Mauricio Kartun. “El público nunca ríe de lo que ríe el

fue la de la diáspora durante la dic- tadura. La diáspora y la desapari- ción. Fue la generación diezmada. Los que teníamos 30 años por aquel entonces y un ...
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espectáculos

| Martes 7 de octubre de 2014

Acaba de estrenar Terrenal, recibió el premio honorífico de Argentores y es admirado tanto por los jóvenes como por los mayores

Mauricio Kartun. “El público nunca ríe de lo que ríe el actor” Viene de tapa

–Hay un reconocimiento a tu generación. Sos uno de los más destacados dentro de ella. –No habría que dejar de lado un dato horroroso, y es que mi generación fue la de la diáspora durante la dictadura. La diáspora y la desaparición. Fue la generación diezmada. Los que teníamos 30 años por aquel entonces y un compromiso político nos dividimos entre algunos pocos que continuamos mordiendo como podíamos y otros que se retiraron porque las circunstancias eran tan tremendas que abolían cualquier hipótesis creativa. Los que se fueron y los que desaparecieron. En este contexto miro alrededor y tengo cierta sensación de soledad. –En ese marco complejo te animaste a correrte de cierta tradición teatral y proyectaste ese corrimiento sobre las nuevas generaciones. –Entre otras cosas es el resultado de esa elección de la que hablaba antes. Y elegí trabajar dentro de un ámbito de libertad, alejado de otro tipo de tensiones, como las que produce el teatro comercial, por ejemplo. En el teatro independiente las únicas tensiones son las creativas y las dificultades económicas a la hora de poder sostener eso. Uno acepta esa clásica inversión bizarra de poner mucho más tiempo que el que hace falta, mucha más energía, más angustia, para conseguir algo a lo que te impulsa el deseo. Muchas veces me he preguntado si quiero trabajar de otra manera y la respuesta es no. Porque no me haría feliz. Cada cosa que estrené es lo más que pude dar. Es tremendo, a veces se me empiezan a caer las lágrimas porque me parece poco. Quisiera saber mucho más. Me arrepiento de no haber empezado a dirigir antes para tener más solvencia, por ejemplo, en el campo de la puesta visual, que es un aspecto débil en mi laburo. Pero trabajo para dar lo más que puedo en cada proyecto. Eso tiene algo de disfrute deportivo, de maratón: cuando llegás, realmente sentís que llegás. –Tus logros siempre son significativos. Las obras se mantienen

mucho tiempo en cartel y con buena respuesta de público. –Estreno mis espectáculos y veo que hay expectativas. Siempre valorizando esto en el marco extremadamente modesto del teatro independiente. Tengo un amigo que dice que yo inventé el teatro de clase media. Antes, dice él, el teatro era de clase alta, el comercial, o de clase baja, el independiente, en el que nunca se gana un peso, es proletariado puro. Mi amigo sostiene que inventé un nuevo nivel. Me divierte la idea, pero es cierto que me preocupo por hacer tres funciones por semana, algo atípico hoy en día; trato de que el público esté activo, me muevo, hago mucha posproducción. Quiero ofrecerle buenas condiciones al elenco. –¿Cómo fue el proceso de escritura de Terrenal? –La escribí en tres meses y luego hubo un largo período de corrección, de dejarla y volver, hasta que alcancé un libro que sentí que estaba finalizado. Después armé el elenco (Claudio Martínez Bel, Claudio Da Passano y Claudio Rissi) y logramos unos trabajos muy singulares, muy intensos, muy fuera de lo habitual y con saberes de cómicos que a veces son muy difíciles de conseguir. La comicidad es un desafío tan misterioso. Todos sabemos que si vos llorás en el teatro el público tal vez llore. Lo que sabés también es que aunque rías de la mejor manera, es posible que el público no lo haga. Un queridísimo amigo actor decía: “El público nunca ríe de lo que ríe el actor”. Estoy muy feliz de haber armado este elenco, que consiguió una especie de rara alquimia. Un texto que es mermelada, espeso. No es un texto que fluye. Lograr darle soltura y, por otro lado, conseguir el efecto de comicidad popular fue muy difícil. Y los actores lo consiguieron. –De la mano del director… –El director estimula y elige. En términos de humor, la aparición es del actor. El trabajo del director es la paciencia del pescador. Vas todos los días y a veces nada: mojarrita, mojarrita, mojarrita. Y un día sacaste un dorado. Ahí tenés que abrir una botella de vino.

