polÍtica - Poliarquía Consultores

9 mar. 2014 - esos flagelos, como por el debate del anteproyecto de ... si, que aseguró que en el país no sólo .... pasta base por nuestras fronteras, la.
122KB Größe 10 Downloads 64 vistas
10

|

POLÍTICA

| Domingo 9 De marzo De 2014

polÍtica Edición de hoy a cargo de Jorge Liotti | www.lanacion.com/politica

@politica_LN

Facebook.com/lanacion

[email protected]

negocio en expansión | una percepción pesimista

El narcotráfico ya encabeza las preocupaciones de la sociedad

Un flagelo y una enorme cadena de responsables

Según una encuesta de Poliarquía, figura al tope de los temas considerados “muy graves”, seguido por el consumo de drogas; una mayoría identifica al gobierno nacional como el principal responsable

opinión Sergio Berensztein

El narcotráfico y el consumo de drogas ganan espacio y prioridad entre las preocupaciones de los argentinos. La mayoría percibe que ambas problemáticas han empeorado en los últimos años y apunta al gobierno nacional como máximo responsable de combatirlas. La radiografía surge de una encuesta de Poliarquía Consultores que, a partir de 14 preguntas, bucea en varias aristas, del narcotráfico y el consumo de drogas. Los resultados del estudio se conocen en el cierre de una semana en la que ambos temas coparon la agenda política, tanto por la advertencia del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, sobre el avance de esos flagelos, como por el debate del anteproyecto de reforma del Código Penal, que, entre otras modificaciones, prevé bajar la pena del tráfico y el suministro de estupefacientes, entre otros delitos. La discusión política se potenció además a partir del asesinato de un supuesto jefe sicario el lunes último en Palermo. Entre los datos más relevantes de la encuesta sobresale la gravedad que la mayoría de los consultados asignó a ambos temas. El 83 por ciento describió al narcotráfico como un problema “muy grave” (la escala se completa con “bastante grave” y “poco grave”) y el 82% eligió la misma calificación para el consumo de drogas. Con el mismo porcentaje quedó la corrupción y, unos escalones más abajo (79%), la inseguridad. Para Sergio Berensztein, director de Poliarquía Consultores, ese orden de prioridades da cuenta de un “divorcio, ya que mientras que la sociedad identifica ambos problemas como de primer orden y con el que tiene altos niveles de familiaridad, éstos no aparecen entre las prioridades del Estado. Hay un divorcio entre lo que la gente piensa de las drogas y el lugar que el tema ocupa en las políticas públicas”, advirtió. En sintonía con la alta gravedad asignada, la mayoría opinó que ambos problemas “han empeorado” en los últimos cinco años. El 77% se inclinó por esa opción para el narcotráfico y el 81% lo hizo respecto del consumo. Encadenado a lo anterior se recorta el dato sobre el nivel de consumo de drogas en la Argentina. El 79% dijo que es “alto”; el 19%, “medio”, y sólo el 1%, “bajo”. También el 79% dijo conocer a alguien que ha probado drogas “al menos una vez”. También en el terreno del consumo, la encuesta arroja un dato llamativo. El 73% de los consultados se manifestó en contra de la legalización del consumo de marihuana, mientras que el 22% dijo estar a favor.

