Para muchos, nuestra acción es quijotesca

10 feb. 2008 - ... y su esposa Hilde creaban en Suiza la Fundación ... y los trae a Suiza para darles la po- sibilidad de ... de la gastronomía local, elementos.
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Domingo 10 de febrero de 2008

LA ENTREVISTA

“Para muchos, nuestra acción es quijotesca” Galardonada por la Fundación Schwab con el premio a la emprendedora social más creativa de la Argentina, la fundadora de la organización Responde afirmó a LA NACION en Davos que para rescatar de la decadencia a los pequeños pueblos del interior es necesario devolver

PARIS En 1998, mientras la geógrafa Marcela Benítez se preguntaba cómo hacer para paliar el dramático problema de la desaparición progresiva de pueblos rurales en la Argentina, el fundador del Foro Económico Mundial de Davos, Klaus Schwab, y su esposa Hilde creaban en Suiza la Fundación Social para Emprendedores Sociales. En aquel momento, ninguno de ellos imaginó que sus caminos terminarían por encontrarse y que Benítez sería galardonada en 2006 como la emprendedora social más creativa de la Argentina e invitada a participar desde entonces en el Foro de Davos. “En aquel momento, la noción de ‘emprendedor social’ era prácticamente desconocida tanto en Europa como en el resto del mundo. Pero los Schwab sabían que las soluciones más prometedoras e innovadoras a los problemas de nuestro mundo estaban con frecuencia diseminadas en una cantidad de individuos que trabajan sin descanso en el cono de sombra que existe entre el mercado y el sector público”, explicó Pamela Hartigan, directora ejecutiva de la Fundación, en un diálogo que mantuvo con LA NACION en Davos. Ese es el caso de Responde, la organización creada por Marcela Benítez en 2000 y que, desde entonces, propone a esos pequeños pueblos la posibilidad de resistirse a la decadencia y de mirar hacia el futuro poniendo en marcha un proyecto de desarrollo económico sostenible propio y adaptado –en cada caso– a la propia realidad. En la Argentina, como en el resto del mundo, la migración de las zonas rurales hacia las ciudades es un fenómeno masivo. Según el Indec, casi la mitad de los pueblos rurales del país corre peligro de extinción. “Estamos hablando de unos 600 pueblos donde vive medio millón de personas. La mayoría de esos pueblos fueron víctimas de los cambios brutales de condiciones económicas del país, otros comenzaron a perecer con el cierre de ramales de ferrocarril, el deterioro de infraestructuras viales o la desaparición de servicios educativos”, explicó Benítez en Davos. Para tratar de paliar esa situación, los programas de Responde se articulan en torno a varios ejes, pero con un único objetivo: evitar que la gente emigre. ¿De qué manera? “A través del turismo rural, enseñándole a la gente a servirse de Internet para terminar con el aislamiento o para estudiar, creando centros de actividad económico-socio-culturales que faciliten el intercambio y la recreación de la comunidad y utilizando la experiencia profesional de vecinos jubilados, que imparten cursos gratuitos de formación específica”, señaló Benítez. Según Hartigan, tras estudiar miles de candidaturas, los varios centenares de proyectos –y sus responsables– que han sido galardonados en estos siete años por la Fundación Schwab responden, indefectiblemente, a una condición: son irracionales. “El escritor irlandés George Bernard Shaw solía decir que ‘el hombre razonable se adapta al mundo, mientras que aquél que es irracional persiste en tratar de adaptar el mundo a sí mismo. En consecuencia –continuaba– toda esperanza de progreso depende de los hombres irracionales’. O de las mujeres”, anota Hartigan en el catálogo de la Fundación.

