OPINIÓN 9
sábado 7 de octubre de 2017
Carlos Alberto Maestre Maya
Y ahora, ¿cómo vamos a crecer? Es bien difícil la hora que vive el país. Si bien nuestra historia nos demuestra que nunca la hemos tenido fácil, la coyuntura actual ha sintonizado varios problemas como no se veían hace mucho rato. A la dispersión política y altísima polarización, se le suma la crisis de la rama judicial y también el complejo panorama económico. Cada uno de esos temas da para un comentario aparte. Ya me he referido a la crisis de la justicia, cuando reseñé el libro de Ciro Quiroz, próximamente lo haré sobre el panorama político; en este comentario quiero volver a los temas económicos. Colombia es un país conocido en los escenarios internacionales como un caso especial de crecimiento moderado, pero persistente; también de inflación moderada.
A diferencia de México, Brasil y Argentina, para hablar solo de tres países de América Latina, con algunas características similares a las nuestras, que han tenido altibajos en su ritmo de crecimiento, períodos de altas bonanzas y caídas, también pronunciadas, nuestro país ha tenido tasas que han oscilado entre el 3 y el 6 por ciento, con una tendencia promedio al 4 ó 5 por ciento. Un crecimiento de “nadadito de perro”, como se dice popularmente. Pues bien, en 2015 tuvimos una tasa de crecimiento de 3,1 por ciento del PIB, en 2016 fue del 2 por ciento y ahora, en 2017, es posible que no se alcance el 2 por ciento. El fenómeno, reitero, se llama desaceleración y no hemos podido salir de la misma. Durante buena parte de nuestra historia, unos ochenta años o más, crecimos del lado del café, una be-
bida de lujo, pero no indispensable. A partir de la década de los ochenta y noventa crecimos al lado del petróleo y el carbón, materias primas cuyos precios han entrado en desgracia en los mercados. Desde entonces, no hemos encontrado otro producto o sector con proyección internacional que nos ayude a crecer a los ritmos que necesitamos para generar empleo y atacar la pobreza. Mucho se ha dicho y escrito. Inclusive yo he vuelto sobre el tema varias veces. Ahora, me pregunto, ¿cómo vamos a crecer hacia el futuro? El teórico Alain Young, y en Colombia el profesor Lauchlin Currie, hablaba de la teoría de los sectores líderes. En pocas palabras: estos países, que tienen recursos escasos, deben concentrarlos en sectores claves que halen el resto de la demanda y generen mucho
empleo. Uno de ellos fue la construcción, el elegido durante el gobierno de Misael Pastrana. En el gobierno de López y los siguientes fueron las exportaciones no tradicionales, pero estas últimas no han despegado lo que se esperaba. Ahora, nuevamente necesitamos volver a concertar estrategias de crecimiento con base en la agroindustria, la industria, la construcción y servicios como el turismo, principalmente. Estos procesos debería liderarlos el DNP, pero esta entidad ha perdido el liderazgo que tenía hace algunos años. ¿Qué pasa con la agroindustria? La Andi ha hecho una buena propuesta, cada Ministro de Agricultura lanza la suya, pero seguimos sin aprovechar muchas ventajas comparativas que tenemos que podrían hacer de Colombia una verdadera despensa agrícola y pe-
Ciudades para hacer negocios en Colombia Con la expedición del Decreto Ley 019 de 2012, conocido como Ley Antitrámites, el país ha venido avanzando significativamente en la implementación de la Política de Racionalización de Trámites, liderada por el Departamento Administrativo de la Función Publica, cumpliendo con el objeto de simplificar, estandarizar, eliminar, optimizar y automatizar trámites y procedimientos administrativos. Este propósito de carácter interinstitucional, promueve el uso de las TICs, para reducir los costos de los trámites. La Política de Racionalización de Trámites como mecanismo da cumplimiento tanto a la Ley de Transparencia y del Derecho de Acceso a la Información (Ley 1712 de 2014), en lo relacionado con la publicación y registro de los trámites en el Sistema Único de Información de Trámites, SUIT, y en la publica-
ción del Plan Anticorrupción y de Atención al Ciudadano. Aunque el proceso presenta en materia metodológica avances significativos, aún persisten debilidades por desarticulación institucional y las relativas a la corrupción administrativa. A nivel territorial las ciudades más pequeñas requieren realizar mejoras regulatorias en sus Centros de Atención Empresarial de las Cámaras de Comercio. Superar las debilidades administrativas e institucionales es una obligación inmediata de Colombia, sobre todo, por sus intenciones de insertarse en los países que lideran la competitividad mundial. A veces nos encontramos en el abismo de la incertidumbre, cada día el país enfrenta casos de corrupción aumentando la incredulidad de sus instituciones. Por fortuna somos un pueblo trabajador y perseverante,
Luis Elquis Díaz
2013, 30 de las 32 capitales mejoraron su desempeño. Entre estas están Valledupar, Cúcuta, Pereira, Leticia y Montería. Los resultados obtenidos en el estudio de Doing Business Colombia, invitan al país a enfrentar grandes retos como los factores como el desplazamiento de población de las zonas rurales a las zonas urbanas, la degradación ambiental y el cambio acelerado del uso del suelo, porque estas condiciones socio – económicas, aunadas a la propensión del país a la ocurrencia de fenómenos naturales, exacerbados por las acciones humanas y las condiciones variantes del clima, requieren que la oferta institucional del orden territorial mejore sus procesos en el diseño de políticas públicas, racionalice sus trámites e involucre la participación ciudadana en aras de la transparencia, no solo
