Página 10/Sección 5/LA NACION
Turismo
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Domingo 24 de junio de 2007
[ AQUI NOMAS ]
Picadas, tragos y tertulia de pulpería En Mercedes, La Vieja Esquina, Lo de Pipi y la Pulpería de Cacho di Catarina integran un circuito histórico con estilo campestre Por Silvina Beccar Varela Para LA NACION
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uan, Chiquito, Guillo, El Negro y Tito se juntan una vez por semana en La Vieja Esquina de las calles 25 y 28 en Mercedes, provincia de Buenos Aires, a 100 km de la Capital. Cada uno tiene su botella que Gerónimo Raso guarda con celo sobre el mostrador y anota grande a quien pertenece. Para que nadie se las robe y puedan tomar su copa de vino, porque acá es copa y no vaso, frente a los Tribunales de Mercedes, que funcionan desde hace 150 años. Los pisos de pino tea crujen al caminar hacia el mostrador de donde cuelgan orondos los jamones y los salames quinteros, y se desperezan las botellas de antaño, como el aperitivo Pineral. Sobre la barra de madera aún fun-
ciona la vieja caja registradora y se usa el trozo de barra de estaño que se fue para no volver. Arnold Siri, el dueño que alquiló el boliche a los Raso, va todos los días a tomar su copita. Y también El Tanguito Carnevali, que tocó el bongó con Pancho Fuentes y Daniel Río Lobos, y hoy vive 6 meses acá y 6 en Mar del Plata. Y el Mono que, como siempre, bebe su copa de López. Y tantos otros parroquianos de La Vieja Esquina. “Acá sólo servimos picadas y sándwiches, y hacemos todo salvo los quesos: la morcilla, el chorizo seco, la panceta arrollada, el salame quintero que aquí tiene su fiesta nacional en septiembre, que se hace con la carne del cuarto trasero del animal, que no tiene nervio. Lleva 80% de cerdo y 20% de vaca, y es nuestra especialidad”, informó Raso. Con una picada comen cuatro personas, con galleta de campo que acá es chica y sabrosa, y el trago que más sale, Cinzano con Fernet con toque de soda para los grandes y Fernet con coca para los jóvenes que llegan los fines de semana a hacer la previa para después salir a bailar.
El camino pulpero La Vieja Esquina es uno de los almacenes del Camino de las Pulperías y Almacenes de Campo, organizado
por Juan Zunino en Mercedes, junto con la Pulpería de Cacho di Catarina y Lo de Pipi, entre otros lugares. La Pulpería de Cacho di Catarina es un sitio auténtico, un tanto más alejado del tejido urbano de Mercedes, en la calle República de Chile y Avda. 29, a metros del puente sobre el río Luján. Allí, con la bandera argentina de colores ya claros que flamea en la puerta a pesar de todo, recibe a los viajeros el propio Roberto Cacho di Catarina. Nació en uno de los cuartos de la pulpería de su madre, doña Figenia María Pérez y de don Domingo Antonio di Catarina, que la compraron en 1930. Pero la construcción de la pulpería de paredes de 45 cm de espesor con ladrillos de época, su fachada intacta y su palenque se remonta a 1830 y funciona, según los documentos encontrados, desde 1868. Al llegar a este lugar detenido en el tiempo, con pisos de ladrillo y mostrador de madera, el paisano convida unas empanadas picantes que chorrean… “Para estimular el trago –señala Cacho–, porque el trago es fundamental. Sin él no camina nada.” Aún hay un rincón, El Rincón de las Botellas Antiguas, que no se toca desde hace 70 años –y no es un cuen-