Pieza del trimestre
OCTUBRE-DICIEMBRE 2016
Casa Verdier Sombrilla, ca. 1878 Sala XXVI (Teatrino)
Mercedes Rodríguez Collado Técnico del Museo del Romanticismo
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ÍNDICE ….
1. Ficha técnica y descripción 2. Alfonso XII y Mercedes de Orléans. Una historia de amor real 3. El ajuar nupcial en el siglo XIX 4. La sombrilla en el siglo XIX 5. Fabricación de la sombrilla 6. La fábrica Verdier 7. Bibliografía
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¿Dónde vas Alfonso XII, dónde vas triste de ti? Voy en busca de Mercedes que ayer tarde no la vi. (Canción popular infantil)
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1. FICHA TÉCNICA Y DESCRIPCIÓN ....
Casa Verdier Sombrilla Cubierta: seda, muselina de algodón, encaje Vástago: marfil, turquesas Regatón: oro Contera: marfil Empuñadura: turquesas, diamantes Ca. 1878 Inv. 721 Sombrilla con cubierta de muselina de algodón blanco, con flores de lis bordadas en toda su superficie sobre un fondo de seda rosa y volante de encaje de Valenciennes con flores de lis. Interiormente forro de seda rosa. Contera de marfil. Ocho varillas de oro rematadas con esferillas de turquesas. Vástago de marfil cilíndrico decorado en su mitad inferior con motivos en losange y pequeñas esferillas de turquesa. Empuñadura esférica recubierta de turquesas y con una estrella de diamantes rosas.
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Anilla de oro para cerramiento de la sombrilla guarnecida de turquesas, con inscripción grabada en el interior: "PARA MERCEDES DE ALFONSO". En el regatón de oro inscripción: “VERDIER”. Esta sombrilla fue un regalo del rey Alfonso XII a M.ª de las Mercedes de Orléans. Está decorada en su cubierta con la flor de lis, símbolo heráldico distintivo de la Casa de Borbón, grabada con la inscripción "PARA MERCEDES DE ALFONSO" en la anilla para cerramiento y adornada exteriormente con pequeñas turquesas a juego con la decoración del puño, también con turquesas. Fue realizada en la famosa casa Verdier de París.
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2. ALFONSO XII Y MERCEDES DE ORLÉANS. UNA HISTORIA DE AMOR REAL ....
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ercedes de Orléans y Alfonso de Borbón, reyes de España, fueron protagonistas de una de las más bellas historias de amor entre la realeza. Su boda no fue consecuencia de alianzas políticas, tan corrientes en este momento, sino fruto del cariño de dos primos que se enamoraron muy jóvenes y pudieron culminar su matrimonio a pesar de las diferentes adversidades y contratiempos. María de las Mercedes de Orléans y Borbón nació el 24 de junio de 1860 en el Palacio Real de Madrid. Mercedes era sobrina y ahijada la reina Isabel II. Su madre, la infanta Luisa Fernanda de Borbón, era la hermana pequeña de la reina. Su padre, Antonio de Orléans, duque de Montpensier, era hijo del rey francés Luis Felipe de Orléans. Su primo Alfonso, hijo de la reina Isabel II y futuro rey de España, quien sería el amor de su vida, asistió con dos años y medio al bautizo de Mercedes celebrado en la capilla del Palacio Real, sobre la pila de Santo Domingo de Guzmán en la que, desde el siglo XVII, son bautizados los infantes de España.
Pedro Martínez de Hebert Mercedes de Orléans Papel / albúmina, ca. 1877 CE 30537 Museo del Romanticismo
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La infancia de Mercedes transcurre en Sevilla, en la residencia paterna de San Telmo. El primer encuentro entre Alfonso y Mercedes tuvo lugar en 1862, siendo los dos unos niños, con motivo de la visita oficial que los reyes de España realizaron a Andalucía. En 1868 Isabel II es expulsada de España y las dos familias se ven forzadas a exiliarse en Francia. Aunque la relación entre la reina destronada y los duques de Montpensier no fue nunca buena, aun así celebraron encuentros familiares. Uno de ellos tuvo lugar en 1872 en la residencia francesa de Randan, donde los primos comenzaron una relación que mantendrían hasta su muerte. Alfonso era un joven de dieciséis años y se había trasladado desde Viena, donde había iniciado sus estudios. Mercedes tenía 12 años. Pronto los primos quedan impresionados el uno del otro, con lo que se hacen novios en secreto. “Cuando la vi, me di cuenta de que la quería desde antes de haberla conocido. Desde el primer instante comprendí el porqué de mi existencia”, comentó Alfonso a un compañero de estudios. Durante los dos años siguientes en París, los primos tendrán frecuentes encuentros en los que, como era preceptivo en este siglo XIX, Alfonso llevó a cabo un ritual de cortejo hacia Mercedes, reafirmando su amor y confirmando su noviazgo. En 1874 se restaura la monarquía en nuestro país y Alfonso XII es proclamado rey de España. Antes de partir a Madrid para su investidura, Alfonso le dice a Mercedes estas palabras “Nada ha cambiado para mí. Si soy rey, tú serás mi reina y prefiero dejar de serlo antes de que dejes de ser mi mujer” 1. En octubre de 1876 los duques de Montpensier y sus hijos vuelven de su forzado exilio camino de Sevilla. El rey los recibe en Madrid y es entonces cuando Alfonso le pide formalmente matrimonio a Mercedes. En el viaje oficial que, en 1877, Alfonso XII realiza a Sevilla, considerándola ya “novia formal”, el rey iba en secreto a rondarla por las noches a una reja del palacio de San Telmo 2. Isabel II, madre de Alfonso, se oponía enérgicamente al enlace. “Contra la muchacha no tengo nada; pero con los Montpensier no transigiré nunca”, fueron las duras palabras pronunciadas por la reina Isabel contra esta boda. Alfonso XII, muy enamorado de su prima, no cejó en el empeño de casarse con ella pese a la dura oposición no solo de su madre sino también de destacados representantes de las instituciones españolas e internacionales que pergeñaban diferentes alianzas con princesas europeas. “Podrán quitarme la corona, pero no me podrán quitar a Mercedes”, repetía Alfonso 3. El 8 de diciembre de 1877 el marqués de Alcañices, mayordomo mayor del rey, lleva una carta del monarca destinada a Montpensier pidiendo la mano de Mercedes 4.
