La magia se une a la música clásica

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Espectáculos

Página 6/LA NACION

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Sábado 8 de mayo de 2010

TEATRO (Platea infantil)

Opinión

Por Juan Garff

Por Ernesto Schoo

La magia se une a la música clásica

Tennessee estudiaba a O’Neill

Linda Peretz y su Flaca Escopeta vuelan de nuevo, pero sobre la gran orquesta que dirige el maestro Sergio Feferovich Buena (((

La Flaca Escopeta clásica. Libro: Héctor Presa. Intérpretes: Linda Peretz, Sergio Feferovich (directorde orquesta) y Evelyn Goldfinger y Marcela Luzny (titiriteas). Música: fragmentos de Beethoven, Bizet, Mozart, Elgar, Rossini y otros. Coreografía: Mecha Fernández. Vestuario: Renata Schussheim/Victoria de la Canal. Dirección: Héctor Presa. En el Liceo, Rivadavia y Paraná, sábados y domingos a las 16. $ 60.

Retirada de escena desde hace una década, la Flaca Escopeta disfruta del merecido descanso en su lejano planeta, escuchando música clásica por radio. Hasta que algo interfiere en las transmisiones. Una llamada de auxilio la convence de reemprender vuelo a la Tierra para tratar de encontrarle salida a la desarmonía instaurada en la orquesta del maestro Sergio Feferovich. Linda Peretz retoma el personaje que alcanzó cierta popularidad en los años 90, hija ficticia de la también flaca Olivia, novia de Popeye, y con ciertos aires de Mary Poppins. No hay malvados que derrotar ni graves peligros que afrontar. Sólo se trata de superar la cacofonía a que lleva el comportamiento individualista de los músicos, que no responden a la batuta del director. Entre disonancia y disonancia, surge, gracias a la intervención de la Flaca Escopeta, cada vez con mayor firmeza la música de Mozart, Boccherini, Strauss y Beethoven, entre otros, en tanto que las discusiones por personalismos y caprichos de los intérpretes sirven para presentar a los personajes de la orquesta, desde el violonchelo rebelde hasta los vientos quisquillosos. Con 21 músicos en escena, la historia se presta al juego musical, que tiende a tomar un protagonismo cada vez mayor. La Flaca, en la medida en que contribuye a que los músicos salgan de su entuerto, puede recuperar su rol de oyente, cómodamente ubicada en el sillón que supo traer desde su planeta. Aunque con su perfil cercano al dibujo animado, a la caricatura, le es difícil modular matices, por lo que no logra cederle espacio a la música en la medida en que tal vez hubiese requerido la puesta en escena de Héctor Presa, prolija y de detalles cuidados por lo demás.

Ecos de un debate

La belleza visual que rodea a la presencia de la Flaca, tanto en su florida residencia extraterrestre, como en su elegante vuelo y en el despliegue en su encuentro con el director de orquesta se ve así parcialmente opacada por cierto exceso de verborragia en momentos en que su propia acción mágica ya hizo lugar a la música.

La Flaca y la orquesta El personaje creado por Linda Peretz interactúa con los músicos para ofrecerles la mejor música del mundo a los más chiquitos

Unos diez años atrás, investigadores en los archivos de la Universidad de Iowa descubrieron un manuscrito extraviado de Tennessee Williams (1911-1983): el libreto de un drama, Spring Storm, escrito en 1937, cuando el joven Tennessee seguía un curso de escritura teatral en esos claustros. Al parecer, cuando su profesor lo leyó, le dijo: “Bueno, qué le vamos a hacer, en el comienzo todos tenemos que pintar nuestros desnudos académicos”. Y ahí quedó la cosa: en el momento del hallazgo hubo alguna representación aislada en los Estados Unidos, en el ámbito universitario, sin mayor repercusión.

Música y juego Sergio Feferovich cumple con el doble rol de actuar de director de orquesta desesperado y de llevar realmente la batuta frente a los músicos, y si bien se planta como eficaz partenaire de Linda Peretz, tiene su papel más valioso haciendo sonar las partituras para los chicos en la platea. Los instrumentistas acompañan el juego con una buena dosis de humor, al que se pliega la protagonista cuando se tienta a dar unos pasos bailando el Can Can, de Jacques Offenbach. El retorno de la Flaca Escopeta, presentada ella misma como personaje clásico del teatro para chicos, busca introducir así a su público en el mundo de la música clásica, que a veces también parece haber quedado relegada a otro planeta en la infancia contemporánea.

