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SÁBADO
| Sábado 21 de diciembre de 2013
creatividad Sebastián Campanario
Recrear el ruido de una cafetería para concentrarse. Y otros trucos techie Los creativos acuden a herramientas tecnológicas que los ayudan a la hora de innovar y focalizar la atención
E
l sonido que produce el espumador de la leche, el de la chimenea de vapor del agua, el ulular industrial de la máquina exprés, el traqueteo del molinillo, el tintinear de las tazas, pero todo como música de fondo, en no más de 70 decibeles de volumen. Desde que estudios de neurociencias descubrieron que determinados sonidos ayudan a mejorar la atención (hasta un 400%, prometen) y el pensamiento creativo, la aplicación Coffitivity, que replica el “concierto” de una cafetería a través de la PC, una tableta o un teléfono inteligente, logró colarse entre las diez más vendidas de Apple, a 1,99 dólares la unidad. “Casi puedo jurar que estoy oliendo el café”, comentó un usuario en un blog con contenidos de productividad. Manolo Jofré, un creativo y estratega de 34 años, descubrió Coffitivity meses atrás, gracias a una recomendación que leyó en Internet, y ya la usó varias veces. “No sé si será por los sonidos, la luz o el murmullo, me encanta trabajar en bares. Quizá no para la parte más caótica de los procesos, con miles de papeles y estímulos pegados en la pared o tirados sobre la mesa, pero al momento de tener que concentrarme en un punto para profundizar, el bar y su ambientación me funcionan muy bien”, cuenta Jofré, que trabaja en la agencia de innovación +Castro y es un usuario entusiasta de “chiches” tecnológicos. Una aclaración, antes de seguir con esta nota. No hay nada mági-
co en este terreno: la tecnología no sirve para “convertir” a alguien peleado con la creatividad en un ser ultrainnovador. “Hay aplicaciones que ayudan a embellecer las cosas, pero si partimos de un punto poco novedoso y estético, por más filtros, ediciones y tecnología que podamos agregarle, el resultado final siempre será chato, un poco menos tal vez, pero chato al fin”, opina Hernán Zamora, director de Innovación de BBDO. En los últimos tiempos, sin embargo, aparecieron programas y equipos que ofrecen algo más que “embellecer” una idea. “Hoy la tecnología tiene muchas vías para aumentar la creatividad”, contó semanas atrás a La NacióN Neil Jacobstein, un especialista en inteligencia artificial de Singularity University que pasó por Buenos Aires para participar de InnovatiBA. Los creativos acuden a herramientas que ayudan a mejorar la focalización y la atención (paso previo al surgimiento de ocurrencias), a “prototipar” ideas de forma sencilla, a desbloquear nudos creativos y a estructurar la estrategia en este tipo de procesos. Jofré es uno de estos usuarios entusiastas. “Lo que más útil me resulta en mi trabajo son las aplicaciones de «prototipeo rápido», que me permiten llevar una idea a otro nivel, a algo más tangible. En ese terreno encuentro mucho valor”, explica el creativo, que recurre habitualmente en este campo a invisionapp.com, appcooker.com y solidifyapp.com.
Manolo Jofré, creativo y estratega, se declara fan de aplicaciones como Coffitivity cuando debe trabajar a solas “Armar prototipos de una idea para mostrársela a un cliente es algo que el negocio publicitario viene haciendo desde hace décadas”, dicen por su parte Ben Malbon e Ian Tait, del Laboratorio Creativo de Google. Destacan que hay todo un abanico de productos para realizar prototipos, desde los más básicos como Keynote (que permite hacer presentaciones con animaciones sencillas, flujos de interacción), hasta programas de videos complejos como el Toyota Colaborator, que habilita a potenciales compradores de vehículos a interactuar con usuarios en redes sociales, armar su propio auto y replicar online una experiencia de manejo sobre el producto (virtual) elegido. Lo más parecido a “fomento de creatividad” que aparece disponible en Internet son programas que invitan a pensar desde conexiones al azar de palabras en forma de conceptos y preguntas, al estilo de los ejercicios más tradicionales de creatividad. En esta categoría, en el App Store se ofrecen EffectiveMind,
Ideafactory, Research y CreatOmat. Pero son poco utilizadas por los profesionales del ámbito publicitario. “Los creativos se nutren de la tecnología, la utilizan y hasta abusan de ella, pero eso no los hace más creativos”, dice Zamora. Las herramientas, que “sugieren” al azar caminos alternativos cuando aparece un bloqueo, sí son más po-
Las tarjetas de “prototipeo rápido” permiten llevar una idea al plano tangible Hay herramientas que sugieren caminos alternativos cuando hay bloqueos