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RUBIO, M. J., Reinas de España. Siglos XVIII-XXI: de María Luisa Gabriela de Saboya a Letizia Ortiz, Madrid, La esfera de los libros, 2009,
p. 692. 2
SAGRERA, A. DE, La reina Mercedes, Madrid, Compañía Literaria, 1995, p. 271.
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SAGRERA, A. DE, op. cit. p. 287.
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SAGRERA, A. DE, op. cit. p. 293.
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Anónimo Alfonso XII y M.ª de las Mercedes el día de su boda Óleo / lienzo Archivo Histórico Nacional (en depósito en el palacio de Riofrío, Patrimonio Nacional
Las Cortes españolas, que tenían que autorizar el matrimonio del rey, aprobaron el enlace de Alfonso XII con la infanta en sesión celebrada el 10 de enero de 1878. El portavoz zanjó la cuestión afirmando “la infanta doña Mercedes está fuera de toda discusión: los ángeles no se discuten”. El 23 de enero de 1878, a las once de la mañana contraía matrimonio el rey Alfonso XII con doña María de las Mercedes de Orléans y Borbón en la real basílica de Atocha. Fueron los padrinos el rey Francisco de Asís, padre del novio y la princesa de Asturias, Isabel de Borbón, “La Chata”, en sustitución de la reina M.ª Cristina, abuela de los novios que, indispuesta, no pudo asistir a la ceremonia. La novia lucía un traje regalado por Alfonso XII, realizado en raso blanco con adornos de azahar, con un velo de encaje de Alençon, pañuelo y abanico con las armas en el mismo encaje. Como joyas lucía un aderezo de esmeraldas y topacios. Fue la boda más romántica del siglo y el bello final de una apasionada historia de amor. Alfonso XII y María de las Mercedes, quien se ganó el cariñoso apodo de “carita de cielo”, recibieron como regalo de bodas de su pueblo esta tonadilla: Quieren hoy con más delirio A su Rey los españoles Pues por amor se ha casado Como se casan los pobres.
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El mismo día de la boda se organizaron toda una serie de festejos: desfile de las tropas de la guarnición en la plaza de Oriente; funciones de convite organizado por el Ayuntamiento en los teatros Español, Zarzuela, Apolo, Comedia, Novedades, Alhambra, Variedades, Martín e Infantil; se encendieron también cientos de lámparas para iluminar la capital...
Gregorio Sellán Medalla conmemorativa del matrimonio de Alfonso XII y M.ª de las Mercedes Acuñación / bronce, 1878 CE 6728 Museo del Romanticismo
Poco duraría la felicidad del joven matrimonio. A los pocos meses del enlace Mercedes cayó enferma, y el día 26 de junio de 1878, dos días después de cumplir 18 años, moría en Madrid la reina quizás más querida por el pueblo, dejando al rey Alfonso XII totalmente abatido y a la corte sin heredero. Mercedes fue enterrada en la capilla de San Juan en la basílica del Escorial. En el año 2000 fue trasladada definitivamente a la catedral de la Almudena, un templo que ella misma había impulsado. Se cumplía así la última voluntad de un rey que fue protagonista de una de las historias de amor más conocidas y recreadas de la historia de España. Su corto y trágico final impresionaron al pueblo español y, rápidamente surgieron una serie de canciones infantiles, películas y hasta un romance que se hicieron muy famosos en su época, llegando hasta nuestros días.
Enterramiento de la reina Mercedes en la catedral de La Almudena, Madrid Foto: mujeresenlahistoria.com
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3. EL AJUAR NUPCIAL EN EL SIGLO XIX ....
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a sombrilla objeto de este estudio es una pieza encargada expresamente para Mercedes de Orléans por el rey Alfonso XII, uno de los muchos regalos que el monarca hizo a su novia como prueba de su amor y aportación a su dote. Puede considerarse una obra de artesanía realizada en un lujoso taller francés, la casa Verdier de París, a la que posteriormente nos referiremos con más detalle. En el siglo XIX las jóvenes que iban a casarse debían aportar obligatoriamente una dote matrimonial. Poco antes de la ceremonia de la boda, los padres firmaban ante notario un contrato donde quedaba reflejada la relación de bienes que se ofrecían como dote. Esta, que variaba lógicamente en función de los medios económicos de la familia, tenía como finalidad ayudar en las cargas que suponía el matrimonio. Los bienes que se entregaban como dote eran la manifestación del status social y económico de la familia. En este sentido, las mujeres de las clases altas podían recibir muy diversos presentes: casas o tierras, dinero en efectivo, vestimenta, alhajas, mobiliario, etc. Como complemento a la dote, la joven aportaba el ajuar que había realizado desde niña. Este consistía en ropa de casa, cama y mesa: manteles, sábanas, toallas, etc., generalmente bordados con las iniciales de los novios. Asimismo, el ajuar se complementaba con diferentes prendas y accesorios de indumentaria como pañuelos, enaguas, camisones, peinadores o chales adornados habitualmente con encajes y bordados.
