Orígenes y desarrollo de la minería - Consejo Superior de Colegios ...

Geológica. E.T.S. de Ingenieros de Minas de Madrid. Los utensilios de piedra y su evolución tecnológica. Una de las pocas cosas que hacen del hombre un ser ...
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En la actualidad, se ha llegado a la conclusión de que la minería nace y progresa a causa de la necesidad de materiales adecuados para el desarrollo de cada Civilización. Por ello, no es de extrañar que los primeros vestigios mineros se encuentren en todo el Paleolítico. En España existen espléndidos ejemplos de explotaciones de silex, de muy buena calidad, como, por ejemplo, en la provincia de Madrid. Desde entonces y hasta nuestros días, la minería no ha dejado de desarrollarse de una manera continua.

Los utensilios de piedra y su evolución tecnológica. Una de las pocas cosas que hacen del hombre un ser único en el reino animal, es su capacidad para construir herramientas. Mientras que otras criaturas, los chimpancés por ejemplo, emplean objetos naturales como herra-

Nowadays, it is known that mining appears and is developed in relation with the necessity to obtain materials adapted for the development of each Civilization. For this reason, the first mining vestiges are in the Palaeolithic. In Spain we have splendid examples of very good quality silex operations, as in the Madrid province. Since then and until our days, the mining is developing in a continuous way.

mientas improvisadas para necesidades inmediatas, el hombre crea utensilios para su uso futuro. Así como la evolución física del hombre se investiga a través de la zoología, su desarrollo como criatura pensante viene fijado por los tipos de herramientas que

Figura 1. Se denomina “chopper” a un instrumento toscamente labrado que busca la aparición de bordes cortantes y sin una idea preconcebida. El material suele ser muy variado, buscando la tenacidad de la roca y la posibilidad de crear aristas muy agudas. Palabras clave: Historia de la Minería, Patrimonio Minero, Arqueología Minera Key words: Mining History, Mining Heritage, Mining Archaeology

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Orígenes y desarrollo de la minería Joaquín Armengot José Antonio Espí Fernando Vázquez Departamento de Ingeniería Geológica E.T.S. de Ingenieros de Minas de Madrid

producían sus culturas. El primero y más largo periodo del desarrollo humano es el Paleolítico, o periodo antiguo de la Edad de Piedra, que comenzó hace aproximadamente 2,5 millones de años y duró hasta el año 8.000 a.C. Sin lugar a dudas, las evidencias más antiguas de la utilización por los homínidos de utensilios de piedra proceden de la cuenca del río Omo, en el sur de Etiopía (2,4 millones de años) y de la Garganta de Olduvai, en Tanzania (2 millones de años). Estos útiles (“chopper”), extremadamente primitivos, están formados por núcleos de basalto, cuarzo cristalino, o bien, de sílice amorfa (“chert”), a los que, mediante percusión, se les han extraído lascas, a fin de producir cierto filo. La selección de estos materiales indica que los homínidos (“Homo Habilis”) apreciaban las características de ciertas rocas y minerales. Hace 1,5 millones de años, en el Centro y Este de África, apareció la industria lítica denominada Achelense, atribuida a la especie “Homo Erectus”. Esta cultura industrial logró conformar los utensilios de piedra con una forma pre-establecida, buscando la simetría de las herramientas así como el labrado en ambas caras de la piedra (bifacial). Estas innovaciones exigieron mejores calidades de materiales, siendo

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los preferidos las cuarcitas, la obsidiana (vidrio volcánico), el “chert” y el pedernal. Los instrumentos del Achelense se mantienen con pocas modificaciones durante más de un millón de años, hasta hace poco más de 200.000. El

perior) comienzan a proliferar formas que distinguen estéticamente unas culturas regionales de otras, a causa, probablemente, de los materiales disponibles y de los diferentes usos. El Homo Neanderthalis y el Homo Sapiens (Cro Magnon) son los artífices de esta cultura. En ese

Figura 2. Una vez elegido el material más adecuado, el hombre primitivo fue capaz de desarrollar una tecnología que le permitía crear instrumentos cortantes y duraderos. La calidad del material condicionaba a su vez los resultados obtenidos, lo que obligaba a una cuidadosa selección de los mismos. Al agotarse los recursos locales se hacía preciso efectuar grandes desplazamientos para su obtención, lo que dio lugar a un incipiente comercio.

método entró en Europa de la mano de otro homínido, el Homo Heidelbergensis. Durante este enorme periodo de tiempo, la manufactura de los instrumentos y sus materiales ha seguido las mismas pautas, a pesar de haber sido patrimonio de diversas sociedades. El periodo Musteriense abarca desde los 200.000 hasta los 40.000 años de antigüedad y se desarrolla en Europa, Oriente Próximo y África. Los útiles adquieren diseños más refinados, buscando la esbeltez de las piezas, el corte más agudo y, también, una mayor productividad en su confección. Por ello, la calidad de los materiales se convierte en imprescindible y su selección se realiza con mucho rigor Hace aproximadamente 12.000 años finaliza la época de la Piedra Tallada y, simultáneamente, en Asia y África (Paleolítico Su-