Según Berensztein, ese reparto de opiniones es clave. “El rechazo a la legalización es contundente y pone bajo la lupa el razonamiento que suele hacerse desde la política de que «como no podemos hacer nada para combatir las drogas, legalicemos»”, graficó. “Queda claro que este típico atajo de la política no sería aceptado por una mayoría enorme de la sociedad”, completó. El jueves pasado, Lorenzetti advirtió que el avance del narcotráfico “está afectando el Estado de Derecho”. Fue el segundo pronunciamiento del máximo tribunal en menos de cuatro meses. En noviembre último, la Corte había pedido al Gobierno “medidas urgentes” para combatir el narcotráfico en el norte del país. En sentido similar se había expresado la Asamblea del Episcopado en noviembre pasado, cuando denunció el avance del narcotráfico y la “complicidad y corrupción de algunos dirigentes” con el flagelo. Pidió además “políticas públicas de corto, mediano y largo alcance”, y recordó que “perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado”. El estudio de Poliarquía aborda el vínculo entre tráfico de drogas y política y registra otra cifra contundente: para el 32% de los participantes, el narcotráfico y la política están “muy relacionados” y para el 43% están “bastante relacionados”. Es decir, el 75% dio cuenta de un vínculo estrecho entre ambos universos. A la hora de repartir la responsabilidad en el “combate” del narcotráfico, la mayoría (55%) apuntó al gobierno nacional. Lejos quedó el colectivo “todos”, integrado por “los políticos, la justicia y la sociedad”, con 16%, y los jueces, con 11%. Hace poco más de un mes, el avance del negocio de la droga en la Argentina había generado un durísimo cruce entre funcionarios del Gobierno. Protagonizaron aquel contrapunto el ministro de Defensa, Agustín Rossi, que aseguró que en el país no sólo había tránsito y consumo de drogas, sino que también se había detectado la elaboración de sustancias ilícitas, y el secretario de Seguridad, Sergio Berni, que lo desmintió. Ese mismo debate quedó reflejado en la encuesta de Poliarquía. El 64% de los participantes describió la Argentina como un país de tránsito, mientras que el 25% dijo que es un país de producción. El 11% restante dijo no saber o prefirió no contestar. El estudio de Poliarquía se hizo entre el 16 y el 24 de enero último, forma parte de una investigación realizada para un libro de próxima publicación, elaborado por Berensztein y el ex jefe de la Policía Metropolitana Eugenio Burzaco.ß

Una problemática cada vez más grave El consumo de drogas en nuestro país es Alto 79%

Ns/Nc 1%

¿Conoce a alguien que haya probado drogas al menos una vez? Sí 79%

Bajo 1%

Ns/Nc 1%

Medio 19%

No 20%

¿Cuán grave es cada uno de estos problemas en la Argentina? Poco grave

Bastante grave

2%

El narcotráfico

2%

El consumo de drogas

74%

22%

LA NACIoN

La encuesta de Poliarquía para la nacion forma parte de un trabajo más profundo que realizamos con Sergio Berensztein como parte de un libro que publicará la editorial RandomHouse. Los datos corroboran algunos patrones muy marcados: la percepción de que el problema del narcotráfico y del consumo de drogas es muy grave en el país tiene aún mayor consenso que problemáticas más tradicionales, como la inseguridad, la corrupción y la inflación. A pesar de esta fuerte preocupación, la reacción del Gobierno sigue siendo muy vaga y evasiva, negando la realidad, hasta tal punto que la Corte Suprema y relevantes organizaciones de la sociedad civil, como la Iglesia, han señalado las graves consecuencias de esta inacción y la falta de una respuesta concreta. Lo primero para destacar es el aumento sostenido del consumo de drogas ilegales, como lo marcan los informes anuales del Undoc, organismo especializado de las Naciones Unidas: en una década se duplicó la

prevalencia de consumo de marihuana y de cocaína, y los jóvenes empiezan a consumir cada vez a menor edad, lo que aumenta las posibilidades de ser adictos como adultos. La encuesta marca que el 79% cree que hay altos niveles de consumo, un 28% de jóvenes consumidores, un 55% de la población que saben dónde se vende droga y que el lugar preferente de consumo es la vía pública. Todo esto marca cuán maduro está el mercado de consumo en el país, la baja percepción del riesgo por parte de la población y la fácil accesibilidad a las drogas. Esto explica la creciente lucha de los narcos entre sí y el tendal de muertes. La segunda cuestión es el impacto de la delincuencia violenta y el avance de las redes de narcotráfico. Rosario, Mendoza, Mar del Plata y varios distritos del conurbano bonaerense registran niveles de homicidios endémicos, similares o superiores a San Pablo, Medellín y México DF. La relación entre el avance narco y el delito es muy grande (88%), pero alarma más la tendencia en aumento. El 61% cree que dentro de cinco años la Argentina puede estar en una situación similar a la de Colombia, México o Brasil. La presencia recurrente de líderes narco

2%

42%

46%

2%

Evolución del narcotráfico y el consumo de drogas en los últimos cinco años Se ha ido solucionando

El narcotráfico El consumo de drogas

Se mantuvo igual

3%

Ha empeorado

18% 16%

1%

¿Está a favor o en contra de la legalización del consumo de marihuana?

