Planeaban simular un suicidio

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SEGURIDAD | 21

| Jueves 15 de noviembre de 2012

en busca de las Pruebas La Justicia estudia diversos elementos secuestrados en la casa de los detenidos, que podrían convertirse en pruebas para condenarlos bligada a ma era o de la pareja ti íc v a L . El patio n cuatro perros . z co convivir de Coronel Suáre a en la cas

Material bibliográfico. En la casa de Molina y Heit había varios libros religiosos y material del centro evangélico Amar es Combatir, que dirigían y que ahora es analizado.

Cartas. Hei t ob motivos por ligó a la víctima a escr lo ib textos fueron s cuales se iba a suicid ir los ar. Los encontrados en la casa.

Fotos: guadalupe aizaga

seGuriDAD Edición de hoy a cargo de Luis Moreiro | www.lanacion.com/seguridad

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conmocion en coronel suárez | el caso de sonia molina

Planeaban simular un suicidio

Jesús Olivera, uno de los imputados, obligó a su víctima a escribir una carta para fingir los motivos que la llevarían a quitarse la vida y así ocultar el crimen; ayer los dos acusados se negaron a declarar ante la fiscal y continuarán detenidos

Volvieron a hablar después de siete meses

Viene de tapa

La hipótesis de los investigadores es que los sospechosos planeaban dejar morir a Molina y, después, simular un suicidio. La carta está fechada el 21 del octubre pasado y tiene tres carillas escritas a mano en hojas oficio. En un tramo de la misiva, Molina, bajo presión, escribió: “Me siento mal con mi vida”, e hizo reiteradas referencias a una supuesta decisión de quitarse la vida. Entre las pruebas secuestradas, los investigadores hallaron un palo, tipo bastón, con manchas de sangre y cabellos, que coincidiría con el elemento duro y romo, descripto en los peritajes, con el que habrían golpeado y abusado de la víctima. “Es muy claro que a Sonia la querían hacer desaparecer”, dijo Leonardo Molina, uno de los ocho hermanos de la víctima, que permanece internada en el Hospital Municipal Raúl Caccavo, donde en 48 horas ya dio muestras de recuperación. “Ingresó con un cuadro de anemia, desnutrición con la pérdida de casi 20 kg de su peso habitual”, confirmó el director del establecimiento, Ricardo Denaro. “Se escapó en el momento justo”, agregó el médico sobre un posible desenlace mortal. Olivera y Heit pasaron ayer por los tribunales de Bahía Blanca, donde se negaron a declarar ante la fiscal Claudia Lorenzo. Allí, familiares de la conocida cronista y conductora de televisión de Coronel Suárez también intentaron ubicarla como víctima de Olivera. “Desde que conoció a este hombre, Estefanía se alejó de la familia, de sus amigos y de todo su entorno”, explicó Olga Schulmaster, madre de la periodista. “A Fanny [como le decían a Heit] se la quiso quedar para él solo”, acusó al pastor Olivera. Molina se escapó de sus secuestradores durante la madrugada del lunes. Durante tres meses, sufrió todo tipo de vejaciones. “También me daban alcohol y me hacían inhalar pegamento”, contó a sus íntimos. Desnutrida y anémica, según el informe del doctor Denaro, tuvo fuerzas suficientes como para forzar una ventana, saltar un paredón y pedir a una taxista que la llevara hasta el paraje San José, a ocho kilómetros de Coronel Suárez, donde denunció su calvario en un puesto policial . A Heit la detuvieron horas después en su casa, donde se secuestraron elementos probatorios de importancia. Entre ellos, su teléfono celular, con filmaciones de abusos contra Molina.