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tiempo, se fabrican en piedra hojas muy finas y cortantes, buriles, raspadores, etc, todos realizados en materiales de muy buena calidad con predominio del pedernal y del “chert”. La gran productividad industrial de este periodo, así como la efectividad de las herramientas fabricadas, son el preludio del agotamiento de la caza, quizás de la desaparición del Homo Neanderthalis y de la necesidad de evolucionar a otro estilo de sociedad, la de los agricultores. El perfeccionamiento final de la piedra llegó con su pulimento. La herramienta, que primeramente era fabricada según los cánones de la piedra tallada, buscando la forma de lágrima, era desgastada posteriormente sobre una base, también de piedra, con arena fina de cuarzo. Con ello surgían esbeltas formas, con tal atractivo, que a veces constituían objetos rituales, como los que en la actualidad

se han encontrado en las poblaciones indígenas de Papúa, en donde se siguen fabricando con la técnica milenaria. Seguramente, un aspecto fundamental de la elaboración de estos útiles era el material de partida, que debía ser tenaz y al mismo tiempo contar con una dureza inferior a la de la arena de cuarzo que lo debía desgastar. Por ello, la materia prima más utilizada en todo el mundo fueron las rocas ígneas básicas (serpentinitas, gabros, basaltos y otras). Quizás la más adecuada era el mineral de sillimanita (fibrolita), no sólo por su enorme tenacidad sino, también, por la forma de sus núcleos, muy parecida a la del objeto final. Debido a la especialización de la materia prima, estos artefactos viajaban a grandes distancias y sin duda eran objeto de comercio. La Edad de Piedra: búsqueda de materiales de calidad y primeros balbuceos de la minería Cuando los homínidos comenzaron a fabricar herramientas a partir de las rocas y guijarros, pronto se darían cuenta de que aquellos que mejores propiedades poseían no siempre se encontraban cerca de su hábitat habitual y que, además, su abundancia era limitada.

Figura 3. Núcleo de silex o pedernal. Este material natural fue intensamente utilizado durante todo el paleolítico. Sus propiedades singulares lo hacían enormemente atractivo para el hombre paleolítico: su facturación resulta predecible cuando se le golpea con una cierta habilidad y los bordes así labrados son muy cortantes.

De la misma manera que los chimpancés realizan una estrategia de ahorro de energía, llevando las piedras necesarias para romper los frutos muy duros y acumulando montones de ellas en una posición cercana a su fuente de alimentación, así los primeros homínidos, con capacidad mental suficiente para producir útiles, transportaban los instrumentos en sus desplazamientos y buscaban, a distancias lejanas, los mejores fragmentos de rocas y minerales para producir su tosco instrumental. A medida que la tecnología de fabricación evolucionaba (muy lentamente, por cierto), las propiedades demandadas a las materias primas minerales fueron cada vez más exigentes. La calidad debía ser un factor determinante en la localización de talleres de confección de instrumentos, que posteriormente viajaban hacia apartados lugares. El método Levalois para fabricación de herramientas de piedra, a la vez que exigía una gran destreza manual, precisaba de minerales de grano muy fino, como por ejemplo los pedernales, que poseen una excelente rotura y un filo muy acusado y permanente. Sin embargo, con el tiempo, la gran cantidad de instrumentos fabricados supuso el agotamiento de sus manifestaciones superficiales, por lo que hubo que recurrir al la extracción subterránea de bloques de silex. En el tránsito entre el Paleolitico (Edad de la Piedra Ta-

llada) al Neolítico (Edad de la Piedra Pulimentada) aparecieron en Europa multitud de manifestaciones de minería subterránea: en Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Polonia y España. Tal era la apetencia de núcleos de silex de buena calidad, que el agotamiento de los grandes cantos superficiales provocó su búsqueda en el interior de las rocas que lo contenían. Así, en uno de los yacimientos más famosos, el de Rijckholt, en Holanda, se profundizaron pozos de hasta 15 metros y luego, por medio de galerías, se siguió el nivel de nódulos de pedernal. Se calcula que estas minas, hace 5.000 años, produjeron 150 millones de útiles. Los pozos se abrían utilizando las herramientas construidas con el mismo silex y, de manera muy ardua, excavaban la caliza golpeándola con pesadas mazas unidas a astas de ciervo. Minería Neolítica de Silex de Casa Montero (Vicálvaro, Madrid) [1] El yacimiento de Casa Montero ha sido localizado en el denominado tramo D de la M-50 que enlaza las carreteras N-II y N-III. Se encuentra en el Término Municipal de Madrid, distrito de Vicálvaro, sobre los escarpes de la margen derecha del Jarama. El interés y excepcionalidad del yacimiento han provocado la modificación del trazado de la M-50 a su paso por el yacimiento arqueológico. En los niveles arcillosos de una serie sedimentaria del Mioceno medio (alrededor de 15 millones de años) aparecen varios horizontes continuos, con abundancia de ópalo y sílex. Se presentan con morfología variable, que va desde pequeños nódulos arriñonados hasta bloques de varios metros,

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Las rocas son pesadas, y tan sólo sirven, entre otras cosas, para transformarlas en útiles necesarios para la producción de alimentos. Su recogida, sobre todo cuando se buscan buenos materiales, consume energía que debe añadirse a la empleada en el trabajo de conseguir alimentos.

Figura 4. Las cuarcitas como material de partida en la fabricación de útiles resulta mucho menos adecuada que el silex, pero en ausencia de éste, en la cabecera del río Jarama, también llegó a ser utilizada.

de forma irregular, y calidad variable. La limpieza y desbroce del área de afección dejaron al descubierto un total de 2.690 estructuras subterráneas, distribuidas de forma muy heterogénea. En total se han excavado un total de 188 fosas. Las estructuras excavadas hasta el momento han permitido constatar tres fases en el yacimiento: Neolítica, Bronce medio y contemporánea/actual. La fase correspondiente a la minería neolítica es, cuantitativamente, la mejor representada en el yacimiento y la más singular en el contexto de la prehistoria peninsular. De las 2.690 estructuras localizadas en el área de excava-

Figura 5. Instrumentos realizados en silex de no muy buena calidad (grano algo grueso, muchas inclusiones y algunas oquedades). Paleolítico Medio. Madrid, terrazas del río Manzanares. Colección de Alberto Navarro.

