LAS AVENTURAS DEL SALTAMONTES FLIP
Flip era un saltamontes que vivía en la montaña con otra clase de insectos. Una tarde recibió la triste noticia de que su tío Felipe había sido capturado por un niño y llevado en una jaula a la ciudad. Flip tomó la decisión de ir en su búsqueda y rescatarle. Comenzó su viaje descendiendo por la montaña, pero como hacía mucho calor, decidió meterse en un bosque para cobijarse bajo la sombra de los árboles y descansar un rato. Allí se encontró con un camaleón que intentó comérselo, pero de un gran salto se puso a salvo y continuó su camino hacia la ciudad. Después de un largo rato, apareció una culebra que también intentó comérselo, el saltamontes dio otro salto, pero esta vez no calculó bien y cayó en un río. Nuestro amigo no sabía nadar y empezó a chapotear pidiendo ayuda. Apareció una tortuga y le recogió en su caparazón, llevándole a la orilla. - Gracias amiga, me ha salvado la vida. - Hola, me llamo Florinda. Dime ¿cómo se te ha ocurrido darte un baño si no sabes nadar? - preguntó la tortuga. - Es que estaba huyendo de una culebra y me he caído al agua, si no es por ti me habría ahogado. Por cierto, me llamo Flip. - ¿Adónde vas? - preguntó Florinda. - Voy a rescatar a mi tío porque le han capturado - contestó el saltamontes. - ¡Hasta la vista y buena suerte! Flip continuó su camino hacia la ciudad atravesando el campo y allí se encontró con un ratón. Éste le preguntó quién era y el saltamontes se preguntó y le contó su historia. Rodolfo, que así se llamaba el ratón, propuso ayudarle a llegar a la ciudad y a rescatar a su tío, puesto que la conocía muy bien. Pasaron muchas horas hasta que llegaron por fin. Rodolfo buscó a un grillo llamado Caruso, que conocía desde hacía tiempo y que les podrí dar información sobre el tío de Flip, ya que él mismo había estado prisionero en casa del niño que se lo había llevado. Caruso los guió por las calles hasta llegar a una casa donde supuestamente estaba secuestrado el tío Felipe. Treparon a la ventana y allí vieron una jaula donde estaba encerrado el saltamontes. En ese momento entraron una mujer y un niño. El pequeño enseñaba a su madre el animal que había capturado. Rodolfo entró en la casa por la ventana abierta y de un salto aterrizó en el cuarto. Cuando la mujer le vio comenzó a gritar y huyó corriendo de la habitación seguida por su hijo. La jaula cayó al suelo, momento que aprovecharon Flip y Caruso para liberar al tío Felipe. Los cuatro se marcharon antes de que la señora se repusiera del susto y volviera. Todos juntos regresaron hacia la montaña de Flip. Al llegar al campo Rodolfo se despidió de sus amigos y les deseó buena suerte. Continuaron su camino y llegaron al río, allí llamaron a Florinda: - ¿Quién me llama? - preguntó la tortuga. - Soy yo , Flip. ¿Te acuerdas de mí? Necesitamos tu ayuda para cruzar el río. - Por supuesto. Subid a mi caparazón.
Los tres amigos subieron y Florinda les pasó a la otra orilla. - Gracias, amiga. - De nada. Sabéis que podéis disponer de mi ayuda cuando la necesitéis. Adiós, chicos. Flip, Caruso y el tío Felipe atravesaron el bosque y llegaron al camino de la montaña. Al llegar a su casa, todos los insectos que allí vivían les recibieron como héroes. Caruso se quedó a vivir con ellos, tuvo un nuevo hogar y con el tiempo encontró el amor de su vida y fue muy feliz. Felipe no se alejó mucho de su hogar para evitar ser capturado otra vez. Flip vivió otras aventuras, pero eso será contado en otra ocasión...