Pañuelo de hilo con iniciales Bordado / hilo y tul CE 6145 Museo del Romanticismo
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Además, durante el noviazgo y con motivo de la boda, el futuro marido entregaba a la joven diversos objetos como prueba de su amor. Algunos de estos regalos solían tener un carácter simbólico, tal era el caso de las arras que representaban los bienes que el hombre aportaba al matrimonio y los denominados “alfileres”, cantidad anual que el marido otorgaba a su mujer para gastos suntuarios y de vestuario. Los objetos del ajuar femenino y aquellos que se ofrecían como dote matrimonial eran una manifestación del cambio de estado civil de la joven, marcando el momento en que hacía su entrada en la vida social y se convertía en una mujer respetable. Con el matrimonio, la mujer alcanzaba un nuevo estatus que se manifestaba, entre otras cosas, en su manera de vestir y de adornarse. De esta forma, la novia era obsequiada por parte del novio y de su familia con los presentes que iba a utilizar ya como mujer casada: chales de cachemir, abanicos, guantes, sombrillas, mantillas de encaje, cajas de costura, joyas, etc. En el siglo XIX existía una clara diferencia entre las ropas y joyas que debían lucir las jóvenes casaderas, más austeras y sencillas que las que portaban las mujeres casadas, mucho más lujosas y generalmente regaladas por el marido. Los manuales de educación femenina describían con detalle las toilettes más apropiadas para las jóvenes que eran el reflejo de las virtudes que una muchacha debía mostrar ante su futuro marido: principalmente la modestia y la austeridad en el vestir. Una vez casada, la mujer ya podría exhibirse junto a su esposo, portando sus caros y lujosos regalos, que además, eran el reflejo del patrimonio familiar. M.ª Carmen Simón Palmer en su obra La mujer madrileña del siglo XIX hace referencia a las recomendaciones que, en este sentido, se hacían a las jóvenes solteras: “...Las mujeres jóvenes...en su vestuario tenían que cuidar detalles como el de no usar chales de cachemira, ricas pieles o diamantes porque si lo hacían se privaban de recibir estos adornos de manos de su futuro esposo” 5. La infanta Mercedes de Orléans llevó, como cualquier novia de su tiempo, un rico ajuar acorde con su rango social. Por un lado, recibió de su padre diversos bienes tanto materiales como inmobiliarios; entre ellos destacar el palacio de Hernán Cortes en Castilleja de la Cuesta (Sevilla) y la finca de Santa Ágata en Bolonia (Cádiz). Por su parte, Alfonso XII ofreció a su amada diferentes regalos, principalmente joyas y otros valiosos presentes entre los que se encontraría la sombrilla objeto de este estudio. Mercedes también recibió como simbólico regalo del rey la construcción del primer gran hipódromo madrileño, inaugurado por Alfonso XII en 1878 con motivo de la boda, ubicado en el paseo de la Castellana. El hipódromo fue el lugar donde se citaba la sociedad elegante de Madrid hasta 1933, fecha de su derribo. El gran amor que la reina Mercedes sentía por los caballos fue, sin duda, lo que motivó el interés del soberano por inaugurar este centro deportivo y dedicárselo a su futura mujer.
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SIMÓN PALMER, M. C., La mujer madrileña del siglo XIX. Madrid, Instituto de Estudios madrileños,
CSIC, 1982, p. 15.
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La revista La Ilustración Española y Americana publicó un grabado con algunas de las joyas regaladas a M ª de las Mercedes con motivo de su boda y que aparecen representadas en diversos retratos que se conservan de la reina. Estas piezas, que han sido objeto de un exhaustivo estudio, eran: una corona real de brillantes, un collar de perlas rusas y unos pendientes de perlas y brillantes, regalo de Alfonso XII, todos ellos realizados en la joyería de Francisco Marzo; una diadema de brillantes y perlas, regalo de la princesa de Asturias, confeccionada por la casa Ansorena. También aparece una espada con su vaina, obsequio de la futura reina a Alfonso, realizada en el taller de Marzo 6.
Joyas reales La Ilustración Española y Americana, n.º V, 8/2/1878, p. 9
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RAYÓN, F., y SAMPEDRO, J. L., Las joyas de las reinas de España: la desconocida historia de las alhajas reales. Barcelona, Planeta, 2004, pp. 101-103.
