Justicia “Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ...

Escuchen, pueblos, la palabra del Señor, anúncienla en las islas remotas: “El ..... misericordioso que obra con justicia, dando salvación al inocente y perdición.
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Valor del Mes:

Justicia

Lema del Mes:

“Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad” (Miq 6,8)

Plan de Pastoral Agosto 2016

Créditos Colaboradores: Ángela de León, Raisa Sosa, Pablo Mella SJ, P. Valerio Baines Sanz, oar, y Pbro. Daniel Lorenzo Vargas Salazar (Santo Domingo) Coordinadora: Eugenia López Diagramación y Arte final: Jesús Pérez Portadas: John Williams Castillo Impresión: Editora Amigo del Hogar Manuel María Valencia No. 4 Santo Domingo, D. N. Tel.: 809.548.7594 Para contacto Vicaría de Pastoral, Teléfono 809-682-0815, 809.221.3126, 849.622.1221, ext. 261 y 262 Correo electrónico: [email protected]

Acción Significativa del Sector:

Campaña de oración y de orientación con personas con actitudes y conductas negativas. Acto a la Patria. Acción Significativa Familiar:

Reunión familiar para buscar soluciones a problemas familiares.

Índice Primera Parte: Primer Encuentro de Evangelización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 Segundo Encuentro de Evangelización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 Acción significativa del Sector: Tercer Encuentro de Evangelización. . . . . 12 Oracion en familia por la patria en la fiesta de La Restauración. . . . . . . . . 17 Cuarto Encuentro de Evangelización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 Segunda Parte: Celebraciones Dominicales, Lecturas de la Palabra de cada día y Meditación diaria del Evangelio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 Tercera Parte: Itinerario de Evangelización Julio-Diciembre 2016. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 ¿Qué relación hay entre justicia y misericordia? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 Practiquemos la obra de misericordia de corregir al que se equivoca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 La Sociedad Dominicana que soñamos en el Plan Nacional de Pastoral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Camino a Higuey. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96

Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad

Primer Encuentro de Evangelización Semana 1-6 de Agosto

La Justicia

“El Señor ama la justicia y el derecho” (Sal 33,5) Ambientación Como hacemos todos los meses en el primer Encuentro, hoy también colocamos en lugar visible los carteles con el Valor y el Lema de este mes de agosto. Además, ponemos un cartel con el signo de la justicia: el dibujo de una estatua con los ojos vendados, una balanza en la mano y una espada en la otra mano. Conforme van llegando las personas a la reunión les pedimos que entablen un diálogo sobre lo que significa esa imagen y los signos que tiene. Es un dialogo informal, porque todavía no ha comenzado la reunión de manera oficial. 1. Cantos: mientras se reúne la comunidad se entonan o se colocan cantos de ambientación, de animación y de Iglesia en general. Se pueden buscar algunos cantos de Ricardo Cantalapiedra en internet. 2. Oración inicial: Se invoca el Espíritu Santo. Canto: Iglesia soy y tú también… 3. Introduciendo el tema Este mes de agosto nos corresponde reflexionar, celebrar y vivir de manera especial la virtud de la Justicia animados por el lema: “Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad” (Miq 6,8) Iniciemos preguntándonos y respondiéndonos: • ¿qué es la justicia? • Cuando dos personas o dos vecinos dicen “vamos a ir a la justicia”, ¿qué entendemos por esta justicia? • Cuando en un barrio o en una comunidad campesina no tienen agua, ni luz, ni escuela, y se están muriendo de hambre… decimos que no se les está haciendo justicia, ¿qué entendemos aquí por justicia? Aclarándonos: Si extendemos el diálogo sobre estas preguntas nos damos cuenta que tiene distintas respuestas y muy diversas maneras de entender la Justicia. Cuando decimos vamos a “ir a la justicia” hacemos referencia a acudir a las leyes, a los jueces; en el segundo caso de las deficiencias de los servicios básicos nos referimos a los derechos humanos que no se están cumpliendo con esas personas,

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Son casos muy distintos y conceptos diversos de justicia. Pero los dos coinciden en que: se les da o no se les da, tienen o no tienen “lo que les es debido”; aquello a lo que tienen derecho y se les ha quitado o violado. La definición más general de justicia dice: “dar a cada uno lo que le corresponde”. El número 201 del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia define la justicia así: Según su formulación más clásica, «consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido ». ¿Quién decide lo que le corresponde a cada persona? ¿Quién se lo da o se lo quita? En estos Encuentros miraremos la justicia desde el punto de vista de las leyes y desde la visión social; miraremos la justicia legal y la justicia social. 4. Leamos la Palabra: Mateo 23, 23-32 Silencio meditativo. Luego se contestan estas preguntas: • ¿Qué tiene que ver este texto con la justicia? • ¿De qué clase de ley y leyes habla este texto? • ¿Qué hacían los maestros de esa ley? • ¿Nos podrá Jesús reprochar a nosotros algo parecido? • ¿Tiene algún parecido con la ley de nuestro país, y con los encargados de hacer cumplir las leyes? • ¿Cómo está la justicia en República Dominicana? ¿Podemos hacer algo para que mejore? 5. Canto: Cerca está el Señor, cerca está el Señor…. 6. Profundizando el tema La palabra justicia proviene del latín iustitia que tiene relación con el justo; y de ius que significa derecho. La justicia es un conjunto de valores esenciales sobre los cuales debe basarse una sociedad y el Estado, estos valores son; el respeto, la equidad, la igualdad y la libertad, en definitiva, la justicia se basa en los derechos de la persona humana. En sentido amplio, el justo es el hombre bueno; así usa la Palabra de Dios y la literatura antigua. En este primer Encuentro de agosto hablaremos de la Justicia Legal; se llama así no tanto porque actúe según las leyes, sino porque su tarea principal es conseguir que esas leyes se cumplan. Esta justicia hace referencia al Poder Judicial, a las leyes y penas. De esta forma, cuando la sociedad “pide justicia” frente a un crimen, está pidiendo al Estado que garantice que el crimen sea juzgado y castigado con la pena merecida de acuerdo a la ley correspondiente. La Palabra de Dios están llena de textos y lugares donde aconseja cómo debe vivirse e impartirse esta justicia: la Ley exige la justicia total y sin condiciones al juez: “Siendo juez no hagas injusticia, ni por favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu prójimo” (Lev 19, 15; 24, 22). Los profetas condenan a los jueces injustos. “¡Ay! los que decretan decretos inicuos, y los escribientes que escriben vejaciones, excluyendo del juicio a los débiles, atropellando el derecho de los míseros de mi pueblo, haciendo de las viudas su botín, y despojando a los huérfanos.” (Is 10, 1-2; Amos 5, 15).

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Dios mismo es el ejemplo del juez justo (Sal 9, 5) y muchos salmos lo elogian como tal: “Él ama la justicia y el derecho, del amor de Yahveh está llena la tierra” (Sal 33, 5; Sal 36, 6-7; Sal 37, 6). En el Nuevo Testamento el sentido de justicia cambia, pero sigue siendo la exigencia para ser un hombre bueno: “Les digo que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos no entrarán en el reino de los cielos”. (Mc 5,20; Mt 6,1). “Ustedes son quienes se justifican a ustedes mismos delante de los hombres; pero Dios conoce sus corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominable” (Lc 16,15). Veamos el texto puesto para este encuentro, además de Romanos 3,21-28 Algunos de los actos de la justicia legal podrían ser: a) La organización de la sociedad sobre la ley. b) Legislar para el bien común. c) Orientar la política al bienestar, la paz, el respeto, no al poder. Hablamos de esta justicia no tanto por lo que es en teoría, sino por cómo se vive y cómo debería llevarse a la práctica. El identificar la justicia puramente con la ley, le ha quitado el dinamismo y la aplicación práctica y humana que debería caracterizarla. Si lo miramos en nuestro país nos damos cuenta que, muchas veces, en vez de defender a la persona, y a los que han sido violentados en sus derechos, en vez de buscar y construir el bien común, el de la sociedad y mayoría, la justicia legal termina siendo la defensa del orden constituido y en fuente de privilegios para una parte, normalmente para la gente de poder, y es fuente de discriminación para la gran mayoría de la población. Más que hablar de definiciones de justicia, de leyes y de hacerlas cumplir según las necesidades del pueblo, necesitamos hablar, reflexionar y hacer cumplir la independencia de la Justicia con relación al resto de poderes del Estado. El Legislativo hace, o debe hacer, las leyes justas y necesarias, aquellas que llevan al bien común, al bien de la mayoría; el Ejecutivo las ejecuta, las pone en práctica él mismo y ayuda a que el pueblo las cumpla; el Judicial hace que quien no las cumpla o las quebrante, sea juzgado según esas leyes justas. Pero si los poderes no son independientes, el Legislativo hará las leyes que les convengan a los diputados y al gobierno; el Ejecutivo, es decir el gobierno, cumplirá las que quiera, las que le favorezcan y las demás las quebrantará; y si el Judicial, los jueces, son nombrados y son “de la cuerda” del gobierno, nadie exigirá a los gobernantes el cumplimiento de las leyes quebrantadas… Esta es una de las principales causas de corrupción, de apropiaciones indebidas de los bienes de Estado y del pueblo, de los desvíos de los fondos, etc. Es necesaria, es imprescindible, la independencia de los tres poderes; es necesario luchar para que todos los jueces, de todas las cortes de justicia y de la Corte Constitucional, y también los fiscales consigan su puesto por concurso, sean ganados con exámenes y pruebas de aptitud y de independencia… ¡Basta ya de nombramiento de jueces por los otros poderes!

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Como nos dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia en su número 202: La justicia, en efecto, no es una simple convención humana, porque lo que es «justo» no está determinado originariamente por la ley, sino por la identidad profunda del ser humano. Hablar de justicia nos lleva a ir mucho más lejos de hablar de leyes. 7. Canto: Un Pueblo que camina por el mundo 8. Reflexión en comunidad Compartamos entre nosotros: • ¿Qué es lo más importante que hemos aprendido en este tema? • ¿Qué mejoraría en República Dominicana si se hiciese justicia con todas las personas por igual? • ¿Hay separación de poderes en nuestro país? • ¿Es posible que sean independientes los poderes legislativo, ejecutivo y el judicial? • ¿Cómo pueblo creyente podemos hacer algo para exigir esa independencia de poderes? 9. Oración final: Nos colocamos en círculo y juntamos rezamos el Salmo 17, que es el salmo de la justicia. Se puede hacer como salmo responsorial, o ponerlo como lectura que nos invita a unos minutos de reflexión y meditación personal. Luego, pedimos al Señor que nos ayude a cada uno a ser justos y a trabajar por la justicia en nuestro país. 10. Canto: Jesús está entre nosotros.

