La mujer en la Biblia Eliseo Hernández Echegoyen Usado con permiso del autor Génesis 2:18, 21-24: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él...Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Proverbios 31:10-31: “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida. Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos. Es como nave de mercader; trae su pan de lejos. Se levanta aun de noche y da comida a su familia y ración a sus criadas. Considera la heredad, y la compra, y planta viña del fruto de sus manos. Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos. Ve que van bien sus negocios; su lámpara no se apaga de noche. Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca. Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso. No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles. Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido. Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra. Hace telas, y vende, y da cintas al mercader. Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo por venir. Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos”. La mujer fue hecha para ser fiel compañera del hombre—una mujer. I. A. B.
C. D.
II. A. B.
La mujer como una doncella—virgen: La virginidad es un tesoro de mucho valor—tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Se distinguían en tiempos bíblicos y todavía en otros países por su vestido. Se menciona esto en el caso de la hija de David cuando su hermano la violó, y tenía que quitar su vestido de virgen. También en el caso de Rebeca: el siervo de Abraham por esa razón reconocía que era virgen. Las hijas de Felipe—evangelistas. Pablo recomienda a Timoteo que tratara a las hermanas jóvenes como a hermanas—deben ser respetadas. La mujer como fiel esposa—compañera para toda la vida: El matrimonio nació en la mente de Dios. Privilegios y deberes de una esposa fiel: 1. El deber conyugal 2. Sujeción, obediencia y respeto (Efesios 5:21-23). 3. Correspondencia del esposo a ella—uno de los privilegios. 4. Fidelidad hasta la muerte—deber de ambos cónyuges.
III. A.
B.
C.
La mujer como madre—El mayor honor de ella: Ilustración: El monumento en un cementerio: Muestra a una madre con su mano señalando al cielo. Esto representa su parte en dirigir a sus hijos hacia Dios, al cielo—sólo posible si ella misma tiene a Cristo en su corazón y vive los principios enseñados en las Sagradas Escrituras. Digna de ser honrada, respetada, amada, obedecida. Por el cumplimiento de sus deberes y privilegios como esposa y madre es alabada por sus hijos y su marido y tiene influencia en otras mujeres y sus familias. Madres en Israel: Jocabed, la madre de Moisés, aprovechó de los años tempranos de su vida para enseñarle el temor reverente al Dios de Israel Sara, esposa de la promesa y madre de Isaac es reconocido por su fe “recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido” (Hebreos 11:11). María, madre de Jesús se sometió a la voluntad de Dios aunque iba a ser malentendida por todos. Elizabeth la piadosa esposa de Zacarías y madre de Juan Bautista, reconoció que para Dios nada es imposible. Loida e Eunice, abuela y madre de Timoteo, le enseñaron las Escrituras desde temprana edad y llegó a ser compañero de Pablo en el ministerio. Susana Wesley, madre de 19 hijos, tomaba tiempo para orar por todos y educarlos. Juan y Charles llegaron a ser predicadores y Charles, el penúltimo, además fue autor de más de 6,500 himnos.
D.
Y usted, madre, ¿Qué está haciendo a favor para sus hijos?
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