SÁBADO | 9
| Sábado 19 de abril de 2014
mesa para dos
Top 5
Empezó como cadete a los 18 y hoy es director del Grupo Editorial Planeta; a días de la Feria del Libro, comparte su experiencia como editor
Inspiradores de la semana
Nacho Iraola. “Soy como el psicólogo de los escritores”
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–Ésta será tu Feria número 21. ¿Cómo viene la previa? –A nivel personal pega fuerte siempre porque es un desgaste. Las presentaciones implican ir a comer y acostarte muy tarde todos los días, es mucho desgaste físico, en paralelo al desgaste mental de lidiar con determinados egos: para los autores, la culpa de todo lo malo siempre es del editor. –¿Podés manejar eso? –Yo no puedo poner nunca mi ego por sobre el ego de un autor, porque lo tengo que bajar, calmarlo. Es muy endeble la psiquis de un escritor: una crítica negativa lo puede poner mal, la sobreexpectativa de venta, si no se ajusta a la realidad, también. O sea, soy como el psicólogo de los escritores [risas]. Pero estoy todo el tiempo corriendo de atrás, eh; nunca vas a poder satisfacer plenamente a un autor, están demandando constantemente con
un aliado horrible que es el mail. –¿Cuántos recibís por día? –Me levanto y tengo la casilla en rojo, todos los días de mi vida. Trato de responder lo que puedo, pero en un punto te rendís. Sobre todo con esos profesionales del mail que te mandan un attach con la novela y al día siguiente te preguntan si la leíste. Es un poco demandante… Por eso no estoy en redes sociales, no tengo ni mail personal. La relación entre editor y autor genera una sensación de cercanía, de confianza, incluso de amistad. Entonces te mandan un mensaje a las diez de la noche, te llaman un domingo. ¡Tengo autores que me llaman a las dos de la mañana porque son insomnes! –Entraste a Planeta a los 18, como cadete. ¿Te costó relacionarte con los escritores? –El que me puso como asistente de prensa fue Juan Forn, que era editor. Y vía Forn pasaban por la editorial Rodrigo Fresán, Guille Saccomanno, Marcelo Figueras. Teníamos almuerzos y ellos me iban formateando las lecturas, lo mismo que Paula Pérez Alonso, Pula Pico Estrada . Todo me servía para desacralizar a la literatura. Me enseñaron a tratarlos de igual a igual, con respeto. Con Viñas me pasó algo gracioso: él tenía fama de peleador y yo no lo tuteaba. Y un día se despidió, me miró muy mal y me preguntó: ¿nosotros cómo quedamos? No sé David, seguimos trabajando, le dije. No, no, no: ¿nos tuteamos o no?, me dijo [risas]. Otro que me ayudó fue Fernando Pérez Morales, librero de San Isidro, quien con las charlas y asados en La boutique del libro descontracturaba todo. Después empecé a laburar con Alberto Díaz, y él me dio acceso a Saer, Gelman, Benedetti. –¿Los habías leído a todos? –Yo era chico, escuchaba que hablaban de un libro, decía que lo había leído y salía corriendo a comprarlo. Siempre con esa cosa de rioba, de sí, sí, sé todo, y después a la noche leyéndote el libro para comentarlo al otro día. Así fui desacartonando. Saer para mí era La Pléyade y en realidad era un atorrantón simpático que no hablaba de libros sino de asados, de mujeres, de dónde ir a comer, a chupar, a comer quesos. –¿Hoy se lee menos literatura?