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Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad

Segundo Encuentro de Evangelización Semana del 8-13 de Agosto

La justicia social Ambientación Como en el Encuentro anterior se ponen los carteles del lema y el tema del mes. Se añade uno con letras grande en el que se lee: Justicia Social. En una mesa se ponen recortes de periódicos con noticias sobre situaciones sociales tanto del país como del mundo. Mientras se van reuniendo se pueden comentar esas noticias. 1. Cantos: Se pueden poner una serie de cantos que hablen de compromiso social. 2. Oración inicial: Se invoca el Espíritu Santo. Se puede rezar el Salmo 137 (136) 1-6. Canto: Amar es darse a todos los hermanos 3. Introduciendo el tema Continuamos en este Encuentro profundizando en el valor de la justicia motivados por el lema: “Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad” (Miq 6,8) Hoy compartiremos sobre la justicia social. Empecemos compartiendo lo que entendemos por justicia social. • ¿Qué es la justicia social? • ¿Es diferente de la justicia legal? ¿En qué? • ¿Cómo se practica en nuestro país esta justicia? Aclarando los términos: El término Justicia Social comienza a usarse en el siglo XIX, y como explica el Compendio de la Doctrina social de la Iglesia (CDSI), en su número 201 La justicia social es una exigencia vinculada con la cuestión social, que hoy se manifiesta con una dimensión mundial; concierne a los aspectos sociales, políticos y económicos y, sobre todo, a la dimensión estructural de los problemas y las soluciones correspondientes. El concepto de justicia social se usa para referirse a la necesidad de lograr un reparto equilibrado de los bienes sociales. En una sociedad con justicia social, los derechos humanos son respetados y las personas más empobrecidas y abandonadas cuentan con oportunidades para su propio desarrollo.

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Existe justicia social cuando la sociedad hace posible que cada persona, asociación o pueblo disponga de los medios necesarios según su naturaleza y condición, para desarrollarse plenamente; a esto llamamos bien común (G.S. 26,1; 74,1). Y así, en una sociedad con Justicia Social, la autoridad está para garantizar esa justicia social para la búsqueda del bien común de todas las personas, principalmente de las más necesitadas y excluidas. 4. Escuchemos la Palabra de Dios: Santiago 5,1-6. Al leerlo despacio, cada participante dice qué es lo que considera más importante de este texto con relación a la justicia social. Compartimos entre todas las personas participantes. Canto: Tuve hambre y me diste de comer…. 5. Aclarando el tema Terminábamos el Encuentro anterior diciendo que la justicia legal no era todo, ni siquiera la parte más importante de la justicia, porque la ley corre el peligro de deshumanizarse. Para conectar con ese primer Encuentro citamos nuevamente al Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia en su número 203: La plena verdad sobre el hombre permite superar la visión contractual de la justicia, que es una visión limitada, y abrirla al horizonte de la solidaridad y del amor: « Por sí sola, la justicia no basta. Más aún, puede llegar a negarse a sí misma, si no se abre a la fuerza más profunda que es el amor ». La justicia legal por sí no es suficiente. Tradicionalmente la justicia se ha dividido en Justicia Legal, Justicia Distributiva y Justicia Conmutativa. La Justicia Social no es una parte de la nueva división, más bien podría entenderse como una concepción y vivencia más actual de la justicia distributiva, que reconoce desiguales a los desiguales para tratarlos de manera preferente. En otras palabras, podemos decir que mientras la justicia tradicional es ciega, la justicia social debe quitarse la venda para poder ver la realidad y compensar las desigualdades que en ella se producen. En el mismo sentido se puede decir que la justicia social es la que corresponde entre desiguales. Esto necesita muchas aclaraciones ya que ninguna persona es desigual, sino que unas personas, sociedades, instituciones hacen desiguales a otras personas porque las marginan, explotan, excluyen, utilizan o compran y venden. La base de la justicia social está en: 1.- La igualdad de todos los seres humanos, y 2.- El respeto a todas las personas. Esto se debe lograr y vivir en la justicia social. Por eso, una definición concreta podemos sacarla del texto ya citado de la Gaudium et Spes del Vaticano II, existe justicia social cuando la sociedad posibilita que cada persona, asociación o pueblo, disponga de los medios necesarios según su

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naturaleza y condición, para poder desarrollarse plenamente; a esto se le denomina bien común (GS 26,1;74,1). La justicia social tiene por misión la creación de las condiciones necesarias para que se desarrolle una sociedad relativamente igualitaria en términos económicos, sociales, políticos y de oportunidades. Comprende el conjunto de decisiones, normas, principios y actuaciones considerados como razonables para garantizar condiciones de trabajo y de vida decentes para toda la población. Esto supone un concepto distinto de Estado; no como el que tenemos ahora, el cual se contenta con una “enorme inversión social” para mantener a muchos pobres en su pobreza, en vez de ayudarles al desarrollo. Una de las malas maneras de nuestro Estado Dominicano es el dar “tantas ayudas económicas”, convertidas en limosnas y subvenciones que mantienen a tantos miles de familias en la mayor de las miserias, las ayudas a la energía, la cantidad de fundas y cajas de alimentos, los tantos pesos mensuales… es una manera de mantener a las familias en el más completo subdesarrollo y no animarles a superarse (pero así se consiguen votos). Las personas no pueden morirse de hambre, de ninguna manera, pero tampoco se puden emplear tantos fondos en el asistencialismo en vez del desarrollo y la transformación social. El pueblo dominicano debe vivir del trabajo, no de la limosna; eso es la justicia social; se deben crear puestos de trabajo. El Papa Francisco decía en Bolivia el año pasado: “La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece. El destino universal de los bienes no es un adorno discursivo de la doctrina social de la Iglesia. Es una realidad anterior a la propiedad privada. La propiedad, muy en especial cuando afecta los recursos naturales, debe estar siempre en función de las necesidades de los pueblos. Y estas necesidades no se limitan al consumo. No basta con dejar caer algunas gotas cuando los pobres agitan esa copa que nunca derrama por sí sola. Los planes asistenciales que atienden ciertas urgencias sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras, coyunturales. Nunca podrán sustituir la verdadera inclusión: ésa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario.” Y como teología moral, la definición de justicia social llega más allá: los bienes de este mundo están destinados a todas las personas; “Cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron”, se lee en el Evangelio de Mateo en este Encuentro. La justicia social se basa en repartir de manera justa y equitativa los bienes y servicios fundamentales que son necesarios para el desarrollo y el desenvolvimiento de una persona en una sociedad. Se basa en la igualdad fundamental de las personas, y desde allí en el reparto de los bienes para que todas las personas puedan vivir dignamente como personas. Todos somos iguales ante la ley, pero no todos somos iguales ante la justicia social. De ahí el llamamiento a ¡justicia social como justicia de un nuevo orden social!

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Y a esto estamos llamados principalmente los cristianos y cristianas. Esta es nuestra lucha; la Palabra de Dios y la Doctrina Social de la Iglesia son muy ricas en todo este tema. No se trata de luchas aisladas, sino de trabajar y esforzarnos para lograr un país, un gobierno y un Estado en el que se consiga, y cuando menos se avance claramente hacia la justicia social para todos los dominicanos y dominicanas. Estamos muy lejos, tenemos un camino muy largo por recorrer; algunos pasos se han dado, otros se están dando, sumémonos a esa lucha, a ese caminar por la igualdad de derechos y oportunidades de todos los hermanos y hermanas más abandonados del país. En este año 2016 la misericordia se llama Justicia Social. En 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 20 de febrero de cada año como Día Mundial de la Justicia Social. 6. Canto: Con nosotros está… 7. Reflexión comunitaria 8. ¿Hemos aprendido algo nuevo en esta reflexión? ¿Me va a comprometer en algo este tema de la justicia social? ¿Se puede mantener la desigualdad y la injusticia con la excusa de la “Asistencia social”? ¿Cómo se vive esta asistencia en nuestro país? ¿Qué me toca hacer como persona y como comunidad para trabajar por la justicia social en República Dominicana? 9. Oración final Terminamos con el Salmo 85, donde el salmista nos dice que la Justicia y la Paz se besan. Lo hacemos a dos coros o lo recitamos con un salmo responsorial, donde se repite esa frase: la Justicia y la paz se besan. Pidamos para que el Señor nos fortalezca en esta lucha por la justicia social en nuestro país. Luego cada uno y cada una se dan un abrazo paz, dándose un beso en un lado y otro de la cara. Uno le dice a la otra persona: Justicia que le responde PAZ. Y luego besando el otro lado de la cara le dice a la otra persona: Justicia y la otra responde PAZ. 10. Canto: Cuando el pobre nada tiene y aún reparte… o El amor es nuestro canto

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Tercer Encuentro de Evangelización Semana 15-20 de Agosto

Acción Significativa del Sector Caminemos con los dos pies del amor: la justicia y la misericordia. Orientaciones para esta acción significativa: Para que hagamos una acción dinámica les proponemos este esquema que exige prepararla bien y tener todo a punto. Preparar las diferentes tiras de papel con la mitad de una cita bíblica o de una enseñanza de la Iglesia. Colocar la Bandera Nacional en lugar destacado y poner los dos pies en lugar visible. Hacer de manera dinámica la explicación de los dos pies. Llegar a un compromiso entre todos por la justicia y la misericordia. 1. Cantos sobre el amor fraterno 2. Acogida (5 minutos): Mientras van llegando se les presenta un cuestionario escrito para que cada uno lo vaya contestando estas tres preguntas: • ¿Qué es para ti la justicia? ¿Qué es la misericordia? ¿Son lo mismo? • Para responder ante tantas situaciones de injusticia y de tantas necesidades urgentes diga tres acciones que debemos realizar como Iglesia • Luchar para solucionar esos problemas no será meterse en política y alejarnos de lo espiritual? Se deja que comenten entre los que van llegando. 3. A movernos todos completando la FRASE (10 minutos) Antes de este encuentro, estime el tamaño esperado de su grupo, y luego copie estas citas dependiendo del tamaño de su grupo. Corte en las líneas de puntos para que las partes de las citas vayan en pequeñas tiras de papel. Mezcle o revuelva las piezas de papel para asegurarse de que no están en orden. Dé a cada participante una de las tiras de papel. Explique a los participantes que tienen sólo parte de una cita y que deben encontrar a la otra persona o personas en la sala que tienen las otras partes. Los participantes deben presentarse uno al otro mientras intentan completar sus citas. Recuerde, si tiene más de 30 participantes, puede repetir citas. Asimismo, si está entregando tiras de papel a medida que llega la gente y no conoce el número exacto de participantes que asistirán a su sesión, puede evitar hacer que algunos participantes terminen con citas parciales haciendo lo siguiente: haga una estimación conservadora del número de participantes que espera y corte citas sólo para ese número de personas. Tenga un lote de “respaldo” de otras tiras de papel para repartir sólo después de que se agote el lote