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El espléndido trousseau de Mercedes de Orléans, propio de una futura reina de España, ha sido exhaustivamente descrito en el ya citado libro de Ana de Sagrera sobre la reina Mercedes. Este ajuar da una idea de la cantidad y variedad de prendas de indumentaria que una dama de la realeza podía llegar a lucir. La ropa interior se hizo en España, aunque algunas telas procedían del extranjero (hilos de Irlanda, batistas de Holanda, encajes de Francia), pero eran manos españolas las que cosían y bordaban. Obreras madrileñas bordaron cuidadosamente en los pañuelos la corona real, debajo de la cual llevaba el anagrama de las dos iniciales superpuestas; he aquí una relación de parte del trousseau con los precios, que hoy resultan tan curiosos de releer y comparar. Seis docenas de camisas de hilo fino, con entredoses, tiras bordas y valenciennes: 3.420 pts. Tres docenas de camisones de hilo para dormir, con entredoses: 2.520 pts. Cuatro docenas de pantalones, con entredoses y tiras bordadas: 1.620 pts. Media docena de chambras, con tiras bordadas: 300 pts. Tres docenas de enaguas para vestidos de cola, media cola y redondas por abajo: 3.210 pts. Media docena de enaguas de franela festoneadas: 300 pts. Siete docenas de pañuelos finos (una de ellas de punto de Alençon): 1.740 pts. Una docena de peinadores grandes bordados: 1.200 pts. Una docena de juegos y mangas de batista: 120 pts. Ocho gorros de cama (dos de ellos de valencienne, con cintas): 130 pts. Una docena de cuerpos escotados, bordados o con valenciennes: 290 pts. Seis docenas de medias: dos de hilo escocés, dos de algodón, unas caladas y una de seda: 780 pts. La mayoría de los trajes fueron hechos por Presentación Cervera de Sánchez, la más famosa modista de su tiempo, y el trousseau fue confeccionado por El Louvre. He aquí una relación de los trajes: Traje de novia regalado por S. M. el Rey, con su velo de encaje de Alençon, pañuelo y abanicos con las armas en el mismo encaje: 32.545,80 pts. (Los demás vestidos fueron regalo de los duques). Vestido de Corte, rosa, con encajes de plata, manto y abrigo igual: 12.000 pts. Vestido de Corte, amarillo, manto con guarniciones de terciopelo, abrigo, zapatos*, adornos y abanico: 3.000 pts. Vestido de soirée azul con manto de encaje de chantilly blanco: 10.000 pts. Traje de terciopelo azul con pieles, abrigo, manguito, dos sombreros y botas: 6.000 pts. Vestido de tul blanco con flores: 3.000 pts. Vestido de calle con túnica de terciopelo: 1.500 pts. Vestido de calle color Habana: 600 pts. Traje de seda negro (hecho en Sevilla), con encajes de chantilly: 1.300 pts. Dos trajes de soirée; uno rosa y otro blanco: 1.000 pts. Traje verde, tela de rayas: 400 pts. Traje de calle, seda y lazos en gris: 300 pts. Traje de viaje, con abrigo y sombrero: 485 pts. 12
Traje de maja hecho en Sevilla: 1.000 pts. Traje de amazona completo, con abrigo y sombrero: 600 pts. Traje de cazar: 275 pts. Siguen en la relación seis chales, una capa de torero, una salida de teatro, un abrigo de pieles de petit grif, tres velos, cuatro batas con sus zapatillas, dos gabanes de muletón, cuatro abanicos de varillaje de plata con flores de lis y otros ocho fabricados por Boch, regalados por don Alfonso. *Los zapatos no tenían tacón, sólo una ligera chapa, para que la Reina no resultase más alta que el Rey, ya que eran de la misma estatura 7.
Eduardo Balaca La reina María de las Mercedes Óleo / lienzo, 1878 Inv. 12 516 Museo de Historia de Madrid En este retrato se representa a la reina luciendo la diadema, el collar y los pendientes regalados por Alfonso.
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SAGRERA, A. DE, op. cit. pp. 309-310.
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4. LA SOMBRILLA EN EL SIGLO XIX ....
i bien su origen se remonta a la Edad Media, fue en el siglo XIX cuando la sombrilla se convierte en un objeto indispensable para la mujer, llegando a ser un verdadero fenómeno de la moda. Las damas debían protegerse de los dañinos rayos de sol que le hacían perder la blancura de su piel, símbolo de su posición social. Para ello se cubrían la cara con el parasol y las manos con los guantes. Los talleres dedicados a la fabricación de complementos del traje van a conocer en este siglo XIX un impulso sin precedentes. La sombrilla decimonónica será concebida no sólo como objeto utilitario, sino como una prenda suntuaria de destacado valor estético que reflejará en su forma, decoración y materiales, las influencias sociales y artísticas del momento. Tanto la cubierta como la empuñadura presentarán una cuidada elaboración en la que van a intervenir diversos y exclusivos materiales, manifestando el prestigio social y el nivel económico de su portadora. París se va a convertir en el centro de un comercio de lujo donde se desarrollarán las más variadas y exquisitas prendas y accesorios de indumentaria. Entre ellas cabe destacar los denominados articles de Paris: abanicos, flores artificiales, obras de pelo, plumería, paraguas o sombrillas. La fama y la calidad que llegaron a alcanzar todos estos objetos, contribuirá a su difusión entre todas las cortes europeas. En este sentido, tendrá una gran importancia la Exposición Universal de 1867, la cual consagrará una sección a los accesorios del traje.
Figurín de moda (¿El Correo de Ultramar?) Aguafuerte iluminado, ca. 1860 CE 4907 Sala XXV: Interactivos Museo del Romanticismo
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Una elegante del siglo XIX podía llegar a lucir 7 u 8 toilettes diferentes en un día. Por la mañana llevará un conjunto simple, compatible con las tareas domésticas que el ama de casa debe supervisar. Más tarde, para las salidas o visitas “de mañana” se pondrá una negligé o demi negligé, sencilla y con pocas joyas. Al mediodía se volverá a cambiar de vestido colocándose un traje más formal y con joyas y complementos sencillos. Por la tarde, las mujeres solían ir de visita, a jugar a las cartas o a tomar el té; en este caso exhibían una indumentaria más lujosa que incluía joyas de oro y piedras preciosas, así como complementos acordes con estos trajes. Por la noche, para asistir a fiestas, recepciones, bailes o la ópera, la dama reservaba sus prendas más ostentosas, que solía lucir cuando acompañaba a su marido. En todas estas toilettes femeninas los accesorios jugaron un papel muy importante, y al igual que los vestidos, sombreros, zapatos o chales se crearán distintos tipos de sombrillas adecuadas para las diferentes actividades cotidianas y actos sociales. Para ir en carruaje o para acudir a una comida o visita, se utilizaba la denominada “sombrilla marquesa”, de pequeño tamaño y con un mango plegable que permitía inclinar su cubierta, orientándola hacia el sol y protegiendo de esta forma el rostro de la dama. Se realizaba generalmente en materiales más lujosos y solía estar guarnecidas con suntuosos encajes y bordados. La “sombrilla marquesa” fue creada a principios del siglo XIX y empleada de forma generalizada desde 1850. Numerosos fueron los comentarios que, sobre este tipo de parasol, se hicieron en las revistas femeninas del siglo XIX. Entre ellas nos referiremos a la aparecida en famosa revista de modas La mariposa: …en esta (sombrilla) de resorte todo es movimiento y animación; se pliega, se inclina. …ligera, flexible como la imaginación de una mujer, se presta a todos sus caprichos, a todos sus mandatos, a todas sus coqueterías. Las telas más a propósito son de raso estampado, de pequeños lunares blancos o negros y alguna de gro con flores chinescas. Las de mayor lujo se estilan guarnecidas de encaje blanco y negro 8.
