Los tormentosos últimos días de Luciano Pavarotti

11 sept. 2007 - mañana del 9 (izquierda); Leo Montero y. Verónica Lozano, en AM ; y Carla Czudnowsky,. Mex Urtizberea y Fanny Mandelbaum, en. Mañana ...
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Buenos Aires, martes 11 de septiembre de 2007

SECCION

Espectáculos

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ESCENARIOS

&

PANTALLAS

Fernando Ayala, en el recuerdo Hoy se cumplen diez años de la muerte de uno de los más importantes directores del cine argentino.

La generación acústica Esta noche comienza un festival que convoca a cuatro jóvenes cantautores con orquesta: Pablo Grinjot, Alvy Singer, Tomi Lebrero y Pablo Dacal.

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Britney Spears, el peor regreso posible Magra actuación en los premios MTV Britney Spears no suele pasar inadvertida en los premios MTV a los videos musicales. Hace siete años la princesa del pop se sacaba la ropa en el escenario, en 2002 sorprendía con una serpiente enorme y un año más tarde se besaba con Madonna. Anteanoche, la cantante de 25 años volvió a dar que hablar en la entrega de premios celebrada en Las Vegas. Pero para mal. Visiblemente nerviosa la rubia, que fue vestida con una biquini de brillantes lentejuelas negras y botas altas, pareció una novata, o una veterana al borde del retiro, que apenas acertaba un par de palabras del playback de su nueva canción “Gimme More”. Con un peinado algo desgreñado y sin su conocida gracia al bailar, Spears

Televisión matinal

El zapping a la hora del desayuno Con Mañanas informales y AM liderando la franja horaria, la TV conquista a más de dos millones de espectadores y se corre del lugar marginal de antaño

Por Carlos Sanzol Para LA NACION Lo primero que se oye cuando se abre la puerta del estudio A de Canal 13 son las carcajadas de técnicos, camarógrafos, productores, panelistas y de la conductora de Mañanas informales. Las risas son rendidoras porque, en lo que va del mes, el programa alcanzó a los 7,5 puntos de rating promedio y se posicionó como el ciclo más visto de la mañana: una franja horaria que hasta hace uno años era casi marginal y ahora cautiva a más de dos millones de espectadores diariamente. El número no es nada despreciable para los cuatro canales privados de TV abierta, obsesionados con la idea de convertirse en líderes de audiencia. Es más: para tal cometido, algunos de los ciclos matutinos debieron darle un giro de 180 grados a su propuesta inicial para incorporar a los cada vez más recurrentes informes sobre “Bailando por un sueño”, “Patinando por un sueño” y Gran Hermano 5. Incluso la TV por cable apostó también a la mañana como Fox Sports y Magazine, que emiten Hola América y De 9 a 12, respectivamente. Uno de los programas que más mutaron es AM (Antes del mediodía), que emite Telefé, a las 9.30, para convertirse casi en un satélite del reality del encierro. De hecho, éste es producido por Endemol, la misma empresa que está detrás del envío matinal.

Britney volvió y decepcionó AFP

dio un espectáculo deplorable en una ceremonia que dejó bastante que desear. Hasta un ganador como Justin Timberlake, que se llevó cuatro premios, entre ellos el mejor artista (varón) del año y el de mejor director por el video “What Goes Around... Comes Around”, hizo sus reclamos. “Pasen más videos musicales”, pidió el cantante cuando recogió uno de sus galardones. Quien salió muy contenta de la entrega fue la cantante Rihanna, que gracias a su éxitosa canción “Umbrella” logró dos trofeos: “single monstruo del año” y el galardón más cotizado de la noche: el mejor video. Shakira y Beyoncé se llevaron el premio a la “colaboración que más estremece la tierra” por su dúo “Beautiful Liar”. Fergie se alzó como mejor artista del año y Fall Out Boy como mejor grupo.

Cuando canta el gallo Maby Wells y Claudio Albarenque, en La mañana del 9 (izquierda); Leo Montero y Verónica Lozano, en AM ; y Carla Czudnowsky, Mex Urtizberea y Fanny Mandelbaum, en Mañana vemos (derecha)

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Lo de siempre: tras el fallecimiento, la herencia