Sonia Molina y su hija tuvieron ayer una charla telefónica

Jesús Olivera, uno de los acusados de secuestrar y violar a Sonia Molina, es trasladado a la fiscalía de Bahía Blanca Según informó la agencia Télam, en el expediente también consta que el lunes pasado, antes de ser detenida, Heit iba junto con un hombre a bordo de un Chevrolet Corsa bordó por Arroyo Corto, cerca de Coronel Suárez, y se topó con dos empleados municipales que barrían la calle. En esas circunstancias, según los investigadores, la periodista quiso descartar una bolsa y se la dio a uno de los empleados, que luego encontró dentro del bulto la tarjeta de crédito de la víctima y varias fotografías La popularidad de Heit entre los lugareños contrastaba con el desconocimiento total que había sobre Olivera. “No se asomaba ni a cortar el pasto”, dijo un vecino. Tampoco lo vieron cuando escapó. Recién fue detenido anteanoche en Carhué, a 65 kilómetros de esta localidad. Los policías lo tenían cercado. “Iba de un hotel a otro y se movía en taxi a pesar de las cortas distancias”, confiaron a la nacion fuentes de la investigación. La captura de Olivera cambió el áni-

Todos están contra él La madres de Molina y de Heit apuntaron contra Olivera

b Mónica Santander “Ahora todos estamos mucho más tranquilos, porque Olivera era capaz de cualquier cosa” b Olga Schulmaster “Desde que conoció a este hombre, Estefanía se alejó de toda la familia y de sus amigos”

mo de Molina y su familia. Ella estaba inquieta y pendiente de lo que podía pasar con él. Así lo explicó su madre, Mónica Santander: “Ahora todos estamos mucho más tranquilos porque [a Olivera] lo creíamos capaz de cualquier cosa”. Para maquillarse Tanto se relajó Molina que ayer, ya con un día de buena alimentación y medicada, se levantó y se vistió. “Come todo lo que le acercan”, dijo su madre. “Ojalá me traigan una pizza entera”, comentó temprano a sus familiares. La víctima caminó varias veces durante el día y recuperó algo de su habitual coquetería femenina, cuando le pidió a su madre algunos cosméticos para maquillarse. Su mejoría la ubica en condiciones óptimas para declarar ante la fiscal Lorenzo. Tiene mucha historia para contar. Desde que conoció a Olivera en Río Colorado, adonde el joven llegó como supuesto pastor y la convenció para que vendiera la misma casa a dos

Foto: télam

compradores, lo que les valió una causa por estafa. Según explicaron fuentes con acceso al expediente, Olivera se quedó con el dinero de las operaciones inmobiliarias y con la indemnización que ella había logrado del trabajo que en su ciudad de origen tenía como encargada en un empaque de frutas. La familia de Molina también acusa a Olivera de obligarla a comprar una filmadora, computadora y otros elementos “para la iglesia”. Algunos fueron secuestrados de la casa de Heit. Además, dan por probado que se quedaba con lo que cobraba por trabajar como doméstica, a mediados de este año, en una casa del paraje San José. La resistencia a Olivera era lugar común en el entorno de Molina. “Yo fui a sus reuniones como pastor y me peleé mal con él”, recordó Silvia, una de las hermanas de Sonia. A Leonardo, otro hermano que también llegó hasta aquí, le cayó mal a primera vista. “Lo vi y al toque le hice la cruz”, dijo a la nacion.ß

CORONEL SUÁREZ (De un enviado especial).– La tecnología quiso que el contacto fuera muy breve. Un par de minutos, no mucho más, hasta que la llamada se cortó. Con asistencia psicológica de un lado y otro de la línea, Sonia Marisol Molina y su hija, de 10 años, ayer pudieron tomar contacto después de casi siete meses sin verse y los últimos tres sin siquiera un mínimo contacto telefónico. Esa breve charla fue el anticipo de un reencuentro a la brevedad. “Mi nieta es muy atenta. Sentía que algo raro pasaba con su mamá”, contó uno de los familiares que llegó de Río Colorado, donde cuidaba a la pequeña desde que Molina partió con la excusa de estudiar derecho en Santa Rosa. Pero terminó aquí y víctima de maltratos y abusos. Hasta fines de agosto hubo contactos muy breves y esporádicos entre Molina y su hija. El último tiempo, la niña sólo recibió algunos mensajes. Se presume que varios de esos textos serían obra de Olivera. “Mi hija es muy ordenada para escribir y estos mensajes llegaban desprolijos”, contó Mónica Santander. Los mensajes que mi nieta enviaba casi nunca tenían devolución. Como ocurrió el Día de la Madre. “Desde entonces nadie le pudo sacar de la cabeza que algo andaba mal”, reconocieron. El mensaje menos esperado llegó el lunes, poco después de que Molina huyó. “Quedate tranquila, hija, estoy bien”, decía el mensaje de texto que presuntamente habría enviado Olivera, quizá para medir si Molina ya se había comunicado con la pequeña. La niña respondió pronto y con un reclamo eterno: “Quiero verte. Acordate de que acá tenés una hija”, le escribió.ß