Sombrilla marquesa Marfil y seda, mediados del siglo XIX CE 0596 Sala XVI: Alcoba femenina Museo del Romanticismo 8
La mariposa. n.º 5, 20/5/1839, pp. 37-38.
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Para caminar por la ciudad o para pasear por el campo, se empleaba la “sombrilla-bastón”, caracterizada por tener el mango más largo. Estaba fabricada con materiales sencillos con el mango de palo de bambú o palma y la cubierta confeccionada con tejidos más corrientes como el algodón. En 1873 apareció en Francia la denominada en-tout-cas o en-cas, que combinaba las funciones de sombrilla y paraguas. Su nombre hace alusión a este uso como paraguas, ya que las damas la llevaban “en cas de pluie” (en caso de lluvia). En España estas sombrillas se denominaron “antucás”.
Catálogo de los grandes almacenes Au Trois Quartiers de 1900 Anuncio de bastones y sombrillas
Las revistas de moda hicieron hincapié en la necesidad de conjuntar el color y estilo de los diferentes complementos lucidos por las damas decimonónicas, principalmente el abanico, el bolso, los guantes y la sombrilla. La edad y el estado civil también determinaron la elección de ciertos colores y tejidos. Asimismo, el color del parasol debía estar en consonancia no solo con el del vestido o el sombrero, sino también con el tono del cutis de la dama que lo portaba. Carmen de Burgos, “Colombine”, en su obra El arte de ser mujer dedica uno de sus capítulos a los accesorios de toilette, y entre ellos a la sombrilla, de la que afirma: La sombrilla se presta más al adorno, y la moda juega caprichosamente cambiando formas, dimensiones y telas… lo que más interesa es la elección de los colores que prestan belleza a la figura, sobre todo al rostro. 16
Por regla general, los azules oscuros, aunque hacen más morena, prestan mayor encanto a la sombra de los ojos. Los amarillos naranja favorecen dando tonos ardientes a la carne; los granates, salmón, etc., envuelven en tonalidades luminosas; los celestes y rosas son los más vulgare” 9. En este mismo sentido, el autor inglés Charles Blanc en su obra Art in Ornament and Dress, 1877, comenta: Si arrojas sobre la cara una sombra violeta, la piel se vuelve incolora y sin brillo, porque las carnaciones, más o menos amarillentas se convierten con el tono violeta en gris pálido. En la paleta de colores, el autor sugiere que la sombrilla hace las funciones de un barniz 10. Igual que el abanico, el pañuelo o los guantes, este adminículo contó con su propio lenguaje: todo un código de gestos e instrumento al servicio de la seducción, utilizado por las jóvenes para atraer la atención de su galán o permitir a los enamorados comunicarse secretamente. Ricardo Sepúlveda en El mundo cómico, revista satírica española, dedica en 1874 uno de sus artículos al lenguaje de la sombrilla: Cogida con la mano derecha: te quiero mucho Cogida con la mano izquierda: no me vuelvas a mirar a la cara Dejándola caer en el suelo: veremos Abriéndola de pronto: tenga usted esperanzas Cerrándola: todo ha concluido entre los dos Echándola sobre el hombro derecho: atrévase usted Echándola sobre el hombro izquierdo: estoy cansada de recibir desengaños 11
Revista Madrid Cómico, n.º 17, 27/4/1901, p. 4 Ateneo de Madrid
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BURGOS, C. DE, El arte de ser mujer, Barcelona, Edición de Pedro Gómez Carrizo, 2014,
pp. 203-204. BLANC. C., Art in Ornament and Dress, Nueva York, Chapman and Hall, 1877, pp.198-199. 11 SEPÚLVEDA, R., “Un idioma nuevo”, en El mundo cómico: semanario humorístico. Año III, n.º 70, 1901, pp. 2-3. 10
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La zarzuela Luisa Fernanda, ambientada en el Madrid de la Restauración borbónica, rindió también un homenaje a la sombrilla en su conocida “Mazurca de las sombrillas”, con música de Federico Moreno Torroba y letra de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández Shaw. En el estribillo se canta: (Javier) A la sombra de una sombrilla de encaje y seda, con voz muy queda canta el amor. (Carolina) A la sombra de una sombrilla son ideales los madrigales…a media voz.
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5. FABRICACIÓN DE LA SOMBRILLA ....