[1] Resumen del trabajo de Susana Consuegra, Mª del Mar Gallego y Nuria Castañeda. Trabajos de Prehistoria 61, nº2, 4002, pp127-140.

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drangular, con un peso aproximado de 1,5 kg. Se está trabajando en la hipótesis de que estas mazas golpeasen cuñas o picos de sílex que penetraran en la tierra a modo de cincel. Existen algunos ejemplos de cuñas con pesos entre 150 y 300 g y de picos, más numerosos, de 130 g de peso medio.

Figura 6. Hojas de silex con cantos muy afilados, a pesar del tiempo transcurrido. El silex, aunque no muy abundante, se utilizó en enormes cantidades. De esta forma, el rendimiento en la talla de los instrumentos, con elevado aprovechamiento del material de partida, constituyó un objetivo de la tecnología de la época, utilizando las hojas desprendidas de la talla de los útiles de mayor tamaño. El silex de buena calidad llegó a ser muy apreciado, buscándose incluso mediante pocillos y galerías. Terrazas del Manzanares. Colección de Alberto Navarro.

ción, 2.500 aproximadamente corresponden a pozos de extracción de sílex. Los pozos de tipo chimenea se documentan en toda la superficie del yacimiento. Tienen paredes regulares, de tendencia vertical con profundidades comprendidas entre 0,64 y 7,35 m. Las bocas se abren hasta adquirir diámetros de entre 1,40 y 2,10 m. Los pozos cilíndricos, con diámetro máximo en la boca de 1,60 m, son los más numerosos y se distribuyen por todo el yacimiento. En 45 de los pozos excavados era posible observar las vetas de sílex atravesadas, hasta cuatro en un mismo pozo. En 38 pozos se ha documentado la existencia de excavaciones laterales en cotas próximas a la base. Son verdaderas “covachas” de forma irregular y dimensiones variables que permitirían, en momentos inmediatos al abandono de la extracción en el interior del pozo, el mayor aprovechamiento de la veta inferior. La semejanza con otras explotaciones prehistóricas permite aventurar el uso de escalas de madera o cuerda que, sin embargo, pudo ser sustituido por simples cuñas de madera que, con la ayuda de la pared

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opuesta, serían suficiente para hacer practicable el pozo. Para construir los pozos se han detectado diversos tipos de herramientas: mazas, picos, cuñas, etc. Las mazas, realizadas en cuarcita, de sección cua-

Casa Montero presenta un registro lítico extraordinariamente abundante, unas 31,6 toneladas. El objetivo principal de la explotación lítica de Casa Montero es la producción de soportes laminares de silex con destino a la fabricación de utensilios de uso muy variado. En Dinamarca y en Francia (Grand Pressigny), se ha encontrado una minería destinada al comercio de barras imperfectas de pedernal, muy apreciado sin duda por su color miel y su facilidad de labrado.

Los metales básicos y sus características Todos los arqueólogos e investigadores están de acuerdo en que fue el cobre el primer metal trabajado por el hombre, debido, sin duda, a la enorme facilidad que presenta para ello. Por ejemplo, el “cobre nativo” (metal casi puro que se encuentra en algunas partes superficiales de los yacimientos) se puede trabajar, bien en frío, por simple martillado, bien calentándolo tan sólo a unos 300º C, lo que aumenta su maleabilidad. Lograr esta temperatura estaba al alcance del hombre del neolítico.

Figura 7. El pulimento de la piedra supone un extraordinario cuidado en su elaboración, incluyendo una acertada elección de las rocas trabajadas. Así, las rocas ígneas básicas (verdes, densas, tenaces y que admiten bien el pulimento) han sido las más utilizadas, pero otras rocas y minerales (sobretodo la sillimanita) también se han utilizado frecuentemente. Museo Histórico Minero D. Felipe de Borbón y Grecia (MHMFBG).

El uso de las aleaciones entre metales surge de manera espontánea. El cobre, fácil de trabajar, tiene la desventaja de su baja dureza. Esta propiedad se mejora trabajándolo con el martillo, aunque esta solución no resulta definitiva. Sin embargo, los primeros metalúrgicos observaron que de ciertos minerales que

Las primeras evidencias de su uso se encuentran en Irán y Anatolia hacia el séptimo y oc-

La extracción secuencial de los metales: la minería nace definitivamente

ra se conseguía una atmósfera muy reductora (oxidación parcial del carbón vegetal de la carga, que reducía el óxido mineral), logrando con ello la separación de los metales, fundamentalmente el cobre, del resto de los elementos que le acompañan en el mineral (casi siempre oxidado). En Europa, el periodo Calcolítico aparece ya en el siglo VI a.C. en la región de los Balcanes. La Península Ibérica entra en el Calcolítico hacia el tercer milenio a.C. y se desarrolla asociado a la cultura de

Figura 8. Instrumentos de corte del Paleolítico Superior realizados en un silex de buena calidad: grano muy fino, aspecto de vidrio y transparencia en algunos casos. Terrazas del Manzanares, en Madrid. Colección de Alberto Navarro.

tavo milenio a.C. No obstante, la fusión de este metal precisa una temperatura de 1.083º C, y ésta no se alcanzó hasta mil años después, en el quinto milenio a.C. Se ha denominado periodo Calcolítico al del tránsito entre la Edad de Piedra y la de los Metales. En esta época, la invención del horno metalúrgico fue la innovación más importante. Con el soplado por medio de la boca (largas varas huecas que se introducían en el fuego) o mejor, con primitivos fuelles realizados con pieles de animales, el metalúrgico del momento podía alcanzar los 1.100º C. A esa temperatu-

Los Millares (Almería). Se diferencia de las culturas europeas antes mencionadas por su carácter muy local, en un modelo en que casi todas las poblaciones poseían su propia metalurgia. Otros metales que aparecen en la etapa pre-metalúrgica de la Humanidad son el oro y la plata, siempre nativos; es decir, el metal sin combinar con otros elementos. Naturalmente, estos metales no resultan abundantes y su primera aparición fue muy escasa. Además de ellos, existen vestigios de que el hierro meteórico (procedente del espacio) también fue utilizado.