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inicial. Reparta las tiras de respaldo de sólo unas cuantas citas por vez para evitar que algunos participantes terminen con citas parciales. Cuando un grupo de participantes crea que ha completado una cita, asegúrese de que la cita es correcta. Si la cita es correcta, proporcione cinta adhesiva y pida a los participantes que peguen de nuevo las partes de la cita. Pida a los grupos con las citas que se leerán en la oración de apertura que seleccionen una persona para que lea la cita en el momento adecuado durante la oración de apertura. A continuación las citas que se utilizarán. • “Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’”. (Mateo 25:37-40). • “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor”. (Lucas 4:18-19). • “La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres: Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer a Cristo en los más pobres, sus hermanos”. (Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 1397). • “Es necesario encontrar la manera de que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra, no sólo para evitar que aumente la diferencia entre los que más tienen y los que tienen que conformarse con las migajas, sino también, y sobre todo, por una exigencia de justicia, equidad y respeto a todo ser humano”. (Papa Francisco, Discurso a la Organización para la Alimentación y la Agricultura, 20 de junio de 2013). • “’No hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida. Lo que poseemos no son bienes nuestros, sino los suyos’.” Es preciso ‘satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia’.” (San Juan Crisóstomo, citado en Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2446). • “Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales. Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la pólis. Ésta es la vía institucional —también política, podríamos decir— de la caridad, no menos cualificada e incisiva de lo que pueda ser la caridad que encuentra directamente al prójimo fuera de las mediaciones institucionales de la pólis”. (Papa Benedicto XVI, Caritas in Veritate, núm. 7). • “Amar es dar, ofrecer de lo ‘mío’ al otro; pero nunca carece de justicia, la cual lleva a dar al otro lo que es ‘suyo’, lo que le corresponde en virtud de su ser y de su obrar. No puedo ‘dar’ al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde… No basta decir que

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la justicia no es extraña a la caridad, que no es una vía alternativa o paralela a la caridad: la justicia es ‘inseparable de la caridad’, intrínseca a ella”. (Papa Benedicto XVI, Caritas in Veritate, núm. 6). • “¿Acaso es éste el ayuno que me agrada? ¿Es ésta la mortificación que yo acepto del hombre: encorvar la cabeza como un junco y acostarse sobre saco y ceniza? ¿A esto llaman ayuno y día agradable al Señor?El ayuno que yo quiero de ti es éste, dice el Señor: Que rompas las cadenas injustas y levantes los yugos opresores; que liberes a los oprimidos y rompas todos los yugos; que compartas tu pan con el hambriento y abras tu casa al pobre sin techo; que vistas al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano”. (Isaías 58:5-7). • Una oración que no conduce a la acción concreta hacia el hermano pobre, enfermo, necesitado de ayuda, el hermano en dificultad, es una oración estéril e incompleta. Pero, del mismo modo, cuando . . . no se reserva tiempo para el diálogo con Él en la oración, se corre el riesgo de servirse a sí mismo y no a Dios presente en el hermano necesitado. (Papa Francisco, Discurso del Ángelus, 21 de julio de 2013). • Cuando Dios envía al profeta Jeremías, le da el poder para “arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para reedificar y plantar” (Jr 1,10). También es así para ustedes. Llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo. (Papa Francisco, Homilía con ocasión de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, 28 de julio de 2013). • “La Iglesia no puede descuidar el servicio de la caridad, como no puede omitir los Sacramentos y la Palabra… Los que poseen, según sus posibilidades y cada uno cuanto quiere, entregan sus ofrendas para sustentar a los huérfanos, a las viudas y a los que se encuentran en necesidad por enfermedad u otros motivos, así como también a los presos y forasteros”. (Papa Benedicto XVI, Deus Caritas Est, núm. 22) Oración Inicial En este momento se leen las frases completadas siguiendo este orden. Coordinador: Padre, Hijo y Espíritu Santo, oramos para que nos ayudes a reflexionar hoy sobre cómo podemos poner el amor en acción en nuestra vida y en nuestras comunidades. Quédate con nosotros mientras escuchamos y reflexionamos en las palabras de las Escrituras y la Tradición sobre cómo estamos llamados a poner el amor en acción. Lector 1: Lee Mateo 25, 37-40 Todos responden a cada lectura: Dios amoroso, ayúdanos a poner el amor en acción. Lector 2: Lucas 4, 18-19 Lector 3: Isaías 58, 5-7 Lector 4: Papa Francisco, Discurso a la Organización para la Alimentación y la Agricultura, 20 de junio de 2013)

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Lector 5: (San Juan Crisóstomo, citado en Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2446). Y así se pueden seguir leyendo las otras citas. Coordinador: Padre Santo, envíanos tu Espíritu Santo para que sepamos poner el amor en acción caminando con los dos pies de la justicia y de la misericordia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. 1. Hagamos una lluvia de ideas sobre la situación que estamos viviendo (5 minutos) Ahora les invito a compartir entre nosotros lo que más nos preocupa de la situación de nuestro país y de nuestro sector y cuáles son las situaciones que enfrentan las personas pobres o vulnerables en su comunidad, o en el mundo, sobre las que sienten preocupación. En este momento no vamos a discutir sobre lo que pensamos o a defender nuestros puntos de vista. Sólo mencionemos cosas que personalmente les preocupan. Alguno hará de secretario para escribir cada respuesta para que luego las recordemos más tarde. Luego que todos hablen el coordinador explica que como personas de fe estamos llamados a preocuparnos por las cuestiones que afectan a las personas pobres, vulnerables y marginadas. Las citas que hemos escuchado de las Escrituras y la enseñanza de la Iglesia son prueba de ello. 2. Conversemos sobre los dos pies del amor en acción: la justicia y la misericordia Hay dos maneras diferentes, pero complementarias, en que podemos actuar en respuesta al amor de Dios. Llamamos a estas maneras los “Dos Pies del Amor en Acción”. Estos dos pies, “Justicia social” y “misericordia”, nos permiten recorrer la vía del amor. Este peregrinaje de amor es un viaje constante y permanente de crecimiento. Esta acción no se lleva a cabo a solas, sino junto con los demás. De esta manera, trabajamos para hacer que el reino de Dios esté presente en la tierra. El primer pie es la justicia social. Como dice el Papa Benedicto XVI dice que la justicia es la primera vía de la caridad ( ver Caritatis Veritate 6). La justicia es dar a cada uno lo que le corresponde por derecho, es decir, lo que es suyo y le toca como persona, como familia y como pueblo. En este sentido, la justicia es el primer pie del amor, ya que implica el respeto a la dignidad y a los derechos de la persona amada. Como todos conocemos la pobreza injusta, la acumulación de riquezas en pocas manos, la desigualdad de oportunidades, la debilidad y parcialidad de los organismos judiciales, la situación de tantos migrantes indocumentados, crea una situación cada vez más trágica para la mayoría de la población de nuestro país y del mundo entero. Tocar la carne de Jesucristo que se hace “visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga ...” (MV 15), nos mueve a trabajar por la equidad económica, social y cultural, por crear estructuras justas que lleven a que el pan que Dios dejó para todos sea realmente nuestro y de cada día.

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Marchamos con este pie cuando trabajamos para abordar las causas fundamentales de los problemas que enfrentan nuestras comunidades abogando por políticas públicas justas y ayudando a cambiar las estructuras sociales que contribuyen al sufrimiento y la injusticia en nuestro país y en todo el mundo. Caminamos con el pie de la Justicia social cuando trabajamos para fomentar la paz y la justicia y trabajamos por el cambio a largo plazo en las comunidades locales y globales. Marchamos también con este pie cuando apoyamos los esfuerzos de personas de bajos ingresos para transformar sus comunidades. Entonces, la justicia social, debe venir en primer lugar porque, como explica el papa Benedicto XVI en Caritas in Veritate, “Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos” (núm. 6). San Juan Crisóstomo capta también esta idea cuando escribe que es preciso “satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia” (citado en el Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2446). El otro pie es la misericordia, que va más allá de la misericordia, pero la presupone y la completa. Misericordia es mirar con el corazón la miseria de los demás, sus necesidades corporales, espirituales, económicas, sociales, culturales y morales e ir en su ayuda. El papa Francisco describe este pie cuando nos insta a realizar obras de misericordia por nuestro “hermano llagado, porque tiene hambre, porque tiene sed, porque está desnudo, porque está humillado, porque es un esclavo, porque está en la cárcel, porque está en el hospital” (Homilía, 3 de julio de 2013). Las Obras de misericordia son “simplemente la respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situación: los hambrientos han de ser saciados, los desnudos vestidos, los enfermos atendidos para que se recuperen, los prisioneros visitados, etc.” (núm. 31). Resumiendo podemos decir que “el amor de misericordia para con todos los que ven vulnerada su vida en cualquiera de sus dimensiones, como bien nos muestra el Señor en todos sus gestos de misericordia, requiere que socorramos las necesidades urgentes, al mismo tiempo que colaboremos con otros organismos o instituciones para organizar estructuras más justas en los ámbitos nacionales e internacionales. Urge crear estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para todos. Igualmente, se requieren nuevas estructuras que promuevan una auténtica convivencia humana, que impidan la prepotencia de algunos y faciliten el diálogo constructivo para los necesarios consensos sociales” (Documento de Aparecida 384) Con los dos pies de la justicia y de la misericordia caminamos hacia el horizonte, que es el Reino de Dios. Como católicos, creemos que el reino de Dios es una meta futura y a la vez está en medio de nosotros ahora. Durante su estancia en la tierra, Jesús proclamó el reino de Dios tanto mediante sus palabras como mediante sus acciones para sanar a los enfermos, vestir al desnudo y liberar a los oprimidos (Lc 4:18). Estamos llamados a seguir sus pasos y ayudar a hacer que el reino de Dios esté presente en la tierra.

