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SÁBADO
| Sábado 8 de diciembre de 2012
Estilo
en algún lugar del mundo
¿Quieres ser Dita Von Teese? No es actriz ni estrella pop, pero se la conoce como la reina del fetichismo; a los 40 años, se convirtió ella misma en una marca de culto que es la definición acabada del poder y el glamour Ruth Ferla
THE NEW YoRk TiMES
loS ÁNGElES.– Más que entrar en una habitación, Dita Von Teese se materializa. incluso antes de que uno haya notado su presencia, ahí está ella dándonos la mano y ofreciéndonos un té, como por arte de magia. “Yo soy maga”, murmura, como si nos hablase al oído. “Puedo hacerte ver algo que hasta recién no estaba.” Esa pizca de aparente brujería, dice, “es la definición misma del poder y del glamour”. Y al verla tomar sorbitos de una infusión de jazmín y limón, vistiendo un camisón amarillo que contrasta con su cutis pálido y su pelo azabache, una está dispuesta a creerle. Hasta podríamos sucumbir a los encantos del excéntrico ambiente dark de su casa en el barrio los Feliz, mientras la luz de la tarde se demora en su colección de aves embalsamadas: cisnes, un pavo real y una acuciante avestruz que mira con insistencia a los visitantes. Pero Dita se ocupa rápidamente de romper el hechizo. “Quiero que la gente sepa más de mí, porque todos se preguntan qué hago exactamente.” lo que hace, por supuesto, es sacarse la ropa sobre un escenario, con la misma maestría que su ídola, Gypsy Rose lee. Reina del fetichismo, encarnación de la moda, madama sensual del cabaret norteamericano, Dita Von Teese –nacida Heather Sweet, en Rochester, Michigan– es el modelo por seguir de por lo menos una generación de potenciales chicas de calendario. Y a estas alturas es demasiado viva como para pensar siquiera en dejarle el trono a otra. Razón por la cual, a los 40, en un redoblado esfuerzo por hacer rendir su fama en billetes, ha pasado a ser el más reciente personaje de culto que convierte su nombre en marca. El mes pasado, durante un cóctel en Decades –la exclusiva tienda vintage de Melrose Avenue–, Dita presentó su primera colección de ropa. Concebida por Dita junto con lime Door, una firma australiana dedicada al desarrollo de marcas, la colección consta de cinco piezas de inspiración retro que insinúan sin mostrar, con lujosas aplicaciones de tul y encaje de seda, y detalles de cordonería. la línea de ropa es la más reciente incorporación a una serie de productos que incluye un perfume, cosméticos, lencería y calcetería (con costura, por supuesto) y con la que Dita espera consolidarse como principal proveedora de los fetichistas más refinados. Apuesta a que sus fans, que en un 80 por ciento son mujeres, muerdan el anzuelo. Sus admiradores no tienen dudas. “Cuando alguien es auténtico, se nota a simple vista”, dice Ron Robinson, dueño de la boutique de vanguardia de los Ángeles que lleva su nombre, donde se vende el perfu-
La elegancia retro de la misteriosa Dita me de Dita y donde piensa vender, no bien lleguen a Estados Unidos, los lápices labiales y lociones para el cuerpo fabricadas en Alemania por la marca ArtDeco, así como una línea de uñas postizas. “Dita es madura y sofisticada, bella y accesible –dice Robinson–. Ya de por sí, eso es una marca.” Ciertamente Dita ha cautivado al mundo de la moda: entre sus admiradores se cuentan Christian louboutin, Marc Jacobs y JeanPaul Gaultier, en cuya pasarela Dita realizó una vez un exótico y elegante striptease. También apareció en la campaña Viva Glam de los cosméticos MAC, y su show en vivo, de una sensualidad hiperestetizada, animó a la primera marca de licores Cointreau a nombrarla su embajadora mundial. Hasta tiene un reguero de imitadoras, en especial katy Perry, quien se apropió descaradamente del personaje de mujer fatal de Von Teese, peinado ondulado y delineador negro incluidos. En los últimos meses, Dita realizó una gira por Estados Unidos con su show “Burlesque: Strip Strip Hooray”, y tuvo que poner el cartel de “localidades agotadas” en boleterías desde oregón hasta Nueva orleans. Pero si Von Teese aspira a convertirse en una marca de esas que venden desde accesorios hasta ropa de cama, le queda