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contenían cobre se obtenía un metal mucho más duro. Eran los bronces arsenicales, ya que el arsénico le presta dureza con su presencia. El excesivo arsénico ponía en peligro la salud de los metalúrgicos y cuando se produjo de manera fortuita la aleación cobre y estaño, a principios del tercer milenio a.C., estos dos metales conformaron una época de metal más duro y más resistente a la corrosión, la Edad del Bronce.

Aunque hoy en día se tiene la seguridad de que ciertas técnicas metalúrgicas del cobre se conocieron ya en los milenios séptimo y octavo a.C., los primeros vestigios existentes de una minería reconocible proceden del cuarto milenio a.C. En Europa, en ese tiempo y en su parte SE (área balcánica), el periodo Calcolítico se desarrolla plenamente en Gumelnitza en Vinça y está representado por sus hachas de cobre arsenical. A esta cultura, se encuentran asociadas explotaciones de cierta envergadura, como las de Ai Bunar. Estas labores consistían en trincheras de 10 m a 80 m de longitud y de 2 a 20 m de profundidad. El arranque se realizaba con mazas de piedra sobre la roca, que previamente se había calentado con hogueras, apagadas con agua, a fin de provocar su agrietamiento. Ya en el tercer milenio a.C., los faraones egipcios enviaban expediciones, en las épocas más favorables (después del periodo de lluvias), a una zona de minería superficial, en el Sinaí y en Timma, a fin de abastecerse de turquesas y de cobre. Se calcula que sólo en la cuenca minera de Timma se excavaron 10.000 pozos. Su profundidad variaba entre 4 y 8 m y un diámetro de 0,9 m. Se tallaba, con picos de piedra o de cobre, en la arenisca que contenía el mineral, una corona que se cerra-

Figura 9. Los bloques de pedernal de buena calidad acabaron siendo escasos debido a la gran utilización del silex durante miles de años.

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Figura 10. Puntas de flecha primorosamente talladas en ópalos del Sahara argelino. Es el Paleolítico tardío.

ba con forma cónica extrayendo el bloque interior. Una vez en el nivel que contenía el mineral, se avanzaban galerías de explotación. Los cálculos actuales señalan que una mina explotada con tres pozos producía 300 kilos de cobre metal. De esta manera, si se trabajasen 20 minas al año con 100 mineros, el producto anual sería de unos 600 kg de cobre. Tan importante como la mina era el horno de fundición. Desde los primitivos artilugios de piedra, en donde el mineral y el carbón vegetal llenaban un hueco realizado en la tierra y protegido con paredes de piedra resistente, hasta los verdaderos hornos del siglo XIV a.C. de Timma, en donde una tobera desembocaba a la media altura de una pequeña cuba tapizada de piedra y arcilla. Por la tobera se insuflaba aire procedente de unos fuelles de piel y en el fondo del horno existía una cubeta para recoger el metal fundido. La asociación del estaño con el cobre rebajaba el punto de fusión del nuevo metal (bronce) aumentando la fluidez del producto y, al solidificarse, la aleación resultante (bronce) resultaba mucho más dura que el cobre puro. Estas aleaciones se solían obtener en otros hornos especiales, en donde los metales se refundían dentro de un crisol de arcilla. Sin lugar a dudas, la aparición de la civilización Romana marca un hito en la minería de todo el Mundo y todavía causa asombro lo que tal civilización llegó a realizar para obtener el dominio de un

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gran imperio, basado en gran medida en su poderío tecnológico y su gran organización industrial. La gran novedad de la minería romana fue sin duda la “mecanización”, incipiente, claro está, pero sin duda precursora de la industria extractiva de hoy. La irrupción de una nueva tecnología para el aprovechamiento de los re-

Figura 11. Pieza de obsidiana y núcleo de la misma roca, después de haberle extraído multitud de lajas para fabricar instrumentos de corte .La obsidiana posee propiedades físicas semejantes a las del sílex, produciendo en su tallado cantos extremadamente cortantes. Copan. Honduras

cursos minerales fue el resultado de la aplicación de innovaciones alcanzadas en otros campos (la topografía, los ingenios hidráulicos, la organización del trabajo, etc). Además, todos los historiadores están de acuerdo en reconocer que, en sus comienzos, Roma no era un pueblo eminentemente minero, pero en sus conquistas se encontraron con poblaciones indígenas muy preparadas (tal como ocurrió en el sur de Hispania). Su labor consistió en aportar nuevos procedimientos y organizar una minería a una escala notablemente mayor que la primitiva.