–Los disparadores de tus piezas anteriores tenían que ver con ciertos sucesos muy ligados con la historia argentina. ¿Por qué ahora tu inspiración se dispara a partir de un mito bíblico? –Más lejos no me pude ir. De hecho, es el segundo mito bíblico. El primero es Adán y Eva, el paraíso perdido, y el segundo es Caín y Abel. De todos modos hay referencias a la realidad. En este caso, no directas. Me entusiasmaba descubrir que estaba trabajando, justamente, en una hipótesis ideológica que, por primera vez, se alejaba de cierta resonancia política más inmediata y me obligaba a reflexionar sobre la constitución de mis propias ideas. Porque uno se manifiesta. Tengo, desde muy joven, una tendencia hacia el campo de la izquierda, un socialismo atravesado por un pensamiento nacional y está bueno obligarse a pensar en la prehistoria. ¿Qué defiende uno?, ¿una posición política o una posición frente a la vida? Leyendo a los exégetas bíblicos descubro que en el mito de Caín y Abel subyace una hipótesis de reflexión sobre la propiedad. El historiador Flavio Josefo habla de la historia del pueblo judío y menciona a Caín como el inventor de los pesos y las medidas. Lo que logra es hacerle perder al mundo toda inocencia. Cuando Caín parte al destierro se dedica a dos cosas. En principio, a acumular, a crear propiedad, y para protegerla construye ciudades amuralladas y obliga a los suyos a vivir adentro. Es tan poderosa esa paradoja. De ser quien inventa el valor de las cosas se transforma en un acumulador y padece y hace padecer a los suyos el miedo al robo. Lo que hice fue desarrollar esa paradoja. Por supuesto la trasladé hacia otro lado, la cargué de un humor que evita transitar por alguna solemnidad. –En tu obra Salomé de chacra aparecen algunas referencias bíblicas. ¿El germen de Terrenal está allí? –De hecho llegué a esta obra escribiendo Salomé de chacra. Leyendo materiales bíblicos encontré algo que había marcado en un libro y

“Mi ámbito es el teatro independiente”, dice Kartun lo dejé a mano. Era una idea, nada más. Las ideas no pueden ser escritas, uno necesita que aparezca una imagen que de alguna manera condense esa idea. Un meteorólogo me contó que la gota de lluvia, para caer, necesita un núcleo material. Es vapor que para transformarse en gota necesita una mota de polvo. El vapor se condensa en esa mota que tiene otra temperatura, se hace agua y, por su propio peso, cae. Tengo la sensación de que el despelote a la hora de escribir no es tener una idea, no es tener vapor. El problema es tener la mota de polvo que haga que la gota se condense ahí.

Las obras en el San Martín

lo podés usar en la que sigue. El artista, para crear su obra, tiene que crear también sus herramientas, y cuando terminás, esas herramientas las tirás en un cajón y no las volvés a utilizar. Ahí también está la inversión bizarra de energía del artista. Si el artista no acepta eso, se repite.ß

Terrenal. Pequeño misterio ácrata Teatro del Pueblo, Av. Roque Sáenz Peña 943 Viernes y sábados, a las 21.30, y domingos, a las 20.

La música barroca vuelve a San Telmo conciertos. Hoy, en la iglesia San Ignacio,

comienza un festival dedicado al género

novedades. La sala

estará casi cerrada durante seis meses Alejandro Cruz LA NACIoN

Todo indica que desde mediados de diciembre, las salas Martín Coronado y Casacuberta del Teatro General San Martín estarán cerradas hasta el 25 de mayo, fecha prevista por el Ministerio de Desarrollo Urbano para su reapertura. Mientras tanto, la sala de cine Leopoldo Lugones, que según los planes oficiales debería haberse reinaugurado a fines de junio, volvería a entrar en funcionamiento a fines de diciembre o principios de enero. Cuando, en junio del año pasado, los ministros Daniel Chain, de Desarrollo Urbano, y Hernán Lombardi, de Cultura, presentaron el Master Plan para la recuperación del edificio y su puesta a punto en términos tecnológicos, aseguraron que el gran “desafío es hacer la obra con el teatro funcionando”. Agregaron: “Queremos evitar cerrar el teatro”. Por lo pronto, sus dos salas más importantes estarán cerradas durante seis meses. Mientras tanto, ya se confirmó que parte de la programación de la Lugones pasará a una de las dos salas de cine del Cultural San Martín. El primer ciclo programado se denomina Volver a Fritz Lang y comenzará el jueves de la semana próxima con la proyección de la primera y la segunda parte de Los Nibelungos, y culminará el último jueves del mes con La mujer en la luna y M, el vampiro. Eso sí, tomará un único día por semana y una única pasada por cada película. ß