Los tormentosos últimos días de Luciano Pavarotti Dicen que estuvo a punto de separarse de Nicoletta y que, en momentos de agonía, se reconcilió con sus tres hijas mayores Los últimos días de Luciano Pavarotti cobraron un tono adecuadamente operístico. Mientras el deteriorado maestro yacía en agonía en su ciudad natal, Módena, se reconcilió con sus tres hijas mayores, de las que estaba distanciado desde su separación de Adua Veroni, su primera esposa, en 1996. La abandonada Adua, a quien él había dejado por su joven secretaria, incluso lo visitó en su lecho de muerte. Parecía que el hombre había hecho las paces con el mundo. Sin embargo, detrás de esta calma y espiritualidad, subyacía la realidad de que su tumultuosa vida amorosa finalmente lo había atrapado y se había convertido en una fuente de dolor más que de placer. Incluso es probable que dentro de unos días estalle una batalla legal entre sus dos familias cuando se lea el testamento. Ahora, los amigos del tenor italiano decidieron romper el silencio sobre su vida privada, y pintaron un cuadro desgarrador del último año de su vida, en el que no sólo lo azotó su enfermedad, sino que, además, estuvo a punto de separarse de su segunda esposa, Nicoletta Mantovani, 34 años menor que él y madre de la menor de sus hijas, Alice, de 4. Sólo el diagnóstico de un cáncer pancreático impidió que la pareja se separara. Al reunirse para su funeral el sábado, en la catedral de Módena, miembros de su entorno revelaron que, tras

Giuliana, Cristina y Lorenza EFE

Módena le dice: “Adiós, maestro” una serie de peleas con Nicoletta, Pavarotti había cambiado parte de su testamento dos semanas antes de morir. “El mundo sólo sabe de un cantante estrella que luchaba por sobrevivir, pero es seguro que las tensiones entre sus dos familias estallarán por asuntos relativos a la herencia”. Tal vez era inevitable que la pasión de Pavarotti por el sexo débil, tan gigantesca como su amor por la comida y el dinero, acabara por causarle problemas. Habitualmente se

Su viuda, Nicoletta Mantovani

Franco Zeffirelli, en el funeral

AP

EFE

tiraba un lance con cada mujer que conocía, riéndose de los rechazos y agregando: “¡Era sólo una broma!”. Era famoso por llegar a una función y desaparecer de inmediato hacia su camarín, con su secretaria o con alguna integrante femenina del elenco, y sólo emergía para su actuación. En Gran Luciano, una biografía que se publicará este mes en Italia, el crítico musical Alberto Mattioli lo compara con un “sultán satisfecho, con un harén de mujeres adora-

doras”. Pavarotti incluso elogió las virtudes del Viagra ante algunos periodistas, poco antes de su divorcio de Adua. “El sexo siempre es bueno para uno cuando su amiguita lo pide”, dijo el tenor, que hacía públicas sus relaciones amorosas. Hugh Canning, el crítico de ópera del Sunday Times, recuerda haber visitado a Pavarotti en su residencia de Pesaro, en la costa italiana del Adriático, en 1995. Aunque seguía casado con Adua, Pavarotti llamó abiertamente

AP

«amore» a Nicoletta, quien entonces era oficialmente su secretaria y nada más”, delante de Canning. “Si me dan una amante que tiene 26 años y yo tengo 60, ¿por qué eso debería perturbarme?”, dijo, antes de agregar [tal vez porque recordó con quién estaba hablando]: “Desafortunadamente, eso no es cierto”. Los amigos estaban dispuestos a perdonarle esos engaños, pero nadie más dispuesta que Adua, con quien había estado casado 35 años.

“Pavarotti tuvo muchas aventuras. Pero era un hombre que viajaba solo y muchas admiradoras se arrojaban a sus pies. Adua siempre fue muy justa y equilibrada”, dijo Andrea Strata, dietólogo y médico personal de Pavarotti. Adua le dio a Pavarotti tres hijas: Lorenza, Cristina y Giuliana, e hizo este comentario famoso: “Luciano me dejaría por un plato de fideos, pero nunca por una mujer”. Pero la mujer perdió la paciencia cuando, en 1996, aparecieron en una revista italiana unas fotos de su esposo, en las que se besaba con Nicoletta durante unas vacaciones en Barbados. “Ella es la favorita de mi harén”, anunció Pavarotti por entonces. La separación no implicó ninguna diferencia para la vida de Pavarotti. Una noche de la primavera de 1993, Strata recibió una llamada del tenor. “¿Dónde estás? ¿En Honolulu?”, preguntó Strata. “En realidad, estoy delante de tu puerta. ¿Puedo dormir aquí? Me peleé con Adua”, respondió Pavarotti. Los nueve años siguientes los pasó viviendo con Strata y su esposa Franca Maria Corfini, también dietóloga, en su hogar, situado al sur de Módena. Fue, por cierto, una gran ironía que un hombre con hábitos alimentarios tan insalubres fuera alojado por dos dietólogos. Continúa en la Pág. 6, Col. 1