La minería romana se enfrentó con gran audacia a los retos de explotar a una profundidad mucho mayor que la de sus antecesores. Baste citar algunos ejemplos: en el Neolítico se habían alcanzado profundidades de hasta 15 m en las minas de silex de Spiennes, Bélgica; en Timma, en Israel, se profundizaron pozos de 30 m para extraer el mineral de cobre, pero en Cartagena, algunos pozos superaban los 100 m de profundidad en la época romana. Naturalmente, con la profundidad crecía el problema de las invasiones de surgencias de agua que impedían en muchos casos seguir profundizando las labores. Por ello, los ingenieros romanos mejoraron ideas y modelos heredados de Grecia, como fueron las norias y los tornillos de Arquímedes que, en saltos de 4 m y en cascada, extraían el agua de las profundidades. Los mineros romanos emplearon siempre útiles de hierro, tales como picos, azadas, cuñas, punteros y mazas. También hacían obras de sostenimiento de los huecos de explotación con madera y muros de piedra, y a

Figura 12. En el Neolítico, además de la aparición de la agricultura, la cerámica, el comienzo de la estratificación de la sociedad y otros cambios muy drásticos en la civilización humana, también se cuidó con esmero la fabricación y apariencia de los útiles de la vida cotidiana. Para fabricar instrumentos de piedra pulimentada se requieren materiales adecuados, además de un abrasivo (arena de cuarzo) y mucha paciencia. La sillimanita, las rocas ígneas máficas ( con tamaño de grano generalmente fino y minerales no muy duros en su composición) fueron los más usados en ese periodo. Este ejemplar procede de Timimoun, en el Sahara argelino

Figura 13. La sillimanita (también denominada “fibrolita” a causa de su apariencia semejante a un conjunto de fibras) fue elegida por los constructores de instrumentos de piedra pulimentada. Para conseguirla había que buscar lugares muy precisos y generalmente escasos. Además, se han descubierto instrumentos fabricados a mucha distancia del lugar de su hallazgo, lo que supone un comercio incipiente. Este ejemplar procede de Somosierra, en la Comunidad de Madrid.

veces, cuando el mineral lo justificaba, realizaban obras de mampostería. La Edad del Hierro

La mejora de las propiedades del hierro sin carbono (hierro dulce) pasó por su carburación posterior, dando lugar al acero. Éste, con mayor dureza, también puede mejorar sus propiedades mediante el forjado (tratamiento térmico).

Figura 14. Dos ejemplares del Neolitico español, realizados en una roca verde, de carácter básico, y en sillimanita.

A finales del segundo milenio a.C., el suministro de estaño al Mediterráneo quedó colapsado por la aparición de hordas extranjeras, que los textos egipcios de la época denominaban “pueblos del mar”. Esta circunstancia propició la sustitución relativamente rápida del bronce por un nuevo metal que tímidamente y de manera poco conocida ya había aparecido en algunas manifestaciones. Era el hierro. El hierro pronto empezó a usarse en la fabricación de herramientas, armas y otros instrumentos. Sin embargo, sin la escasez de los minerales que conformaban el bronce, su sustitución hubiera sido mucho más lenta. El bronce funde a una temperatura que los antiguos podían alcanzar, mientras que la obtención del hierro metal requería un laborioso proceso. El sistema empleado en los primeros tiempos de la Edad del Hierro (fueron los hititas en el área de Palestina) era el uso de un horno de cubeta y

meteorítico. Con la aparición de los primitivos hornos de fuelle, se abrió la posibilidad de la reducción parcial de los minerales de hierro. Con el hierro carburado comienza una vertiginosa expansión, extendiéndose por el Próximo Oriente, Chipre y el Mar Egeo. Pocos siglos después será conocido y utilizado en Europa, gracias a la abundancia de sus minerales y de los bosques necesarios para la fabricación de carbón vegetal. En esta ocasión la nueva tecnología coincidió con las dificultades de abastecimiento de los metales que constituían el bronce, ayudando así a su rápida difusión. Las colonizaciones griega y fenicia contribuyeron a que este metal se extendiera por la Península Ibérica y el Norte de África, alcanzando su máximo desarrollo en el mundo céltico.

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la reducción del metal con carbón vegetal, que se realizaba a una temperatura menor a la de fusión del hierro (1.536ºC). El producto obtenido consistía en una mezcla de hierro metal y escoria, que obligaba a purificarlo mediante martillado. El hierro así obtenido tenía poco carbono y era dúctil y de escasa dureza,

En realidad la Edad del Hierro llega hasta nuestros días y la Revolución Industrial del siglo XIX se ha sustentado en la enorme producción de aceros, si bien desde el punto de vista del uso y de la demanda podríamos separar tres etapas:

Figura 15. Planta y sección de pozos tipo “chimenea”. 1. Boca en embudo. 2. Boca en cubeta. 3. Boca cilíndrica.

La Edad del Hierro realmente comienza a finales del segundo milenio. Se cree que se empleó por primera vez en la India, Mesopotamia y Asia Menor y que se utilizó en el valle del Indo para hacer herramientas. También se produjo en Egipto de manera esporádica, fabricando objetos de hierro, al que denominaban “cobre del cielo”, en clara alusión a su origen

• Desde la aparición del hierro y sus aceros, este metal ha ido sustituyendo a los demás, a causa de sus propiedades características (dureza, tenacidad, resistencia, etc). También debido a la posibilidad de modificarlas y, ciertamente, a la reducción de su coste a medida que la tecnología del horno de reducción mejoraba. Sin embargo, su uso coexistió con otros muchos metales durante varios siglos (el cobre, el estaño y el plomo, durante la civilización romana, por ejemplo), hasta el sig l o X I X . Durante este tiempo, la producción de metales fue escasa y, con

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nuestra visión actual, la industria se mostraba muy artesana. • La Gran Revolución Industrial se apoyó, en gran medida, en los metales ya conocidos, pero su consumo, sobre todo el de los aceros, se disparó a niveles insospechados, al formar parte de los elementos de construcción y de los ingenios de una tecnología que rápidamente se desarrollaba al amparo de una demanda sostenida. • El siglo XX, o al menos parte de él, marca una

Visión histórica de la minería en España “Las riquezas minerales han sido una constante en toda la historia de nuestro país. Se ignora si el declive actual posee un carácter permanente. En todo caso existen argumentos que defienden la razón de una producción de minerales propia” Desde los albores de la minería, han existido explotaciones en la Península Ibérica para la obtención de muy diversas sustancias. Hombres primitivos obtuvieron útiles

Figura 16. El Neolítico aparece en diferentes períodos absolutos de tiempo en diferentes lugares, pero llama la atención la similitud en la elección de los materiales usados y, también, el método de fabricación empleado. Estos dos instrumentos cortantes proceden de Ecuador, en culturas cercanas a la época de los primeros españoles en aquellas tierras. Los útiles están fabricados en rocas volcánicas de tipo básico, de composición cercana a las de los instrumentos del Neolítico europeo.

tendencia que por su proximidad nos resulta todavía difícil de discernir: En la actualidad conviven una enorme variedad de materiales, bien de origen orgánico (plásticos, cauchos en general), de origen mineral (cerámicas, cementos, bases para productos químicos) y metales (aceros aleados, metales ligeros, metales y aleaciones muy especiales).