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esde el siglo XVIII, Francia se sitúa a la cabeza de la fabricación de sombrillas. En este momento en el que las manufacturas estaban controladas por los gremios, fueron los boursiers la corporación que adquirió el derecho de fabricar y decorar toda clase de paraguas y sombrillas. En el siglo XIX, con la desaparición de los gremios y corporaciones, los oficios en relación a las sombrillas se van a diversificar. Por regla general, el trabajo se realizaba en las casas de los propios artesanos quienes confeccionaban los diferentes elementos de este objeto (varillas, cubiertas, empuñaduras, etc.). Posteriormente, las fábricas se encargaban de ensamblar todas las piezas y rematar las sombrillas. Estas manufacturas constituyeron uno de los principales sectores de empleo femenino, siendo las mujeres las que van a trabajar masivamente, bien en su domicilio, bien en los talleres donde se llevaban a cabo los diferentes procesos de fabricación y ensamblaje de los parasoles. En relación a su venta o distribución, esta se realizaba en las tiendas especializadas, si bien poco a poco fueron apareciendo los grandes almacenes que, en el último tercio de siglo, conocerán un espectacular desarrollo. Estos centros comerciales del siglo XIX van a cambiar el concepto y la forma de adquisición y comercialización de los trajes y sus complementos. Se ubicaron en determinados distritos parisinos donde se agruparon todas las tiendas de confección de prendas y objetos relacionados con la moda. Aux trois Quartiers, Au Bon Marché, Au Printemps o Le Louvre fueron los más famosos almacenes, a través de los cuales se mostraron y difundieron las últimas novedades en moda y accesorios de indumentaria. La evolución de la prensa femenina, con los figurines que contenía en cada número, sirvió también para divulgar las últimas novedades en moda y complementos.
Revista La moda elegante ilustrada, n.º 22, 14 /6/1883 Diferentes modelos de sombrillas
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En la fabricación de las sombrillas podemos distinguir tres partes bien diferenciadas: varillaje, cubierta y empuñadura.
EL VARILLAJE El primer paso para ejecutar una sombrilla es la elaboración y el ensamblaje de las varillas. Para realizar esta estructura, en un principio se empleaban las varillas de ballena. Hasta mediados del siglo XIX no se generalizó el empleo del acero. Concretamente fue en 1840 cuando Henry Holland presentó una patente de varillas metálicas tubulares en acero templado. Este material más sólido, más barato y más ligero, permitió que se redujera considerablemente el peso de sombrillas y paraguas. Pero esta innovación fue mejorada en 1852 por el inventor inglés Samuel Fox quien, bajo el nombre comercial de Paragón, patentó un armazón de aros de acero de sección en U, que aportaba una mayor resistencia, rigidez y ligereza. Las varillas (8 habitualmente), se unen en su extremo superior en una pieza denominada corona o nuez, realizada en chapa de acero. En el extremo inferior, las varillas se insertan en una virola unida a un pequeño casquillo, también de chapa de acero, que desliza sobre la caña (arriba y abajo) y que se curvaba en prensas. Todo este varillaje se recoge en el regatón, que protege la parte inferior de la sombrilla.
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LA CUBIERTA La cubierta está compuesta de varias piezas de tela del mismo tamaño (8 generalmente), en forma de triángulos isósceles que se cosen unas a otras. Entre las telas que más se emplean encontramos el algodón, originario de Rouen, la alpaca y la seda que era originaria de Lyon, principal centro productor de este exclusivo y caro material. La siguiente operación conocida como “armar”, consiste en sujetar la tela a todas y cada una de las varillas, de tal forma que cada costura quedara sobre las mismas unida a su centro. Se continúa poniendo un pequeño pedazo también de tela plisada y fruncida que se sitúa en el centro, rodeando a la caña por el exterior encima del tejido, pasándose finalmente a colocar el sombrerete metálico, que se introduce en el extremo de la caña para sujetar la tela, sirviendo al mismo tiempo como decoración. Además, el interior de algunas sombrillas podía forrarse con tejidos de seda o algodón, ocultando todo el entramado. Este forro adquiere tanta importancia como la cubierta exterior. Su color debe estar en consonancia con el de la tela de la cubierta. Por último, se coloca la contera, que actúa como refuerzo exterior y muchas veces es un elemento decorativo ya que puede realizarse en marfil, plata, hueso, etc. Asimismo, se coloca la cinta que sirve para recoger la tela cuando el paraguas se encuentra plegado, o bien, un anillo metálico.
EL MANGO Y LA EMPUÑADURA El mango y la empuñadura suelen ser los elementos donde se concentra la decoración más exhaustiva de la sombrilla.
Detalle de la empuñadura de la sombrilla
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La madera empleada en la fabricación de los mangos, provenía generalmente de Francia: pino, nogal, cerezo, boj o acebo. Las maderas más caras, como el ébano, procedían de África. Las sombrillas más exclusivas se confeccionan con el mango de marfil, nácar o carey. En relación a las empuñaduras podían ser ejecutadas tanto por escultores como por orfebres, dependiendo de los materiales en que fueran fabricadas: marfil, hueso, metal, madera o celuloide, oro, porcelana de Sajonia, esmalte o piedras preciosas. La última fase de la construcción de la sombrilla consiste en la fijación del varillaje y la cubierta al mango y la empuñadura.
