Sábado 28 de febrero de 2009
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la contra
lasituación
PISCULICHI I La aventura de vivir y jugar en Qatar “Acá la crisis no se ve, no se siente”, dijo el ex volante de Argentinos, que está en el Emirato desde 2007
“Llegué con la idea de que no era una liga competitiva, pero me sorprendí”, dice Pisculichi
tó, más allá de lo económico? –Llegué con la idea de que no era una liga competitiva pero me sorprendí. Uno piensa que retrocede en lo futbolístico pero el torneo está muy competitivo. Al principio, en lo físico me costó por el estilo de juego mío pero te suma cuando lográs adaptarte. –¿Cómo viven los partidos? Una derrota, por ejemplo... –No se sufre. Acá termina el partido, te duchás y ya pasó todo. No existe la presión o que vayan hinchas a las prácticas a decir cosas. Uno está pensando en el partido y mis compañeros se van a rezar. En el entretiempo, salen rápido de la cancha no para ir al vestuario sino para ir a rezar. Es muy raro porque el técnico no puede dar indicaciones. –Te resta un año y medio de contrato. ¿Qué pensás hacer? Siempre se te menciona como posible refuerzo en varios de los equipos denominados grandes. –La idea es emigrar en junio. Caso contrario, jugaría un año y medio más y me quedo con el pase. Me quieren mucho y con el tema plata no es muy fácil tentarlos. Es al revés. El jeque Faisal [sobrino del presidente y miembro de la familia real] quiere que me quede. En algunas conversaciones me dijo que si mi problema era que extrañaba, que le diera una lista con nombres de argentinos para que ellos vean, pero estábamos con el cupo completo. –¿Qué jugadores mencionaste? – Nicolás Gianni (recientemente desvinculado de Universidad Católica, de Chile), Pablo De Muner (San Martín, de Tucumán) y Hugo Colace (Barnsley, de la 2da de Inglaterra). Son jugadores que acá rendirían perfecto. Y los voy a volver a proponer porque así se haría más fácil porque son mis amigos y eso me ayudaría mucho. –En 2005, luego del gran partido que jugaste ante Boca (ganó Argentinos en la Bombonera por 2 a 1, con baile), Diego Maradona pidió tu camiseta. Después de eso, ¿volviste a tener contacto con él? ¿Crees que te sigue? ¿Hablaste alguna vez desde que es DT de la selección? –Es verdad, pidió mi camiseta pero no tuve más contacto. Es muy difícil que Maradona tenga interés o se fije en mí porque, supuestamente, estoy en un torneo de menor calidad. Pero ya voy a tener tiempo de volver. Me encantaría que siga mis pasos. Aunque, sé que él ve a todos los jugadores y lo demostró llevando a la selección a Papa y Angelieri. Ojalá tenga la chance de jugar en un equipo que sea más visto y que pueda ir si me salen las cosas bien. Tengo muchas ganas de meter un cambio. Quiero volver a estar en el mercado, en la vidriera y tener una chance en la selección. No estoy desesperado porque acá sinceramente me tratan de diez. –Hoy por hoy, ¿creés que tenés chances? –Es difícil jugando en Qatar porque hay enormes jugadores en las ligas más competitivas de Europa. Es el sueño que uno siempre mantiene vivo. Jugué en los seleccionados juveniles. Fue lo mejor que me pasó y me encantaría llegar algún día al seleccionado mayor. DAMIAN CACERES
UN PRODUCTO DE MADONI
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EL JEQUE Y EL FUTBOL
Pisculichi nació en Rafael Castillo el 18 de enero de 1984. Se inició en las divisiones infantiles de Deportivo Morón. Y de la mano del descubridor de talentos Ramón Madoni pasó a Argentinos Juniors.
La Federación de Fútbol de Qatar (FFQ) se creó en 1960 y se afilió a la FIFA diez años más tarde. El responsable del desembarco de jugadores de renombre es su jeque, Hamad bin Khalifa al Thani, un hombre de 56 años que tiene 200 esposas y figura en el Top 20 de los hombres más ricos del mundo y es uno de los principales accionistas del la televisión árabe Al-Jazeera. Además, aspira a que el Emirato sea sede del Mundial de 2018.