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La incipiente reactivación iniciada durante la Edad Media se vio frustrada por el descubrimiento de América. Los hallazgos de cobre en Tasco, de oro en Carabaya, de plata en Santo Domingo, en Potosí, en Guanajuato, etc, motivaron la paralización de la minería hispana. Salvo casos aislados, como Almadén y Riotinto que mantuvieron una actividad creciente durante el siglo XVIII, no es hasta mediados del siglo XIX cuando se inicia una intensa actividad minera, en la que los capitales extranjeros, inglés y francés fundamentalmente, juegan un papel preponderante. A finales de esta centuria se alcanzaban producciones anuales de más de 60.000 toneladas de cobre, más de dos millones de toneladas de piritas, más de 13 millones de toneladas de hierro, etc, que, prácticamente, se exportaban a Europa. Esta situación continuó sin variación sensible a lo largo del primer tercio del siglo XX, de forma que una buena parte del desarrollo industrial europeo tuvo como base la producción minera española. La tradicional tendencia española a la exportación de numerosas sustancias minerales, anterior a la segunda guerra mundial, cambió radicalmente ante la enorme demanda

de distintos materiales para el desarrollo de sus actividades. Fenicios, cartagineses y romanos laborearon y beneficiaron oro, plata, cobre, plomo, cinc y cinabrio (Las Médulas, Tharsis, Cartagena, Almadén, etc). La caída del imperio romano llevó consigo la de su activa minería y ésta quedó prácticamente paralizada durante siglos, ya que durante el dominio árabe la actividad minera fue muy escasa.

Figura 17. Este instrumento minero de asta de venado se utilizó enmangado. Probablemente se usaba para introducirlo entre la roca fracturada, o bien, en terrenos no consolidaos. En la punta mellada se conservan restos de mineral de cobre. Mina “El Milagro” Valdelamesa (Asturias) Museo Histórico Minero D. Felipe de Borbón y Grecia (MHMFBG)

España era el segundo productor mundial de mercurio y piritas, figuraba entre los diez primeros productores mundiales de nueve sustancias y producía más de sesenta. En cuanto a reservas, ocupaba, a escala mundial, el primer lugar en reservas de mercurio, el séptimo en reservas de potasas, y el octavo lugar en reservas de uranio, además de poseer más de 10.000 millones de toneladas de sal gema, más de 2.000 millones de toneladas de caolín, unos 500 millones de toneladas de feldespatos, unas 200 millones de toneladas de attapulgita e importantes reservas de sales potásicas, thenardita, magnesita, rocas ornamentales, etc. Podía considerársele, pues, como uno de los principales países mineros de Europa.

Figura 18. La tecnología de la fabricación de pesados martillos mineros con una muesca en su perímetro, aunque de apariencia bastante simple, exigía una buena elección de los materiales y una cierta destreza. Los mayores ejemplares probablemente trabajaban colgando de una cuerda y ejecutar así un movimiento pendular contra la roca a destrozar.

el oro de los ríos Duero, Tajo, Jalón, etc; explotaron el cinabrio y mercurio en Sisapo (Almadén); y utilizaban la sal de Cardona para sus salazones. Gracias a los romanos se conocen las técnicas utilizadas por los pueblos antiguos, iberos y pelasgos. Consistían éstas en el arranque del mineral mediante pozos, galerías o socavones, el cual, previa-

Desde la perspectiva histórica Los instrumentos y restos humanos, de época poco posterior a la Edad de Piedra, encontrados en las minas de Aramo (Asturias), Baños de la Encina y Linares (Jaén), Cerro Muriano (Córdoba) y Riotinto (Huelva) atestiguan la existencia de labores mineras, en los albores de la utilización de los metales por el hombre de Cro-Magnon y de Furfooz. La diadema de oro puro encontrada en la Cueva de los Murciélagos (Albuñol) podría indicar la existencia de actividad minera en el Neolítico, en el que ya se trabajó el cobre, mucho antes de que su aleación con el estaño diera paso a la Edad del Bronce. Los iberos conocieron el plomo (galena argentífera),

Figura 19. En la metalurgia más primitiva, un horno de fundición tan sólo era un hoyo en la tierra en donde se introducían varas para el soplado del combustible y el aumento consiguiente de la temperatura. Este, así esquematizado, al menos posee una protección lateral y un fuelle de pieles. La carga de mineral, siempre de metal oxidado o carbonatado, se mezclaba con carbón vegetal.

Figura 20. Hacha plana de bronce de forma simple. Su concepción es muy parecida a la de instrumentos muy actuales. Mina “El Milagro” Valdelamesa (Asturias) Museo Histórico Minero D. Felipe de Borbón y Grecia (MHMFBG).

mente a su extracción en cestos de madera y esparto, era escogido a mano o seleccionado, dentro de la propia mina. Ya en el exterior, se procedía a triturarlo y a lavarlo con agua en aparatos de accionamiento manual, tantas veces cuantas fueran necesarias. Posteriormente, se fueron introduciendo innovaciones en la bajada de los pozos, en su diseño y en los métodos extractivos.