nyt
un largo camino por recorrer. Su línea de ropa está disponible exclusivamente en Decades y en shopdecadesinc.com, con precios que oscilan entre los 600 y los 1000 dólares, y se ha vendido muy bien. “Pero nuestro «muy bien» no es el mismo «muy bien» de las kardashian”, dice sin suministrar cifras la mánager y socia comercial de Von Teese, Melissa Dishell. A diferencia de las kardashian, Dita aún tiene que trascender su condición de personaje de culto. “No hace películas, no vende discos y nunca fue tapa de una revista de modas –comenta Dishell–. Eso dificulta enormemente cerrar acuerdos comerciales y vender los productos.” Más artista que empresaria, Von Teese se muestra reacia a hablar de dólares y centavos. “la verdad que no me interesan los números –dice–. Yo simplemente voy llenando el chanchito.” Un chanchito bastante gordo, hay que decirlo, alimentado en parte por los honorarios de hasta 200.000 dólares que Dita cobra por sus presentaciones en vivo y que le alcanzan para tener un Cadillac modelo 53 estacionado frente a su casa. Sin embargo, dice que no entiende “demasiado de negocios”. Su participación como actriz invitada en un episodio de CSI, el año pasado, fue fruto de la casualidad: Dita es amiga de uno de los acto-
res de la serie. Von Teese no tiene planeado aceptar nuevos roles. “No toleraría ser actriz y no ser Tilda Swinton”, dice. “Es todo muy aleatorio, muy tirado de los pelos, muy informal”, dice el especialista en marcas Tom Brandin, de Nueva York, al referirse a los intentos de la performer por ingresar en el mercado. “Es como si su equipo hubiese dicho: «Salgamos a mostrarla a ver si alguien pica».” Hasta hace poco el rol principal de Dishell era la de feroz guardiana de la imagen retro-glam de su socia, rechazando más propuestas de las que aceptaba: ya vetó una línea de pieles, un perfume anterior, y una línea de jeans. “Dita no usa jeans”, dice Dishell secamente. Y le aconseja a Von Teese que no muestre tanto en el escenario y que no se sobreexponga, al estilo kardashian, con un reality propio por televisión. No es casual que a pesar de los denodados esfuerzos de los blogueros por vincularla con el actor Peter Sarsgaard y el aristócrata francés louis-Marie de Castelbajac, la vida amorosa de Dita está rodeada de una nube de misterio. Estuvo casada durante un año con el rockero gótico Marilyn Manson, en 2005, una unión que hizo crecer su imagen, pero que terminó en divorcio. Pero, al parecer, el bajo perfil rinde. “Hay mucha gente que no sabe quién es Dita Von Teese”, dice Cameron Silver, propietario de Decades, “pero la gente que tiene que conocerla, la conoce. los que marcan tendencia saben quién es”. la cineasta y escritora liz Goldwyn asistió a la presentación de la colección de Dita en la boutique Decades vistiendo uno de los vestidos de corte sirena. “Dita tiene mucho estilo –dijo Goldwyn–. Y lo que es más importante, les transmite un mensaje positivo a las chicas: se puede ser sexy y elegante a la vez.” “lo que hace Dita es descorrer de tanto en tanto la cortina de su vida”, dice Ed Burstell, gerente de la tienda liberty, de londres. “Nos dejan echar apenas un vistazo, pero al final de cuentas es eso lo que resulta más atractivo, interesante y apetecible.” El hecho es que Von Teese ha marcado un punto decisivo en la popularización de una estética fetichista que se ha infiltrado en la moda a través de arneses, corpiños de cuero, uñas pintadas de negro y correas con tachas para el cuello. Dita parece estar en la cresta de una ola de creciente obsesión por el porno soft que convirtió en best seller mundial la morbosa historia de una mujer sumisa. “Cuando hagan la película”, sugiere Dishell, “deberían considerar la publicidad cruzada”. ¿Estará proponiendo un título tipo Cincuenta sombras de Von Teese?ß Traducción de Jaime Arrambide.