escritor
^ El Premio Nobel de Literatura murió en México y el mundo de la cultura llora la pérdida de una de las plumas más gloriosas de idioma español
Texto Violeta Gorodischer | Foto Patricio Pidal /AFV
al vez por su altura, sus rulos despeinados, cierta postura desgarbada y ese aire roquero que tiene al moverse, hubo una época –no tan lejana– en que a Nacho Iraola, actual director editorial del Grupo Planeta para el Cono Sur, solían confundirlo con Andrés Calamaro. “Una vez un tipo me paró en la Costanera Sur para que le firme un autógrafo a la hija. Le dije loco, si fuera Calamaro no estaría acá comiéndome un chori”, cuenta entre risas. Impecable con su camisa roja y el saco color arena, apoya sobre la mesa el bolsito negro que trae de yoga y admite que es su cable a tierra en plenos preparativos para la Feria del Libro, el momento más demandante del año para el editor de un mega grupo editorial. Su derrotero es lo más parecido al “sueño del pibe” en clave cultural: empezó como cadete del director cuando era un estudiante de periodismo de 18 años, y a los 21 ya era jefe de prensa. De ahí pasó a gerente de marketing, luego a director editorial y finalmente al puesto que hoy, a sus 42, ocupa con soltura, aunque implique lidiar con una casilla siempre colapsada de mails, llamadas de escritores a las dos de la mañana, reuniones eternas y un nivel de demanda que no siempre es tan fácil de manejar.
gabriel garcía márquez
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charles chao ceo
^ La empresa que dirige, Sina Corporation, es la propietaria de Sina Weibo, la red social china que no para que de crecer y que desde esta semana cotiza en el Nasdaq
3 El trago para una noche corta ^b^b^ Ahora, mientras desayuna en el coqueto Tea Connection de Federico Lacroze, Nacho elige un jugo y un café con leche bien cargado. Para la noche, en cambio, tiene un criterio del que no suele moverse: “Si es una noche corta tomo Negroni, que es mi trago favorito, pero pasados los cuatro no te deja caminar. Si es una noche larga, tomo Fernet, que te va acompañando de una manera más tranquila”.
– No, creo que tiene mayor peso visual lo que no es literatura: ensayos, libros de denuncia o mediáticos. Pero hay muchas editoriales que están laburando lo literario, incluso nosotros, desde Emecé y Seix Bairral. Sí es cierto que venden los grandes tanques globales, Grey, o Don Brown, pero aún así se publica literatura, y buena. –¿Y cuál fue el best seller que más te sorprendió? –Lo de Grey no lo puedo entender. Es una novela que tiene que ver con el sexo y no hay sexo hasta la página 100. Esas 100 páginas, ¿cómo las fue llevando? De los bombazos que me divierten, en cambio, me parece increíble lo que pasó con Rolón: de haberle publicado el primer libro a haberle publicado cinco, me parece alucinante. Es el escritor más vendido de Argentina, 700.000 libros. –¿Cómo reaccionás frente a quienes critican que haya libros en el supermercado? –La realidad es que Planeta es una empresa. El mercado editorial tiene algo bueno y algo malo: lo malo es que no crece, lo bueno es que no se achica. Nosotros queremos hacerlo crecer. Todo lugar donde puedas poner libros que lleguen a lectores que no estaban contemplados, co-
mo un supermercado o un quiosco, está perfecto. Se acabó la editorial para filántropos. En una época me afectaba el prejuicio ajeno, pero ahora no. Es bastante snob pensar que el libro es para pocos. El libro tiene que estar en todos lados para que esté en una casa: desacralizar los libros es bueno. –Si pudieras elegir, ¿qué libros te hubiera gustado publicar? –Mis dos libros preferidos: A sangre fría, de Truman Capote y La conjura de los necios, de Toole. No sé si hubiera querido ser amigote de los autores, ¡me hubiera dado miedo lo que podrían decir de mí! El único contacto que tuve con un autor del que soy fan fue en Francfort, donde conocí a Bret Easton Ellis. Tomé una copa con él diez minutos. Pero la verdad es que te paraliza conocer esos figurones que admirás. Debe ser difícil conocer a tu ídolo porque podés quedar como un tarado. –¿Qué opinás del e-book? –Estuvo sobrevalorado, no va a ser el fin del libro. Hay que estar preparados para ese formato, pero donde más creció, en los Estados Unidos, tomó el 20% del mercado y se quedó parado desde hace dos años. Igual insisto: no importa cómo, lo importante es que la gente lea.ß
