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POLITICA

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Lunes 19 de octubre de 2009

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ENCUESTA s EVALUACION DE LA VIDA INSTITUCIONAL

Los argentinos, disconformes con la marcha de la democracia Apoyan mayoritariamente el sistema, pero muestran insatisfacción por sus resultados Veintiséis años después de volver a regir la vida institucional en la Argentina, luego de una prolongada noche de gobiernos de facto, la democracia sigue gozando de buena salud entre los argentinos. La vocación democrática nacional, sin embargo, viene acompañada de una profunda decepción en relación con las expectativas básicas de salud, educación y sustento para todos, ejes de las promesas electorales de 1983. Son éstas las principales conclusiones de la investigación “los argentinos demandan un proyecto de país”, desarrollada por la consultora Knack el mes pasado. Los números de la encuesta son concluyentes y expresan una sensación ambivalente: mientras siete de cada diez argentinos creen que la democracia es “preferible a cualquier forma de gobierno”, un 83% de los consultados están poco o nada satisfechos con el funcionamiento concreto de las instituciones democráticas en el país.

Otras tres tendencias entrega el trabajo, basado en 750 encuestas telefónicas a ciudadanos mayores de 18 años residentes en la Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires. Las afirmaciones son, por cierto, no menos preocupantes: la Argentina es un país cíclico, faltan conducción estratégica y un proyecto nacional concreto, como sí lo tienen países vecinos, como Brasil y Chile. Para Gerardo Adrogué, director de Knack, las cifras de adhesión a la democracia son auspiciosas, más allá de que a tres de cada diez consultados les da lo mismo cualquier sistema o directamente creen que un gobierno autoritario es preferible “bajo ciertas circunstancias” a uno democrático. “El nivel de apoyo a la democracia es superior al promedio de la región. No estamos para nada en situación de peligro”, afirmó Adrogué. Según datos de la consultora Latinbarómetro, el punto más alto entre los países

vecinos es Uruguay (el 79%), y uno de los más bajos es Costa Rica (67 puntos porcentuales).

Insatisfacción Los números que denotan la insatisfacción de los argentinos para con la democracia, sí, son llamativos. Sólo un 16% dice estar bastante o muy satisfecho con sus beneficios, veinte puntos menos que el promedio latinoamericano. El porcentaje subió dramáticamente si se lo compara con 1995: un 44% de los consultados ese año por Latinbarómetro estaban disconformes, poco más de la mitad de quienes hoy protestan contra los tres poderes del Estado en estos días. La crisis económica y social que explotó en diciembre de 2001 parece haber dejado una huella muy profunda. Un 77% de los consultados creen que la Argentina es un país cíclico, en el que “todo cambia cada cinco años”. Un porcentaje similar acuerda con

la falta de un proyecto nacional al estilo de los brasileños o chilenos, mientras que un mayoritario 87% cree que cada gobierno “arranca de cero”, sin reconocer lo bueno de las gestiones anteriores. “Las críticas son compartidas a todos los gobiernos sin excepción”, afirma Adrogué, para quien el trabajo deja en claro un cambio de humor social. “Hay un reclamo general de liderazgos unificadores que busquen consensos. No se trata de suprimir los partidos políticos, sino de armonizar las diferencias”, afirmó el director de Knack. Esto explicaría, según los datos de la encuesta, por qué el liderazgo de Néstor Kirchner tiene hoy muchos menos adeptos que durante su mandato como presidente. “La gente quiere acuerdos sociales, técnicos capacitados, pero manejados por políticos. Hay una idea clara de lo que se quiere, un primer paso importante para crecer como país”, evaluó.

OPINION

Construir un proyecto de país GERARDO ADROGUE PARA LA NACION En la Argentina, existe una profunda crisis de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia. No se cuestiona a la democracia representativa como sistema político y forma de gobierno, sino a la eficacia de sus instituciones para resolver los problemas que afligen a la sociedad. Aunque pueda parecer una diferencia sutil, no lo es. Los argentinos piden mejorar la democracia, no abandonarla. Esta demanda no es exclusiva de la Argentina. En toda América latina, tal vez con la honrosa excepción de Uruguay, los estudios de opinión pública registran, hace ya un tiempo, apoyos mayoritarios a la democracia coexistentes con altísimos niveles de insatisfacción ciudadana con su funcionamiento. Los resultados obtenidos por un estudio reciente permiten conocer el diagnóstico que la sociedad argentina hace de las causas que explican esta brecha