MARCELA BENITEZ

la confianza y la autoestima a su gente. Sólo así, dijo, podrán “soñar con un futuro mejor junto a sus raíces” Por Luisa Corradini

El perfil TRAYECTORIA PROFESIONAL

La irracionalidad de Marcela Benítez comenzó por el año 2000, durante un seminario de Responsabilidad Social organizado por LA NACION. –Después de años en el Conicet investigando esos pueblos que desaparecían paulatinamente, tratar de encontrar una solución se había transformado en una obsesión. Pero no es fácil, cuando uno está acostumbrado al trabajo de síntesis intelectual, tener el coraje de pasar a la acción del terreno. Creo que aquel seminario fue el “clic” que necesitaba para lanzarme de lleno a la acción y crear Responde. –¿Pero cómo llegó Responde a Davos? –Cada año, la Fundación Schwab organiza un concurso internacional para escoger a los emprendedores sociales más creativos del planeta y los trae a Suiza para darles la posibilidad de presentar sus trabajos y obtener ayuda de grandes empresas internacionales que, como usted sabe, tienen casi todas un código de ética social que las induce a participar en este tipo de acciones. –¿Y una vez aquí, qué sucede? –Esto ha sido una fabulosa oportunidad para Responde. Una semana antes del inicio del Foro, los emprendedores sociales premiados fuimos invitados a participar en Zurich en un seminario conjunto

Marcela Benítez es licenciada en Geografía y doctora en Sociología. Su tesis doctoral, “La Argentina que desaparece”, también fue su objeto de estudio en el Conicet como becaria e investigadora entre los años 1991 y 2003.

DEL INTERIOR AL MUNDO Madre de tres hijos, en 1999 fundó la organización Responde, dedicada a evitar la extinción de numerosos pueblos de nuestro país, luego de que el Conicet se negó a respaldar su proyecto. Hoy, su labor es reconocida a nivel mundial.

con dirigentes de las más grandes empresas del planeta. Ese fue un momento fundamental, porque cada uno de nosotros tuvo la ocasión de explicar lo que hacemos y pedir ayudas concretas. La respuesta suele ser fantástica. Los grandes empresarios vienen con curiosidad, interés y generosidad a decir: “Me gusta lo que ustedes hacen y estamos dispuestos a ayudarlos. Dígame qué necesitan”. –¿Esa es la respuesta que usted suele obtener fácilmente en la Argentina? –No. Son poquísimos los empresarios argentinos que han incorporado esa noción de que “si les va bien a todos, me irá bien a mí”. Pero tengo confianza en que ya llegará. –Responde fue premiada por la Fundación Schwab justa-

mente porque propone a esos pueblos modelos de desarrollo sostenible. –Así es. Nuestra organización no es una ONG tradicional que financia ad eternum un pueblo específico. Tratamos de enseñarles la forma de subsistir por sus propios medios. Por ejemplo, cuando los ayudamos a crear una estructura de turismo rural, les enseñamos todo lo necesario para que el visitante se sienta a gusto, para rescatar platos de la gastronomía local, elementos de decoración regionales, y hasta la forma de preservar el medio ambiente que, finalmente, será la garantía de un desarrollo durable. Y ése es, justamente, el principio que guía a la Fundación Schwab para escoger a los ganadores cada año. –Usted fundó Responde en 2000, ¿cuál es el balance que hace de estos siete años de trabajo? –Responde es un proyecto importante que va acrecentando su dimensión y posibilidades a medida que pasa el tiempo y nuestra experiencia avanza. Para muchos, sobre todo en la Argentina, nuestra acción es considerada como quijotesca o casi una “misión imposible”. Eso de tratar de recuperar pequeños y olvidados pueblos rurales de la Argentina, devolver la confianza y la autoestima a su gente, abrirles oportunidades sociales y económicas para que puedan soñar con un

futuro mejor junto a sus raíces, suena con frecuencia extraño. Sin embargo, hoy nuestra mirada es más ambiciosa. –¿Por qué? ¿En qué cambió? –No podemos contentarnos con atender algunas de las carencias de las comunidades rurales que están en riesgo de desaparición. ¿Sólo trabajo? ¿Sólo educación? ¿Sólo comunicación? ¿Sólo lograr una mejor utilización de sus recursos naturales? ¿Sólo alimentación? Si sólo atendiéramos uno de estos aspectos no lograríamos nuestro objetivo. Por eso vamos diseñando distintos programas que son propuestas de solución a los distintos problemas que causa la emigración. Si la gente emigrara para vivir mejor… Pero no, están peor en la mayoría de los casos. Por lo general no encuentran lo que buscan, no se insertan adecuadamente porque su escasa calificación lo impide y padecen una situación de marginalidad que acarrea problemas mayores. –¿Y hoy, a la luz de su experiencia, cree realmente que la respuesta de su organización es la adecuada? –En Responde decimos que hacemos “medicina preventiva”. Creemos que, en términos económicos, es mucho más barato invertir en desarrollo local que gastar en apagar incendios cuando la gente emigra a las grandes ciudades, solicitando

