La música como disfrute pleno

6 jun. 2013 - despUés de la Tierra (afTer earTH, esTados Unidos/2013). regular. dirección: ... retratos de Einstein, Andy Warhol,. Eisenhower, Fidel ...
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espectáculos

| Jueves 6 de Junio de 2013

La música como disfrute pleno

allegro

Música en el museo

andré rieU. El director holandés presentó en el Luna Park su espectáculo que forma parte de

And The Waltz Goes On Tour, con el que se pasea por los temas más populares del repertorio clásico

la belleza. Reger, crítico de música, como todos los días, desde hace más de treinta años, llega al Kunsthistorisches Museum de Viena y se sienta en el mismo banco de siempre frente a El hombre de la barba blanca, de Tintoretto. Pero su eterna rutina de observación consciente se ve alterada por Arzbacher, un joven que quiere conocerlo. Sin miramientos ni anestesia, Reger lo abruma con sus resentimientos, sus infinitos pensamientos y su profundo pesimismo. El agobio de la novela Maestros antiguos se consuma con esa intrincada prosa de vueltas, reiteraciones y reincidencias que caracteriza a Thomas Bernhard. A su manera, los asombros de Arzbacher fueron similares a los que vivió Yousuf Karsh en una situación casi ficcional, pero de concretísima realidad. Karsh fue un gran fotógrafo que, entre muchísimos más, dejó inolvidables retratos de Einstein, Andy Warhol, Eisenhower, Fidel Castro, Jacqueline Kennedy, Humphrey Bogart, Indira Gandhi, Muhammad Ali y Pablo Casals. Recordaba Karsh, que falleció en 2002, que cuando tuvo que fotografiar al gran chelista catalán tocando una suite de Bach tuvo tal estremecimiento que decidió, por primera vez, que su retratado carecería de rostro. Esa joya artística, Casals tocando de espaldas sobre una silla rústica y frente a una pared de piedras expuestas, fue incluida en una muestra en el Museum of Fine Arts de Boston. Karsh se enteró de que un caballero de cierta edad, como el Reger de Bernhard, venía todos los días y pasaba un largo tiempo frente a esa foto. Karsh acudió para saber de qué se trataba. Vio al hombre y se le acercó: “Perdone, ¿puedo preguntarle por qué viene aquí y permanece tanto tiempo ante esta fotografía?” El anciano respondió: “Haga silencio, por favor. Estoy escuchando la música”. ßPablo Kohan

Helena Brillembourg LA NACION

“Hacer música es la profesión más linda y yo soy el hombre más feliz del mundo por poder tenerla. La música cura, se mete profundamente en el alma y esta noche vamos a calentar todos sus corazones.” Así saludó André Rieu al público luego de su entrada triunfal al escenario. Desfilando y al ritmo de música circense, atravesó todo el Luna Park, repleto hasta la última butaca, seguido de su orquesta, saludando con palmadas y abrazos al público que, eufórico, coreaba su nombre. Para esta orquesta no hay telón ni elementos formales. El escenario, bordeado por flores artificiales, se ilumina con modernas luces que cualquier banda de rock envidiaría. El fondo, dominado por una pantalla LED gigante, no deja de brillar y jugará un papel primordial durante todo el recital. Los atriles dorados encandilan y la orquesta parece conformada por las princesas de Disney: cada una de las integrantes lleva un amplio vestido en brillantes tonos pasteles. Es el contraste absoluto con la presentación de una orquesta sinfónica convencional; aquí lo barroco y lo kitsch se mezclan sin disimulo. “La orquesta está celebrando sus 25 años y vamos a viajar juntos para recordar los momentos memorables que hemos vivido, con fantásticas melodías y por supuesto con muchos valses”, exclamó el elegante Rieu, mezclando el inglés y el español. Un perfecto showman que domina su doble papel de director de orquesta y violinista. Su físico es imponente y vestido de impecable frac, con cadena de oro y broche de perla en la corbata, hizo suspirar al numeroso público femenino que le gritaba sin parar. El recital que forma parte del tour And the Waltz Goes On comenzó con la presentación del que