–¿Te costó meterte en ese mundo bíblico y producir una experiencia contemporánea? –Lo que me costó es encontrar el lenguaje, como siempre. Quería encontrar un lenguaje que tuviera una reminiscencia bíblica y que refiriese a un espacio del conurbano de los años 50. Hacer una mezcla de esas cosas era, por un lado, una experiencia divertida, y por otro, resultaba arduo. El desafío era poético. Lo que sucede con los lenguajes teatrales es que se usan y se tiran. Cuando lo aprendiste, cuando lo tenés en la cabeza, ya terminaste de escribir la obra y no

Patricio Pidal/aFV

La princesa de Francia, de Matías Piñeiro

Valdivia, festival gourmet

cine. Hoy

comienza la 21ª edición de la muestra chilena Diego Batlle

PARA LA NACIoN

VALDIVIA, Chile.– En el amplio, fascinante y muy diverso circuito de festivales internacionales están los que serían como una suerte de “hipermercado” (el ejemplo perfecto es el de Toronto, donde hay mucho de todo), pero también están los “gourmet”, esos que apuestan a menos títulos, pero con una programación cuidada, con un perfil diferenciado que los identifica. En este sentido, la muestra chilena de Valdivia se ha consolidado con 21 ediciones como el más grande o el mejor de los pequeños, un ámbito de descubrimiento y de celebración cinéfila. Serán apenas seis días (desde hoy y hasta el próximo domingo), pero de una intensidad descomunal. En la Competencia Internacional se verán 12 títulos, entre ellos dos chilenos (Matar a un hombre, de Alejandro Fernández Almendras, y Mar, de Dominga Sotomayor); dos argentinos (La princesa de Francia, de Matías Piñeiro, y 15 días en la playa, de Flavia de la Fuente), y un par de joyas como

Songs from the North, de Soon-mi Yoo (rodada de forma clandestina en Corea del Norte), y The Iron Ministry, de J.P. Sniadecki (filmada en trenes de China). La Competencia de Cine Chileno (seis largometrajes, tres de ellos en estreno mundial) permitirá acercarse a lo nuevo de la producción local (también está el panorama que ofrece la sección Ventana Cine Chileno); habrá cuatro focos (José Celestino Campusano, de quien se producirá el estreno mundial de su nuevo film, El Perro Molina; Eduardo “Teddy” Williams, Alexandra Cuesta y Mati Diop), y cinco homenajes (a los chilenos Pedro Chaskel y Héctor Ríos, al cubano Santiago Álvarez, al alemán Harun Farocki, al francés Henri Langlois y a la estadounidense Marie Menken). Uno de los lujos de esta 21ª edición serán las Galas, dedicadas a ocho películas notables, como Maïdan, de Sergei Loznitsa; Die Andere Heimat, de Edgar Reitz; Cavalo Dinheiro, de Pedro Costa; Adieu au langage 3D, de Jean-Luc Godard; Pasolini, de Abel Ferrara, y Turist, de Ruben Östlund; así como las argentinas Jauja, de Lisandro Alonso, y Dos disparos, de Martín Rejtman. La oferta se completa con secciones como Primeras Naciones (dedicada a temáticas ligadas a los pueblos originarios), Nuevos Caminos (propuestas de vanguardia),