y la dirección que debe tomarse para superarla en el país. Repasemos sucintamente estos resultados. ¿Cómo mejorar la democracia? Para la inmensa mayoría de los argentinos se requiere, en primer lugar, garantizar un mínimo de bienestar social a todos los habitantes; bienestar que se expresa en el disfrute de derechos sociales básicos, como el trabajo, la salud, la educación, la seguridad y la vivienda digna. En menor proporción, aunque también mayoritariamente, se requiere un Estado activo y responsable, cuyas instituciones se rijan por los principios de honestidad, transparencia y de eficiencia en la gestión pública. Para ocho de cada diez argentinos estas metas deseables están muy lejos de ser una realidad. Así, la crisis de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia es básicamente un síntoma del malestar que genera la disociación entre la imagen del país deseado y la imagen frustrante que devuelve el presente. ¿Por qué no se puede avanzar en

la dirección correcta? Como se demuestra en el material que acompaña estas líneas, existe al respecto un diagnóstico consensuado por el conjunto de la sociedad, sin distinción de la edad, el nivel económico social o las simpatías político partidarias. La Argentina es un país cíclico: cada cierto número de años, ocurre una crisis económica o política que obliga a “empezar de cero”. La Argentina es un país sin proyecto: “un pueblo sin visión” compartida por todos que sintetice qué es lo quiere ser en el mediano y largo plazo, y más importante aún, cómo lograrlo. La Argentina es un país sin conducción estratégica: no existe un acuerdo entre las elites dirigentes que, reconociendo y respetando las diferencias, le dé continuidad al proyecto de país a través de gobiernos o situaciones económicas coyunturales. Surgen aquí las referencias inmediatas y espontáneas a Brasil y a Chile, países que, según la inmensa mayoría de los argentinos, lograron superar estos obstáculos.

¿Por qué hay razones para ser optimista? Porque como señalan quienes se han dedicado a estudiar el despegue económico y social de países como Australia, Nueva Zelanda e Irlanda en los años 80, o de Brasil y Chile en los 90, el primer paso en la dirección correcta se da cuando la sociedad reconoce las causas del problema y decide que necesita cambiar. La sociedad argentina está transitando esta etapa y explícitamente demanda un proyecto de país. El desafío recae ahora en las elites dirigentes (tanto políticas, como sociales y económicas) que deben darle vida a este proyecto en común, capaz de traducir las aspiraciones generales de la sociedad en un sistema articulado de procesos, contratos e indicadores de desempeño de todos los actores sociales en el marco de las instituciones de la democracia.

Sociólogo y analista de opinión pública. Director Knack Argentina

Obama visita la región, pero no confirman si incluye a la Argentina CORRESPONSAL EN EE.UU. WASHINGTON.– Hace semanas que en medios diplomáticos locales volvió a crecer la posibilidad de un viaje del presidente Barack Obama a América del Sur. Y cada vez que eso surge la duda es la suerte de una eventual escala en la Argentina. La expectativa volvió a instalarse durante el fin de semana, a partir de nuevos dichos del embajador de Brasil en Estados Unidos, Antonio Patriota. La misma versión da cuenta de que Chile y Brasil serían los destinos prioritarios de un eventual desplazamiento de Obama por la región. LA NACION pudo saber en medios gubernamentales que si esa posibilidad se convierte en hechos, con seguridad se evaluará una eventual escala en la Argentina, aunque nuestro país no figura en el mismo nivel de prioridades regionales, donde la proa la llevan Brasil y Chile, cuyos gobiernos han dado ya varios pasos para afianzar el entendimiento bilateral. En todo caso, la explicación que

El Gobierno y el mercado estaban inquietos por la tasa que convalidaría YPF para financiarse en El Calafate, que precedió, en cuestión de días, a la estatización de empresas de Techint en Venezuela. Toda la prensa –no sólo LA NACION– consignó, en esos días, las especulaciones acerca de lo que se había hablado en aquel encuentro. En un párrafo enumeré las “versiones delirantes” (así las califiqué) que habían inspirado aquella visita de Chávez; entre otras, que Chávez había traído armamento. Y agregué: “Hubo hipótesis menos afiebradas. La más común, que Pdvsa podría comprar a los Eskenazi la deuda que contrajeron para adquirir su participación en YPF, presume que esa familia kirchnerista quiere alejarse del negocio petrolero, según aseguran algunos empresarios españoles”. Un mes antes de esa publicación me había tocado disertar en un almuerzo del Club del Petróleo, en el que cinco altos ejecutivos de otras tantas empresas del sector me confiaron sus conjeturas sobre un desembarco venezolano en YPF. En aquellos días hubo muchas publicaciones –entre ellas, informes especializados– con esta hipótesis. El 11 de junio, un diario que no es LA NACION publicó que, en el encuentro de El Calafate, Kirchner le había ofrecido a Chávez que entrara en YPF en lugar de los Eskenazi. La empresa nunca produjo una desmentida sobre todo esto. Sólo ayer, cinco meses más tarde, puso la lupa sobre una oración de mi nota.