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UNA LIGA CON DIEZ EQUIPOS
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ARGENTINOS EN QATAR
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PARAISO DEL PETROLEO
La temporada arranca en septiembre y finaliza en mayo, tras 18 fechas entre 10 equipos. Además, se disputan tres copas: la Amir Cup, la Sheikh Qassim Cup y la Crown Prince Cup (entre los primeros cuatro del campeonato).
En el ocaso de su carrera, Gabriel Batistuta, a cambio de 4 millones de dólares y tres vehículos Mercedes, jugó en 2003 por una temporada en el mismo equipo de Pisculichi, Al Arabi. En 2004, fue compañero de Ezequiel Amaya, ex Independiente y Nueva Chicago. También Claudio Paul Caniggia firmó, en 2003, para Qatar S.C. por 2 millones y medio de dólares. Más recientemente, en 2007, el juvenil delantero Mauro Zárate (hoy en Lazio, de Italia) jugó menos de seis meses para Al Saad; por su pase, Vélez recibió cerca de 20 millones de dólares.
El Emirato de Qatar se enriqueció, en 1940, a partir de la explotación petrolera. Antes, la economía se centraba en la pesca y la recolección de perlas, que después de la depresión de 1929 declinó drásticamente. Hoy posee uno de los PBI per cápita más altos del mundo.
slam. Musulmán. Corán. Alá. Mahoma. Velo y dishdash. Lujo y ostentación. Desierto y calor. Emires y jeques. Todas esas palabras definen, en cierta forma, la vida en el Emirato de Qatar, uno de los países más ricos del mundo, gracias a la industria del petróleo y al mayor depósito de gas natural del planeta. Pero poco tienen que ver con Rafael Castillo, localidad del conurbano bonaerense, donde nació Leonardo Pisculichi, que juega, desde fines de 2007, en Al Arabi, de Doha, capital qatarí, a orillas del Golfo Pérsico. Allí, el reloj marca las 23, mientras que en Buenos Aires indica las 18. El actual goleador de la Liga, con 17 tantos, cuenta que le costó mucho acostumbrase a una cultura “tan distinta a la occidental”. En conversación telefónica con LA NACION, concentrado para jugar hoy un clásico ante Al Rayyan, explica: “Se extrañan las reuniones familiares, los asados y La Dorsal, la banda de rock que armamos con mis hermanos. En la banda toco el bajo, pero ahora estoy tomando clases de guitarra”. –¿Cómo se vive en Qatar? –Es increíble. La construcción no se detiene. La capital, Doha… es una ciudad pequeña donde en los primeros días veía autos Ferrari, Maserati, Jaguar y me quedaba duro. Hoy, lo veo como algo natural. Vivo con mi señora, Jaqueline, en un piso entero de las torres Four Season, con todas las comodidades. La crisis no se siente, no se ve. Sé lo que está pasando porque me conecto a Internet y por lo que me cuentan los amigos y familiares. Nunca vi gente pidiendo en la calle. –¿Cómo fue acostumbrarse a una cultura tan opuesta? –Al principio me costó mucho. Venía de España, donde hay más similitudes que diferencias, empezando por el idioma. Por ejemplo, –se ríe– comen con las manos y de una única fuente. Un plato típico, como el cordero con arroz, lo comen con las manos. Pero antes de que empiecen corto mi pedazo y como en uno individual. En Qatar está prohibida la venta de bebibas alcohólicas, salvo si consumís en un hotel o, por la noche, en un restaurante. Fui conociendo lugares como una parrilla argentina donde hacen el asado como allá. –¿Y el clima cómo te trata? –De enero hasta principios de marzo está algo fresco. Pero a fines de marzo comienza el calor que supera los 40° y en mayo llega a 50°. A veces, hay tormentas de arena que pueden durar varios días. Es como un día de neblina pero la diferencia es que es arena y no se puede respirar. No se puede ni practicar. –Dejaste Mallorca por el fútbol qatarí. ¿Nunca pensaste que era un retroceso en tu carrera? –Me fui porque no jugaba. Pasé de jugar todos los partidos a ir al banco y no entrar. Estaban los libros de pases cerrados en todos lados. Salvo Qatar que permite traer jugadores en todo momento. Salió esto y yo tenía ganas de jugar. Además, en lo económico me venía muy bien y acepté. –¿Qué cambiaste en Qatar y qué te apor-
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