servicios, trabajo, etc. Eso siempre y cuando no se desvíen socialmente y caigan en el delito. –Usted tiene un pequeño equipo de colaboradores y cuenta, además, con algunos pasantes universitarios. ¿Con eso alcanza? –Los programas que diseñamos para los pueblos y que invito a conocer en www.responde.org.ar, requieren la intervención de muchos actores. Digamos que nosotros somos los “ideólogos” y la proa del barco, pero que para llegar a buen puerto necesitamos de todo el resto. Y ese resto está formado por nuestros asociados, que nos permiten cada día llegar a la oficina, prender la luz y comenzar a trabajar; a las empresas que se convierten también en socios estratégicos al destinar fondos que nos permiten llevar adelante los programas en uno, varios pueblos, en una provincia o en una región; también sus empleados o clientes que a veces se suman a nuestros proyectos. Lógicamente, resultan clave los pobladores de la comunidad y sus ganas de salir adelante y sus autoridades. Las universidades, otras organizaciones, los medios de comunicación, los visitantes, turistas y vecinos, el equipo profesional que interviene, nuestros voluntarios, nuestras familias que nos apoyan… –Después de esta invitación a Davos, ¿cuáles son los proyectos inmediatos de Responde? –Yo veo un horizonte cada vez mejor para los pueblos. La oportunidad de participar como invitada por la Fundación de Klaus Schwab en Davos fue muy importante y el poder seguir participando en los futuros Foros lo es aún más. Conocer a Muhammad Yunus y a otros líderes regionales fue fantástico. Compartir experiencias y aprender de lo que otros “locos” están haciendo en otras partes del mundo fue importantísimo. Todo ello es parte del capital de Responde que nos permite preguntarnos cuántas de estas propuestas de solución podrían replicarse en otros países, conocer los temas que preocupan al mundo y entender que, fuera de la Argentina, hay otras universidades, otras empresas, otras organizaciones, otros individuos tal vez dispuestos a sumarse y a formar parte de nuestra misión. –¿Cuál suele ser la satisfacción más grande en ese trabajo de hormiga que hacen? –Lo más lindo que nos pasa en Responde es cuando advertimos que en algo hemos colaborado para que esas personas olvidadas se sientan dignas, fuertes, con esperanzas y ver que se convierten en promotores y ejemplos de sus pares. Si tengo que escoger alguna anécdota en particular, pienso en Eduvino Ancalao. Es uno de los adultos de Ñorquincó que hoy hace su bachillerato para adultos en uno de nuestros programas que facilitan la comunicación y la educación. Ñorquincó era un pueblo aislado de la Patagonia hasta 2006. Eduvino es nieto de un cacique mapuche; un adulto de 37 años que sueña con ser biólogo y que sólo tenía la primaria. Hace poco, después de un examen a distancia, le envié un mensaje de texto donde le preguntaba cómo le había ido. Su respuesta fue: “Creo que bien. Ahora estoy en la cordillera desde hace dos días arriando ganado. Mañana a la noche llego al pueblo. Allí miraré los mails y mi nota”. © LA NACION

Semana 06 de 2008 Por Esteban Peicovich Babel en solfa. Lo global intenta plantar lengua. Ni inglés, ni mandarín, ni castellano, ni hindi. Pretenden imponer el globish. Lenguaje que dirá todo con nada (glup). 1500 plásticos sonidos que gritarán sus siglas de polo a polo. Oratoria Tarzán/Jane. Te amo se dirá cric-crac (tal vez alguno entienda). Al Sapiens 2008 lo adoban y encandilan con tevé y lentejuelas de color. Como Colón. Hay que apagar la palabra local para que los nativos embuchen globish a gusto. Los idiomas de siglos les son peligrosos: sus palabras hablan. Día a día la policía tecnológica marca sitios de resistencia y allí va el hipnótico juguete electrónico a embobar al incauto. Punta de lanza de ofensiva mayor. Primer paso: invadir con Homo Chip que imponga el código y ocupe el poder de lingua franca (como antaño el latín y hogaño el inglés). Atiborrar con tanta bazofia verbal que

