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Fotos gentileza Dirección Nacional de Migraciones
Manteniendo vivas las tradiciones Inmigrantes y sus descendientes, bisnietos y tataranietos, sienten la necesidad y la responsabilidad de continuar el legado cultural de sus raíces. En Argentina conviven comunidades de lo más variadas y sus encuentros son una gran oportunidad para conocer, respetar y celebrar la diversidad.
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Interés General Fotos prensa Federación de Colectividades de Oberá
Las recetas de la Nonna, las danzas árabes, la música colombiana, el Oktoberfest y hasta la semana del cine francés son apenas algunas de las maneras de transmitir, compartir y mantener vivas las tradiciones de nuestros orígenes. Los extranjeros que han llegado al país en las últimas décadas también necesitan encontrarse entre sí para sentirse un poquito más en casa. Y los eventos o festivales en los que participan son una excelente oportunidad para conocer y apreciar su cultura. Hay poblaciones icónicas como las de los alemanes en Villa General Belgrano o los piamonteses en Colonia Caroya (Córdoba), los árabes en Santiago del Estero y La Rioja, o la comunidad boliviana en Ugarteche y Belgrano (Mendoza). Los datos del último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, realizado en Argentina en 2010, arrojan que la población total nacida en el extranjero es de 1.805.957. Entre ellos, la mayoría son americanos (1.471.399) y especialmente de países limítrofes. Paraguay está primero con 550.713 personas, seguido por Bolivia con 345.272. Entre los europeos suman 299.394, liderados por los italianos (147.499) y los españoles (94.030). Pero los asiáticos también tienen su lugar: suman 31.001, encabezados por los chinos (8.929) y los coreanos (7.321). Y por último, del continente africano hay 2.738 personas y de Oceanía 1.425.
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De acuerdo con información oficial difundida en 2012 por el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la jurisdicción con mayor proporción de población nacida en el extranjero, con un 13,2 por ciento sobre la población total. Ahora bien, según un informe más actual, brindado por la Dirección Nacional de Migraciones, so lo en 2017 se radicaron en el país 212.845 extranjeros. Las primeras 15 nacionalidades fueron: paraguaya, boliviana, venezolana, peruana, colombiana, brasileña, chilena, ecuatoriana, uruguaya, china, estadounidense, española, mexicana, dominicana y francesa. Cabe destacar un notable aumento de los venezolanos dado que, mientras en 2016 llegaron 12.859, en 2017 se radicaron 31.167,
en momentos críticos para su país. Todas estas comunidades de expatriados cada tanto se reúnen entre sí para mantener vivas las costumbres de sus lugares de origen. Bajo esta premisa, el presidente de la Federación Argentina de Colectividades, Juan Sarrafian, indica que las que más se aglutinan son las últimas en entrar: “Las latinoamericanas tienen una relación más fluida porque han dejado su país hace muy poco. Otro ejemplo son los senegaleses. Obviamente sí necesitan verse entre ellos porque son migraciones cuasi forzadas. Vienen por un motivo, buscando un mejor lugar para vivir y esto es innegable”, agrega, además de Bolivia, Chile y Polonia, que suelen ser muy activas. La Federación surgió hace 42 años de manera oficial, aunque Sarrafian recuerda que unos años antes ya se reunían distintos
grupos culturales de baile, música o canto de diversos lugares que se conocían de un lado o del otro. La colectividad armenia, a la que él pertenece, fue una de las fundadoras y así fue como llegó a ser designado representante de todas estas voces. “La Fundación vela por que todos los centros de cualquier colectividad estén activos, tengan la posibilidad de participar en los eventos de Buenos Aires Celebra o en todo evento de colectividades en Migraciones”, explica sobre esta entidad que tiene su sede en el puerto de Buenos Aires, donde funcionaba el antiguo Hotel de Inmigrantes. A través de los eventos, no solo se transmiten las costumbres y la cultura de cada colectividad sino que además se recaudan fondos para donar de manera solidaria a