damián szifrón director
^ Su película, Relatos salvajes, competirá por la Palma de Oro en el próximo Festival de Cannes, ya que fue elegido para integrar la selección oficial de la glamorosa competencia
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ángel di maría futbolista
^ En el partido en el que todos esperaban que brillara Messi, el héroe del día fue otro argentino: el delantero del Real Madrid, que ayudó a llevar a su equipo a ganar la Copa del Rey
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paul mccartney músico
^ El ex beatle, de 71 años, se presentará esta noche en el estadio Centenario de Montevideo, hasta donde viajarán muchos argentinos ya que esta vez no pasará por Buenos Aires
Estilo de vida
Un nuevo barrio de diseño renueva parte del Marais y divide a París El multimillonario Cédric Naudon compró 36 locales para, en asociación con grandes diseñadores, levantar todo tipo de boutiques, tanto gastronómicas como culturales Nathalie Kantt PARA LA NACION
PARÍS.– Las tres callecitas en forma de U están invadidas por ese polvo que largan las obras, lo que no hace más que sumarle encanto a este rincón del llamado Haut Marais (alto Marais), a metros de la Plaza de la República. Una especie de far west parisiense, en donde los ya históricos locales mayoristas de moda masculina de la rue Notre Dame de Nazareth confluyen con nuevas galerías de arte y boutiques más hipsters que se fueron instalando discretamente en los últimos años a lo largo de las calles Volta y Vertbois. La tranquilidad de estas veredas renovadas hace un tiempo con la ayuda de farolas y arbolitos hace olvidar que se está a sólo cinco minutos a pie del Marais más frenético, ese que se puso de moda y explotó. Pero la calma y el costado más popular que todavía resiste y que le dan el charme a este refugio tienen los días contados. Hasta ahora desconocido por los franceses, el empresario francés Cédric Naudon compró 36 locales que actualmente renueva, en asociación con grandes nombres del diseño internacional, y en los que se
instalarán boutiques gastronómicas y culturales. La idea, según explican en sus oficinas, es que el parisiense pueda encontrar todo en una misma calle, como solía ser antes en esta ciudad: una pescadería, una carnicería, un mercado cubierto, una ferretería, una ebanistería, una heladería, una panadería, un bistrot, una quesería, una pastelería, un bar de ostras, otro de tapas, un restaurante italiano, un puestito de comida coreana, un club japonés, un speakeasy (bar clandestino) y hasta una sala de cine. A ello se le suma un restaurante con carne argentina que ya existe, Anahí, pero que cambiará de chef, de menú y de decoración, además de una galería de arte y de una boutique de la revista británica de diseño Wallpaper. La inauguración de La Jeune Rue, en alusión a un poema de Guillaume Apollinaire, al inicio prevista para fines de mayo, se hará en tres etapas: en junio, en septiembre y en enero. El arquitecto italiano Michele de Lucchi (1951), creador de la lámpara Tolomeo, una de las más vendidas del mundo, está a cargo de la carnicería. El diseñador británico Jasper Morrison (1959), cuyas creaciones se ven en Vitra, Alessi, Cappellini y Sam-
sung, le da forma al bar de tapas. El club japonés y la ebanistería están en manos del español Jaime Hayón, uno de los creadores más influyentes de la última década según la revista Wallpaper. Hayón y Naudon ya habían trabajado juntos en la renovación del restaurante Le Sergent Recruteur, en la isla Saint-Louis, que desde entonces fue recompensado con una estrella Michelin. La lista se completa con Andrea Branzi, Patricia Urquiola, José Lévy, Marc Ange, e Ingo Maurer entre otros. Característica bien francesa, el proyecto parece muy sólido por todos lados: propone incluso una filosofía respecto a los productos que se comercialicen. Todos deberán ser el resultado de distintas prácticas de agricultura virtuosa, como la permacultura (sistema inspirado en el funcionamiento de los ecosistemas naturales en donde la producción se concilia con el medio ambiente) y la agroforestería (árboles, ganado y pasto integrados en una misma unidad productiva). Único en el mundo, el proyecto genera una mezcla de entusiasmo y de escepticismo en el barrio. Algunos comerciantes explican que, si bien