impida a las neuronas reaccionar. El Programa Tecno no incluye lo bello, profundo, genésico, glorioso, inasible, sutil. (Lejos, la realidad mayor que ofrece la vida.) El globish sirve para fabricar novatos perpetuos. Planos. Playos. Pasteurizados. Modelo que copiaron de la cinta sin fin de los pollos sin fin que mueren sin fin en el acto de vivir nunca. Ante él, el taylorismo es bebé. El stajanovismo, juguete. Y Tiempo modernos de Chaplin, film naïve. No van por el músculo. Van por la vida: la palabra. Su meta sublime es la creación del Homo Revolú. Oído que odia a Papageno. Ojo atraído por la ráfaga. Obseso en naderías. Alérgico al diccionario. Experto en gansadas. Las vocales (para Rimbaud tenían colores) van al cesto. Cifras, consonantes y pitidos son las que dan sintaxis (glup) a las onomatopeyas del globish. Del espíritu, ni pío. Tampoco hará falta. Nunca ciclos lectivos dictados

por artistas sobre Entusiasmo, Ternura, Miedo, Amor, Asombro, Destino, Imaginación. Gente de la palabra: atenti. Estamos en los bordes peligrosos del globish. Y por nuestra (sucesiva) culpa. En la aldea natal sobran ejemplos: Sarmiento escribió 53 libros. Menem leyó a Sócrates. Aquí y allá la Historia fue copada por la homilía fanática del teólogo, del militar, del mercader. Ahora está en las manos de quien farfulle, grite, reitere y embrolle mejor la diáfana línea del sentido. Así viene el libreto. (Y no estaría mal pensárselo un poco en la playa con la asesoría del mar.) Para sacarle más punta a este aviso de peligro o para desestimarlo y hundirlo en la arena. Invento no es. Se olfatea en el aire de la época. La decadencia del lenguaje nos arrastra en su caída. De 80.000 ventanas para nombrar la vida sólo quieren dejar 1500. Si cada cual cuida su palabra, los gruñidos, la jitanjáfo-

ra, la interjección, los números no podrán desplazar la asistencia humana del vocablo justo. Ni acallar la fábula de la especie. Ni Tullerías ni Palacio de Invierno. Ni Nueva York o Berlín (como canta Leonard Cohen). Lo que hay que tomar ya es el micrófono del Patrón del Circo del Globish. Ese que impone el “Sale” a quioscos en venta en La Matanza. El que lleva la lengua del roquerito a bautizar “Los killers de Lanús” su conjunto. O a algunos a pronunciar “Hummer” como si fuera un manjar. De no reaccionar “se encontraremo” masticando ruido en el cuello de botella del globish. Y no nos salvaremos por más que nos roguemos (de a millones y con la mejor intención): “¡Oíme revolú! ¿Me entendés, revolú?”. The Twitter Press: 1) según Semanario Parlamentario en todo 2007 Carlos Menem no abrió la boca en el Senado (por lo que debería serle conferido el título de “Padre

de la Patria más Ñoqui”); 2) “20Palabras”, diario digital que 20 periodistas hacían ad honórem con lema “Simple. Fresco. Esencial”, suspendió salida hasta reforzar elenco; 3) anuncian que en pocos años habrá IPods que contendrán toda (sic) la música de la historia universal (triple glup); 4) habemus bacteria nacionalista: la bisoña argentinensis, primer genoma completo obtenido en la Antártida y secuenciado en el país; 5) se trata de microorganismo extremófilo por su capacidad de adaptarse a todos los extremos (más condición de “argentino” no puede mostrar); 6) tronó Carrió: “No hay juez federal en condición de investigar con independencia la corrupción del gobierno de Kirchner”. “El deber del poeta es el de dar un sentido más puro a las palabras de la tribu” (Mallarmé). www.peicovich.com