“Para Sonia, ese hombre era Dios”, dijo la madre de Molina Según su familia, Jesús Olivera la engañó y le prometió que la iba a ayudar en sus estudios Sol Amaya

ENvIADA ESPECIAL

CORONEL SUÁREZ.– Mientras sus secuestradores dormían, Sonia rompió un ventiluz de la habitación donde permanecía prisionera y corrió como pudo hasta la calle, rogando que el ladrido de los perros no la delatara. Alarmados por su estado físico, las primeras personas que pasaron por el lugar no quisieron ayu-

darla, pero finalmente un taxi frenó y la llevó en busca de ayuda. Así finalizó para Sonia Molina un calvario de casi 90 días en los que fue abusada, golpeada y alimentada con polenta, comida para perros y menos de un vaso de agua por día. Sus presuntos captores, Jesús Olivera, de 28 años, y la periodista Estefanía Heit, de 29 años, hicieron que Sonia perdiera más de 20 kilos durante el tiempo que pasó en cautiverio. Sin embargo, el camino hasta allí había empezado antes, a principios de año. En aquel momento, según contó a la nacion Mónica Santander, la madre de la víctima, Olivera llegó

a Río Colorado, en Río Negro, donde Sonia vivía con su hija de diez años. El hombre se presentó como un pastor con múltiples proyectos solidarios. Con ese discurso consiguió alojamiento en la casa de Silvia Molina, hermana de Sonia. Días más tarde, el hombre se mudó a la casa de Sonia y allí se inició una extraña relación a base de mentiras y manipulación. Por el carisma del supuesto pastor, la mujer comenzó a alejarse de su familia e incluso su pequeña hija, según cuenta la familia, le escribía cartas a su madre para que se apartara de él. Con falsas promesas de crear una nueva iglesia, Olivera logró que Mo-

lina vendiera su casa dos veces. El dinero nunca apareció y la iglesia jamás existió. La Justicia investiga el fraude. En mayo, Jesús le prometió a Sonia que la ayudaría a cumplir su sueño de estudiar abogacía. Le dijo que su esposa era abogada y que podría facilitar sus estudios en La Pampa. Entusiasmada, Sonia dejó Río Colorado y fue tras él. Su pequeña hija no la quiso acompañar y se quedó con su padre. “Para Sonia, ese hombre era Dios”, recuerda la madre de Sonia. Nunca llegaron a La Pampa. Durante los siguientes seis meses la mujer vivió en Coronel Suárez. Los primeros tres meses trabajó como

empleada doméstica. Durante ese período habló muy poco con su familia, hasta que en un momento las conversaciones se cortaron. Sólo había mensajes de texto esporádicos. Poco tiempo después, la familia se daría cuenta de que esos SMS eran enviados por Olivera desde el teléfono celular de Sonia. Tres meses de horror Molina ya estaba en cautiverio. Fueron casi tres meses el tiempo que Sonia estuvo como prisionera, alimentada con una mezcla de polenta y comida para perros. Según el informe médico, bebía menos de un vaso de agua

por día y perdió más de 20 kilos. Además, sufrió fuertes golpes en todo el cuerpo y fue abusada sexualmente en incontables oportunidades. Según cuenta la familia de la víctima, en el celular de Estefanía Heit se habrían encontrado más de 70 videos en los que se ve a Sonia y se escucha a la periodista decir frases como “ves que te hacés encima” o “no aguantás nada”. Luego de tres meses de tortura, Sonia logró liberarse en medio de la noche y, como pudo, recuperó la libertad, y con la poca fuerza que le quedaba pudo comenzar a relatar paso a paso el calvario que le hicieron vivir sus captores.ß