Las grandes ciudades alteran la salud mental de sus ...

bandas identificatorias, que se en- contraban en la isla Possession, en el archipiélago subantártico de las islas Crozet. Qué tan bien les va a los pingüinos.
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PSICOLOGIA / CIENCIA

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Sábado 15 de enero de 2011

URBANIZACION s DEPRESION Y TRASTORNOS DE ANSIEDAD SON MAS COMUNES

ESTUDIO EN NATURE

Advierten que un método de monitoreo daña a los pingüinos Les dificulta nadar e impide que se alimenten y obtengan comida para sus polluelos SINDYA N. BHANOO THE NEW YORK TIMES

ARCHIVO

El aislamiento emocional que ocasionan las grandes multitudes es uno de los factores enfermantes de la urbanización

Las grandes ciudades alteran la salud mental de sus habitantes Estudios muestran que, a mayor población, mayor es también el riesgo de enfermar TESY DE BIASE PARA LA NACION Vivir con la irrupción de ruidos, las aglomeraciones, la invasión del espacio personal, las dificultades para circular, los apuros, el aislamiento emocional en medio de multitudes y la falta de ámbitos naturales relajantes es un pésimo factor de riesgo para todo el abecedario psicopatológico. Desde la depresión hasta las múltiples variantes de los trastornos de ansiedad se multiplican en las ciudades, en proporción directa con el nivel de urbanización. Distintos estudios científicos confirman esa afirmación. El más reciente es un estudio que engloba los resultados de estudios precedentes y sus cuyas conclusiones son terminantes: la urbanización está asociada con la salud mental. “La prevalencia de trastornos psiquiátricos fue significativamente más alta en áreas urbanas que en zonas rurales”, concluyó el equipo del Departamento de Psicología Clínica de la Universidad VU de Amsterdam y del Instituto de Salud Mental y Adicciones de Utrecht. Las poblaciones estudiadas provenían de España, Italia, Alemania, Gran Bretaña, Países Bajos, Bélgica, Irlanda, Noruega, Finlandia, Canadá y Estados Unidos. Una de las investigaciones anteriores más originales para desnudar el costado psicopatológico de la vida urbana dividió los lugares de residencia en cinco categorías según su densidad demográfica. Esta estratificación permitió escalonar los hallazgos: a mayor densidad de población, mayores fueron los índices de enfermedades mentales, con tendencia, además, a ser más complicados, pues se combinan diferentes patologías.

“La categoría de mayor urbanización presentó una tasa de prevalencia de uno o más trastornos psiquiátricos un 77% superior a la categoría de menor urbanización. La distinción entre cinco categorías de urbanización reveló que para la depresión y los trastornos de ansiedad hay una tendencia lineal que indica una creciente prevalencia de enfermedades que coinciden con el grado de urbanización.” ¿En qué medida las conclusiones de estas investigaciones centradas en el Primer Mundo son aplicables al resto del planeta? Aunque admite que la asociación entre carga demográfica y psicopatología todavía está bajo la lupa del análisis científico y que esta debería considerar las particularidades de cada población, el doctor Facundo Manes, director de Neurociencias de la Fundación Favaloro, entiende que el fenómeno es global. De hecho, los factores enfermantes de las metrópolis desarrolladas están presentes en todas

grandes concentraciones urbanas. Y la Argentina no es una excepción. El titular de la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, licenciado Yago Di Nella, confirma que las megaciudades argentinas concentran los peores indicadores de patología mental, y señala el aislamiento social propio de las urbanizaciones en que prevalecen edificios, que no facilitan el encuentro con los otros, como un factor psicógeno.

Ecopsicología Los nuevos analistas del fenómeno ambiental en su vertiente psicológica son ecopsicólogos, que estudian cómo la arquitectura condiciona las conductas. Uno de los postulados inaugurales de esta nueva disciplina o especialidad es, justamente, la recuperación del medio natural como factor de salud. Distintos trabajos han analizado los beneficios de estar en contacto con la naturaleza, aunque más no sea el efecto oasis

En la agenda de la OMS El tema urbanización vs. salud ya está instalado en la agenda sanitaria internacional, con la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la cabeza, ya que viene proclamando políticas públicas capaces de incorporar a la salud como eje de las políticas urbanísticas. El organismo advierte que “por primera vez en la historia, más del 50% de la población mundial vive en zonas urbanas y que, para 2050, el 70% de la población mundial vivirá en pueblos y ciudades”. Por esta razón alienta a abrir espacios públicos y a “promover las discusiones y deliberaciones

entre los dirigentes municipales y los ciudadanos, con miras a adoptar medidas que contribuyan a mejorar políticas, actitudes y comportamientos en relación con algunos de los aspectos de la urbanización más perjudiciales para la salud”. Según la OMS, los entornos urbanos tienden a desalentar la actividad física y propician el consumo de alimentos insalubres. La actividad física se ve obstaculizada por factores urbanos como el hacinamiento, el gran volumen de tráfico, la mala calidad del aire y la falta de espacios públicos seguros y de instalaciones recreativas.