pulares entre escritores con sensibilidad a los avances tecnológicos. ¿Qué alternativas hay? El PlotGenerator se baja gratis y permite elegir al azar entre 320.000 combinaciones de premisas, conflictos, detalles y resoluciones de una historia. Con el Rory’s Story Cubes se pueden tirar en forma virtual nueve dados y explorar entre diez millones de combinaciones de historias posibles. Otras permiten crean un “mapa” para visualizar las interacciones y vínculos entre distintas ideas y personajes de un cuento o novela que se esté escribiendo. Claro que hay usos más tradicionales de la tecnología que también pueden ser de utilidad en el proceso creativo. Emilia Astrom, una estratega de campañas digitales sueca, que estudió en HyperIsland y está radicada en Buenos Aires, cuenta que saca fotos todo el tiempo desde su teléfono para obtener imágenes que la inspiren, toma notas de ideas en el grabador del mismo aparato y recurre a YouTube y a las imágenes
El creador del concepto “música disco” estuvo de visita en Buenos Aires
Nicky Siano. “Hoy en día, cualquiera puede ser un DJ” Texto Franco Varise | Foto Soledad Aznarez
J
usto cuando Daft Punk acelera los corazones mundiales con su parábola de Giorgio Moroder (cerebro detrás de Donna Summer) y los canadienses Arcade Fire refundan a su manera la “disco” en su última obra, el martes pasado, en una lejana Buenos Aires, Nicky Siano, el genio creador del concepto “música disco”, intentaba que alguien moviera las caderas en el Faena Hotel. Todos parecían más ocupados en observarse a sí mismos como “celebridades” sin notar que si alguien podía ostentar esa cucarda era Nicky, el que a sus 57 años manipulaba las bandejas como nadie. Si se compara la música con la comida, Nicky sería algo así como un chef fino y auténtico, el único que supo crear el plato de moda para bailar sin parar toda la noche. Lo que suele colarse en los casamientos como el “bloque disco” es apenas un chiste de Saturday Night Fever, con Jonn Travolta, más que lo que realmente significó la “música disco” como concepto estético, social (para todo el mundo, sin prejuicios) y disparador de tendencias. Hijo de un italiano de Nápoles y de una descendiente italiana nacida en Brooklyn, Nicky fundó a los 17 años la disco The Gallery, en el Soho de Manhattan, como un reflejo de lo que había visto meses antes en The Loft: ambos lugares crearon el modelo de lo que luego se replicaría en el famosísimo Studio 54, donde Siano trabajó seis meses. Incluso estuvo como DJ esa mítica noche en la que Bianca Jagger, la hija de Mick, entró a Studio 54 montada en un caballo blanco para festejar su cumpleaños... Es que las discos, o lo que se conoce hoy como ese espacio adornado donde la gente va a bailar, no
existían hasta entonces en el mundo. Invitado para el lanzamiento de la bebida VitaminWater XXX, Nicky aceptó charlar con la nacion y relatar cómo es que un simple fanático de la música terminó transformándose en el pionero de un movimiento cultural a escala planetaria. –¿Cómo llegaste al concepto de la música disco? –Fui uno de los primeros en darme cuenta de que no existía música diseñada para bailar. En el rock había canciones bailables, pero, en cambio, la disco era algo hecho para moverse. Mi primer contacto con esa música fue en 1971 cuando un disco de la MFSB [la factoría de 30 músicos que impusieron el sonido Philadelfia] llegó a mis manos. Me tocó el alma. Esto fue antes de que explotara la música disco. Después fui a una fiesta en The Loft y empecé a bailar una de esas canciones. Noté que cuando la música empezó a sonar, apagaron todas las luces. Sólo quedó encendida una lámpara en un rincón y la gente estalló: ahí comprendí el concepto o la idea de unir música y luces. En 1972 fundamos The Gallery con 12.000 dólares de presupuesto, de los cuales 7000 fueron destinados sólo al equipo de sonido y luces. El resto, la onda, fue todo corazón, alma y trabajo manual. –¿Cómo fue que el público respondió a ese concepto nuevo de disco? –Al principio era un crisol de gente de diferentes orígenes: negros, hispanos, italianos, americanos blancos. Ninguno de ellos tenía dónde ir a divertirse un sábado por la noche. Todo el mundo venía a The Gallery y empezó a llegar la gente más top. Era el comienzo de los diseñadores y se inspiraban unos a otros con lo
que llevaban puesto. A la semana, eso ya era tendencia en el mundo. En The Gallery entraban unas mil personas y en Studio, que robó de alguna manera el concepto, había entre 3000 y 4000 personas por noche. The Gallery tenía el formato de un teatro donde se utilizaba escenografía y luces. Era como un show de Broadway. Lo increíble es que en esa época las luces no estaban sincronizadas electrónicamente con la música: todo se hacía a mano y el iluminador interpretaba al público, bailaba con él. Yo, por ejemplo, pasaba música y con unos pedales abajo de las bandejas regulaba el ritmo lumínico con mi baile. –¿Qué tenía la música disco que