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3. Canto: Cristo te necesita para amar 4. Dinámica de los dos pies: ¿Un pie, o dos? Pida que todos se pongan de pie. Se les invite que caminen en el lugar del encuentro con los dos pies. Luego, pide a todos que caminen con un solo pie. Y, después, pregunte a todos: ¿cómo se sintieron al caminar con los dos pies? ¿Y con un solo pie? Lo mismo pasa con el amor: necesitamos caminar con los dos pies: con la justicia y la misericordia. No sólo uno, ¡para que no tengamos que saltar o caminar cojeando! 5. Apliquemos esta reflexión de los dos pies: Es importante que veamos cómo caminamos con los dos pies. Nos reunimos en grupos de tres personas. Pintemos los dos pies. En el pie de la justicia escribamos todo lo que hacemos en nuestro Sector, en nuestra Parroquia y en nuestro país para que se resuelvan los problemas que tenemos entre nosotros. En el pie de la Misericordia escribamos las obras de misericordia que estemos realizando ya a favor de los más pobres de nuestro pueblo. Luego, el grupo expone lo que escribieron en cada pie. Luego, se analiza cuál de los pies tuvo más actividades que ya realizamos. Se recuerda asegurar de que no caminamos cojeando, favoreciendo un solo pie. ¡Debemos descubrir maneras de caminar con ambos pies! Proponer actividades que podemos hacer nosotros. 6. Oración final: Ahora nos ponemos en círculo. Guardamos un momento de silencio y cada uno piensa qué debe hacer para caminar con los dos pies en su Sector y en nuestro país. Luego, el que quiera camina con sus dos pies hacia el centro: Me comprometo a ( se dice en qué practicará la justicia y en qué practicará la misericordia). Se termina con el Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se concluye cantando el Himno Nacional con los dos pies cerca unos de otros. 7. Brindis por la Patria por la fiesta de la Restauración.

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ORACION EN FAMILIA POR LA PATRIA EN LA FIESTA DE LA RESTAURACION La familia se coloca al frente de su casa para colocar la Bandera Nacional en este Día de la Restauración de la República. Uno de la casa: Hoy estamos celebrando el inicio de la Restauración de la República con el primer acto de rebeldía el 16 de Agosto del 1863 contra las fuerzas españolas que gobernaban el país fruto de la anexión a España realizada por el General Santana y su Gobierno. Esta hazaña liberadora culminó el 3 de Marzo del año 1865 cuando España decretó el abandono del país. Cada año nos reunimos como pueblo para recordar este hecho restaurador que devolvió a la República Dominicana su independencia política y marcó el inicio de una conciencia de ser verdaderamente dominicanos. Hoy al colocar nuestra Bandera Nacional en nuestra casa proclamamos nuestro amor a la Patria Dominicana que Dios nos regaló para que en ella viviéramos como una familia de hijos suyos y de hermanos que comparten el pan cada día, viven reconciliados y destierran todo lo que sea malo buscando siempre su Voluntad. Otra de la casa: Mientras colocamos la bandera entonemos el Himno Nacional como señal de nuestro compromiso de hacer una Patria en que se viva su lema de DIOS, PATRIA y LIBERTAD.

HIMNO NACIONAL Otro de la casa: Escuchemos esta frase del Evangelio de Juan 8, 31-32 que aparece en nuestro Escudo Nacional: Dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: Si ustedes permanecieren en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad les hará libres. Palabra del Señor. Otra de la casa: Oremos por nuestra Patria Dominicana que inicia un nuevo período de gobierno expresando nuestros buenos deseos para nuestro país. Padre o madre: Para que en nuestra Patria se viva el Reino de Dios digamos juntos la oración de Jesús: Padre Nuestro… Invoquemos a nuestra Madre de la Altagracia para que siempre interceda por este pueblo que la tiene como su Reina y Soberana: Dios te salve María. Felicitémonos unos a otros por ser dominicanos y dominicanas. Nota: Hagamos una comida y una fiesta por nuestra Patria.

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Cuarto Encuentro de Evangelización Semana 22-27 de Agosto

Corregir al que se equivoca Ambientación Los carteles del Valor y el Lema de agosto en lugares visibles. También el título del presente encuentro o de la obra de misericordia: Corregir al que se equivoca. Llenar la sala de carteles que digan: Eso no se hace, Eso no se dice, Eso no se toca, Eso no se mira… 1. Cantos relacionados con la corrección 2. Oración inicial Una oración compartida que ayude a centrarse en el tema y que implore la presencia del Espíritu Santo para iluminar las mentes de quienes participan. Canto: Como el Padre me amó 3. Introduciendo el tema En este mes de agosto nos corresponde reflexionar y poner la práctica la tercera obra de misericordia espiritual: “Corregir a quien se equivoca”. Está en relación directa con la del mes pasado: Dar un buen consejo a quien lo necesita. Compartamos entre nosotros: • ¿Estas dos obras de misericordia son iguales? • ¿En que se parecen? • ¿En que se diferencian? • ¿Es fácil corregir? ¿por qué? • Cuenta una experiencia personal de haberte dejado corregir. • ¿Cómo corregimos a los de nuestra casa, compañeros, hermanos de la Iglesia? Aclarando: Son parecidas pero no son iguales. No es lo mismo dar un consejo que corregir. El consejo se puede dar antes o después de la actuación de la otra persona; el consejo se puede y debe dar hasta en una buena obra o actuación. Mientras que la corrección es siempre después de una acción negativa. El dar un buen consejo no tiene por qué ser una corrección, puede ser para prevenir algo, para enseñar algo bueno…; pero la corrección se hará, muchas veces, dando un buen consejo. Por todo esto, algunos de los textos bíblicos usados en la obra de misericordia del mes pasado servirán también para este encuentro de agosto. Corregir, según el diccionario es: “Señalar una falta con la intención de quitarla o rectificarla. Llamar la atención a una persona expresando que no se está de acuerdo con lo que ha hecho.” Es lo que en cristiano se llama la corrección fraterna. No es fácil corregir, y es difícil hacerlo bien. Pero debemos hacerlo. Y tampoco

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4. Escuchemos Mateo 18, 15-18. Silencio meditativo. Reflexión compartida: El Señor nos manda corregir y corregirnos. ¿De qué me tengo que corregir yo? ¿Cómo debemos hacer la corrección? ¿Qué es corrección fraterna? Canto: Quiero ser, oh Señor, instrumento de tu paz 5. Profundizando el tema de la corrección. Corregir al que se equivoca es un mandato de Dios en el Antiguo Testamento, y el mismo Dios corrige al hombre (Dt 8,5, como un ejemplo). Jesús aparece corrigiendo a sus discípulos muchas veces (Mc 9,33-39; Lc 9,54-56); también al pueblo o a quien lo necesita; y nos manda corregir, como hemos visto en el texto leído en este encuentro. Por tanto, la corrección fraterna o corregir a quien se equivoca es un deber para los cristianos. Es un deber difícil de cumplir. Lo es porque corremos el peligro de no hacerlo por miedo a las reacciones, por no querer perder amigos ni ganarnos enemigos, por no enfrentarnos a familiares. También es difícil corregir porque estamos tentados a ver siempre los defectos de los demás, y corremos el peligro de ver faltas donde no las hay. Es difícil corregir, pero debemos hacerlo teniendo en cuenta una serie de situaciones y actitudes para corregir de buenas formas, para hacer una verdadera corrección fraterna. Primero de todo debemos considerarnos pecadores, con defectos, debemos mirar la viga de nuestro ojo antes de ayudar a ver la paja del ojo del vecino. En segundo lugar debemos mirar también las muchas virtudes y cosas buenas de la otra y las otras personas, no mirar solamente lo negativo. La corrección no es porque el otro o la otra nos molesten, o para que nos dejen tranquilos, ni porque tenemos envidia de las otras personas; no corregimos para molestar a la otra persona, ni para humillarla, ni para demostrar que somos superiores. Corregimos por amor y con amor, por misericordia y con misericordia. “Amando a las personas y odiando cuanto ellas hacen mal”, diría San Agustín. Si no se hace por amor y con amor, mejor no realizar la corrección, porque estaremos faltando en nuestra vida. Debemos juntar el amor, la justicia y también el modo cómo la hacemos, es decir, hacerla de forma educada y amable. Debemos tener en cuenta la justicia: hay situaciones en que no corregir supone dejar padecer a algunas personas los efectos de un mal comportamiento de otras personas. Tenemos la obligación de corregir para que no siga esa injusticia o ese hacer padecer a los demás. Como creyentes no podemos quedarnos con los brazos cruzados ante las injusticias familiares, sociales o de cualquier tipo; cualquier actuación que perjudique a terceras personas debe ser combatida por los cristianos, y nos corresponde corregirla. El papa Francisco, en septiembre de hace dos años decía: “No se puede corregir a una persona sin amor y sin caridad. No se puede hacer una intervención quirúrgica sin anestesia: no se puede, porque el enfermo morirá de dolor. Y la caridad es una anestesia que ayuda a recibir la cura y aceptar la corrección. Cogerlo aparte, con mansedumbre, con amor y hablarle”.

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Al hacer la corrección debe tenerse muy en cuenta el modo y el tiempo en que se realiza. De esto tienen mucha experiencia los papás cuando están preocupados de dar una buena educación a sus hijos. La corrección debe ir acompañada de la buena educación. Cuando corregimos por amor, no queremos que la otra persona se desanime, sino que cambie su error. Por ello debe buscarse el tiempo oportuno y las palabras convenientes para conseguir los frutos deseados. Se usarán las palabras convenientes, sin gritos, sin ofensas, sin insultos… Teniendo en cuenta que los gestos tampoco sean ofensivos. Es necesario que la persona corregida vea y sienta el amor y el deseo de ayudarla. También se debe escuchar a la otra persona. Por ello para hacer la corrección debe haber “materia cierta”, es decir que realmente haya habido un error, una equivocación o una falta. No nos apoyamos en chismes, murmuraciones, sospechas o dudas, sino en hechos reales. También debemos tener en cuenta que la corrección sea útil, es decir, que realmente esperemos el cambio de la persona. Si haciendo la corrección se va a poner peor, va a actuar con peor comportamiento por llevarnos la contraria, o se va a enojar de tal manera que le lleve a la ira y la desesperación o hacer males mayores, es mejor no realizar la corrección. Terminamos con unas frases del Papa Francisco sobre la corrección: “La corrección fraterna es un acto para curar el cuerpo de la Iglesia. Hay un agujero, allí, en el tejido de la Iglesia que es necesario remendar. Y así como las mamás y las abuelas, que cuando remiendan lo hacen con tanta delicadeza, así debe ser la corrección fraterna. Si tú no eres capaz de hacerla con amor, con caridad, en la verdad y con humildad, tú harás una ofensa, una destrucción al corazón de esa persona, tú harás una habladuría más, que hiere, y tú te transformarás en un ciego hipócrita, como dice Jesús. ‘Hipócrita, quita primero la viga de tu ojo….’. ¡Hipócrita! Reconoce que tú eres más pecador que el otro, pero que tú, como hermano, debes ayudar a corregir al otro”. 6. Canto: Perdónanos nuestras culpa, Señor pedimos perdón…. 7. Reflexión comunitaria ¿Qué he aprendido sobre la corrección fraterna? ¿Cuál es la mayor dificultad en la corrección de los demás? ¿Tengo alguna experiencia positiva en que la corrección ha servido para mejorar? ¿En qué tengo que corregirme para corregir bien a las demás personas? 8. Oración final: Nos ponemos en círculo. En este momento hagamos peticiones en silencio por algunas personas concretas que necesitan ser corregidas o que no han querido aceptar su corrección. Luego, se puede pedir por esas personas, pero sin decir sus nombres. Se puede pedir al Señor que nos enseñe a corregir bien. Terminamos con el Padre Nuestro el Ave María y el Gloria. Y un abrazo fraterno. Canto: Gracias por tu presencia, gracias por tu amor