Disidencias (cine político), Totalmente Clásico (películas de John Ford, Budd Boetticher, Billy Wilder y Jerry Lewis), Totalmente Salvaje (films de culto y cine maldito clase B); series y telefilms locales, y una selección de cortos y largometrajes para chicos. Para destacar la propuesta del apartado Cinemus (Cine y Música), que no sólo presenta películas, sino también shows en vivo. Este año el énfasis estará puesto en cantautoras chilenas como Francesca Ancarola, Carolina Nissen, La Pájara (ganadora del Festival de Viña del Mar 2014) o la veterana Palmenia Pizarro. De manera simultánea al FICValdivia se realizará Australab, actividades para la industria que incluirá encuentros de exhibidores, de distribuidores (las empresas ligadas al consorcio latinoamericano LaRed que surgió en el marco de este festival) y 3 Puertos Cine, emprendimiento organizado con el BAL del Bafici y el CineMart de Rotterdam para apoyar a 12 proyectos latinoamericanos, seis de ellos argentinos: Un delincuente, de Rodrigo Moreno (El custodio); Rojo, de Benjamín Naishtat (Historia del miedo); Retiro dos padres, de Leonardo Brzezicki (Noche); La omisión, de Sebastián Schjaer; La familia sumergida, de María Alché, y Crespo, de Eduardo Crespo (Tan cerca como pueda). ß

Nacida del barro y los juncos de una tierra yerma, la primera iglesita se levantó entre las manos de los jesuitas que llegaron a la primitiva Buenos Aires hace 400 años, donde aún no se horneaban ladrillos, la madera sólo se usaba para los barcos y la piedra, para unas pocas tumbas. Gobernaba la ciudad el criollo Hernando Arias de Saavedra, quien gestionó el arribo desde Brasil de los padres jesuitas y fomentó con ellos el proyecto original de las Misiones, inicial impulso educativo de estas regiones. Hecha de adobe, aquella ofrenda germinal dedicada a San Ignacio se mantuvo erguida durante más de cincuenta años, en un sitio que después sería la Plaza de Mayo, para trasladarse luego a su solar entre las calles Bolívar, Alsina, Perú y Moreno. Construida sobre el modelo de la iglesia romana del Gesu, debido al arquitecto jesuita Juan Krauss, que inició la obra definitiva en 1710, siempre incluyó el colegio, institución educativa que los padres de la Compañía de Jesús consideraron, indeclinablemente, parte inseparable de su devoción. La iglesia más antigua de Buenos Aires guarda parte importante de la ciudad. Entres otras cosas, en 1806 se celebraron en ella la acción de gracias por la Reconquista de Buenos Aires y las exequias de los caídos durante las invasiones inglesas. En 1821 se inauguró allí la Universidad de Buenos Aires, y bajo uno de sus altares descansan los restos de Juan José Castelli. La asociación entre el barroco musical y los jesuitas no es una historia lateral, no sólo por la fachada de su iglesia. Los sacerdotes de la compañía fueron siempre custodios y divulgadores del primer gran estilo de música, del contrapunto y la polifonía, tanto vocal como instrumental. Es de-

Agenda Hoy.- Conjunto Música Prohibita. Director: Pablo Bianchi Jueves 9.- Ensemble de Idiorum. Director: Pablo Clariá Martes 14.- Coro y Orquesta del Centro de Conocimiento de Posadas, Misiones, Argentina. Director: Emilio Rocholl. Jueves 16 .- Coro del Conservatorio Manuel de Falla. Director: Gabriel Garrido. Martes 21.- A confirmar Martes 28.- Coro y Orquesta Arakaendar, Bolivia. Director: Piotr Narrow Martes 4 de noviembre.- Capilla Musical de San Ignacio de Loyola, Buenos Aires. Director: Rolando Budini. Martes 11.- Coro y Orquesta Hombres Nuevos, Bolivia. Director: Rubén Darío Suárez Arana.

cir, sin ninguna clase de prejuicios. Su tarea de alfabetización tenía fundamentalmente a la música como material indispensable y al barroco como primera conquista sonora civilizada. A partir de hoy, en el ámbito de la iglesia de San Ignacio de Loyola, se iniciará el 9º Festival de Música Antigua, dedicado a la música barroca latinoamericana, innegable patrimonio de la Compañía de Jesús, que estableció uno de sus enclaves más trascendentes en San Ignacio, provincia de Misiones. Su plan incluye siete conciertos que se realizarán a las 20. Lo recaudado será destinado a las obras de restauración del valiosísimo patrimonio de la iglesia, que en 1942 fue declarada Monumento Histórico Nacional.ß Jorge Aráoz Badi