Juana Libedinsky
Nada como invitar a amigos a cenar
S
nueva york
egún The New York Times, soy una persona muy civilizada. No porque ceda mi asiento en el bus cuando entran personas con bastón o porque haya leído algún clásico de la filosofía humanista cuando cursaba Ciencias Políticas. Simplemente porque invito a comer a casa. Según el matutino, en un sorprendente elogio a página entera de las dinner parties, éstas son algo así como el epítome de la civilización occidental. Una cena en un hogar particular, subraya, es la posibilidad de que jóvenes y ancianos intercambien anhelos y experiencias, de que el agresivo potentado se divierta con la dulce ingénue que le sientan al lado. Son la posibilidad de hacer networking (en Estados Unidos uno no puede dejar de señalar la parte pragmática), conseguir nuevos amigos o quizás hasta algún novio sin que medie una pantalla y relajarse en el marco de una elegancia simple pero estructurada que hasta en el mejor restaurante no se consigue. El dinner party neoyorquino fue, hasta hace unos años, uno de los rasgos definitorios de la ciudad, con dueñas de casa célebres que competían por quién podía hacer la mezcla de gente más extrema. luego había que conseguir que todos lo pasaran extraordinariamente bien en la mesa. los métodos favorecidos eran el llamado “partido de tenis”, que implica hablar un rato con el de la derecha, un rato con el de la izquierda, con la cabeza que va girando como quien está mirando el deporte blanco, o el “Barbara Walters”, en honor a la periodista que es su cultora contemporánea, que implica lanzar un tema fascinante al centro de la mesa para que
todos discutan en simultáneo. El alcohol abundante era esencial y, para coronar la ocasión, después el encuentro aparecía idealmente mencionado en la prensa o en las páginas de Truman Capote. Pero lo que está en vías de extinción no son sólo estas versiones hiperglamorosas del dinner party, sino hasta la simple invitación a comer un guisito casero a la mesa familiar, y no es una cuestión de dinero tanto como un tema cultural. Una amiga de la industria financiera me contaba que fue invitada a comer a la casa del presidente de uno de los grandes bancos y que los dueños de casa pidieron comida china que todos cenaron en el suelo, directo del cartón del delivery. De unos amigos más modestos con casita de ensueño en barrio bohemio, escuché cómo planeaban eliminar el comedor para poner una sala de TV porque, aunque grandes cocineros, había bares económicos para encontrarse con los demás y con los chicos usaban directamente la cocina. Esto último recordaba en una conferencia en el jardín de infantes de mi hija un especialista en desarrollo infantil de Harvard. Una de las cosas que destacó al hablar de los niños y los problemas de socialización fue que éstos pocas veces ven a sus propios padres con amigos. Si ven gente más allá de lo laboral, es en restaurantes y bares, pero sus chicos no los ven interactuar amigablemente, y no saben cómo imitarlos. la semana que viene, entonces, naturalmente vuelvo a poner otro pollo al horno y a preparar la mesa para multitudes. Con The New York Times y especialista de Harvard palmeándome la espalda, hasta el menú más simple ya tiene otro sabor...ß
objeto de culto
Helados Melona, el sabor coreano Algunos degustadores callejeros empezaron a hablar de estos helados luego de sus excursiones al Barrio Chino de Belgrano. Luego, el rumor de que hay unos helados de “palito” extremadamente sabrosos empezó a correr por la ciudad. Aunque sigue siendo de culto, sólo para algunos entendidos, hoy los Melona pueden conseguirse en varios lugares. La historia detrás de esta marca es que son importados de Corea y que el gusto melón tiene sabor a... melón: una rareza para este tipo de productos.
Gastronomía
Un vino argentino, N° 1 para la crítica norteamericana El Riglos Gran Corte 2009 fue elegido mejor vino del año por la revista Wine Enthusiast; al mismo tiempo, el enólogo Jorge Riccitelli, de Norton, y el bodeguero Nicolás Catena Zapata también fueron distinguidos por las más prestigiosas revistas especializadas
Riglos Gran Corte 2009, el N°1 para la revista Wine Enthusiast
celencia y la alta calidad, colocando técnica, tecnología y talento detrás del objetivo de producir vinos world class en un mercado altamente competitivo”, comenta Rafael Calderón, CEo de Riglos, al tiempo que señala el efecto inmediato del puntaje otorgado al vino en Wine Enthusiast: “El vino se agotó y sólo quedan botellas en algunos restaurantes o en vinotecas que lo habían adquirido con anterioridad –cuenta–. Nosotros no tenemos nada del Riglos Gran Corte 2009, e incluso toda la cosecha 2010, que todavía está guardada, ya está toda reservada a partir de pedidos que hemos recibido desde Estados Unidos hasta Dinamarca.”