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LECTURAS Y MEDITACIONES DE AGOSTO 2016 Las citas de las Lecturas Diarias utilizadas son tomadas de: Calendario Litúrgico 2016 de la Conferencia del Episcopado Dominicano 1 Lunes

Memoria Obligatoria: San Alfonso María de Ligorio, Obispo y Doctor de la Iglesia Blanco

Lectura del Profeta Jeremías 28,1-17 Al principio del reinado de Sedecías en Judá, el mes quinto, Ananías, hijo de Azur, profeta de Gabaón, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de toda la gente: «Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: “Rompo el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años devolveré a este lugar todo el ajuar del templo que Nabucodonosor, rey de Babilonia, cogió y se llevó a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a todos los judíos desterrados en Babilonia yo los haré volver a este lugar – oráculo del Señor–, porque romperé el yugo del rey de Babilonia.”» El profeta Jeremías respondió al profeta Ananías, en presencia de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo; el profeta Jeremías dijo: «Amén, así lo haga el Señor. Que el Señor cumpla tu profecía, trayendo de Babilonia a este lugar todo el ajuar del templo y a todos los desterrados. Pero escucha lo que yo te digo a ti y a todo el pueblo: “Los profetas que nos precedieron, a ti y a mi, desde tiempo inmemorial, profetizaron guerras, calamidades y epidemias a muchos países y a reinos dilatados. Cuando un profeta predecía prosperidad, sólo al cumplirse su profecía era reconocido como profeta enviado realmente por el Señor.”» Entonces Ananías le quitó el yugo del cuello al profeta Jeremías y lo rompió, diciendo en presencia de todo el pueblo: «Así dice el Señor: “Así es como romperé el yugo del rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones, antes de dos años.”» El profeta Jeremías se marchó por su camino. Después que el profeta Ananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino la palabra del Señor a Jeremías: «Ve y dile a Ananías: “Así dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo haré un yugo de hierro. Porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y se le someterán, y hasta las bestias del campo le entregaré.”» El profeta Jeremías dijo a Ananías profeta: «Escúchame, Ananías; el Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por eso, así dice el Señor: “Mira: yo te echaré de la superficie de la tierra; este año morirás, porque has predicado rebelión contra el Señor.”» Y el profeta Ananías murió aquel mismo año, el séptimo mes. Palabra de Dios. Salmo Responsorial 118 R. “Instrúyeme, Señor, en tus leyes” Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad. R/. No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos. R/.

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Vuelvan a mi tus fieles que hacen caso de tus preceptos. R/. Sea mi corazón perfecto en tus leyes, así no quedaré avergonzado. R/. Los malvados me esperaban para perderme, pero yo meditaba tus preceptos. R/. No me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido. R/. Lectura del santo evangelio según san Mateo 14,13-21 En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.» Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, denles ustedes de comer.» Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.» Les dijo: «Tráiganmelos.» Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Palabra del Señor. Meditación Iniciamos hoy el mes de agosto dentro del Jubileo de la Misericordia y siguiendo nuestro Itinerario de Evangelización estamos llamados a cultivar la justicia con el lema: “Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad” (Miq 6,8) y a practicar la obra de misericordia: Corregir al que se equivoca. El texto del Evangelio de hoy manifiesta especial interés en involucrar al discípulo en la actuación del Maestro: “Denles ustedes de comer... Con estas palabras, Jesús nos está invitando a participar. Compasión es mucho más que un sentimiento, compasión es participar. Compadecerse es salir de uno mismo llevando consigo lo que uno tiene, por poco que sea, para compartirlo con el que no lo tiene y que por eso mismo sufre. Lo poco pueden ser cinco panes y dos peces. Pero cuando la compasión es sincera y total, la abundancia de lo poco puede ser milagrosa. La compasión así entendida es signo de que el Reino de Dios ya ha llegado. La compasión, pues, construye el Reino. Pero como un elemento esencial de la compasión es compartir gratuitamente lo que uno tiene, muy a menudo da la impresión de que el Reino de Dios debe estar lejos todavía, pues “gratis” parece ser una palabra que sólo tiene existencia en los diccionarios. ¿Qué tiene, pues, de extraño que desconozcamos la abundancia milagrosa de lo poco compartido? La compasión-participación a la que el texto invita al discípulo debe moverse en cualquier orden de la vida,

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pero no es ni mucho menos ajena al Reino de Dios la compasión en el orden de las necesidades básicas, como son la salud y la comida., la educación.. Jesús empieza “compadeciéndose” de la multitud y termina “compartiendo”, que es la terminación normal a donde no llega casi nadie. Compadecerse, todos, sí. Todos tenemos un alma finísima y lloramos mucho por poca cosa. En seguida compadecemos a cualquiera. Quien compadece y no comparte, no está movido por un amor sincero, hace teatro. ¿Compartir qué? Todo, lo que se tenga, nada, cualquier cosa, unos panes y unos peces, dos mangos, lo que sea. Verá usted cómo la cosa se multiplica. Compartir es multiplicar. 2 Martes

Feria o Memoria Libre San Eusebio de Vercelli, Obispo y San Pedro Eymard, Presbítero Verde o Blanco

Lectura del Profeta Jeremías 30, 1-2. 12-15. 18-22 Palabras que Jeremías recibió del Señor: “Así dice el Señor, Dios de Israel: “Escribe en un libro todas las palabras que he dicho. Porque así dice el Señor: “Tu fractura es incurable, tu herida está enconada; no hay remedio para tu llaga, no hay medicinas que te cierren la herida. Tus amigos te olvidaron, ya no te buscan, porque te alcanzó el golpe enemigo, un cruel escarmiento, por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados. ¿Por qué gritas por tu herida? Tu llaga es incurable; por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados, te he tratado así.” Así dice el Señor: “Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me compadeceré de sus moradas; sobre sus ruinas será reconstruida la ciudad, su palacio se asentará en su puesto. De ella saldrán alabanzas y gritos de alegría. Los multiplicaré, y no disminuirán; los honraré, y no serán despreciados. Serán sus hijos como en otro tiempo, la asamblea será estable en mi presencia. Castigaré a sus opresores. Saldrá de ella un príncipe, su señor saldrá de en medio de ella; me lo acercaré y se llegará a mí, pues, ¿quién, si no, se atrevería a acercarse a mí? -oráculo del Señor-. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios.” Palabra de Dios Salmo Responsorial: 101 “El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.” Los gentiles temerán tu nombre, los reyes del mundo, tu gloria. Cuando el Señor reconstruya Sión, y aparezca su gloria, y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones. R. Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor. Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R. Los hijos de tus siervos vivirán seguros, / su linaje durará en tu presencia. / Para anunciar en Sión el nombre del Señor, y su alabanza en Jerusalén, cuando se reúnan unánimes los pueblos y los reyes para dar culto al Señor. R.

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Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 14, 22-36 Después que sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaron a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento les era contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: “¡Animo, soy yo, no tengan miedo! Pedro le contestó: “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua”. El le dijo: “Ven”. Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: “Señor, sálvame”. En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: “Realmente eres Hijo de Dios”. Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron curados. Palabra del Señor Meditación El evangelio de hoy describe la travesía difícil por el mar de Galilea en un barco frágil empujado por el viento contrario. Jesús despide a la multitud y manda a los discípulos a que hagan la travesía, mientras el se dirige a la montaña a orar. Jesús, quien siendo hijo del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad, tiene la necesidad de orar, de tener un momento de intimidad “a solas” con Su Padre. ¿Somos capaces de retirarnos “a solas” al igual que Jesús? En cuanto Jesús los dejó solos, sus discípulos sintieron miedo y desesperación ante la tormenta, pero él fue a su encuentro y andando sobre las aguas, llega cerca de ellos, pero ellos no lo reconocen. Gritan de miedo pero él los calma diciendo: “¡Animo! ¡Soy yo! ¡No teman!”. La expresión “¡Soy yo!” es la misma con la que Dios trató de superar el miedo de Moisés cuando le envió para que libertara al pueblo de Egipto. Nosotros al igual que los discípulos nos dejamos arropar por el miedo, por los vientos fuertes que golpean nuestras vidas y que no nos permiten ver cuando él viene, a nuestro encuentro. En medio de las tormentas, las preocupaciones, las críticas, las altas y bajas que nos impiden dar lo mejor en la familia, en el trabajo, en el día a día, Jesús nos llama a caminar sobre las aguas, nos invita a caminar sobre nuestros miedos, a confiar en su misericordia y amor. Nos tiende la mano para que no dudemos de que él está presente en nuestro caminar, nos manda ir a él, aunque por el miedo no seamos capaces de reconocerlo. Queremos tener una fe tan fuerte que podamos caminar seguros en medio de las zozobras y dificultades, que nada nos quite la ilusión de

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acercarnos cada vez más a la meta que nos hemos trazado. El Señor que nos llama y nos tiende la mano, elimine de nosotros todos los miedos a que nos arrastra nuestra propia debilidad. 3 Miércoles

Feria Verde

Lectura del Profeta Jeremías 31, 1-7 En aquel tiempo -oráculo del Señor-, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo. Así dice el Señor: “Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso, el Señor se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia. Todavía te construiré, y serás reconstruida, doncella de Israel; todavía te adornarás y saldrás con panderos a bailar en corros; todavía plantarás viñas en los montes de Samaria, y los que plantan cosecharán. “Es de día”, gritarán los centinelas en la montaña de Efraín: “Levántense y marchemos a Sión, al Señor, nuestro Dios.”” Porque así dice el Señor: “Griten de alegría por Jacob, regocíjense por el mejor de los pueblos: proclamen, alaben y digan: “El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel.”” Palabra de Dios. Salmo Responsorial: Jr 31 El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.¨ Escuchen, pueblos, la palabra del Señor, anúncienla en las islas remotas: “El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño.” R. “Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte.” Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R. Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 15, 21-28 En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo”. El no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: “Atiéndela, que viene detrás gritando”. El les contestó: “Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”. Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: “Señor, socórreme”. El le contestó: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. Pero ella repuso: “Tienes razón, Señor, pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos”. Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe!; que se cumpla lo que deseas”. En aquel momento quedó curada su hija. Palabra del Señor.