Sombrilla Seda, marfil y metal, tercer cuarto del siglo XIX CE 1897 Sala XVI: Alcoba femenina Museo del Romanticismo
París se convierte en el siglo XIX, en la ciudad donde se concentraron un mayor número de artesanos dedicados a fabricar y vender todo tipo de sombrillas. Entre todas ellos cabe destacar La maison Antoine, el más antiguo comercio de bastones y sombrillas, fundado en 1745 con sede en la avenida de la Opera 10. La maison Antoine obtuvo en 1769 el privilegio de alquilar estos objetos. Instalada en las dos orillas del Pont Neuf de París, creó un servicio público de paraguas para poder atravesar el puente sin mojarse. En ambos lados del Sena se habían instalado sendas oficinas, de modo que los usuarios cogían un paraguas en una orilla y lo devolvían en la otra tras atravesar el puente. 22
La casa de sombrillas de Renée-Marie Cazal fue otra de las más famosas fábricas parisinas de parasoles y bastones del siglo XIX. Fundada en 1825 estaba ubicada en el Boulevard des Italiens 27. Esta manufactura realizó sombrillas para la emperatriz Eugenia de Montijo. En 1839 patentó un cerramiento para las sombrillas a base de una cinta y un botón. Cazal escribió, asimismo, un libro en 1844, Sombrillas, parasoles y bastones. Además, esta casa aparece mencionada en el catálogo de la Exposición Universal de 1855 como “Cannes et ombrelles. Cazal, boulevard des Capucines, 27”. La maison Simon, especializada en sombrillas, bastones y paraguas, tenía su sede en el Boulevard Saint Michel 56. Otro fabricante parisino de sombrillas fue Gelly, marchand et fabricant de parapluies et ombrelles, ubicado en la rue du Faubourg 45-Saint-Martin. La maison Verdier, artífice de la pieza objeto de nuestro estudio, se sumó a esta lista de fabricantes de sombrillas y bastones que se establecieron en París, centro de la moda en el siglo XIX.
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6. LA FÁBRICA VERDIER ....
L
a Maison Verdier fue una de las más importantes manufacturas parisinas de lujo del siglo XIX especializada en la fabricación y venta de sombrillas, bastones y fustas. Para hallar referencias sobre esta fábrica hemos de acudir a las diferentes publicaciones periódicas francesas de esta centuria. Las primeras noticias sobre esta casa las encontramos en L’almanach du Commerce de Paris de 1809, donde ya se menciona a “Verdier, rue Richelieu, 95” como uno de los 24 fabricantes de bastones y fustas reconocidos en ese año. Esta manufactura estuvo ubicada hasta 1854 en la rue Richelieu, calle en la que se encontraban localizados numerosos talleres, tiendas de confección, así como almacenes de telas de lujo. La casa Verdier se caracterizó por fabricar todo tipo de sombrillas, bastones y fustas que fueron muy elogiados en las revistas de la época. Sus producciones fueron consideradas auténticas joyas, tanto por su perfección técnica como por los materiales empleados en su construcción: Esperamos el primer rayo de sol para ver aparecer toda clase de coquetas sombrillas, y hasta entonces, contentémonos con admirarlas en casa de M.Verdier, que como sabemos, es la celebridad de las sombrillas, los bastones y las fustas más maravillosas. En todos estos objetos su nombre significa moda y perfección 12. En relación a los bastones femeninos, ”Verdier monta para ellas bonitos y pequeños juncos de laurel o espina con elegancia femenina que se pueden utilizar como si de una joya se tratase” 13. Las sombrillas de la maison Verdier alcanzaron gran fama tanto por su gran variedad, como por su calidad y belleza. Esta manufactura se caracterizó también por su perfil innovador, ejecutando piezas en las que la originalidad era su sello distintivo. Entre sus creaciones más destacadas se encontraban las “sombrillas marquesa”, cuyo mango se podía mover y orientar hacia el sol y que las mujeres utilizaban cuando iban montadas en su carruaje. Las vemos y encontramos en casa Verdier, el gran fabricante de bastones, látigos, fustas y sombrillas, quien acostumbrado siempre a inventar y perfeccionar, acaba de sustituir el burgués parasol y la vulgar sombrilla por una joya coqueta y elegante que bajo el nombre de marquesa ofrece una extensión suficiente para interceptar los rayos del sol y se pliega de forma no más complicada que un abanico.
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Petit courier des dames. Journal des modes, n.º 28, 20/5/1838, p. 219. Musee des familles, 1835, vol. 2, p. 271.
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Se realiza en tafetán blanco, escocés, verde, o gris de lino. Las monturas son elegantes y ligeras… y el anillo que cierra la cubierta plegada parece un bonito brazalete” 14. Esperando el sol, Verdier fabrica encantadoras sombrillas guarnecidas de oro. Las sombrillas de carruajes, denominadas marquesas preservaran este año las figuras frágiles y elegantes del bronceado verano” 15.