El director, violinista y showman dirige su orquesta en medio de un gran despliegue barroco fue su primer solista hace 25 años, Frédéric Jenniges, quien con su cítara interpretó “The Third Man”, intercalando chistes y juegos con la orquesta, en lo que parece una escena de película cómica, con martillazos por la cabeza incluidos. Luego, el director anunció el vals Cuentos por los bosques de Viena, de Johann Strauss, y la gente suspiró emocionada, mientras idílicos paisajes se proyectaron en la pantalla. Provenientes de Australia, Hungría y Alemania, Rieu presentó a los Tenores de Platino, que actúan junto a él desde hace ya ocho años. Interpretaron la alegre “Tiritomba” y una impactante “Nessun Dorma”. La soprano Carla Maffioletti,

de Brasil, llegó al escenario caracterizada de muñeca y brilló con “Olympia”, el aria de Los cuentos de Hoffman, de Offenbach. Los valses deleitaron de manera especial al público; el director holandés le dedicó el Vals del emperador, de Strauss, a su nueva reina. “La más hermosa del mundo, es argentina y se llama Máxima”, dijo. Simultáneamente, imágenes de la coronación se iban sucediendo en un homenaje a la reina argentina. Le siguió el Vals de la nieve, con nevada sobre el Luna Park incluida. Con “Balada para Adelina”, que hizo famosa Richard Clayderman, y “Amigos para siempre”, de Andrew Lloyd Weber, logró conmover a la audiencia.

Compuesto casi en su totalidad por personas mayores de cincuenta años, al público se le nota que sigue fervorosamente al artista. Hubo quienes viajaron especialmente de Tucumán, Rosario, Mendoza, hasta de Villa La Angostura, sólo para ver a su ídolo. Son como los fanáticos adolescentes. Después de un breve intermedio, el Trío San Petersburgo, con instrumentos típicos rusos, interpretó el tema de Dr. Zhivago. Otra soprano brasileña, Carmen Monarcha, realizó una pícara y sensual interpretación del aria “Habanera” de Carmen. Otra que emocionó fue la soprano sudafricana Kimmy Skota con el Ave Maria, mientras bellas imágenes de

cine

Previsible drama romántico Un lUgar donde refUgiarse (safe Haven, ee.UU./2013). ★★ regular . dirección: guión :

Lasse Hallström.

Dana Stevens y Gage Lansky,

basado en un libro de Nicholas Sparks. elenco: Josh Duhamel, Julianne Hough,

David Lyons, Noah Lomax y Mimi Kirkland. fotografía : Terry Stacey. música: Deborah Lurie. distribuidora:

Energía Entusiasta. duración: 115 minutos. calificación: apta para mayores de 13 años.

É

ste es el octavo film basado en una novela del escritor norteamericano Nicholas Sparks en llegar a la pantalla grande. Y probablemente sea el que menos entusiasmo logre generar en el espectador interesado en el drama romántico, un público que suele tolerar tramas poco originales, pasajes melosos y resoluciones con giros sorprendentes que no sorprenden a nadie, pero que no perdona que la pareja en el centro del relato no funcione. Una alquimia que ni los mejores directo-

Julianne Hough y Josh Duhamel

energía entusiasta

res y guionistas pueden garantizar, pero si deberían colaborar en intentar construir. Pero aquí ni el experimentado Lasse Hallström (Chocolate, Un amor imposible) consigue que la pesada pluma de Sparks se trans-

forme en una película interesante. Algo que después de ocho intentos sólo logró el irregular director Nick Cassavetes con Diario de una pasión, mucho más que un festival de llanto –que también lo es–, gracias a las

ignacio colo

vitraux religiosos se proyectaban en la pantalla. Cuando Rieu anunció que iban a tocar El Danubio azul, al que llamó el vals de todos los valses, todo el Luna Park se transformó en una pista de baile. Lo que siguió fue una verdadera fiesta, los intérpretes junto a la orquesta brindaron con champaña mientras cantaban “Libiamo”, de La traviata. Miles de globos de colores cayeron del techo, mientras todos bailaban y cantaban “Sirtaki”, de Zorba el Griego, “Amazing Grace” y “Cielito lindo”. Con un gran adieu se despidió Rieu, y si este recital es sólo el comienzo y viendo lo que despierta su música en la Argentina, creemos que no será un adieu tan prolongado.ß

conmovedoras actuaciones de los veteranos Gena Rowlands, James Garner y los por entonces novatos (la película es de 2004) Ryan Gosling y Rachel McAdams. Lamentablemente, nada de aquel corazón y esos carismas aparece en Un lugar para refugiarse, que cumple con los requisitos de la “fórmula Sparks” y no mucho más. A saber: en el centro del relato hay un misterio que lleva a una bella joven a escapar de su lugar y terminar en una pintoresca aldea costera donde conocerá a un tierno e igualmente bello viudo que lucha por superar su duelo y ayudar a sus pequeños hijos a hacer lo mismo. Tarde o temprano, estos corazones en conflicto se reunirán aunque más no sea porque son las personas más hermosas en miles de kilómetros a la redonda y eventualmente la tragedia de ella se desplegará en un supuesto giro inesperado sobre otro giro con ambiciones de dejar al público con la boca abierta y no precisamente por el mareo de tanta forzada marcha y contramarcha del relato. Los protagonistas no aportan más que su fotogenia, aunque en el caso de Josh Duhamel, como el joven viudo, al menos intenta superar los límites del galán romántico para construir un personaje con un poco más de aristas.ß natalia Trzenko