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Meditación El profeta Jeremías, hablando en nombre de Dios al pueblo que está en medio de una situación de calamidad, le anuncia un futuro de salvación, su sufrimiento cambiará, pues el mismo Dios ha decidido reconstruir al pueblo. Y lo que anima a Dios a actuar de esa manera es su amor eterno. Es eso lo que le mueve a ser misericordioso. Por eso el pueblo va a gritar de alegría, porque su Dios es un Dios compasivo y misericordioso, que lo salva porque los ama sin medida. Nos dice el Evangelio de hoy que Jesús salió un día de su país hacia la región de Tiro y Sidón; entonces, una mujer pagana se le acercó para pedirle la curación de su hija endemoniada. Se observa, y hasta llama la atención la forma en que Jesús responde a aquella mujer, un tanto descortés y denigrándola: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. “Los perros” era el término despectivo e injurioso con que los judíos designaban a los paganos, oficialmente malos. Y fue precisamente una mujer pagana, la que hizo cambiar a Jesús de modo de pensar. “Tienes razón, Señor, le dijo. Pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos”. Jesús se rindió ante la evidencia. La humildad de aquella desesperada, dejó totalmente desarmado a Jesús: “Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas”. Curando a su hija, Jesús sentó las bases para hacer de los dos mundos -judío y pagano- uno. Es ese amor incondicional de Jesús el que le mueve a romper las limitaciones de las fronteras culturales y religiosas, y responder a la fe de una mujer cananea, que no era del pueblo “elegido”. Cultivemos un amor sin medida que nos anime movidos por la fe a ser misericordiosos practicando siempre la justicia. 4



Jueves

Memoria Obligatoria: Santo Domingo de Guzmán, Presbítero y Doctor de la Iglesia Blanco

Lectura del profeta Jeremías 31,31-34 Miren que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor–. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor–: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: «Reconoce al Señor.» Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor–, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados. Palabra de Dios Salmo 50 R/. “Oh Dios, crea en mí un corazón puro Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R/.

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Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. R/. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R/. Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,13-23 En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías. Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.» Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.» Palabra del Señor. Meditación Jesús hace preguntas para saber qué piensa la gente respecto a su persona, el Hijo del Hombre (Mt 16, 13-16). Las respuestas son variadas. Juan Bautista, Elías, Jeremías, algún profeta. Cuando Jesús pregunta la opinión de los discípulos, Pedro se vuelve portavoz y dice: “¡Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!” La respuesta no es nueva. Anteriormente, los discípulos habían dicho lo mismo (Mt 14,33). En el Evangelio de Juan, la misma profesión de fe la hizo Marta (Jn 11,27). Significaba que en Jesús se realizan las profecías del Antiguo Testamento. La respuesta de Jesús a Pedro (Mt 16, 17): merece el elogio de Jesús: “¡Bienaventurado eres Simón!” Jesús proclama Pedro “¡Bienaventurado!”, porque recibió una revelación del Padre. Aquí también la respuesta de Jesús no es nueva. Anteriormente, Jesús había alabado al Padre porque había revelado el Hijo a los pequeños y no a los sabios (Mt 11,25-27) y había hecho la misma proclamación dicha a los discípulos por estar viendo y oyendo cosas nuevas que, antes que ellos, nadie conocía ni había oído hablar (Mt 13,16).

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Las atribuciones de Pedro: Ser piedra y tener las llaves del Reino (Mt 16,18-20) debe ser fundamento firme para la iglesia para que pueda resistir contra las puertas del infierno. Jesús completa lo que falta en la respuesta de Pedro (Mt 16,21-22), y éste reacciona. Jesús empieza a decir: “que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día”. Al decir que debía ir y que debía morir, o que era necesario sufrir, indicaba que el sufrimiento estaba previsto en las profecías. El camino del Mesías no era sólo de triunfo y de gloria, sino también ¡de sufrimiento y de cruz! Si Pedro acepta a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, debería aceptarlo también como Mesías Siervo que va a morir. Pero Pedro no acepta la corrección de Jesús y trata de disuadirlo. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo « ¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!» Es sorprendente la respuesta de Jesús a Pedro: piedra de tropiezo (Mt 16, 23). En realidad, Pedro quería orientar a Jesús tomando la delantera, pero el Maestro reacciona: “«¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!” Hoy, la pregunta va hasta nosotros, ¿quién dicen ustedes que soy yo? La respuesta se dará desde una experiencia personal, tan profunda cuanta haya sido la intimidad cultivada con Jesús. Animemos nuestra fe y reconozcamos a Jesús que nos invita a seguirlo cargando con la cruz de cada día, pues en el aparente fracaso se esconde el triunfo de la fidelidad y entrega al Señor. 5

Feria o Memoria Libre: La Dedicación de la Basílica de Santa María

Viernes

Verde o Blanco

Lectura del profeta Nahúm 2,1.3;3,1-3.6-7 Miren sobre los montes los pies del heraldo que pregona la paz, festeja tu fiesta, Judá; cumple tus votos, porque el criminal no volverá a pasar por ti, pues ha sido aniquilado. Porque el Señor restaura la gloria de Jacob y la gloria de Israel; lo habían desolado los salteadores, habían destruido sus sarmientos. Ay de la ciudad sangrienta, toda ella mentirosa, llena de crueldades, insaciable de despojos. Escuchen: látigos, estrépito de ruedas, caballos al galope, carros rebotando, jinetes al asalto, llamear de espadas, relampagueo de lanzas, muchos heridos, masas de cadáveres, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres. Arrojaré basura sobre ti, haré de ti un espectáculo vergonzoso. Quien te vea se apartará de ti, diciendo: «Desolada está Nínive, ¿quién lo sentirá?; ¿dónde encontrar quien te consuele?» Palabra de Dios. Salmo Responsorial: Dt 32 R/. “Yo doy la muerte y la vida” El día de su perdición se acerca y su suerte se apresura, porque el Señor defenderá a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos. R/.

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Pero ahora miren yo soy yo, y no hay otro fuera de mí; yo doy la muerte y la vida, yo desgarro y yo curo. R/. Cuando afile el relámpago de mi espada y tome en mi mano la justicia, haré venganza del enemigo y daré su paga al adversario. R Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,24-28 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad.» Palabra del Señor. Meditación El evangelio de hoy expresa estas exigencias para todos nosotros. Tome su cruz y me siga. Jesús saca las conclusiones que valen hasta hoy: “Si alguien quiere seguirme, renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga”. En aquel tiempo, la cruz era la pena de muerte que el imperio romano imponía a los marginados y a los bandidos. Tomar la cruz y cargarla detrás de Jesús era lo mismo que aceptar el ser marginado por el sistema injusto que legitimaba la injusticia. A causa de este anuncio revolucionario, Jesús fue perseguido y no tuvo miedo a dar su vida. No hay prueba de amor más grande que dar la vida por los hermanos (Jn 15,13). Quien pierde la vida por causa mía la encontrará. Estos dos versículos explicitan valores humanos universales que confirman la experiencia de muchos, cristianos y no cristianos. Salvar la vida, perder la vida, encontrar la vida. La experiencia de muchos enseña lo siguiente: Quien corre tras los bienes y la riqueza no queda nunca saciado. Quien se entrega a los demás olvidándose de sí, siente una gran felicidad. Es la experiencia de las madres que se entregan, y de mucha gente que no piensa en sí, sino en los demás. Jesús tiene razón en decir: Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará”. Importante es el motivo: “por mí”, o como dice en otro lugar: “por causa del Evangelio” (Mc 8,35). Y termina: “Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” El Hijo del Hombre, dará a cada uno según su conducta. Estos dos versículos se refieren a la esperanza del pueblo con relación a la venida del Hijo del Hombre al final de los tiempos como juez de la humanidad, como presentado en la visión del profeta Daniel. Cada uno recibirá según su propia conducta. El segundo versículo dice: “Yo les aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino”. Esta frase es un aviso para ayudar a percibir la venida de Jesús como Juez en los hechos de la vida. Algunos pensaban que

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Jesús vendría luego. Jesús, de hecho, ya estaba presente en las personas, sobre todo en los pobres. Pero ellos no lo percibieron. Jesús mismo había dicho: “Cuando lo hicieron con alguno de estos más pequeños, que son mis hermanos, lo hicieron conmigo!”. Esforcémonos en no seguir el camino que nos ofrece este mundo, sino tener la valentía de “perder” la vida por la Causa del Reino, ya que dar la vida por ese Reino es buscar la vida para todos, la paz, la justicia, la alegría, viviendo el amor fraterno. 6 Sábado

Fiesta: La Transfiguración del Señor Blanco

Lectura del Profeta Daniel 7, 9-10.13-14 Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: vi que colocaban unos tronos y un anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve y sus cabellos, blancos como lana; Su trono, llamas de fuego, con ruedas encendidas; Un río de fuego brotaba delante de ´El. Miles de miles le servían, millones y millones estaban a sus órdenes. Comenzó el juicio y se abrieron los libros. Yo seguí contemplando en mi visión nocturna y vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido. Palabra de Dios Salmo Responsorial: 96 “Reina el Señor, alégrese la tierra.” Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. Tinieblas y nubes rodean el trono del Señor que se asienta en la justicia y el derecho. R. Los montes se derriten como era ante el Señor de toda la tierra. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos. R. Tú Señor altísimo, estás muy por encima de la tierra y mucho más en alto que los dioses. R. Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pedro 1, 16-19 Hermanos: Cuando les anunciamos la venida gloriosa y llena de poder de nuestro Señor Jesucristo, no lo hicimos fundados en fábulas hechas con astucia, sino por haberlo visto con nuestros propios ojos en toda su grandeza. En efecto, Dios lo llenó de gloria y honor, cuando la sublime voz del Padre resonó sobre él, diciendo: «Este es mi Hijo amado, en quien Yo me complazco». Y nosotros escuchamos esta voz, venida del cielo, mientras estábamos con el Señor en la montaña santa. Tenemos también la firmísima palabra de los profetas, a la que con toda razón ustedes consideran como una lámpara que ilumina en la oscuridad, hasta que despunte el día y el lucero de la mañana amanezca en los corazones de ustedes. Palabra de Dios.