2% 81%

¿Argentina es un país de producción o de tránsito de la droga?

73%

57% 25%

22%

11%

5% A favor

2%

¿Los narcotraficantes que operan en el país son principalmente argentinos o extranjeros?

64%

22% En contra

Ns/Nc

Ns/Nc

77%

Tránsito

Producción

Ns/Nc

21%

Extranjeros Argentinos

Ns/Nc

¿Quién es el principal responsable de combatir el narcotráfico en nuestro país? 55% El gobierno nacional

16%

11%

7%

4%

Todos: políticos, Justicia y sociedad

Los jueces

La policía

El gobierno provincial

2%

2%

3%

Los intendentes

Otros

NS/NC

Ficha técnica: Universo: personas mayores de 18 años residentes en hogares particulares. Tipo de encuesta: telefónica por muestreo (Sistema Cati for Windows). Características de la muestra: aleatoria, polietápica, estratificada por zona para la selección de las características y números telefónicos, y por cuotas de edad y sexo para la selección del entrevistado. Tamaño total de la muestra: 963 casos. Error estadístico: +/-3.16% para un nivel de confianza del 95%. Fecha del trabajo de campo: del 16 de enero al 24 de enero de 2014.

El resultado de la indiferencia y la inacción opinión Eugenio Burzaco

1%

45%

43%

10%

La calidad de los servicios públicos

1%

58%

34%

9%

El desempleo

1%

79%

8%

La pobreza

2%

18%

4%

La inflación

3%

82%

13%

3%

La inseguridad

Ns/Nc

82%

14%

4%

La corrupción

Muy grave

83%

12%

internacionales en el país, así como los detenidos o asesinados, refuerza la idea de que la droga se mueve con increíble facilidad y las redes actúan con llamativa impunidad. La sociedad ha reaccionado, como muchas veces en la Argentina, con más celeridad e indignación que la dirigencia política y el Estado. La complejidad de la amenaza requiere de un enfoque integral, que enfrente las múltiples aristas involucradas, con una fuerte voluntad política. Ambas decisiones están ausentes en un gobierno negador, que, a través de un relato, evade las decisiones conducentes. Si bien muchas medidas y políticas contra el narcotráfico y el consumo de drogas ilegales son de mediano y largo plazo, hay políticas de Estado y decisiones prioritarias, ante la inacción que favorece a los narcotraficantes. La primera: hacer mucho más difícil la penetración de las drogas y la pasta base por nuestras fronteras, la instalación de cocinas, laboratorios y la comercialización y el lavado de dinero en las grandes urbes. Para ello no sólo hay que radarizar el espacio aéreo, recomponer los controles territoriales en las fronteras, rutas, ríos y puertos, con la presencia y acción

inteligente de gendarmes y prefectos formados para la tarea. Esto requiere de una profunda reingeniería de nuestro sistema de seguridad interior, que restablezca la prevención y el control primario de la seguridad en las provincias y sus policías. Que las fuerzas federales pongan el foco en el crimen organizado y el control territorial y de las fronteras. Hay que repensar si no es necesario crear una agencia federal que realice esta tarea, con capacitación y tareas de inteligencia no sólo en el narcotráfico y sus redes y derivados, como el lavado de dinero, sino en todas las formas de crimen organizado, como el tráfico de armas, la trata de personas, el contrabando, los delitos económicos y cibernéticos, entre otros. Y hay que preguntarse si estamos haciendo lo suficiente para prevenir el consumo. Si no hemos creado una sociedad permisiva y narcotizada que ha normalizado el consumo de drogas ilegales a veces hasta el punto de la apología cultural, quitándoles la percepción del riesgo a los jóvenes.ß El autor fue jefe de la Policía Metropolitana de la ciudad de Buenos Aires

Lorenzetti pidió que se actúe con rapidez ^b^b^ “Hay que actuar rápidamente para que el narcotráfico no siga creciendo”, advirtió ayer el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, al insistir en su preocupación por el avance de ese flagelo en el país. Reclamó, así, “mucha gestión, actuación, coordinación y conciencia clara de que es un tema importante”. ^b^b^ En sintonía con el mensaje que pronunció en la apertura del año judicial, Lorenzetti dijo por Radio Mitre que “hay que prevenir situaciones delictivas” para evitar el avance del narcotráfico, y reclamó, al respecto, una “política de Estado”.