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ADRIANA ALMARGO

(Piedra libre) N Multimedia de cámara. Daniela

Fiorentino los cuenta e interpreta; Marcela Rapallo los dibuja en vivo, a los Cuentos animados de la compañía Churumbel, pequeña joya de la cartelera infantil. Pan y Arte, Boedo 876. Domingos, a las 17. $ 25. N Una de Pinti. Estrenada en 1968 en una versión protagonizada por su autor, vuelve Mi bello dragón, de Enrique Pinti, quien comparte en esta ocasión la dirección con Ricky Pashkus. Con Marcos “Bicho” Gómez, Vanesa Butera, Diego Jaraz y elenco. En el Maipo, Esmeralda 443; sábados y domingos, a las 17. Entradas desde 30 pesos. N Recitales del Momusi. Los tres in-

tegrantes de Lalá Canciones presentan su recital música y humor.

Teatro 25 de Mayo, Av. Triunvirato 4444, domingo a las 11. En otro de los ciclos del Movimiento de Música para Niños (Momusi), vuelve el grupo Sonsonando con su cancionero tradicional de todo el mundo. Biblioteca Nacional, Agüero 2052, el domingo, a las 12. En ambos casos, con entrada libre, se retiran desde una hora antes de la función.

por todos, contra las pretensiones de quienes buscan crear un coto cerrado y exclusivo. En La Comedia, Rodríguez Peña 1062, sábados y domingos, a las 15 y 17. $ 60.

N Multimedia de cámara. Tras los

pasos de la gran trovadora, María Elena rescata el juego con la palabra como fuente de la poesía. Por La Galera Encantada, con dirección de Héctor Presa. En el Apolo, Corrientes 1372, los sábados y domingos, a las 17. $ 50.

N Ratón perdido. El roedor encargado de los dientes caídos no aparece porque él mismo está por perder uno. El Ratón Pérez sube a escena con libro y dirección de Pepe Cibrián y música de Angel Mahler. En el Astral, Corrientes 1639, los sábados y domingos, a las 16. Entradas: 60 y 80 pesos.

N Zambullida. En Playa Bonita, de Hugo Midón, con música de Carlos Gianni, el mar es conquistado

N Ave musical. Un cuento de Hans

N Rock. Papando Moscas, “la más

poderosa banda de rock para chicos”, en función despedida de Pequeños éxitos. La Trastienda Club, Balcarce 460, sábado, a las 16. $ 40.

Christian Andersen, El Ruiseñor,

Títeres en azul. Los uruguayos Títeres de Cachiporra, el grupo neuquino Casiopea, el mendocino Banda Espuma y el Teatro de Trapo de Mar del Plata participan desde el domingo de la 18° Fiesta del Títere de la ciudad de Azul.

N

PARA AGENDAR

El legado de Caín. Estudio sobre el masoquismo. Segunda parte, con textos y dirección de Claudio Quinteros. Desde mañana, domingos, a las 20.30. La Venus de las pieles. Estudio sobre el masoquismo. Primera parte, con textos y dirección de Claudio Quinteros y Nayla Pose. Desde hoy, sábados, a las 21.30, y a las 23.30.

De todos modos, la sala seguirá como Teatro Citi

Alejandro Cruz

N A la ópera. La comedia lírica El maestro de música, de Giovanni Battista Pergolesi, cantada en castellano, en el ciclo Música en Escena, con régie de Bea Odoriz y dirección musical de Rosana Santoro y Silvana D’Onofrio. Espacio Artístico Colette, Paseo La Plaza, Corrientes 1660, sábado, a las 18.30. Entrada: $ 35.