Otra tipología característica de esta factoría fue la sombrilla que podía usarse a la vez como parasol y como bastón, idónea para ir de paseo y denominada ombrelle douairiere. Verdier, cuyo gusto no puede ser discutido, no quiere hacer más que (sombrillas) douairieres para ir a pie y marquesas para coches” 16. Todas sus producciones fueron objeto de comentario en las revistas de la época: Verdier, nos promete para Longchamps estas maravillas que asombrarían al mundo elegante, si el mundo elegante no estuviera acostumbrado a las obras de arte de este artista. Lo que hace Verdier es ejemplo de un talento simple y grandioso. Los mangos de sus sombrillas, de sus bastones y de sus fustas son realmente verdaderas joyas, dignas de estar custodiadas en el estuche más precioso. Tanto si es un galgo de oro, acostado sobre un cojín de turquesas, una quimera con los ojos de esmeralda, unos grifos de brillantes, o bien dos serpientes con anillos en rubí, que estrecha un junco de una pureza admirable. Los mangos de las sombrillas tienen una ligereza exquisita, y sin embargo tiene bellas flores de marfil que se abren, como si un rayo de sol las hubiera hecho nacer. Este rayo de sol es la inteligencia de Verdier que imprime a todo lo que sale de su taller un sello inimitable” 17. La fama de este fabricante francés se extendió por todo París, logrando que no sólo sus sombrillas, sino también sus fustas, fueran objeto de deseo tanto de los hombres como de las mujeres de la alta burguesía y aristocracia. La equitación fue un deporte que practicaron asiduamente las clases altas de la sociedad y entre el variado equipamiento destacaron las fustas, imprescindibles para domar al caballo. La prensa de la época no dejó de comentar sus extraordinarias creaciones:
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Petit courier des dames. Journal des modes, n.º 25, 5/5/1837. pp. 196-197. Cit HINER, S., p. 116 . Journal des dames et des modes, abril de 1837. 16 La sylphide. Journal des modes, de la literature, de teâtre et de musique, enero de 1845, p. 226. 17 La revue des deux mondes, 1849. 15
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Verdier no escatima esfuerzos ante nada. Sus fustas para hombre se realizan con cabezas de oro cincelado; para los hombres no emplea otra cosa que no sea el oro. Para las mujeres reserva las perlas finas, los rubíes, las turquesas montadas con ese gusto tan especial que sólo tiene él. Los bastones de hombre son de un lujo sorprendente; no podríamos elegir solo uno; Lo mismo se podría decir de las fustas para montar a caballo. Las fustas para mujer son joyas curiosas y preciosas, como la sombrilla reinventada por Verdier” 18. En 1854 esta manufactura cambió de sede. El diario Le Figaro en su n.º 8 de 21-5-1854, anuncia el traslado de domicilio de la Maison Verdier. Cannes, ombrelles, etc., al boulevard de la Madeleine, 17. Durante el Segundo Imperio, los bulevares parisinos se van a convertir en las vías donde ubicarán los grandes almacenes y las tiendas más glamurosas. Todas estas zonas de comercios de lujo de París ofrecerán al público una gran multiplicidad de artículos demandados por las damas de la alta burguesía y aristocracia: prendas de moda, orfebrería, porcelana, joyería… En el boulevard de la Madeleine se encontraba el famoso almacén Au Trois Quartiers, inaugurado en 1827. La maison Verdier, convertida en uno de estos centros de referencia, y con una fama ya consolidada, instaló su manufactura en este bulevar donde recibiría a la selecta clientela que adquiría sus producciones. La merecida fama de Verdier propició su participación en diferentes exposiciones nacionales e internacionales, como la Exposición Universal de París de 1855. La maison Verdier fue proveedora del emperador Napoleón III y su mujer Eugenia de Montijo. El emperador distinguió a esta manufactura con su presencia, como se puede comprobar en la noticia aparecida en un periódico francés: Su majestad el Emperador se ha dignado hoy honrar con su vista la tienda de Verdier, boulevard de la Madeleine, 17 19. En los años 90, la maison Verdier era una de las manufacturas más famosas de todo París. Sus producciones marcaron tendencia, siendo fuente de inspiración para otros fabricantes, así se afirma en este artículo aparecido en una revista francesa en 1893: Se distingue, sin duda, la sombrilla de la joven recién casada: surah crema guarnecida de un volante de tul blanco, mango en carey y empuñadura en oro cincelado: es la obra de Verdier. Una elegante, en otro tiempo, no se dirigiría más que a este fabricante; hoy sus numerosos imitadores rivalizan en gusto e invención 20.
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Le charivari, 14/5/1842. La presse, 4/1/1861. 20 GILBERTE, “Le parasol autrefois et l’ombrelle aujourd’hui”, en Revue des Arts Décoratifs, 1893, p. 50. 19
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7. BIBLIOGRAFÍA ....
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1989.
PRENSA Le charivari Journal des dames et des modes 27
La mariposa La moda elegante La moda elegante ilustrada El mundo cómico: semanario humorístico. Petit courier des dames. Journal des modes La revue des deux mondes La sylphide. Journal des modes, de la literature, de teâtre et de musique.
Fotografías: Museo del Romanticismo, Ateneo de Madrid y Museo de Historia de Madrid Coordinación: M.ª Jesús Cabrera Bravo Diseño y maquetación: M.ª Jesús Cabrera Bravo y Álvaro Gómez González
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LA PIEZA DEL TRIMESTRE EN LAS REDES DEL MUSEO
.... En nuestro canal de Youtube podéis encontrar todos los meses un resumen de la pieza analizada, en la que su propio autor explica los detalles más interesantes: Canal de Youtube del Museo del Romanticismo: Piezas del mes Trimestralmente dedicamos un día a tuitear de modo monográfico las curiosidades más destacadas relacionadas con la pieza del mes en nuestra cuenta @MRomanticismo. Este trimestre, dedicaremos el martes 18 de octubre a relatar todo lo relacionado con la sombrilla y la moda y complementos durante el siglo XIX.
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LA PIEZA DEL TRIMESTRE. CICLO 2016 ....
Primer trimestre: enero-marzo
Alegra García García LEONARDO ALENZA, LA SALA DE LA JUSTICIA EN LA ALHAMBRA DE GRANADA, 1840
Segundo trimestre: abril-junio
Carmen Cabrejas Almena FÁBRICA DE CHARLES ULLMANN, CAJA DE MÚSICA, ca. 1890
Tercer trimestre: julio-septiembre
Carolina Miguel Arroyo JEAN LAURENT, GOBIERNO PROVISIONAL, 1868
Cuarto trimestre: octubre-diciembre Mercedes Rodríguez Collado FÁBRICA VERDIER, SOMBRILLA, ca. 1878
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