¿QUÉ ES EL REGALO DEL CIELO? A través de los siglos, hombres y mujeres han fantaseado y teorizado acerca de la naturaleza del cielo. Si hay un Dios todopoderoso, un Dios que tiene el poder para crear todo lo que ves, entonces es claro que también tiene el poder para ser perfecto. Piensa en esto. Un Dios todopoderoso es perfecto por definición. Por tanto, también nosotros tendríamos que ser perfectos a fin de entrar en la realidad de un Dios tan santo. Cada sistema de fe en el planeta reconoce esta realidad y hace su mejor esfuerzo por establecer un camino hacia la perfección. Pero tú y yo tenemos un problema. No importa cuánto lo intentemos, simplemente no podemos ser perfectos. Ni siquiera estamos cerca de la perfección, y si eres honesto contigo mismo, sabes que tampoco te estás acercando tanto a la perfección. Y recuerda: el reino de Dios, es un reino de perfección. ¿Quieres estar algún día con Dios? Entonces mejor haces que tu meta en la vida sea la perfección. NADIE ES REALMENTE BUENO Muchos de nosotros, años antes de que verdaderamente creyéramos que existe un Dios, decíamos algo como, “Oye, si hay un Dios y un cielo, yo debo estar bien; después de todo, ¡soy una buena persona!” Pero si hay un Dios, entonces el lugar santo donde habita, es algo mucho más allá de nuestro ‘bueno’. Y ante un lugar así, nuestro ‘bueno’ es terriblemente deficiente. No importa cuán buenos creamos que somos, realmente no somos así de grandiosos, especialmente si queremos alcanzar el estándar de perfección de Dios. La Biblia dice: Romanos 3:10-12 (NVI) “No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!” TODOS COMETEN ERRORES Diariamente tú y yo hacemos pequeñas cosas que sabemos que están mal. Si estamos tratando de ganar nuestra entrada al cielo, estos pequeños obstáculos son devastadores, porque siempre nos apartarán de la perfección, ¡el requisito para entrar al reino eterno! Aun esos ‘pequeños errores o equivocaciones’ son llamados ‘pecados’ y todos fallamos en alcanzar la marca de la perfección de vez en cuando. La mayoría de nosotros fallamos mucho más que eso en dar en el blanco. Cada vez que te enojas, cuando se supone que no lo hagas, que estés deseando a alguien, o que haces algo más que sabes que está mal, ¡estás pecando! La Biblia dice: Romanos 3:23 (NVI) “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios. EL PECADO TIENE UNA CONSECUENCIA Ahora, eso no es lo que Dios quiere para nosotros. Eso no fue parte de su plan original. De hecho, Dios quería que viviéramos una vida perfecta, sin pecado. Él quería que viviéramos para siempre con él en un lugar donde sólo se permite la perfección (nosotros lo llamamos cielo). Pero comenzando con el primer hombre, Adán, nosotros los humanos hemos continuado cometiendo error tras error. La Biblia dice: Romanos 5:12 (NVI) “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.” EL PECADO OCASIONÓ LA MUERTE
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Tristemente, hay un castigo por el pecado. En serio, no debería sorprenderte tanto. Siempre hay castigos que deben pagarse cuando hacemos lo que sabemos que está mal. Tú y yo lo entendemos. Cuando haces algo mal, pagas el precio. ¿Sabes cuál es el precio por nuestro pecado? Es la muerte eterna. Suena terrible, ¿no es cierto? Suena muy duro, pero es la verdad. El pecado es la razón por la que todos nosotros los humanos no vivimos para siempre. La Biblia dice: Romanos 6:23 (NVI) “Porque la paga del pecado es muerte…” PERO DIOS QUIERE QUE VAYAMOS A CASA Así que si Dios y el cielo son perfectos, y nosotros estamos tan caídos, ¿cómo es que alguna vez podríamos vivir con él cuando muramos? Bueno, hay unas excelentes noticias. Dios tiene un plan para nosotros, y es por lo que envió a su Hijo Jesús al mundo. Dios envió a Jesús a pagar la pena de muerte, para que nosotros no tuviéramos que sufrirla. Jesús vivió una vida perfecta y fue sin pecado. Él era, y es, Dios mismo en forma humana. Él no tenía que morir, pero murió en la cruz, y lo hizo por nosotros. Él no quiere que trates de añadir tus propias buenas obras a su sacrificio. Tus obras son insignificantes ante un Dios perfecto, pero el regalo que Jesús ofrece no tiene precio. La Biblia dice: Romanos 5:8 (NVI) “Mas Dios muestra su gran amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” HAY UN CAMINO A CASA Dios sabe que no hay nada que puedas hacer para salvarte a ti mismo. Todas tus buenas obras y trabajos simplemente no impresionan al Dios santo del universo. Él ya estuvo allí y lo hizo. Dios se ofende profundamente cuando no quieres admitir que tus obras no importan. Él está ofendido cuando sencillamente no quieres aceptar el don gratuito de la salvación. Él está ofendido cuando tratas de jugar a ser Dios y ganar tu propio camino al cielo. Después de todo lo que él hizo en esa cruz por ti, ¿por qué lo negarías y tratarías de ganarte tu propia entrada a la presencia de Dios? Él sencillamente quiere que creas y tomes el regalo de gracia que él te está ofreciendo. La Biblia dice: Romanos 10:13 (NVI) “Porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.” SÓLO ACEPTA EL REGALO No trates de añadir algo al regalo. No salgas y pienses que puedes ganártelo de nuevo. Los cultos se alejan de la verdad cuando añaden buenas obras o hechos al don gratuito de Dios. Tú puedes detectar la mentira desde lejos, si sólo te fijas en esto. ¿Me dicen que tengo que hacer algo para salvarme, además de sencillamente aceptar el don gratuito de la salvación que Dios me ofrece? El único Dios verdadero es demasiado grande para estar impresionado por algo más que no sea tu humilde aceptación y la convicción de que solo él puede hacer toda la obra para salvarte. La Biblia dice: Romanos 10:9-10 (NVI) “Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.” Así que ¿qué estás esperando? ¿Por qué estás aún tratando de ganarte el favor de Dios a través de buenas obras o de un comportamiento apropiado? ¡Mira!, si tú le rindes tu vida a Jesús, si reconoces la increíble oferta que te está haciendo, si realmente eres salvo, entonces tu gratitud ciertamente se verá reflejada en
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¡un nuevo comportamiento! Esto brotará naturalmente como consecuencia de un corazón agradecido y rendido, pero recuerda, todo este buen comportamiento jamás tuvo la habilidad de salvarte. Si tú no le has pedido a Jesús que entre en tu vida y haga todo lo que se necesita para salvarte, reemplazará tu suciedad con su justificación. Si no le has dicho a Dios cómo te sientes, ahora es el momento perfecto. En tus propias palabras, con tu propia forma de orar ahora mismo, dile que tú crees y estás dispuesto a abandonar tus propios esfuerzos y a rendirte a él. Dile que estás dispuesto a vivir una vida nueva como un hijo de Dios. Y a propósito, ¡bienvenido a la familia de Dios! Material traducido de www.pleaseconvinceme.com Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.
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