La trascendencia de la sucesión en la empresa familiar

en la empresa familiar por Dr. Josep Tàpies. Profesor Invitado del PAD – Escuela de Dirección de la Universidad de Piura. Titular de la Cátedra de Empresa ...
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Este artículo fue publicado originalmente en la Revista de la Cámara de Comercio de Lima,lunes 7 de julio de 2008.

La trascendencia de la sucesión en la empresa familiar por Dr. Josep Tàpies Profesor Invitado del PAD – Escuela de Dirección de la Universidad de Piura Titular de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE Sin duda, la sucesión constituye el asunto más importante al que deben enfrentarse todo tipo de empresas. En el caso de las familiares, adquiere mayor trascendencia al tratarse de una sucesión que engloba, no sólo la dirección de una empresa, sino también su propiedad, su sistema de gobierno, su modelo de gestión y un legado en forma de valores, que han de traspasarse de generación en generación. Sin un proceso sucesorio exitoso, no es posible la empresa familiar. Y también puede decirse, que es su propia dificultad lo que convierte la sucesión en un elemento aplazable al que, en ocasiones, no logra encontrarse una solución efectiva. Aunque resulta relativamente fácil coincidir en la importancia de una sucesión exitosa para la continuidad de la empresa familiar, no lo es tanto convencerse de la necesidad de dedicar tiempo y recursos a su preparación. Esta afirmación es especialmente cierta cuando nos referimos a la primera generación. La empresa familiar nace con la energía, liderazgo y capacidad de trabajo del fundador. Centrado en garantizar la supervivencia del negocio y de hacerlo crecer, resulta difícil que la primera generación dedique desde el inicio tiempo y esfuerzo a la sucesión -aunque sean sus propios hijos- y que ponga en marcha los mecanismos necesarios para que esta se desarrolle a través de un camino previamente diseñado. Hay múltiples elementos a tener en cuenta a la hora de planificar la sucesión en la empresa familiar, algunos de vital importancia, como lo es el hecho de que ésta no depende únicamente de la voluntad del que va a ser “sucedido”. Entre todos los elementos que se habrán de tener en cuenta (formación de la siguiente generación, calendario de cesión del control, etc.), existe uno que sí depende únicamente de la persona que rige en el presente la empresa familiar: el convencimiento de que llegará “el día después de uno mismo”. Será tras alcanzar esta convicción, cuando abriremos el resto de puertas que han de hacer más llevadero el proceso sucesorio. Naturalmente, con la toma de conciencia no desaparecerán los problemas. Será necesario e imprescindible, que esa convicción vaya acompañada de la elaboración de un plan de acción que cuente, tanto en el diseño como en la implantación, con la aportación de experiencia de profesionales externos que, mereciendo la confianza de las partes implicadas, conozcan minuciosamente los intríngulis de este tipo de procesos.