distintas instituciones. “Es una manera de mostrar el agradecimiento que el inmigrante tiene hacia la República Argentina”, concluye Sarrafian. La Fiesta Nacional del Inmigrante Juan Hultgren es descendiente de familias nórdicas. Sus abuelos paternos vinieron de Suecia, su abuelo materno también y su abuela materna de Alemania. “Bajando por Porto Alegre, llegaron a Oberá en 1909 en busca de la tierra prometida”, cuenta. Una vez asentados, los nórdicos fundaron la primera escuela en el pueblo, que está por cumplir los 100 años. Al preguntarle qué costumbres ha heredado, Hultgren destaca que la transmisión del idioma fue un asunto complicado: “Mi papá y mis tíos, cuando eran chicos, no sabían hablar castellano. En la escuela sufrían, los compañeros se reían de ellos. Hasta que un día él dijo: 'Hasta acá llegamos. No hablamos
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más sueco'. Fueron castigados por mi abuelo y a partir de ahí el idioma se perdió. Tengo entendido que varios inmigrantes pasaron por algo similar”. Sus raíces lo han llevado a ser representante de la colectividad nórdica primero, y actualmente además presidente de la Federación de Colectividades de Oberá, Misiones. Esta federación está compuesta por un integrante de cada una de las 15 colectividades: japonesa, francesa, rusa, española, nórdica, paraguaya, ucraniana, brasileña, suiza, polaca, alemana, árabe, italiana, checa y portuguesa. Cada año, ellos son los encargados de organizar la Fiesta Nacional del Inmigrante. “La fiesta comenzó por la iniciativa de un grupo de vecinos que buscaban hacer algo por Oberá. De prueba piloto pasó a fiesta provincial y luego a fiesta nacional. Este año vamos a tener la edición número 39”, cuenta Hultgren sobre el evento, que tiene una duración de 10 días y este año será del 6 al 16 de septiembre. Dentro del parque funciona una feria comercial, una artesanal y espectáculos en el escenario mayor. Allí se presentan los ballets de las 15 colectividades más otros artistas invitados de distintos lugares. “Este año viene un contingente
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de 40 personas de países nórdicos. Las colectividades generan su propia gastronomía típica. El año pasado se agregaron agriculturas familiares y toda la parte de campo, chacra y animales. Además, la mayoría cuenta con un museo con materiales que los bisabuelos han traído de sus países. El parque es algo único en Sudamérica. Es como una gran familia. Eso hace que tengamos la fuerza para seguir manteniendo estas culturas y tradiciones tan importantes que se ven reflejadas en los desfiles, banderas y trajes típicos”, asegura. Bastante más al sur, en la Patagonia argentina, uno de los festivales culturales más importantes es el Eisteddfod. Esta celebración y competencia literario-musical comenzó en el siglo XII, más precisamente en 1176, en el pueblo galés de Cardigan. Tras el desembarco de los primeros colonos en las costas del Golfo Nuevo en Puerto Madryn, en 1865, estos pobladores decidieron mantener la costumbre en su nuevo hogar. Continuado por
sus descendientes -así como la ceremonia del té es el ritual por excelencia en el pueblo de Gaiman-, el Eisteddfod del Chubut es una de las tradiciones culturales más antiguas de la provincia. Cada octubre, las capillas galesas del valle ofrecen recitaciones de poesía en galés y en castellano, coros y danzas. En este caso, el lenguaje todavía se enseña en varias escuelas de la zona. En la ciudad de Buenos Aires también hay un proyecto que muestra y difunde la cultura, historia e identidad de las distintas colectividades. Se llama Buenos Aires Celebra y comenzó en
2009, organizado por la Dirección General de Colectividades de la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural porteña. Entre sus actividades hay espectáculos de danzas, música, desfiles, arte, puestos de comida y artesanías típicas. Todos los meses se celebra al menos un país con el objetivo de que no solo los descendientes de un mismo origen puedan festejar sus fechas patrias entre sí sino que también puedan compartirlo con vecinos y turistas, para que conozcan un poco más de su particular identidad.
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