La marca de agua de Bauman

27 ene. 2012 - La presencia de Zygmunt Bauman en las librerías argentinas ha crecido de modo ex- ponencial en los últimos tiempos. Hace tan sólo diez ...
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Libros y autores L

DAÑOS COLATERALES Por Zygmunt Bauman FCE Trad.: Lilia Mosconi 240 páginas $ 68

44 CARTAS DESDE EL MUNDO LÍQUIDO Por Zygmunt Bauman Paidós Trad.: Marta Pino Moreno 214 páginas $ 120

En dos nuevos libros, el celebrado sociólogo polaco aplica exhaustivamente, sin temor a repetirse, su concepto de “modernidad líquida” a diversos aspectos de la actualidad

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Viernes 27 de enero de 2012

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La marca de agua de Bauman POR GUSTAVO SANTIAGO Para La Nacion

a presencia de Zygmunt Bauman en las librerías argentinas ha crecido de modo exponencial en los últimos tiempos. Hace tan sólo diez años, se podía encontrar tres o cuatro títulos; en 2006, el número se acercaba a la veintena. Hoy, cualquier librería especializada en ciencias sociales tiene más de treinta. ¿En qué se sostiene este éxito? En primer lugar, podría decirse que el sociólogo polaco radicado en Inglaterra es uno de los intelectuales más capaces para realizar una lectura precisa del presente. La categoría de “lo líquido”, que acuñó para describir la actualidad, ha mostrado ser tan certera como fructífera. Ella le ha permitido rendir cuenta tanto de cuestiones económicas como políticas; tomar ejemplos de la literatura tanto como de la vida cotidiana; aplicarla al cine de igual modo que a las noticias periodísticas. El amor, el tiempo, la identidad, el miedo, la vida se han vuelto líquidos. Todo se desplaza de un lado a otro antes de echar raíces; no hay suelo firme bajo nuestros pies ni anhelo por construirlo. Ése es el mundo líquido que Bauman conoce mejor que nadie y que se esmera en presentarnos mediante su prolífica labor de escritor y conferencista. En segundo lugar, Bauman es un notable ensayista. Su principal virtud es la claridad. A diferencia de lo que sucede con muchos intelectuales contemporáneos, sus lectores no se encuentran con una jerga cerrada o excluyente. Si bien es cierto que ha creado cierta cantidad de conceptos específicos, no pierde la oportunidad en sus textos de aclarar su uso y siempre tiene a mano un ejemplo preciso para ilustrarlos. Finalmente, el pensador polaco conoce al lector actual. Es un “lector líquido”, de atención dispersa, breve; alguien que se siente abrumado frente a un número voluminoso de páginas o ante un argumento extenso y complejo. No busca profundizar los temas que toca, sino desplazarse en ellos con agilidad, pasando de un tema a otro. Es un lector que se resiste a la relectura, a rumiar cada palabra, al subrayado. Y eso es lo que le ofrece en sus textos. La lectura de Bauman siempre es placentera; aun cuando trate las cuestiones más acuciantes como la marginalidad de gran parte de la población mundial o el inminente fin de la vida en el planeta por un exceso de consumo que quintuplica las posibilidades de abastecimiento de la Tierra. Dos de los últimos libros aparecidos en español dan muestras de estas capacidades. Se trata de Daños colaterales y 44 cartas desde el mundo líquido. Daños colaterales se compone de once ensayos elaborados a partir de conferencias dictadas por Bauman en los que el tema predominante es la desigualdad socioeconómica actual. La idea del “daño colateral” proviene del lenguaje militar: ante la presencia de un objetivo que se considera justificable, los perjuicios a inocentes son minimizados. Esto mismo sucede, según el autor, con cualquier medida económica o política tomada en el mundo global, con la particularidad de que las víctimas colaterales son siempre los marginales del sistema. Incluso en los casos de catástrofes naturales el esquema es el mismo. Tomando como ejemplo el huracán Katrina, Bauman señala que “las víctimas más golpeadas por la catástrofe natural fueron quienes ya eran desechos de clase y residuos de la modernización”. El huracán, como fenómeno natural, no distingue entre ricos y pobres; blancos, latinos o negros. Pero mientras que las personas con mayores recursos tenían los bienes asegurados y contaban con posibilidades reales de abandonar el lugar, los pobres se vieron condenados a quedarse a intentar salvar las pocas –pero irreemplazables– posesiones, fruto del trabajo de toda una vida. La desigualdad se agrava en la actualidad, según Bauman, por la decadencia del “Estado de Bienestar” y la consecuente privatización de la vida. Siguiendo a Ulrich Beck, en varios artículos del libro indica que “la privatización traslada la monumental tarea de lidiar con los problemas socialmente causados hacia los hombros de mujeres y hombres individuales”. Los políticos tienden a asociar la desigualdad con la inseguridad y, ya que no poseen los medios o el interés en ocuparse de la primera, aparentan ocuparse de la segunda. Durante las campañas prometen medidas drásticas y eficaces, cuando están en el gobierno seleccionan grupos representativos del temor de los ciudadanos acomodados, realizan espectaculares redadas... pero las cifras delictivas se mantienen casi intactas y la desigualdad socioeconómica continúa acrecentándose. En otros de los textos Bauman recorre algunos de sus temas habituales: la posibilidad de una ética en la sociedad de consumo, la invasión del espacio público por la vida privada. En 44 cartas desde el mundo líquido, Bauman hace gala de su capacidad de síntesis.