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de materias primas que originó la intensa industrialización del país, que alcanzó su mayor índice de expansión durante la década de 19601970.

Los cartagineses encontraron en España una minería avanzada e intensificaron al máximo la producción de aquellos minerales indispensables para el sostenimiento de su formidable máquina de guerra. Sobresalía la actividad de la industria del hierro, necesaria para la fabricación de las armas, en la zona del Moncayo, con minas de hierro y los ríos Jalón y Queiles, a cuyas finas aguas se atribuía la propiedad de templar el hierro. También debió ser intensa la extracción de plata, dada la gran cantidad de monedas acuñadas en Cartago Nova. Igualmente fue importante la acuñación de moneda de cobre. La primera época de la dominación romana se caracterizó por el sometimiento de las tribus a las que exigían oro, plata, tributos y esclavos, consiguiendo así satisfacer sus necesidades de metales nobles. La voracidad de los primeros romanos provocó el continuo levantamiento de las tribus hispánicas con guerras sangrientas y sufrimientos atroces por ambas partes. Fue este un período poco propicio para que los nuevos colonizadores se preocuparan de una explotación regular de las minas. Puede decirse que ninguna dominación anterior fue tan

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jado, de la Unión (Murcia), o en las de Riotinto, en la de Huelva, pese a la dificultad de realizar el desagüe con ingenios basados en la rueda de noria y el tornillo de Arquímedes.

Figura 21. Este martillo de mina del Museo FBG ha sido muy cuidado en su realización y su edad se podría situar entre el Neolítico y la Edad de Bronce temprana. Fuenteovejuna.(Córdoba) (MHMFBG).

La técnica minera utilizada por los romanos consistía en pozos y galerías, generalmente rectangulares de pequeña sección y profundida-

depredadora como la romana en esta primera época, en la que la producción minera provenía, prácticamente en su totalidad del expolio. Sin embargo, posteriormente, alcanzada la paz, Roma acomete la explotación de la riqueza mineral de España y la minería alcanza su mayor auge. Hasta tiempos recientes, no existía yacimiento alguno que no hubiera sido trabajado por ellos. El documento más significativo sobre la organización de la minería romana es una placa de bronce con parte de la Lex metalli Vispascensis, hallada en los escoriales de la mina Algares, al sur de Ajustrel (Portugal). Recoge las ordenanzas de las minas y su organización en distritos bajo la dependencia de un Procurator Metallorum Jussu Imperatoris. El oro se extraía de la sierra de Córdoba, León y Asturias; la plata de la Sierra de Cartagena, Sierra Morena y Cantabria; el cobre de las minas de Riotinto, especialmente, Almería y Asturias; el cinabrio de Almadén y Asturias; el hierro de la zona cantábrica, el Moncayo y el valle del Ebro. La profundidad alcanzada llegó hasta los 200 m en algunas minas, como en la Casiano de Prado, en la provincia de Córdoba; Cabezo Ra-

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Figura 22. Hacha de bronce. Esta aleación de cobre y estaño (a veces cobre con arsénico) supuso un paso adelante, pues la unión de estos metales endurecía enormemente al cobre y aumentaba la resistencia a la oxidación. Este tipo de instrumento se denomina “Hacha de talón con anillas.” Estas últimas se utilizaban para asegurar la hoja al mango. Se encontró en Pola de Laviana (Asturias) y pertenece a la Edad de Bronce Final. (MHMFBG).

Figura 23. Este cráneo humano, perteneciente a un minero joven de la Edad del Bronce, fue encontrado en la mina de cobre asturiana de “El Milagro” Valdelamesa (Asturias) En las explotaciones antiguas se aprecian señales del empleo del fuego para calentar y resquebrajar la roca. (MHMFBG).

des que no sobrepasaban los 100 m. En ocasiones, pozos escalonados con los que se conseguía alcanzar las mayores profundidades. Era empleado el fuego para ablandar el terreno y también cuñas de madera introducidas en el mismo para

que, al hincharse, al ser humedecidas, provocaran su desprendimiento y derrumbe. Cuando el terreno lo permitía, como en la extracción del oro de Las Médulas (León), las labores de pozos y galerías eran complementadas con la utilización de grandes cantidades de agua, para provocar el arranque y lavado de los materiales (método de ruina montium o arrugia). La fortificación se hacía generalmente con madera y obra de mampostería. Los utensilios empleados eran cuñas, martillos, picas, hachas, palas, cestos, esportones, tornos, etc. La noria y el tornillo de Arquímides fueron los métodos más utilizados para las labores de desagüe. La fusión y/o copelación de los minerales se realizaba cargando los hornos con el mineral y los fundentes. A veces, estos hornos tenían grandes chimeneas adosadas sobre las laderas para alcanzar gran altura; procedimiento seguido en tiempos más recientes. Los escoriales de época romana en numerosas minas atestiguan la perfección de los procedimientos metalúrgicos, ya que prácticamente se encuentran exentas de oro, cobre o plata. La ordenación de la minería en tiempo visigótico figura recogida en el Código de Alarico, que sigue los principios generales de la época romana para el laboreo de las minas, con la salvedad de que su producto quedó para beneficio del pueblo hispano y satisfacer sus necesidades, y no fue para financiar guerras o expediciones de invasores. Siguió extrayéndose el oro de los ríos (Duero, Segre, Genil, etc); la plata de la Sierra