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Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 9,28b-36 En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escúchenle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor. Meditación La Transfiguración se narra en los tres Evangelios Sinópticos (Mt 17,19; Mc 9,2-8; Lc 9,28-36), señal de que este pasaje recogía un mensaje muy importante para los primeros cristianos. Confirmó a Jesús en su misión como Mesías- Siervo. Ayudó a los discípulos a superar la crisis que les causaba el escándalo de la cruz. Llevó a las comunidades a profundizar en su fe en Jesús, Hijo de Dios, amado del Padre y nueva clave para interpretar la Ley y los Profetas. La Transfiguración continúa siendo una ayuda para superar las crisis que el sufrimiento y la cruz nos producen hoy. Nos situamos inmediatamente antes de empezar la subida a Jerusalén. Pedro, en nombre de todos los discípulos, acaba de confesar a Jesús como el Mesías de Dios (Lc 9,18-21). Jesús, para evitar malentendidos, les ha anunciado que él es un mesías sufriente: “el Hijo del hombre tiene que ser rechazado por sacerdotes y letrados, condenado a muerte y resucitar al tercer día”. Después, les ha enseñado también que éste es el camino del discípulo... “quien quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz cada día y venga conmigo...”. En este contexto de crisis, en el que los discípulos esperaban un mesías glorioso y no podían comprender el camino de sufrimiento que esperaba a Jesús, es donde sucede la Transfiguración. La escena es considerada tradicionalmente como “la transfiguración de Jesús”. Todos sabemos que los evangelistas le dan gran importancia pues, según su relato, es una experiencia que deja entrever algo de la verdadera identidad de Jesús. Al parecer, los discípulos no captan el contenido profundo de lo que están viviendo, pues Pedro dice a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Coloca a Jesús en el mismo plano y al mismo nivel que a los dos grandes personajes bíblicos. A cada uno su tienda. Jesús no ocupa todavía un lugar central y absoluto en su corazón.

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La voz de Dios le va a corregir, revelando la verdadera identidad de Jesús: «Éste es mi Hijo, el escogido», el que tiene el rostro transfigurado. No ha de ser confundido con los de Moisés o Elías, que están apagados. «Escúchenle a él». A nadie más. Con certeza la experiencia de Pedro vivida en ese momento era tan fascinante que quería quedarse en aquel lugar. Nosotros al igual que Pedro, Santiago y Juan, somos escogidos por Jesús a vivir experiencias de transfiguración, a subir al monte y estar con él, pero es necesario regresar a nuestras realidades y poner en práctica lo que hemos vivido con el Maestro, es necesario bajar y hacer acontecer el milagro de la transfiguración en nuestras familias, en el trabajo, y la iglesia. Jesús nos escoge y nos hace experimentar sus delicias, no para guardarlas y querer perpetuar esos momentos, sino para llevarlos a la práctica y compartirlo con los hermanos. 7 III Semana Liturgia de las Horas

Domingo XIX del Tiempo Ordinario Verde

Siempre listos para el Señor practicando la justicia y la misericordia Orientaciones para esta Celebración: Colocar el lema del día y del mes en un lugar visible.Recordar el lema y valor del año. Motivar durante todo este mes para que en las familias, comunidades y sectores se ore por las personas con actitudes y conductas negativas. Motivar para que este año de la misericordia sea aprovechado por todas las familias, para que acogiéndose a esa misericordia de Dios la gracia corra como torrente de agua viva. Se pueden colocar imágenes de Abraham, Sara, Isaac. Se pueden presentar el testimonio de hombres y mujeres que son fieles y están siempre preparados para recibir al que le ha encomendado algo: madres, padres, personas que trabajan con responsabilidad en sus trabajos. Se pueden destacar algunos de ellos. Monicion de entrada Hermanos y hermanas: Con mucha alegría, Jesús Rostro Misericordioso del Padre, nos invita a participar de este Banquete Eucarístico, escuchar su palabra y alimentarnos con su cuerpo al inicio del mes de Agosto , mes de la Restauración de la República Dominicana, y mes donde se inicia un nuevo año escolar, a fin de que vivamos la justicia. La Palabra de Dios de este décimo noveno Domingo del Tiempo Ordinario nos invita hacer una revisión profunda de cómo estamos viviendo nuestra fe. Es una llamada insistente a seguir el camino de Dios, a confiar plenamente en El, como padre y dueño de la vida, a reafirmar nuestra fe y acompañarla con un compromiso efectivo en la lucha contra toda injusticia.

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Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad

Estemos despiertos y vigilantes, trabajando por la realización del Reino de Dios aquí en la tierra, como reza nuestro lema del mes “lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad”(Miq. 6,8); así estaremos preparados siempre para su última venida aclamando: “que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti” (Sal. 32,22). Puestos de pie, con el canto de entrada recibamos a Jesús que llega a nosotros en la persona de su ministro. Primera Lectura: Sabiduría 18,6-9 Esta primera lectura nos invita a tener confianza en Dios Padre misericordioso que obra con justicia, dando salvación al inocente y perdición al culpable. Escuchemos Lectura del libro de la Sabiduría 18,6-9 La noche de la liberación se les anunció de antemano a nuestros padres, para que tuvieran ánimo, al conocer con certeza la promesa de que se fiaban. Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes y la perdición de los culpables, pues con una misma acción castigabas a los enemigos y nos honrabas, llamándonos a ti. Los hijos piadosos de un pueblo justo ofrecían sacrificios a escondidas y, de común acuerdo, se imponían esta ley sagrada: que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes; y empezaron a entonar los himnos tradicionales. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 32 R/. Dichoso el pueblo a quien Dios escogió como heredad Aclamen justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. R/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/. Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R/. Segunda Lectura: Hebreos 11,1-2.8-19 La Carta a los Hebreos nos pone delante de nuestros ojos la fe de aquellos que ayer confiaron en la promesa de Dios, caminaron con lealtad y fueron justos, para animarnos a caminar hacia la patria celeste sin volver atrás ni descuidarnos en el camino. Escuchemos Lectura de la carta a los Hebreos 11,1-2.8-19 Hermanos: La fe es seguridad de lo que se espera, y la prueba de lo que no se ve. Por ella recibieron testimonio de admiración los antiguos. Por la fe Abrahán, obedeciendo la llamada divina, partió para un país que recibiría en posesión, y partió sin saber a dónde iba. Por la fe vino a habitar en la tierra prometida como en un país extranjero, viviendo en tiendas de campaña, con Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa. Porque él esperaba la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe

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recibió también Sara el poder de concebir, fuera de la edad propicia, porque creyó; en la fidelidad de aquel que se lo había prometido. Precisamente por esto, de un solo hombre, ya casi muerto, nació una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y como los incontables granos de arena que hay en las playas del mar. Todos éstos murieron en la fe sin haber obtenido la realización de las promesas, pero habiéndolas visto y saludado de lejos y reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Ahora bien, aquellos que hablan así demuestran claramente que buscan la patria. Y si ellos hubiesen pensado en aquella de la que habían salido, hubiesen tenido oportunidad para volver a ella. Ellos, en cambio, aspiraban a una patria mejor, es decir, celeste. Por eso Dios no se avergüenza de ellos, de llamarse «su Dios», porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac; e inmolaba a su hijo único a aquel que había recibido las promesas, a aquel de quien le había sido dicho: De Isaac saldrá una descendencia que llevará tu nombre. Porque pensaba que Dios tiene poder incluso para resucitar a los muertos. Por eso recobró a su hijo. Esto es un símbolo para nosotros. Palabra de Dios. ALELUYA: MT. 24,42ª y 44 Estén en vela y preparados, porque a la hora que menos piensen viene el Hijo del hombre. Evangelio: Lucas 12, 32-48 El Evangelio nos invita a estar siempre preparados para recibir al Señor que llega de modo inesperado, compartiendo nuestros bienes con los más pobres, realizando las obras de justicia y cumpliendo con la misión encomendada. Con el canto aclamemos al Señor que nos habla hoy. Escuchemos. Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,32-48 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque su Padre ha tenido a bien darles el reino. Vendan sus bienes y den limosna; hagan talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está su tesoro allí estará también su corazón. Tengan ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Ustedes estén como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; les aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. Comprendan que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo ustedes, estén preparados, porque a la hora que menos piensan viene el Hijo del hombre.» Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?» El Señor le respondió: « ¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración

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a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Les aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: “Mi amo tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.» Palabra del Señor. Meditación El evangelio de hoy nos pone a meditar sobre nuestro compromiso cristiano con dos frases de Jesús: “El Padre ha tenido a bien darles el Reino” y “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá”. Al meditar ambas frases juntas podemos comprender mejor en qué consiste la justicia divina, una justicia que no sigue la misma lógica de la justicia humana. Desde hace unas décadas, muchos sectores comprometidos de nuestra Iglesia vienen hablando de “construir el Reino” para hablar de su vida cristiana. Sin embargo, para Jesús el Reino es un don. Preguntémonos por qué y ensayemos una respuesta. Es relevante recordar que Jesús colocó la palabra “Reino” en el centro de su predicación; con ella expresaba el núcleo de lo que andaba buscando. Como judío piadoso, utilizó esta palabra para referirse de manera indirecta y respetuosa a Dios y a su modo de actuar. No olvidemos el mandamiento judío de no tomar el nombre de Dios en vano. El Reino del que habla Jesús se refiere al obrar misterioso de Dios en todos los aspectos de nuestra vida. Por eso sería absurdo decir que nosotros “construimos a Dios”; en este caso estaríamos según la Biblia ante un ídolo. Jesús decía más bien que el Reino “ha llegado” o que “se acerca”; por eso nos enseñó a pedir en el Padrenuestro “que venga”. ¿Qué implica, entonces, para nuestro compromiso cristiano decir que el Reino es un don? En primer lugar, implica estar siempre atentos a lo que Dios está obrando en cada momento de nuestra vida, sin aferrarnos a los planes preconcebidos ni rendirnos ante los hechos consumados. Sin esta libertad, nuestra vida queda desfasada y se hace inoportuna. En segundo lugar, implica reconocer que la iniciativa de la vida plena que anhelamos proviene de Dios. En tercer lugar, implica cultivar una actitud de humildad ante cualquier obra de nuestras manos, manteniendo un espíritu crítico con respecto a las cosas que hacemos. Por último, implica reconocer que Dios nos puede pedir siempre algo más de lo que hasta ese momento hemos hecho. Así llegamos a la segunda frase clave que nos propone el Evangelio de este domingo: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá”. La justicia divina es inversa a la justicia humana. Para la justicia humana, el que ha logrado poseer mucho tiene el derecho de ejercer más poder. Quien ha obtenido más se cree igualmente con derecho a exigir a los demás. Así, de acuerdo con la justicia humana, el que mucho posee puede vacacionar

