drama, épica, música y vampiros
300: EL NACIMIENTO DE UN IMPERIO // ESTADOS UNIDOS
De Noam Murro. Con Rodrigo Santoro y Lena Headey. Temistocles, al frente de la flota ateniense, debe unir su poderío marítimo al de Esparta, para tratar de evitar que los ejércitos persas de Jerjes dominen toda Grecia.
EN LA CASA // FRANCIA
De François Ozon. Con Fabrice Ludrini y Ernest Umhauer. Un profesor y uno de sus alumnos se insertan en un juego ingenioso en el que se entremezclan la realidad y la ficción.
TRAS LA PUERTA // HUNGRÍA-ALEMANIA
De István Szabó. Con Helen Mirren y Martina Gedeck. Ver aparte.
300: El nacimiento de un imperio
episodios durante la Guerra Civil Española.
EL vERANO SIGUIENTE // ARGENTINA-URUGUAY
ACADEMIA DE vAMPI- De Gabriel Nicoli. Documental ROS // ESTADOS UNIDOS acerca de la popular banda uruDe Mark Waters. Con Zoey Deutch y Lucy Fry. Dos jóvenes amigas asisten a una escuela para vampiros pacíficos y se enfrentarán con sus congéneres encargados de esparcir el mal.
guaya No Te Va Gustar vista a través de sus actuaciones y de la muerte de su tecladista Marcel Curuchet.
MIKA. MI GUERRA DE ESPAÑA // ARGENTINA
De Juan Pablo Martínez. Con Ismael Serrano y Carla Pandolfi. Un hombre y una mujer se encuentran una noche y, tras conversaciones triviales, nacerá un cálido romance.
De Fito Pochat y Javier Olivera. Documental en torno a la vida de Mika Etchebehere y de su marido, testigos de dramáticos
LUNA EN LEO // ARGENTINA
cine y la influencia que sobre él y sus compañeros ejercía la nouvelle vague francesa. En 1964 rodó su primer largo, de corte autobiográfico y explícitamente inspirado en la obra de Truffaut: La edad de los sueños. Las vivencias personales y las de su generación y los acontecimientos políticos también dominan los films que siguieron: Apa (el padre), bajo cuyo retrato se percibe la figura de Stalin; Film de amor, que alude a los trágicas jornadas de la revolución de 1956 aplastada por los tanques soviéticos como fondo de un romance juvenil, y otros relatos que componen retratos colectivos de la gente de Budapest en los tiempos del nazismo o en los años del reformismo aperturista de Janos Kadar. El reconocimiento internacional llegaría poco después, con Mephisto (1981), que a partir de la novela de Klaus Mann propone una lúcida reflexión sobre la relación entre los artistas y el poder político y entrega una admirable composición de Klaus Maria
Brandauer. Esta premiada realización (ganó el Oscar a la mejor película extranjera e hizo famoso el nombre de Szabó) inaugura un brillante período de colaboración con el actor austríaco. Coronel Redl (1985), centrado en la figura ambigua de un oficial austrohúngaro convertido en espía por oportunismo, y Hanussen, sobre un adivino cuya historia corre paralela a la caída de Hitler (1988), cierran esta suerte de trilogía sobre la soledad, el poder y la inevitabilidad de la historia. De los films que realizó con posterioridad a Encuentro con Venus hay que destacar, sobre todo, Sunshine (1999), saga en parte autobiográfica sobre una familia judía húngara a través de varias generaciones; Taking Sides, que retoma la idea de Mephisto revisando el caso del director de orquesta Wilhelm Furtwängler, acusado de adhesión al nazismo, y la divertida y exitosa Conociendo a Julia, sobre el mundo del teatro y con un encantador trabajo de Annette Bening que fue nominado al Oscar. ß Fernando López
La obra de Paolo Sorrentino, que le dio el domingo a Italia el undécimo Oscar de su historia al mejor film extranjero, se aprestaba a superar los 40.000 espectadores en apenas 12 días y con apenas 21 pantallas, una demanda que llevó a agregar el número de salas disponibles. En lo que va del fin de semana largo elevó en un 20 por ciento la concurrencia respecto del anterior. Ayer, a través de un video, Diego Maradona agradeció a Sorrentino la mención y la dedicatoria en los agradecimientos que el cineasta hizo al recibir la estatuilla en Hollywood. Allí, en el corazón de la industria del entretenimiento, tampoco cesaron las repercusiones y los ecos de su máxima celebración anual. Los organizadores (y la cadena ABC) festejaron el rating televisivo más alto de la última década: 43 millones de espectadores en Estados Unidos. A esta cifra se sumaron otras no menos relevantes en estos tiempos de redes sociales: 14.700.000 tuits escritos en todo el mundo sobre el Oscar durante las tres horas y media de transmisión y las 25.400.000 interacciones vinculadas al tema en Facebook. Todos contra DiCaprio Allí abundaron las chanzas contra Leonardo DiCaprio, protagonista de una nueva frustración. #PoorLeo (pobre Leo) se convirtió en la mención de moda, símbolo de la nueva frustración (la cuarta de su carrera, tercera en condición de actor protagónico) de una figura que inexplicablemente sigue sin ser reconocido por los votantes de la Academia pese a los indiscutidos méritos, en este caso, de su actuación en El lobo de Wall Street. Esta vez debió resignarse a felicitar ca-
ReUTeRS
ballerescamente a McConaughey, el ganador de este año. Para la película ganadora, en tanto, no todo fueron rosas. En el caso de 12 años de esclavitud, el dulce sabor del triunfo (primero en la historia del Oscar para una película dirigida por un cineasta de raza negra) resultó opacado por una controversia que, al parecer, enfrenta al propio realizador Steve McQueen y al guionista del film, John Ridley. Todos los invitados a la ceremonia del domingo vieron que Ridley, luego de recibir el Oscar al mejor guión adaptado, ignoró a McQueen luego de estrechar las manos de varios otros asistentes. Cuando evitaron mencionarse al recibir sus respectivas estatuillas en el escenario comenzaron a trascender los términos del aparente enfrentamiento: Ridley habría rechazado el pedido de McQueen de incluirlo como coguionista de 12 años de esclavitud, reclamo que, según algunos blogs bien informados de Hollywood, también pone en juego sumas de dinero que, luego del Oscar, no dejarán de crecer. Aunque la controversia sigue, Ridley puso algunos paños fríos al desmentir frente a The New York Post cualquier clase de choque con McQueen. Lo hizo durante la fiesta post-Oscar organizada por Vanity Fair. “Sin Steve McQueen –dijo el guionista– no hubiese podido ganar este Oscar. Estaré agradecido para siempre por el hecho de haber tenido la posibilidad de trabajar con él. Tenía solamente dos minutos para agradecer en el escenario y los nervios me traicionaron, por eso no lo mencioné. Además, fue la esposa de Steve la que descubrió el libro de Solomon Northup. Hacer esta película fue un gran honor para mí.” McQueen no hizo comentarios.ß