PRODUCCION DE MAIZ (Parte III) ALGUNOS ASPECTOS RELEVANTES Ings. G. O. MARTIN (h) y M. G. NICOSIA Cát. de Forrajes y Cereales Fac. de Agronomía y Zootecnia UNT
Continuando con la serie de notas sobre la producción de maíz, veremos aquí cuales son los aspectos más relevantes a tener en cuenta respecto de las necesidades de agua del cultivo y la planificación de la cosecha con énfasis en los problemas que determinan pérdida de rendimiento durante la misma.
REQUERIMIENTOS HIDRICOS: Dentro del paquete tecnológico para maximizar el rendimiento granífero de híbridos o cultivares de alto potencial, el riego complementario es un arma fundamental y además produce mejor aprovechamiento de otro insumo del paquete: la fertilización. El primer paso es usar con eficiencia el agua de lluvia, permitiendo su infiltración sin encharcamiento ni escurrimiento superficial. Para ello, el suelo no debe estar compactado ni demasiado pulverizado. El maíz tiene requerimientos variables de agua en diferentes etapas de su ciclo productivo. Estas necesidades se incrementan progresivamente desde la emergencia, estadío de 4-5 hojas, estadío de 6-7 hojas y estadío de 9-10 hojas, para llegar al máximo de necesidades diarias desde este estadío y durante floración y principio de espigazón. De allí en adelante (fin de espigazón, llenado de granos y madurez), las necesidades hídricas van decreciendo gradualmente. En general, los materiales tropicales tienen buen comportamiento con precipitaciones de hasta 700 mm; por debajo de ello, conviene riego complementario. Este cultivo, en términos generales, requiere a lo largo de su ciclo, entre 600 y 800 mm de precipitación efectiva. Esto significa que para nuestras condiciones y con materiales de alta perfomance, el riego complementario debería cubrir el déficit más las pérdidas de agua por escurrimiento, transporte y aplicación (totalizando 1000 a 1100 mm). En este caso, los factores a considerar son: relevamiento del acuífero para conocer ubicación, profundidad, cantidad y calidad de agua. La calidad es importante por salinidad y peligrosidad sódica; con aguas con contenido salino superior a 2gr/lt., sólo podrían regarse suelos con buena permeabilidad y con cultivos tolerantes a salinidad. La peligrosidad sódica se expresa mediante el índice RAS, que indica la relación entre el contenido de Na, Ca y Mg del agua y su factibilidad de producir la salinización del perfil. El maíz es moderadamente sensible a salinidad y experimenta disminuciones de rendimiento que pueden alcanzar el 10 % con 2,5 mmhos y 25 % para 3,8 mmhos. Entre los sistemas de riego, el sistema por surco tiene los menores costos de equipamiento pero los mayores en mano de obra; el de pivot central y avance frontal,
tienen altos costos de equipamiento y eficiencia de riego, con baja mano de obra; el de cañon, tiene altos consumos de potencia y costos de mantenimiento, pero la eficiencia de riego es menor a las anteriores. Para planificar adecuadamente el riego y decidir racionalmente el sistema a emplear, deben conocerse aspectos como el caudal de agua disponible, superficie a regar, capacidad del equipo, turno de riego, topografía del terreno, presencia de obstáculos y la mejor forma de evitarlos, conducción del agua hasta el punto de riego, regulación del caudal, momento de aplicación en función de las necesidades del cultivo, tipo de suelo (es importante conocer su estructura, permeabilidad, capacidad de retención de agua y penetración radicular), etc. En cuanto a los riegos, pueden hacerse 2 o 3 a lo largo del cultivo. En ambos casos, el 1° debe ser durante el establecimiento del mismo. Para el caso de 2 riegos, el 2° será a fin del período vegetativo — principio de floración. Para el caso de 3 riegos, el 2° será a mediados del período vegetativo y el 3° a fin de floración – principio de formación de mazorca y grano. Debemos recordar que el maíz es tolerante a déficit hídrico durante el período vegetativo y el de maduración; no así durante la formación de inflorescencia, floración, formación de estigma y polinización, lo que origina severas pérdidas de rendimiento por reducción del n° de mazorcas/ha y de granos/mazorca. A su vez, el encharcamiento del suelo durante la floración, puede reducir hasta un 40 % del rendimiento, por lo que el riego debe estar perfectamente regulado.