Claudio Quinteros

Los carteles del Opera vuelven a su fachada Desde el momento en que los dueños del (ex) teatro Opera, Tim 4 Fun, junto a su sponsor, el banco Citi, decidieron cambiar el nombre de la bella y tradicional sala de la avenida Corrientes, se generó un fuerte debate. Las ecos de esa discusión, que reflejaron tres artículos de LA NACION, fueron sumando a simples ciudadanos organizados al impulso del grupo Los Eternautas que, gracias a las redes sociales, reclamaron que el teatro Opera recuperara su nombre. Esta misma semana, tanto Mirtha Legrand como Susana Giménez cuestionaron también el cambio de denominación de la tradicional sala y, ayer mismo, hubo una conferencia de prensa en la Legislatura para exponer el caso. Desde ese ámbito se elevaron pedidos de informes porque consideran que el cambio que se le hizo a la fachada estaría violando tres leyes locales que se refieren a la preservación de edificios históricos. Por su parte, Patricia Guarnes, directora de marketing del Citi, anunció que en pocos días se le pondrán los carteles del Opera en la fachada del edificio que, vale aclarar, seguirá llamándose teatro Citi. “En el reclamo había una razón en cuanto a que el nombre Opera es algo muy tradicional”, reconoció en charla con LA NACION. Sobre los trabajos en la fachada sostuvo que cuentan con la aprobación de la Secretaría de Espacios Públicos de la ciudad. “Es obvio que hacemos marketing, esto está claro. Pero nos sentimos orgullosos de hacer marketing y, a la vez, aportar a un edificio de este tipo y a la cultura en general. Por eso pondremos el nombre Opera en un lugar preponderante”. La diputada María José Lubertino, con el asesoramiento de Basta de Demoler, presentarán un recurso de amparo la semana próxima.

en la bella puesta en escena de Eva Halac. La Nube, Jorge Newbery 3537, el domingo, a las 16.30 y a las 18. $ 25.

Nuestros padres, de Nayla Pose, con dirección suya y de Quinteros. Viernes, a las 21.30. El Brío, Guatemala 5092. Informes: 4771-7005. Desde 20 pesos.

Hasta que a la inglesa Laurie Samson, directora artística del teatro Royal & Derngate, en Northumberland, se le ocurrió hace poco preguntarse qué estaba leyendo y analizando Williams en el momento de escribir Spring Storm. Encontró que era Más allá del horizonte, la primera obra larga del gran Eugene O’Neill (1888-1953). Concibió entonces el proyecto de representar ambas piezas en una sola velada, con los mismos actores. Estrenó el doble programa en su teatro y ahora lo ha llevado al National,

Cuando escribía Spring Storm, estaba leyendo Más allá del horizonte en Londres. En su edición del 11 de abril último, lo comentó The Guardian, de Manchester, con la firma de Susannah Clapp, quien empieza por asegurar que Spring Storm –por primera vez representada fuera de los Estados Unidos– “es un hallazgo maravilloso”. “Están todos los elementos habituales del teatro de Williams: los lánguidos sureños, la chica condenada a fracasar en el amor, el tipo de hombre que a Tennessee le gustaba y el tipo de hombre que él creía ser. Pero la obra es también una delicia en sí misma. Y una sorpresa. Porque se abre camino hacia la tragedia, a través de delicadas capas de comedia: entre otras, la habitual madre parlanchina. Trata de una beldad sureña cuyos afectos se desgarran entre un obrero de poderosa atracción sexual y un aristócrata reprimido (…) Los personajes femeninos son, como siempre, los más interesantes, desde la desolada bibliotecaria con trencitas y pecas, todavía a la espera de alguien que le desabroche la blusa, hasta la sarcástica tía condenada a pasar la vida sentada en la veranda”. * * *

EMMANUEL FERNANDEZ

Más allá del horizonte, la obra que Williams leía por entonces, es también un triángulo amoroso. Dos hermanos, muy distintos, uno práctico y el otro poeta, enamorados de la misma mujer: uno ansía viajar, el otro tener una granja. Circunstancias fortuitas los obligan a vivir, a cada uno, la vida del otro. Ella los perderá a ambos, y “aquí la catástrofe es maciza e inexorable”.

juega así. Y eso no me gusta, no me interesa ser tan protagonista; en mi vida quiero que el protagonista sea el sexo, el amor, la investigación. Si lo económico viene acompañado del cariño que uno le pone al trabajo, genial, pero si está por delante, estamos jodidos”, se despacha verborrágico y lúcido Quinteros. En sus ganas de seguir trabajando e indagando en cosas que de verdad le interesen o lo conmuevan, y de tener el inevitable legado de quienes fueron sus maestros (tantos los del Conservatorio, como Alejandra Boero o Agustín Alezzo), es que en este tiempo además de levantar un teatro, de reversionar su primera puesta de La Venus..., de continuar con sus clases tuvo el tiempo y el deseo de volver al mundo de Sacher-Masoch con El legado de Caín para indagar en una segunda parte en la que imagina a las tres amantes más sobresalientes de Leopold en un encuentro que propone una salida al calvario masoquista al confrontarlo con la sexualidad. Lo que se dice un teatro a puro Brío.