PARA LA NACIoN

C

omo dijo el presidente de la Corte Suprema, el narcotráfico es una amenaza al Estado de Derecho. Se trata tal vez del desafío de gobernabilidad más crítico y complejo que enfrentamos en estas tres décadas de vida democrática. ¿Cómo está reaccionando el sistema político y la sociedad civil a este dramático flagelo? ¿Estamos a la altura de las circunstancias o, como ocurrió tantas veces en nuestra historia reciente y remota, dejamos que escalen los problemas en vez de prevenirlos o enfrentarlos a tiempo? Estos interrogantes generan perplejidad puesto que quien debería proveer una solución constituye en realidad el principal problema: el Estado fracasa sistemática y colosalmente en su lucha contra la inseguridad en general y contra el narcotráfico en particular. Éste es al mismo tiempo el Estado más caro y grande de la historia argentina. En efecto, el fenómeno narco es el resultado, y a la vez la expresión, de la ausencia (o presencia boba) del aparato del Estado en términos institucionales, físicos y jurídicos. Estamos frente a un enorme círculo vicioso donde, excepto los narcotraficantes y sus cómplices, perdemos todos, y que es el resultado de un conjunto de fracasos políticos y de gestión, que generaron una enorme bola de nieve que nadie sabe realmente cómo detener y revertir. Son bastantes conocidos los componentes de ese mecanismo perverso y en constante y violento crecimiento: * líderes políticos cortoplacistas (oficialistas y opositores) improvisados, irresponsables y carentes de visión estratégica, que eluden los problemas de fondo para concentrarse en el desarrollo de sus carreras personales o, mucho peor, en caprichos, negociados, ideologismos o internas; * bolsones gigantes de pobreza y marginalidad urbana y rural, que acumulan cientos de miles de jóvenes sin trabajo ni educación, lo que constituye un perfecto caldo de cultivo para que se desplieguen y consoliden las redes mafiosas que conforman la “cadena de valor” del narcotráfico; * amplios grupos sociales y medios de comunicación cada vez más permisivos al consumo de drogas, lo cual tiende a fortalecer la cercanía, familiaridad y aceptabilidad del fenómeno. * complicidad e impotencia de las fuerzas de seguridad, que no tienen la organización ni los recursos necesarios para enfrentar este desafío; * fronteras porosas y pesimamente custodiadas. Frente a la notable dimensión de este desastre, la típica reacción de los políticos es la impotencia: algunos tratan de hacer algo y algún resultado puntual obtienen, pero en conjunto no hay esfuerzos coordinados y efectivos para contener y revertir este flagelo. En efecto, la gran mayoría de nuestra clase política prefiere acotar los costos y los evidentes riesgos personales tolerando o ignorando la importancia del fenómeno narco. Algunos lo hacen por cobardes, otros por cómplices; en conjunto, todos son irresponsables. Así, se ha desvanecido la mano visible, legal y legítima del Estado, fomentando el desarrollo local de amplias y poderosas mafias integradas a redes criminales de alcance regional y hasta global. Lo peor de todo es que el fenómeno narco no es la excepción sino la regla: fracasamos también en detectar, contener y resolver otros problemas que eventualmente escalan y se tornan incontrolables. Los ejemplos abundan: la contaminación de la cuenca de los ríos Matanza-Riachuelo, la crisis energética, el déficit habitacional, el colapso de la infraestructura del transporte y las comunicaciones, la decadencia del sistema educativo y por supuesto la inflación son pruebas contundentes de que la política argentina sigue a la deriva, carente de líderes capaces con valentía y visión estratégica, y con una sociedad civil apichonada, adormecida y resignada a la desidia del poder.ß El autor es director de Poliarquía Consultores