Queja

POLITICA EXTERIOR

SILVIA PISANI

episodios similares. Consignaba, además, que el Ministerio de Planificación había concedido un aumento de emergencia en la tarifa de Autopistas del Sol para que no entrara en cesación de pagos. Aquí también hay que recordar el contexto: faltaban 15 días para que asumiera Barack Obama, transcurría lo peor de la crisis internacional y el costo del dinero se había vuelto inalcanzable. El Gobierno –comenzando por Néstor Kirchner– y el mercado estaban inquietos por la tasa que convalidaría YPF para financiarse. En ese momento, los equipos técnicos de la Anses habían recibido la instrucción de analizar los vencimientos privados que fueran inminentes. La Anses asistió en esas circunstancias a muchas empresas de gran porte. Es verdad que, 50 días después de mi nota, YPF pagó su bono con fondos propios. Pero de ningún modo se puede ahora insinuar que, en medio de aquella tormenta, informar que la Anses analizaba auxiliarla era falso o malicioso. La segunda nota objetada es del pasado 23 de mayo (www.lanacion. com.ar/nota.asp?nota_id=1131417). Se refiere a aquel encuentro de los Kirchner con Hugo Chávez

escuchó LA NACION es que todo desplazamiento del líder demócrata genera expectativas e, inevitablemente, decepciones. Y de lo que se trata es de concretar las primeras y minimizar las segundas dentro de un margen de tiempo acotado. “En términos generales, hay veces en que hacer una escala de pocas horas es menos problema que los problemas que pueden generarse por no hacerla”, suele ser una norma que la Casa Blanca parece tener en cuenta en estos casos. Aunque el deseo no siempre puede con la agenda del Presidente. Y la elección de prioridades se impone. Los presidentes de Brasil y de Chile ya han tenido audiencia privada con Obama en la Casa Blanca. Luiz Inacio “Lula” da Silva fue recibido por Obama en abril último. Ambos mandatarios, que mantienen diálogo fluido, volvieron a reunirse en privado en julio último en Italia, durante la cumbre del Grupo de los Ocho. En el caso de Chile, Obama recibió a Michelle Bachelet en junio último. Y la consagró como una de las “mejores líderes” de la región, junto con

ARCHIVO

La Presidenta y Obama en un breve contacto en Nueva York Lula. El líder demócrata le aseguró su respeto a la chilena “más allá de las diferencias” ideológicas que pueda haber entre gobiernos. En su versión, el embajador Patriota insistió en que un viaje de

Encuentro en la Casa Rosada La presidenta Cristina Kirchner recibirá hoy a los embajadores de los Estados Unidos, México, Panamá, Sudáfrica y Pakistán, quienes le presentarán las cartas credenciales que los acreditan como representantes de sus respectivos países ante la Argentina.

Obama a la región se produciría “antes” de que Bachelet deje la presidencia de Chile, el 11 de marzo próximo. La presidenta Cristina Kirchner aún no tiene fecha prevista para un encuentro con Obama. Otros presidentes de la región que sí tuvieron reunión de trabajo con el líder demócrata fueron Felipe Calderón, de México, y Alvaro Uribe, de Colombia. “Yo no le doy importancia a eso”, dijo la mandataria en su último viaje a los Estados Unidos. Lo que sí tiene pautado hoy la jefa del Estado es su primer encuentro con la embajadora de los Estados Unidos en la Argentina, Vilma Socorro Martínez, como parte de un acto protocolar con otros diplomáticos en la Casa Rosada.

La queja de YPF se extiende al hecho de que, en mis notas, he venido relevando las especulaciones que existen respecto de la posibilidad de que la familia Eskenazi venda su participación en la empresa. Esas hipótesis nacen de un dato que está en la propia solicitada: la familia Eskenazi ha comprado acciones de Repsol en YPF, en parte, con un crédito de Repsol, y está pagando gran parte de esa deuda con los dividendos que cobra en la compañía. Al caer la rentabilidad de la empresa –como sucede con todo el sector–, los dividendos ya no serán los mismos. Existen inevitables interrogantes, por lo tanto, sobre cómo se seguirá pagando la deuda. Sobre la eventualidad de que los Eskenazi abandonen YPF se vienen publicando numerosas informaciones en los últimos tiempos. Por ejemplo, el 2 de julio pasado Repsol informó a la Comisión Nacional de Valores Madrid que tal vez se marcharía de YPF. Ese mismo día la prensa internacional había publicado una oferta de la China National Offshore Oil Corp. Ltd. (Cnooc) y de la China National Petroleum Corp. para comprar YPF en alrededor de US$ 17.000 millones. Sobre la venta a los chinos se sigue hablando hasta hoy. De hecho, varios legisladores están elaborando proyectos para impedir esa eventualidad. También se especula con una estatización de la compañía. El 15 de junio publiqué al respecto: “Por supuesto, son especulaciones. Pero De Vido creyó necesario despejarlas, el