y crítico de vinos Fabricio Portelli. “Esto, claramente, es una reafirmación”, agrega el experto, que coincide con el puntaje que Wine Enthusiast le otorgó al Riglos Gran Corte 2009: 96 puntos (sobre 100). En el Top 100 que por cuarto año consecutivo elaboró Portelli para la revista El Conocedor –publicado en el número que sale a la calle la semana próxima– obtuvo 95 puntos. “lo conozco desde su primera cosecha, en 2005, y lo que me sorprendió desde esa primera vez fue la capacidad de
Personalidades del malbec Creador de vinos de alta gama como el Norton Privada o el Gernot langes, el mendocino Jorge Riccitelli es el primer enólogo sudamericano en ser elegido “enólogo del año” por la revista Wine Enthusiast. “Es un orgullo muy grande para mí, para la bodega y para la gente que trabaja en el vino”, asegura Riccitelli, que este año ha cumplido dos décadas al frente del equipo de enólogos de la bodega Norton. “Revistas prestigiosas como Wi-
Sebastián A. Ríos lA NACioN
El mejor vino del año es argentino. Eso es lo que sostiene la prestigiosa revista Wine Enthusiast, que en su ranking “The Best of the Year 2012” le concedió el primer puesto al Riglos Gran Corte 2009, de la bodega Riglos. Esa misma publicación distinguió en noviembre a Jorge Riccitelli, enólogo de la bodega Norton, como “Winemaker of the Year 2012”, mientras que un mes antes, Nicolás Catena Zapata, de la bodega Catena Zapata, fue galardonado con el “Distinguished Service Award 2012” de la revista Wine Spectator. En suma, todas buenas noticias que ayudan a comprender el respeto que los vinos de alta gama argentinos se han ganado dentro de la crítica especializada internacional. “Se trata de publicaciones muy influyentes en el mundo entero, ambas de Estados Unidos, el principal mercado para nuestros vinos, y fundamentalmente para el malbec. Esto no hace más que alargar el éxito del vino argentino, en general, y del malbec en particular, disipando todas las dudas sobre si sólo se trataba de una moda pasajera”, dice el periodista
ser un gran vino de viñas tan jóvenes (plantadas a principios de este siglo). Es decir, un chico con la complejidad de un grande”, dice. Corte de tres variedades –malbec 50%, cabernet sauvignon 40% y cabernet franc 10%–, “es su gran expresión, intensidad y concentración, pero sin abandonar la suavidad, lo que más sorprende”, afirma Portelli. “la posición obtenida por Riglos Gran Corte es una reafirmación enorme a nuestra filosofía y estrategia enfocada en la búsqueda de la ex-
ne Enthusiast, que evalúan los vinos orientados al mercado americano, suelen nombrar a las bodegas argentinas, al malbec argentino, pero nunca hacen referencia a las personas que trabajamos en el vino –dice Riccitelli, que comenzó su carrera como enólogo en la tradicional bodega mendocina Gargantini, donde su padre trabajaba como mecánico–. Por eso para mí significa mucho que ahora también estemos los técnicos en estas revistas.” Vinos argentinos premiados, enólogos argentinos premiados, y, también, empresarios bodegueros. Es el caso reciente de Nicolás Catena Zapata, dueño de la bodega que lleva su apellido, que se convirtió en el primer bodeguero latinoamericano en recibir el “Distinguished Service Award”, con el que la revista especializada Wine Spectator destaca el aporte a la industria del vino. “Este reconocimiento se presenta como el más importante al que puede aspirar cualquier productor de vinos en el mundo, figurando entre las personalidades distinguidas en años anteriores Francis Ford Coppola, Piero Antinori, el barón Eric de Rothschild, Robert Mondavi, Ernest y Julio Gallo”, señala Felipe Menén-
dez, marketing manager de Catena Zapata. la revista, agrega, “destaca su labor como “padre del renacimiento de la vitivinicultura argentina”, posicionando al país dentro de un espacio de liderazgo e innovación dentro del Nuevo Mundo”. Para Portelli, las distinciones de Catena Zapata, Riccitelli y Riglos tienen un denominador común: el malbec. “Porque Nicolás Catena es reconocido por ser pionero y quien posicionó al malbec argentino en el mundo, y lo hizo codearse con los top del Viejo Mundo: los bordeleses… paradójicamente, la cuna del malbec. Por su parte, Jorge Riccitelli, en Norton, lo que más hace y lo que más vende desde hace dos décadas es…. malbec. Y el corazón del Riglos Gran Corte es… malbec.” “Pero esto no es sólo un gran empujón para avivar las exportaciones, sino que le da prestigio al vino argentino. Y lo único que separa a los grandes vinos del viejo mundo de los del nuevo es eso –agrega Portelli–. la Argentina acusa historia, pero sin acumular prestigio. Estos hitos afirman la condición de jugador de primer nivel, y reafirman que la Argentina vínica es mucho ruido y muchas nueces”.ß