otros géneros no habían logrado encontrar? –El corazón estaba en la batería y en los bajos. Creaba una excitación en el público que llegaba directamente de los músicos. Provocaba locura, gritos... Los músicos en ese entonces grababan todos juntos [no por separado] y eso llegaba a los discos de una manera que el público podía sentir en todo el cuerpo. Era arte puro llevado a las masas. Y nosotros, que habíamos vivido las sound sistems en las calles, empezamos a mezclar temas con mucho bajo y ritmo. –¿Qué diferencia notás entre esa fiebre de la música disco con la electrónica o el house actual? –En ese momento la figura del DJ era
una novedad. Ahora me parece todo realmente mecánico. Tiesto, por mencionar a un DJ famoso, tiene todo preparado y simplemente reproduce un set list. Levanta los brazos para arengar a la gente y bueno, ahí termina. Las luces también están sincronizadas electrónicamente. El arte del DJ es sentir lo que le pasa al público y tocar en consecuencia: lo de ahora lo hace cualquiera, hoy en día, cualquiera puede ser un DJ... No hay letras, no hay cantantes y eso no tiene alma. La electrónica es el tipo de música que tenés que estar drogado para poder bailarla, en cambio, con la música disco te alcanzaba sólo con sentir el ritmo... –¿Podría existir hoy un fenóme-
gustavo bosco
de Google como parte de su proceso creativo. “La tecnología me ayuda a encontrar inspiración, organizar referencias y colaborar con otros. Pero también puede generar distracción y cuando llego al punto de generar ideas, prefiero trabajar sobre papel– asegura Astrom–. Lo que la tecnología todavía no puede hacer es reemplazar el proceso creativo que pasa adentro del ser humano cuando conectamos varios puntos de referencias de todas nuestras vidas.” Hay otras instancias que los programas no llegan a replicar a la perfección. Aunque en la oficina apeló varias veces a Coffivity, Jofré aclara que no lo cambia por estar sentado en un bar “por nada del mundo”. Para predicar con el ejemplo y ser coherente con los testimonios transcriptos, esta nota se termina de escribir en una mesa de un bar de Colegiales, con un cortado en jarrito al lado y un “concierto” (real) de sonidos de fondo.ß
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no estético como fueron esas discos neoyorquinas de los setenta? –Mirá: pienso que sí. Sólo tendríamos que diseñarla correctamente y con el corazón, el alma y el conocimiento. Hoy la gente diseña con billetes y no funciona así. La inversión se hace en cosas que no tienen que ver con lo importante. El sonido sigue siendo lo más relevante porque la gente va a escuchar música y a bailar. –¿Cuál fue el tema disco que te marcó a lo largo de tu carrera? –”Love is the Message”. Lo encontré en 1973 y lo puse en una Navidad. Era el único que lo tenía y a partir de ahí se transformó en el tema de moda. De hecho, en este momento, se está filmando un documental sobre The Gallery, que se llama de la misma manera. –¿Habías estado antes en la Argentina? –No estoy seguro. Tal vez sí, tal vez no. Estuve en muchas ciudades de América del Sur, pero no recuerdo Buenos Aires. Me lo paso todos los fines de semana arriba de un avión yendo a lugares como Jamaica, Dublin, Italia, Alemania... Pero debo decir que es muy diferente a otras ciudades de América del Sur porque no noto comunidades cerradas, amuralladas, ni lo controles policiales o el temor. En Colombia tuve miedo, acá no. Y el Faena Hotel me pareció fantástico. –¿Qué pasó con tu carrera cuando la música disco dejó de ser el centro del universo? –En 1983 murió mi mejor amigo de sida y me dediqué a trabajar con enfermos hasta 1995. Ahí hubo como un resurgimiento y empecé a tocar otra vez. Incluí música actual, que me gusta mucho, y seguí girando por el mundo [el 18 de octubre de 2011, Siano reapareció en el Studio 54 para el festejo “One Night Only” organizado por Sirius XM Radio]. –¿Qué preferís a la hora de tocar: los discos vinilos o el formato digital? –Yo prefiero los vinilos por el sonido de los bajos y el rango dinámico que traduce. Cuando viajo, uso el formato digital, pero nunca MP3. Son mis discos digitalizados en 24 bits y se nota. Hay DJ que ponen MP3 y yo me pregunto: ¿Qué les pasa? ¡No hay sonido! Sentado en la barra del lobby del Hotel Madero, Nicky sigue hablando de aquellos años dorados. De los famosos que conoció, de los más de 10.000 discos que atesora y de esos viejos amigos desaparecidos. Parece, aún, algo sorprendido por lo que ofrece Buenos Aires. Por las dudas, no descarta volver pronto para, esta vez, recordarla.ß