María de Buenos Aires : una nueva versión de la “operita” de Horacio Ferrer y Astor Piazzolla, esta vez dirigida por Laura Escalada Piazzolla. Con Alejandra Perlusky, Sebastián Holz, Juan Vitali y el Quinteto dirigido por Julián Vat. Los viernes y los sábados, a las 20, en el C. C. Borges, Viamonte 525 (5555-5359). De 70 a 120 pesos.

Director, actor y dramaturgo, Claudio Quinteros prefiere disfrutar de lo que le gusta

El actor que le escapa a la fama Levantó su propio teatro, El Brío, y prefirió recluirse en ese ámbito antes que seguir en la televisión “Investigar para nosotros es ensayar, es perturbar, es buscar sin tiempo ni convenciones establecidas, con serenidad, con angustia, es bordear el teatro anotando las diferencias como único medio de conocimiento. Reflexionar sobre lo que nos conmueve y nos interesa para discursear en el espacio de representación las conclusiones. Un espacio que se vuelve teatro y el inherente deseo de compartirlo con el público, de actuar, de afirmar, de revisar, dudar y corregir de función en función, en cada encuentro, para seguir pronunciándose incómodo y alerta”, las palabras que aparecen en los programas de mano de las obras que surgen de El Brío –la flamante sala de Claudio Quinteros y su mujer, la actriz y directora Nayla Pose– podrían ser sólo un hecho discursivo sobre una aproximación al trabajo teatral, pero con sólo pispear lo que allí pasa se constata que cada una tiene un fuerte asidero en la realidad. No es casual que –desde este fin de semana– en las tres propuestas (dos renovadas y una completamente nueva) los nombres se crucen, se presten,

se superpongan y compartan en este grupo que defiende una identidad a fuerza de cualidades como la pujanza, el valor, la resolución y la gallardía, sinónimos todos de ese brío al que invocan desde el nombre mismo de la nueva sala de Palermo. Así, el equipo de trabajo está integrado por actores ex alumnos de Quinteros que le ponen el cuerpo a los dos elencos de La Venus de las pieles; también a Nuestros padres, el trabajo inspirado en Barranca abajo de Florencio Sánchez; y al estreno de esta temporada, El legado de Caín, la segunda parte del estudio sobre el masoquismo que es La Venus de las pieles. Entre todos ellos se animaron a meter mano en el edificio que alquiló Quinteros casi en la esquina de Guatemala y Oro, una vieja fábrica de indumentaria y costura que hubo que limpiar, armar y reciclar, y en la que todos trabajaron con espíritu de compañía. Fue un año y medio de labor antes de la apertura, tiempo en que también llevaban en forma paralela los ensayos. “Me mudé tantas veces que le perdí el miedo al cambio y me di cuenta que los lugares son y se ha-

cen donde uno está. De Villa Crespo pasé a la calle Gandhi, de ahí a Colegiales y ahora estoy acá, y estoy muy bien. Ya se me fue la obsesión porque el ladrillo sea mío”, resume este actor de corte artesanal que conoció la popularidad que da la televisión con Resistiré, pero elige el placer y el tipo de trabajo que le posibilita el teatro. Reconoce sin pudor que ya lloró mucho cada vez que cerraba una sala y se veía en la obligación de hacer las maletas e irse, pero ahora cambió el eje del problema y usa la energía para volver a empezar. No es casual, así, que conciba a sus teatros como “espacios de resistencia de trabajo”. Tanto empeño en la investigación lo fue alejando naturalmente de los proyectos televisivos. “Me llaman, pero medio me corrí porque hay algo de la tele que no me representa en lo absoluto, eso de «ser alguien del medio» no me sienta cómodo. Quizá si apareciera algo que realmente me interese, o por el director, o los actores lo vería, porque la verdad es que tengo ganas de actuar, pero no así. Es que hay ciertas formas instaladas de cómo llegar y la televisión

Verónica Pagés