COSECHA: Un correcto manejo de la producción de maíz, no puede dejar de incluir una cosecha planificada. Entre los aspectos a considerar están: el % de humedad del grano con que se iniciará la cosecha, la superficie total a cosechar y el rendimiento estimado de cada lote. Estos son aspectos que pueden ayudar a definir los días que necesitaremos para concluir todo el proceso, determinar la secuencia de cosecha de cada lote y el momento de iniciación de la misma (esto en función del % de humedad) y si conviene hacerla en forma anticipada o no. Entre 40 y 50 días posteriores a la floración, se produce la madurez fisiológica del grano, con alrededor de 37 % de humedad. De allí en adelante, el grano sigue un proceso gradual de deshidratación, hasta llegar a niveles óptimos de cosecha. La velocidad de secado es propia de cada material y del ambiente, pero en general, los materiales tropicales se cosechan con tenores de humedad de 17 a 20 %. Dos aspectos que deberían considerarse a la hora de realizar cosecha anticipada, normal o tardía, deberían ser el costo del secado y la probable pérdida de rendimiento por atraso en la cosecha. En esta decisión juega un importante papel la determinación de patrones de maduración del grano y una forma usual de definirla, además de la medición secuencial del % de humedad, es la madurez relativa, que indica las diferencias relativas de duración del ciclo productivo entre diferentes materiales en función de las pruebas experimentales. Este valor puede ser modificado por las condiciones ambientales, pero en general, para un mismo ambiente y fecha de siembra, los materiales mantienen el ordenamiento general. En lo que respecta al proceso de cosecha en sí, un aspecto a considerar son las llamadas pérdidas pre-cosecha. En general se asocia pérdidas de rendimiento con sequedad del grano; este problema está más relacionado con el mayor quebrado de plantas y caída de espigas que acontece con mayor tiempo de secado, que con el % de humedad del grano al momento de la cosecha, si bien ambos factores están estrechamente relacionados.
Cuanto más retrasamos la cosecha, más plantas están propensas al vuelco por el viento, por la acción del barrenador del tallo o por stress hídrico (a este lo benefician las altas densidades de siembra o el enmaleza-miento del lote). Las pérdidas durante la cosecha se producen fundamentalmente a nivel de plataforma o en el mecanismo interno de la trilladora. En la plataforma pueden deberse a, rolos del cabezal muy separados, que dejan caer espigas; falta de regulación de placas espigadoras; alta velocidad de las cadenas recolectoras; excesiva velocidad de la máquina, etc. Por el mecanismo interno de la trilladora, los problemas más comunes son la mala regulación entre la separación del cilindro y el cóncavo; falta de forrado del cilindro; poca velocidad de trilla; mala regulación del sacapajas, etc.
CONSIDERACIONES FINALES: El ciclo del maíz puede dividirse en: A) Establecimiento (siembra, germinación y plántula de 3 a 4 hojas), desde mediados de Diciembre a principios de Enero (15 a 25 días); B) Período Vegetativo (hasta 9 a 10 hojas), desde principios de Enero a mediados de Febrero (25 a 40 días); C) Período de Floración (formación de inflorescencia y estigma), desde mediados de Febrero a principios de Marzo (15 a 20 días); D) Período de Formación de Mazorca y Llenado de Grano, desde mediados de Marzo a fines de Abril (35 a 45 días) y E) Período de Maduración (madurez fisiológica), durante la primera quincena de Mayo (10 a 15 días). Consideramos que la atención en los diversos aspectos que hemos tratado en las 3 notas que integran esta serie, en cada uno de estos períodos, podrán ayudar a la hora de producir maíz de calidad sin descuidar la productividad.