Los distintos reinos de Asturias, Aragón, Castilla, León, formados en la época de la reconquista, establecieron el principio de propiedad real de las minas, criterio mantenido hasta nuestros días, con las lógicas modificaciones impuestas por el devenir de los tiempos. Importantes innovaciones técnicas se introducen en el beneficio y empleo de los metales, como por ejemplo el de la energía hidráulica, la utilización del carbón de piedra o fósil, el cobreado del hierro por cementación y la producción de acero en crisol. Algunos metales, como el hierro, el cobre y el estaño para la producción del bronce, el oro y la plata, etc, debieron de ser objeto de intensa explotación en la época del Imperio, con el fin de suministrar los elementos necesarios para confeccionar útiles guerreros, así como para financiar las numerosa guerras mantenidas por los ejércitos de Carlos V y Felipe II. El espíritu de la legislación minera de Felipe II se ha mantenido tradicionalmente, imponiéndose a cambios posteriores que se demostraron infructuosos para el desarrollo de la minería. Particularmente intensa fue la actividad en las minas de Almadén, para satisfacer la demanda europea de mercurio y las necesidades del Nuevo Mundo para la amalgamación del oro y la plata, y en las de plata de Guadalcanal (Sevilla) y Aracena (Huelva).

Figura 24. La minería romana aunque empleaba masivamente la mano de obra humana, también introduce los más recientes inventos aplicados a la industria de la superficie. La minería romana utiliza casi exclusivamente las herramientas de hierro, como este pico de la mina de plata de La Lapilla en la provincia de Huelva.

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porcionando importantes rentas a la Corona y al erario público. El establecimiento de las enseñanzas de la Ingeniería de Minas, en 1777, constituye un hito importante para el desarrollo que la minería española adquiere en épocas posteriores.

de Cartagena y Hornachuelos (Córdoba); el hierro de Constantina y el Cerro del Hierro (Sevilla); el cobre de Riotinto; el mercurio de Almadén; el mármol de Macael (Almería).

En la primera mitad del siglo XIX se descubren las famosas minas de plata de Hiendelaencina (Guadalajara), las de galena argentífera

Asimismo, fue significativo el aumento de la producción de alumbre para su utilización en la industria textil y del cuero. La plata y el mercurio constituyeron el principal estímulo para la innovación técnica en la minería, junto con el progreso para esta industria que supuso el descubrimiento de América. No obstante, las actividades mineras se vieron condicionadas por la fuerte oposición de agricultores y ganaderos, la escasez de mano de obra y el escaso interés de la sociedad hacia ellas, de forma que el rey Felipe II estableció estímulos para su promoción, ya que las rentas obtenidas le eran indispensables. Con Carlos II entró en decadencia el Imperio español y con ello finaliza una época en la que la minería no fue ajena a los vaivenes políticos y económicos que jalonaron su último período. Es evidente que las vicisitudes de la minería española durante los siglos XVII-XIX fueron diversas y variadas, de acuerdo con los importantes acontecimientos políticos que sacudieron al país (Guerras de Sucesión e Independencia y pérdida de las colonias americanas) Pero las actividades extractivas se mantuvieron pro-

Figura 25. Sin duda, el hierro procedente del espacio (meteoritos metálicos) fue la primera manifestación del uso de este metal en la fabricación de instrumentos, tal como éste, procedente de las culturas andinas y utilizado, una vez atado a una larga correa como arma de combate.

Figura 26. Molino Californiano, utilizado aun hoy en día por la minería artesanal del sur de Colombia. Todavía quedan en el mundo 11 millones de pequeños mineros trabajando en dramáticas condiciones.

de Sierra Almagrera y comienza el desarrollo y expansión de la minería asturiana del carbón y de las cuencas carboníferas de Sierra Morena. La hulla y el hierro fueron la base para el desarrollo industrial, propiciado por la construcción de líneas de ferrocarril y puertos. En 1873, tiene lugar la venta de las famosas minas de Riotinto a una compañía inglesa.

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Figura 27. Minas de Riotinto. Explotación a cielo abierto “Corta Atalaya”. La gran mineria llevada a cabo en los siglos XIX y XX eliminó gran parte de los vestigios de la antigua minería romana.

yectos mineros de gran calidad y de tecnología de vanguardia. Se trata de R Í O NARCEA G OLD M INES que en sus explotaciones de El Valle y Carlés (Asturias) produce cinco toneladas de oro a y en el yacimiento de Agua Blanca (Badajoz) níquel, cobre y platino. Además la compañía C OBRE LAS C RUCES , en su proyecto de Las Cruces (Sevilla) producirá en breve 60.000 toneladas de cobre metal cada año. Bibliografía

La primera mitad del siglo XX marca el período de mayor actividad e importancia para determinados sectores de la minería española, pero también marca, en su final, el cierre de la práctica totalidad de la minería metálica del país por agotamiento de sus yacimientos o por dificultades de utilización de determinados minerales como mercurio, uranio, plomo, asbestos, etc. Igualmente, puede afirmarse que el desarrollo de la industria química europea se ha realizado merced al aprovechamiento de las piritas del suroeste peninsular, como mena de azufre para la fabricación de ácido sulfúrico. Si bien, como queda dicho, la práctica totalidad de la minería metálica y una buena parte de la energética (carbones y uranio) han desaparecido, el sector de las rocas ornamentales y el de los minerales industriales han conseguido mantener un elevado nivel de actividad. Dentro de la Unión Europea, España ocupa, tras Italia, un destacado lugar tanto en la producción de piedra natural (granitos, mármoles y pizarras), como en su exportación.

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Figura 28. Cesto de esparto y madera para el transporte de minerales, encontrado en las minas romanas de Mazarrón (Murcia) que se conserva en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid.

A pesar del notable descenso del número de explotaciones de minerales metálicos, en la actualidad existen tres pro-

Figura 29. Explotación romana de oro en Las Médulas (León). Se calcula que los romanos movieron 200 millones de metros cúbicos para extraer 150 miligramos de oro de cada uno de ellos.

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