que ofrece una plaza en medio del cemento. Sin embargo, al parecer, no alcanza con sumar verde. “El aislamiento vincular de las grandes ciudades es uno de los factores con mayor poder psicopatogénico”, comenta el licenciado Di Nella. Una investigación publicada en British Journal of Psychiatry indagó a 4,4 millones de suecos durante dos años y halló índices de depresión un 43% superiores en ciudades grandes que en pequeñas poblaciones. Su hipótesis es que la falta de redes sociales es lo que explica por qué la salud mental es más lábil en las zonas más urbanizadas. A partir de estos ejes, Di Nella propone tomar en cuenta la salud mental en los planes de urbanización, incluso espacios verdes con actividades recreativas y expresivas que apunten a la inclusión social. Otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Essex en el Reino Unido confirmó que la realización de actividad física en un medio natural es capaz de mejorar la autoestima y el estado de ánimo. La llamada vitamina G (por green), es una fórmula recomendable para recuperar los cerebros acorralados por el estrés urbano, factor que, en términos del licenciado Fernando Torrente, jefe de Psicoterapia del Instituto de Neurología Cognitiva, “puede actuar como un fuerte factor de desestabilización”. Lo curioso es que los científicos británicos, probablemente acostumbrados al tiempo triste y brumoso, calcularon la dosis mínima de vitamina verde indispensable para motorizar sus beneficios: cinco minutos diarios de actividad en un espacio verde serían suficiente estímulo psicoambiental para neutralizar, al menos parcialmente, la amenazante psicopatología urbana.

NUEVA YORK.– Las bandas que se adosan a las aletas de los pingüinos han ayudado a los científicos a registrar sus movimientos y migraciones durante cincuenta años. Esas pequeñas etiquetas identificatorias son visibles a los binoculares de los investigadores a una distancia de hasta 30 metros. Ahora, un nuevo estudio ha hallado que estas aparentemente inocuas bandas han tenido un efecto significativo sobre la mortalidad de los pingüinos. Durante una década, los pingüinos con bandas han producido un 36% menos polluelos y han tenido un tasa de supervivencia un 16% menor, en comparación con pinguinos que no tenían bandas pero que tenían microchips insertados debajo de la piel, según reporta un estudio que publica esta semana la revista Nature. Esto se debe a que las bandas les dificultaban el nado a los pingüinos, lo que hacía que éstos fueran menos eficiente a la hora de conseguir alimento para ellos mismos y para sus polluelos, dijo la doctora Claire Saraux, bióloga del Centro Nacional Francés de Investigación Científica y de la Universidad de Estrasburgo, y principal autora del citado estudio. La doctora Saraux y sus colegas monitorearon a un centenar de pingüinos rey (Aptenodytes pa-

tagonicus), la mitad de ellos con bandas identificatorias, que se encontraban en la isla Possession, en el archipiélago subantártico de las islas Crozet. Qué tan bien les va a los pingüinos es considerado un indicador del cambio climático, y, por lo tanto, contar con un mejor sistema de monitoreo que las bandas sería crucial.

Cambio climático “Si dejamos de marcarlos, no tendremos ninguna forma de evaluar cómo se ven afectadas las aves por el cambio climático, o por otra factor”, dijo el doctor Rory P. Wilson, un zoólogo de la Universidad Swansea, en Gran Bretaña, que ha estudiado a los pingüinos por más de treinta años. Una solución sería la utilización de microchips, como hicieron la doctora Saraux y sus colegas. Los chips se insertan debajo de la piel de los pingüinos, y su peso es significativamente menor que el de las bandas identificatorias. Numerosos sensores instalados en los alrededores de las colonias de pingüinos permiten monitorear los movimientos de los integrantes de la colonia. “La principal diferencia es que la etiqueta se encuentra debajo de la piel y no queda ninguna marca externa –dijo la doctora Saraux–. La banda, por el contrario, les dificulta nadar en gran medida a los pingüinos.”

AP

Colonia de pingüinos rey portadores de bandas identificatorias

Pastillas INGLATERRA

Pollos resistentes a la gripe aviar LONDRES (Reuters).– Científicos británicos desarrollaron pollos genéticamente modificados (GM) que no pueden transmitir las infecciones con influenza aviaria, un paso que en el futuro podría reducir el riesgo de expansión del virus y la generación de epidemias fatales en los humanos. Expertos de las universidades de Cambridge y Edimburgo indicaron que mientras que los pollos transgénicos aun enfermaron y murieron cuando fueron expuestos a la gripe aviaria H5N1, no transmitieron el virus a otras aves con las que estuvieron en contacto.

ES EL ZOLPIDEM

Riesgo de una droga para dormir WASHINGTON (Reuters).– Una medicina popular para dormir puede dejar incluso a las personas mayores más saludables atontadas y con una mayor propensión a caerse y sentirse confundidas cuando se despiertan, señalaron investigadores estadounidenses. El fármaco, conocido genéricamente como zolpidem, parece actuar de una manera amplia en el cerebro y tiene un efecto desconcertante por al menos media hora después del despertar, informaron los expertos en Journal of the American Geriatric Society.