jueves pasado, al aclarar ante la Cámara de Empresas Españolas que no se está pensando en una estatización”. Confieso que me agradaría tener alguna primicia sobre este tema. Pero hasta ahora sólo he podido consignar las hipótesis que buena parte de la prensa y del mercado se formula sobre el destino de YPF. La empresa decidió desmentirme sólo a mí. YPF interpreta que, como esas conjeturas no se concretan, la información sobre ellas es falsa. Es un argumento absurdo. Decir que en la calle hay gente con paraguas no equivale a asegurar que va a llover.

Dividendos Otra objeción de la solicitada tiene que ver con el tema de la distribución de dividendos de YPF. Me reprocha haber dicho que este año se pagaron $ 9700 millones y no 9286 millones. Es verdad: aquí también cometí un error. En este caso, del 4,2 por ciento. Sin embargo, mis referencias al reparto de dividendos de YPF no se referían a su volumen, sino al reparto mismo. Y no eran una crítica a la empresa, sino al Gobierno. Hay que recordar que el 2 de junio las autoridades habían prohibido a Edesur distribuir dividendos por $ 65,5 millones. También hay que tener en cuenta que, tres días después, desde una tribuna, Kirchner le reprochó a Techint otro reparto de dividendos. Uno de los argumentos oficiales era evitar la salida de capitales, que en ese entonces era muy caudalosa. El 15 de junio (www.lanacion.com.ar/ nota.asp?nota_id=1139422) escribí que, a diferencia de lo que hizo con Edesur y con Techint, el Gobierno le permitió a YPF distribuir dividendos por $ 9700 millones. Insisto: hay un error en la cifra, pero el tema no era el volumen de lo que YPF asignaba a sus accionistas, sino la discriminación que las autoridades ejercían sobre otras empresas. En el caso de YPF, esa ventaja es crucial, ya que la familia Eskenazi viene pagando con dividendos de la compañía gran parte de su deuda con Repsol. No llevo la cuenta de cuántos artículos escribí sobre YPF. La empresa, en su solicitada, menciona once, en los últimos diez meses. Se queja por seis frases de cinco de ellos. Sólo se pueden reprochar errores objetivos en dos cifras. Sin embargo, extraídas de los párrafos a los que pertenecían, fuera de contexto y publicadas todas juntas entre seis y nueve meses más tarde, esas oraciones pueden dejar la sensación de que quiero “erosionar la imagen de la empresa y de sus accionistas”, como afirma la solicitada. No es así, en absoluto. En cambio, sí debo aclarar al lector que siempre, como columnista, he sido muy crítico de que la familia Eskenazi se haya convertido en el socio local de YPF. Mis argumentos no datan de los últimos 10 meses. Se remontan al 18 de junio de 2007, es decir, seis meses antes de que se oficializara ese ingreso, cuando publiqué una primera nota al respecto, titulada “Por qué Eskenazi se quedará con YPF” (www.lanacion.com.ar/nota. asp?nota_id=918387) Algunas de mis razones apare-

El 2 de junio, las autoridades habían prohibido a Edesur distribuir dividendos por $ 65 millones cen, sin desmentida, en la misma solicitada. Eskenazi ingresó en YPF por su relación con Néstor Kirchner. Hasta ese momento, su experiencia en el sector energético era casi nula. Al presentarlo como socio, Antonio Brufau lo caracterizó como un “experto en mercados regulados”. Discutí sobre estas cuestiones con el embajador de España, Rafael Estrella. También con el vicepresidente ejecutivo y CEO de la empresa, Sebastián Eskenazi, en una charla muy franca que mantuvimos el 24 de enero de 2008 por la tarde. Mi argumento principal fue el temor a que la “argentinización” de YPF fuera una “kirchnerización” de YPF, tal como publiqué en aquella nota de junio de 2007. Me niego a creer que la solicitada de YPF venga a confirmar esta última alternativa. Es decir que su publicación, tan tardía, deba ser interpretada como un ataque más del oficialismo a la prensa independiente. Prefiero confiar en el compromiso con la libertad de expresión que esa empresa declaró ayer.