para aparecer bien ranqueados en los estudios del Banco Mundial u otras organizaciones, sino con el fin de mejorar la competitividad del país. Las evaluaciones que realiza el Doing Business, no son de fácil comprensión para la ciudadanía, incluso suelen ser mal interpretados, leerlos y analizarlos les genera aburrimiento, por eso es pertinente construir los ejercicios de planificación mediante el concepto global de gobernanza participativa, concepción aún incipiente en esta parte del mundo. Valledupar, bien calificada en el estudio del Banco Mundial, tiene una oportunidad inmejorable para atraer la inversión con la ejecución de los recursos solicitados a través del Empréstito y las Vigencias Futuras excepcionales, asimismo, para mejorar las necesidades básicas insatisfechas. @LuchoDiaz12
Polarización ideológica, crisis de partidos
Jairo Franco Salas
Desde este escenario nos mostramos contrarios a las confrontaciones que enferman la estructura social y comprometen el destino de la nación. El ejemplo del diálogo y la tolerancia que es valioso y trascendental en cualquier rincón del universo, nos permitirá fortalecer la cadena de relaciones colectivas y al mismo tiempo reducir la vulnerabilidad ante la corrupción. Academicistas, escritores, dramaturgos y todos los estamentos sociales estamos obligados a unirnos a éste sano propósito, focalizado en dotar la estructura social del Estado de parámetros inamovibles y de principios básicos para su funcionamiento. Como decía Martin Luther King: “siempre es el momento preciso para ser correcto”. Este proverbio
que cuenta con un territorio que sobresale por sus ventajas comparativas importantes y, lo más apreciable, hay mucho por hacer en todos los sectores económicos. Los esfuerzos hechos por Colombia para racionalizar sus trámites, coinciden con los resultados revelados por el Doing Business 2017 para las ciudades colombianas, estudio realizado por el Banco Mundial que analiza la facilidad para hacer negocios, considerando cuatro trámites: abrir una empresa, obtener una licencia de construcción, registrar una propiedad y pagar impuestos. El principal resultado fue que desde 2013, 30 de las 32 capitales colombianas mejoraron su ambiente para hacer negocios. Y al igual que en la edición pasada, Manizales fue la ciudad que obtuvo el mejor puntaje Doing Business (73,4). Frente al estudio anterior publicado en
cuaria. ¿Qué nos falta?... Otro sector que muestra potencialidad es el turismo. Colombia tiene mucho que mostrarle al mundo: paisaje, cultura, música, gente con encanto, historia, mestizaje, etc. Pero, vuelvo a la misma pregunta: ¿Qué nos falta?... En lugar de estar mirando encuestas con miras a la Presidencia de la República, quien sube y quien baja, los equipos económicos de los candidatos deberían estar haciéndose esa pregunta: cómo vamos a crecer, a generar el empleo que necesita nuestra gente más joven, atacar la pobreza y eliminar la marginalidad. En una próxima oportunidad hablaré de agroindustria y turismo, sectores en los cuales el Cesar tiene muchas posibilidades. *Analista económico-Docente Universitario.
nos motiva a promover procesos de cambio estructural, para llevar a cabo un análisis con perspectiva social; esto conlleva a interpretar la situación socio-política que vive el país, donde no se está actuando con sinceridad; partiendo del establecimiento público. Los colombianos cualquier día amanecen contentos con una propuesta sólida y firme hacia la estructuración de una paz sostenible, avalada por la mayoría de los partidos políticos; incluso con efervescencia y entusiasmo al realizar el plebiscito; al día siguiente el No precipitó al abismo ese entusiasmo colectivo. Preguntamos ¿Qué pasó? Este hecho de connotación histórica dividió al país; fue tan real el acontecimiento que después de un año de la firma de los acuerdos en La Habana, los colombianos se mues-
tran estupefactos ante la noticia de Cambio Radical de hacerse a un lado para no respaldar la J.E.P. Volvemos a preguntar ¿Qué pasó? Para responder debemos afirmar que es innegable que hemos tenido que tragarnos muchos sapos, donde la mentira, deslealtad, desconfianza, hipocresía y la rivalidad se han convertido en el común denominador. Un ejemplo ilustrativo fue el silencio soterrado del vicepresidente de la época German Vargas Lleras, que no profundizó en lo relacionado con los acuerdos en La Habana; hoy como candidato presidencial hace protagonismo, pero resulta que con tanta polarización y antagonismo político, se alejó de su partido para irse por firmas. ¿Esto qué es? ¿A qué conllevará esto? Esto es una declaración cierta y palpable que
en Colombia no hay garantía por vocación de los partidos; que se ha perdido legitimidad, credibilidad y esperanza y como tal se abre un escenario de lucha moral e intelectual bajo una formación que hace tránsito histórico de la guerra de los movimientos políticos a la paz negociada y de la sociedad civil a la sociedad política. Esto lo consideramos un diccionario político, que desnuda toda la verdad en el país; nadie cree en nadie y lo más tétrico y preocupante es que existe una poderosa ausencia de liderazgo y legitimidad que conlleva a generar un caudaloso movimiento ciudadano que exige, que protesta, que pide explicaciones por lo que sucede. ¿Será que la corrupción asqueante y cicatrizante que palpita en el país, tendrá que ver con esta hecatombe? Claro que sí; éste es un
hecho de carácter político, social, económico que adquiere relevancia día a día en el contexto nacional con severas consecuencias, aunque se le quiera dar otro matiz. Ante este maremoto de irregularidades, corresponden al Estado armonizar la obligación constitucional con seriedad y pertinencia de propuestas, ahora más con el surgimiento de un nuevo movimiento político que ha dejado sus armas para irse al escenario electoral. Bajo esta contextualización, el Estado está obligado a incorporar en su agenda política un veraz proceso hacia la paz que tanto anhelamos que incluya a todos un escenario de encuentro y convivencia para respetarnos todos y así deje de existir la crisis estructural acumulada y enquistada por décadas.
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