cine

El padre, el hijo y el apocalipsis despUés de la Tierra (afTer earTH, esTados Unidos/2013). ★★

regular. dirección:

Night Shyamalan. guión: Gary Whitta y Night Shya-

malan, basado en una historia de Will Smith. fotografía: Peter Suschitzky. música: James Newton Howard. edición: Steven Rosenblum. diseño de producción: Tom Sanders. elenco: Jaden Smith, Will Smith, Zoë Isabella Kravitz, Sophie

Okonedo y Glenn Morshower. distribuidora: UIP/Sony Pictures. duración: 100 minutos. calificación: apta para mayores de 13 años.

L

uego del éxito de Sexto sentido (1999) y, en menor medida, de El protegido (2000) y Señales (2002), el director M. Night Shyamalan entró en una pendiente creativa y comercial de la que no ha podido recuperarse. En este sentido, sin llegar a ser una película del todo satisfactoria ni lograda, Después de la Tierra al menos tiene mayores méritos y hallazgos que las flojísimas La dama del agua, El fin de los tiempos y El último maestro del aire. En este “encargo” (si bien Shyamalan figura como coguionista, se trata de un film al servicio de Will Smith, autor de la idea original, productor en asociación con su esposa, Jada, y protagonista en compañía de su hijo Jaden), el realizador de origen indio construye durante la primera mitad una más que aceptable historia de ciencia ficción apocalíptica sustentada en una conflictiva relación padrehijo. Los problemas surgen cuando la película dobla la curva y aparecen en masa todos aquellos elementos que han arruinado el indudable talento visual y formal que el Shyamalan cineasta posee. Las obvias alegorías y simbolismos (las referencias a Moby Dick, la aparición del águila protectora, la recurrencia a los postulados aleccionadores de la cienciología, el discurso ecologista y un largo etcétera) conspiran contra una resolución cuyo tono está bastante ale-

jado del inquietante planteo inicial. El film arranca con imágenes de la devastación de la Tierra. Los humanos han sido evacuados hacia otro planeta, Nova Prime, donde sobreviven luchando a toda hora contra otros habitantes (unos monstruos llamados Ursas). En ese contexto, el joven cadete Kitai Raige (Jaden Smith) reprueba a sus 14 años el examen para convertirse en comando para enojo y frustración de su muy estricto padre, Cypher (Will Smith), un mítico jefe militar que está a punto de retirarse. Entre ambos hay una enorme distancia, amplificada por el trauma generado por la muerte de Senshi (Zoe Isabella Kravitz), la hermana/hija mayor, de la que ambos se sienten culpables. Una fallida misión que ambos compartirán los devolverá a nuestro planeta (convertido en una acumulación de amenazas tóxicas e irrupciones violentas) y se convertirá en el ámbito para una posible reconciliación y redención. Aunque la sensación que deja el film es un poco frustrante (sobre todo porque tenía todo para no serlo), hay un despliegue visual con grandes efectos generados por computadora y unos cuantos pasajes en los que reaparece la mejor vertiente narrativa de Shyamalan. Es una lástima que, otra vez, su faceta de predicador le haya ganado a su costado de gran artista.ß Diego Batlle

visiTa

en UlTra

Neil Halstead y artistas locales

Sigue el ciclo de Falsos Profetas

El cantautor inglés Neil Halstead (ex integrante de Slowdive y Mojave) se presentará en Buenos Aires en plan solista. Será mañana, a las 20, en Boris, Gorriti 5568. Para acompañar su visita se sumarán dos nombres que compartirán el escenario. Por un lado, el crédito local Manza; por otro, desde el Uruguay, Franny Glass.ß

Hoy, y todos los jueves del mes, Falsos Profetas retomará el ciclo que ya se ha convertido en sana costumbre de jueves. Como sucedió en marzo y abril, el grupo presentará los temas de su último disco, Nuevas formas de bailar, repasará anteriores y recibirá músicos invitados. A las 21, en Ultra Bar, San Martín 678.ß