Las chicas sólo quieren divertirse

3 jun. 2010 - amigas, Miranda (Cynthia Nixon),. Charlotte (Kristin Davis) y Saman- tha (Kim Cattrall), causaron en la platea eminentemente femenina que.
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Espectáculos

Jueves 3 de junio de 2010

LA NACION/Página 5

CINE

Un documental sobre el mundo de Liniers De cómo abordar el universo creativo de un artista Buena ((( Liniers, el trazo simple de las cosas (Argentina/2010). Guión y dirección: Franca González Serra. Fotografía: Jorge Crespo, Ignacio Acevedo y Sebastián González. Música: Cheba Massolo. Edición: Diego Arévalo Rosconi. Sonido: Carlos Olmedo y Ezequiel Brodsky. Documental presentado por Cine Ojo en el Arteplex Belgrano, el Arte Cinema y el Espacio Incaa Km 2 - La Máscara. Duración: 76 minutos. Apta para todo público.

Cynthia Nixon, Sarah Jessica Parker, Kim Cattrall y Kristin Davis se animan a cantar como sus desinhibidos personajes Miranda, Carrie, Samantha y Charlotte WARNER

Las chicas sólo quieren divertirse La nueva entrega cinematográfica de Sex and the City recupera el espíritu de la serie en formato más largo Buena ((( Sex and the City 2 (Estados Unidos/2010). Guión y dirección: Patrick Michael King. Con Sarah Jessica Parker, Kim Cattrall, Kristin Davis, Cynthia Nixon, Chris Noth. Fotografía: John Thomas. Edición: Michael Berenbaum. Diseño de producción: Jeremy Conway. Presentada por Warner. 146 minutos.

En la primera escena de Sex and the City 2, la voz en off de Sarah Jessica Parker explica –como lo hizo durante seis temporadas en la serie de HBO– que existe una Nueva York AC y otra DC. Es decir que la Gran Manzana fue una antes de Carrie Bradshaw y otra muy distinta después de que la inquieta comentarista recalara en sus costas. Lo mismo puede decirse del efecto que ella y sus tres amigas, Miranda (Cynthia Nixon), Charlotte (Kristin Davis) y Saman-

tha (Kim Cattrall), causaron en la platea eminentemente femenina que las sigue desde el ciclo de TV, que se entusiasmó con la primera entrega cinematográfica y que ahora volverá a los cines buscando una nueva dosis de la serie que amó. Y esta vez puede que la encuentre, aunque sea diluida bajo montones de cambios de vestuario y zapatos. Algo del humor, las ideas y el espíritu del programa consiguieron trasladarse a la pantalla grande a pesar de las evidentes dificultades de Patrick Michael King, autor y director, para entender el lenguaje cinematográfico. Claro que este film, aún en mayor medida que su antecesor, es más un desfile de modas de las marcas más caras del mundo que una película con argumento original. Aquí, las cuatro fabulosas de Manhattan pasan de reunirse para la elaborada fiesta de casamiento gay

de sus amigos Stanford y Anthony – una exagerada puesta en escena más cercana a un musical de Broadway que a una película de Hollywood, que incluye a Liza Minelli como juez de paz y número ¿vivo?– a idear un viaje a Abu Dhabi. La idea es, en el caso de Carrie, alejarse del marido, que prefiere quedarse mirando la tele que salir a divertirse; en el de Charlotte, poner distancia del constante llanto de su nena de dos años; en el de Miranda, distraerse de la falta de empleo, y el de Samantha, disfrutar del paroxismo del lujo que sólo los Emiratos Arabes Unidos de esta fantasía pueden ofrecerle. No hay diálogos ni escenas sutiles en Sex and the City 2 y sí hay un par de torpes intentos de comparar la situación de las mujeres en Medio Oriente con las de Occidente. Sin embargo, entre tanto taco brilloso y tantas dunas del Sahara cada tan-

to aparece el destello de aquello que convirtió a estas mujeres en íconos globalizados. Allí está entonces la escena que abre la película con el cuarteto caminando por Manhattan, la charla entre Charlotte y Miranda –magníficas Davis y Nixon– sobre los sinsabores de la maternidad, el desfile principesco de Carrie por el zoco de Abu Dhabi y el momento del karaoke, un pastiche que no funcionaría en ningún otro contexto salvo en Sex and the City. Incluso en el marco de este film, el ridículo sobrevuela la secuencia y sin embargo gracias al carisma de sus cuatro protagonistas termina siendo una celebración. De sus seguidoras, de la amistad entre mujeres y de las ganas de divertirse aunque sea de la manera más superficial, probándose zapatos y vestidos a través de la gran pantalla.

Natalia Trzenko

Bob Dylan, Los Simpson y el jazz. Las notables animaciones de Pablo Goitisolo (a partir de dibujos, tiras e ilustraciones del propio Liniers) son lo más logrado y sorprendente del film y la muestra contundente de que la obra tragicómica, ese humor nostálgico y existencialista del autor, está pidiendo a gritos su arribo al cine. Liniers –más allá de su histrionismo y de su simpatía– opta por mantener una distancia prudencial, casi pudorosa con la directora y su película. Así, no es mucho lo que se puede conocer de sus facetas más íntimas. Son interesantes, de todas maneras, las reflexiones que hace de sus creaciones, su postura en contra de la “dictadura” del chiste y del remate, y la forma en que se involucra personalmente (como la “liberación” que sintió cuando dejó de dibujarse como hombre y comenzó a hacerlo como conejo). Habrá que ver hasta qué punto los miles de incondicionales admiradores del arte de Liniers entenderán y aceptarán las propuestas del documental. Por lo pronto, González propone un trabajo honesto desde lo

Hace tres años, la directora de Tierra sin mal y Atrás de la vía ganó una beca que la llevó a vivir dos meses en el crudo invierno de Montreal. Allí conoció y compartió casa con el historietista (Ricardo Siri) Liniers. De aquella relación fortuita surgió en la documentalista pampeana la idea de concretar un retrato del autor de la popular tira Macanudo, Cosas que te pasan si estás vivo y Bonjour. Y del largo y complejo camino que siguió para convencer a este talentoso dibujante/guionista para que aceptara ser parte del film se trata El trazo simple de las cosas, película que es tanto una aproximación al proceso creativo como una reflexión (de la propia directora) sobre cómo abordar la vida y la obra de un artista. Entre esas dos vertientes pendula –con más hallazgos que carencias– este largometraje que va de lo autobiográfico y confesional (con algunos vicios del documental “de autor” en CINE OJO el abuso de una voz en off El hacedor, en pleno trabajo en primera persona demasiado pretenciosa y artificial como intelectual y humano, muy cuidado ordenador del relato) a la exploración desde lo técnico y lo más profundo del apasionante universo creativo de que le fue posible a la hora de exploLiniers. De Québec a Buenos Aires, rar el rico, fascinante, contradictorio González sigue a un Liniers que e inasible universo del creador de afronta importantes cambios íntimos pingüinos y duendes, de un robot (como la paternidad) y profesionales sensible y una vaca cinéfila, del (como sus colaboraciones con Kevin misterioso hombre de negro y del Johansen), mientras conoceremos su trío Enriqueta, Fellini y Madariaga, forma de trabajo siempre artesanal en personajes ya incorporados a lo metiempos de dibujo en computadora, la jor del imaginario popular. intensa actividad en su blog personal Diego Batlle o su pasión por Charles Chaplin,