El Marais
ShuttERStOCk
en los papeles y en la comunicación todo parece fantástico, habrá que ver cuál es el resultado. El miedo es que la zona se convierta en un pequeño Parisland, en una caricatura misma de la ciudad o, peor aun, que los precios prohibitivos la conviertan en una propuesta elitista, algo que la mayoría de los parisienses detesta. Serán quizá los más snobs de Francia, pero la sensación de comunidad y del “para todos” sigue siendo más fuerte. “La situación va a cambiar, eso es seguro. Los productos de diseño en un
barrio hasta ahora popular atraerán visitantes distintos a los actuales”, confiesa a la nacion el chef Alain Pramil. Instalado desde hace siete años y medio sobre la rue Vertbois, su reconocido restaurante bistronomique (contracción de bistrot y gastronómico), lleno todas las noches con un menú a 33 euros (sin vino), quedó en el medio de las obras, aunque no le ofrecieron comprarle el lugar. El que sí recibió una oferta es L’Ami Louis, a metros de allí, una institución gastronómica en esta ciudad y uno de los restaurantes preferidos del ex presidente francés Jacques Chirac. Su dueño se negó. “El proyecto es fantástico y le dará vida al barrio, aunque me desilusiona que nadie haya venido a contarme de qué se trata”, agrega la fundadora de la boutique de cigarrillos electrónicos La Vaporeuse, Vanessa Delarue, sobre la rue Vertbois, en el medio de locales que se están renovando. “No tenía los medios ni las ganas de instalarme en el corazón del Marais. Me pareció interesante estar en una parte del barrio donde hay mucho por hacer. Hace un año mis amigos no entendían porqué elegía este lugar, ahora me preguntan qué haré si el alquiler aumenta”, bromea el dueño de la boutique de moda masculina Beaubien, Julien Bouzereau, quien actualmente paga 1380 euros por mes por una superficie de 25 metros cuadrados. Si bien la cifra no fue confirmada, se dice que Naudon invirtió 30 millones de euros en este proyecto, de los cuales una tercera parte fue financiada directamente con su propia fortuna. Los parisienses no son muy amantes de los proyectos faraónicos que buscan modificar su ciudad, ni de los
cambios, ni tampoco de los millonarios, y menos aun cuando éstos son desconocidos. No tienen fascinación por el dinero. Se muestran más bien dudosos. De allí la polémica. Frente a las preguntas y a las críticas de su estrategia de comunicación, el “señor misterio”, como acá lo denominaron, se vio obligado a aparecer en un programa de televisión para explicar como había hecho su fortuna. “Compré inmuebles en Estados Unidos y los revendí en el buen momento. Tan básico como eso. No soy rico como Xavier Niel (fundador del grupo de telecomunicaciones Free, puesto 127° entre las fortunas mundiales), pero vivo bien. Y volví para invertir en mi país”, explicó este hombre de negocios, que siempre aparece vestido de traje, sin corbata y con amplios pañuelos de seda de colores. De padres marroquíes e italianos, cuenta que en su familia fueron siempre muy gourmands, y que a los 16 años ya había probado casi todos los restaurantes reconocidos con tres estrellas Michelin. Rodeado por edificios de piedra, a metros de espacios vacíos y cerrados bajo letreros de larga data en los que se lee imprimerie (imprenta) o boulangerie (panadería), el local del mayorista de camisas Freddy Abitbol está vacío. Sentado detrás del mostrador, como desde hace 20 años, sonríe al hablar del proyecto. “Es una llama que se ilumina. La zona se convertirá en un pequeño Marais”, cuenta este francés muy arraigado a sus orígenes sefaradíes. Volver a vender muchas camisas no es lo que le entusiasma. Más bien espera que su propiedad se revalorice y que alguien se la compre, así cierra todo y se dedica a viajar.ß