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mientras otros trabajan para él. En cambio, quien quiera ser fiel a la justicia del Reino debe estar siempre atento y vigilante. Para la justicia humana, la frase de Jesús quedaría expresada en un sentido opuesto: “El que mucho ha logrado, mucho puede exigir”. El evangelio del día de hoy nos enseña, pues, los límites peligrosos de la justicia humana y las exigencias infinitas de la justicia divina. En realidad, el amor servicial no pone límites al compromiso, salvo el del respeto radical a los ritmos de la vida misma. Por eso, no debemos preocuparnos: ya que el Reino es un don, el Señor también nos dará las fuerzas que necesitamos para responder cada vez más generosamente a su llamada con todo lo que somos y todo lo que tenemos. El que preside: Al Padre, siempre justo y misericordioso, presentemos nuestras oraciones diciéndole: Padre, que siempre estemos preparados para recibirte. • Por la Iglesia, por sus pastores y por todo el Pueblo de Dios, para que el Señor siempre nos encuentre practicando el derecho y la misericordia, caminando con fidelidad como nuestros antiguos Padres. Oremos • Por los gobernantes y por todos los que tienen responsabilidades en la administración pública, para que actúen con justicia en sus ejecutorias, amen la lealtad y defiendan el derecho especialmente de los más desprotegidos y estén conscientes de que Dios les pedirá cuenta de la misión encomendada. Oremos. • Por los que sufren a causa de la injusticia, para que a pesar de las adversidades no pierdan nunca la esperanza y la fe en Jesús Rostro Misericordioso del Padre y se mantengan fieles a El. Oremos • Por los que son perseguidos a causa de su fe o de su lucha por la justicia para que no desfallezcan y se sientan los bienaventurados de Dios. Oremos • Por todos nosotros y nuestras familias para que los dones y bienes que el Señor nos ha dado los pongamos al servicio generoso de los demás y seamos sus buenos administradores. Oremos El que preside: Padre Bueno, Tu eres siempre fiel danos la fe de Abraham y la fidelidad de tu Hijo para que siempre y en todo seamos tus buenos administradores, seamos vigilantes para seguir la ruta hacia Ti y así nos encuentre preparados en cualquier momento en que llegues definitivamente a nuestras vidas. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8 Lunes

Memoria Obligatoria: San Juan María Vianney, Presbítero Blanco

Lectura del Profeta Ezequiel 1, 2-5. 24-28c El año quinto de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la palabra del Señor a Ezequiel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a orillas del río Quebar. Entonces se apoyó sobre mí la mano del Señor, y vi que venía del norte un viento huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos. Nube rodeada de resplandor, y, entre el relampagueo, como el brillo del electro.

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En medio de éstos aparecía la figura de cuatro seres vivientes; tenían forma humana. Y oí el rumor de sus alas, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, cuando caminaban; griterío de multitudes, como estruendo de tropas; cuando se detenían, abatían las alas. También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus cabezas; cuando se detenían, abatían las alas. Y por encima de la plataforma, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta especie de trono sobresalía una figura que parecía un hombre. Y vi un brillo como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía su cintura para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como fuego. Estaba rodeado de resplandor. El resplandor que lo rodeaba era como el arco que aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria del Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra. Palabra de Dios Salmo Responsorial: 148 “Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.” Alaben al Señor en el cielo, alaben al Señor en lo alto. Alábenlo, todos sus ángeles; alábenlo, todos sus ejércitos. R. Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo, los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños. R. Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime. Su majestad sobre el cielo y la tierra. R. El acrece el vigor de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 17, 22-27 En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo: “Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres; lo matarán, pero resucitará al tercer día”. Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: “¿Su Maestro no paga las dos dracmas? Contestó: “Sí”. Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?” Contestó “A los extraños”. Jesús les dijo: “Entonces los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti”. Palabra del Señor. Meditación Cuando llegan a Cafarnaún, los recaudadores del impuesto del Templo preguntan a Pedro: “¿No paga su maestro las dos dracmas?” Pedro responde: “¡Sí!” Desde los tiempos de Nehemías, (Siglo V aC), los judíos que habían vuelto de la esclavitud de Babilonia, se comprometieron solemnemente en la asamblea a pagar diversos impuestos y tasas para

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que el culto en el Templo pudiera seguir funcionando y para cuidar la manutención tanto del servicio sacerdotal como del edificio del Templo (Ne 10,33-40). Por lo que se ve en la respuesta de Pedro, Jesús pagaba este impuesto como lo hacían todos los demás judíos. Es curiosa la conversación entre Jesús y Pedro. Cuando llegan a casa, Jesús pregunta: “Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?” Pedro respondió: “¡De los extraños!” Entonces Jesús dice: “¡Por tanto, libres están los hijos!” Probablemente, aquí se refleja una discusión entre los judíos cristianos antes de la destrucción del Templo en el año 70. Ellos se preguntaban si debían o no seguir pagando el impuesto del Templo, como hacían antes. Por la respuesta de Jesús, descubren que no hay obligación de pagar ese impuesto: “Libres están los hijos”. Los hijos son los cristianos. Pero aún sin tener obligación, la recomendación de Jesús es pagar para no provocar escándalo. Más curiosa que la conversación es la solución que Jesús da a la cuestión. Dice a Pedro: “Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Tómalo y dáselo por mí y por TI”. ¡Milagro curioso!. Cualquiera que sea la interpretación de este hecho milagroso, esta manera de solucionar el problema sugiere que se trata de un asunto que no tiene mucha importancia para Jesús. Aquí también hay una enseñanza para nosotros, el sistema de impuestos es necesario para que un país organizado funcione, y el Estado tenga los recursos para realizar las obras en beneficio de los ciudadanos. De modo que todo buen ciudadano debe aceptar y asumir que debe pagar impuestos, pues de esa manera ejercemos la solidaridad social. Seamos ciudadanos y ciudadanas más responsables, informémonos y aprendamos a conocer nuestro sistema de impuestos, e impliquémonos en las luchas sociales, para que nuestro sistema tributario sea más justo y eficiente, y que a través de nuestro presupuesto nacional el dinero del pueblo se invierta en las obras que benefician a todos y todas, especialmente a los más necesitados. 9 Martes

Feria o Memoria Libre: Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Virgen y Mártir Verde o Rojo

Lectura del Profeta Ezequiel 2, 8-3, 4 Así dice el Señor: Tú, hijo de Adán, oye lo que te digo: ¡No seas rebelde, como la casa rebelde! Abre la boca y come lo que te doy.” Vi entonces una mano extendida hacia mí, con un documento enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito en el anverso y en el reverso; tenía escritas elegías, lamentos y ayes. Y me dijo: Hijo de Adán, come lo que tienes ahí, cómete este volumen y vete a hablar a la casa de Israel.” Abrí la boca y me dio a comer el volumen, diciéndome: Hijo de Adán, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este

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volumen que te doy.” Lo comí, y me supo en la boca dulce como la miel. Y me dijo: Hijo de Adán, anda, vete a la casa de Israel y diles mis palabras.” Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 118 ¡Qué dulce, Señor es al paladar tu promesa! Mi alegría es el camino de tus preceptos, / más que todas las riquezas. R. Tus preceptos son mi delicia, / tus decretos son mis consejeros. R. Más estimo yo los preceptos de tu boca / que miles de monedas de oro y plata. R. ¡Qué dulce al paladar tu promesa: / más que miel en la boca! R. Tus preceptos son mi herencia perpetua, / la alegría de mi corazón. R. Abro la boca y respiro, / ansiando tus mandamientos. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 18, 1-5. 10. 12-14 En aquel momento, se acercaron los discípulos de Jesús y le preguntaron: ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: Les aseguro que, si no vuelven a ser como niños, no entraran en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque les digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué les parece? Supongan que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la pérdida? Y si la encuentra, les aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo su Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.” Palabra del Señor. Meditación El evangelio de hoy trae la primera parte del Sermón de la Comunidad (Mt 18,1-14) que tiene como palabra clave los “pequeños”. Los pequeños no solo los niños, sino también las personas que la sociedad considera pobres y sin importancia, ya que no tienen nada material que exhibir. Parece que los discípulos quieren un criterio para poder medir la importancia de las personas en la comunidad: “¿Quién es el mayor en el Reino de los Cielos?”. Jesús responde que el criterio son los niños. Estos no tienen importancia social, no pertenecen al mundo de los grandes, de los que saben. Se observa que es precisamente la pregunta de los discípulos la que da pie a la enseñanza de Jesús. Los discípulos quieren saber quién es el mayor en el Reino. Sólo el hecho de que ellos hicieran esa pregunta revela que habían entendido poco o nada del mensaje de Jesús. El Sermón de la Comunidad, todo ello, es para hacer entender que entre los seguidores y las seguidoras de Jesús tiene que estar vivo el espíritu de servicio, de entrega, de

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perdón, de reconciliación y de amor gratuito, sin buscar el propio interés y autopromoción. Y vuelve Jesús a enseñarnos cuán lejos estamos de los criterios evangélicos cuando creemos que el orgullo, la prepotencia, el espíritu de grandeza, es lo que nos hará merecedores de la aceptación del Señor. La historia bíblica demuestra que son precisamente los que menos cuentan quienes gozan del favor de Dios. Jesús se identifica con los de abajo, su amor hacia los pequeños humanamente no tendría explicación. Es la pura gratuidad del amor de Dios que aquí se manifiesta y pide ser imitada por los que se dicen ser discípulos y discípulas de El. Pues de este modo la comunidad se vuelve prueba del amor gratuito de Dios que acoge a todos. 10 Miércoles

Fiesta: San Lorenzo, Diácono y Mártir Rojo

Lectura de la Segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 9, 6-10 Hermanos: Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el que mucho siembra, cosecha mucho. Cada cual dé lo que su corazón le diga y no de mala gana ni por compromiso, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmarlos de toda clase de favores, a fin de que, teniendo siempre todo lo necesario, puedan participar generosamente en toda obra buena. Como dice la Escritura: Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente. Dios, que proporciona la semilla al sembrador y le da pan para comer, les proporcionará a ustedes una cosecha abundante y multiplicará los frutos de su justicia. Palabra de Dios. Salmo Responsorial 111 R/. Dichoso el que se apiada y presta Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R/. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. R/. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos. R/. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. R/. Lectura del Santo Evangelio según san Juan: 12, 24-26 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor, a quien me sirva el Padre lo premiará. “. Palabra del Señor.

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Meditación La iglesia celebra hoy la Fiesta de San Lorenzo, uno de los siete diáconos de la Iglesia de Roma, cargo de gran responsabilidad, ya que consistía en el cuidado de los bienes de la Iglesia y la distribución de limosnas a los pobres. El año 257, el emperador Valeriano publicó el edicto de persecución contra los cristianos y, al año siguiente, fue arrestado y decapitado el Papa san Sixto II, San Lorenzo le siguió en el martirio cuatro días después. La primera lectura nos habla de la equidad de Dios: da a cada uno según siembra, según se esfuerza. No se refiere a los frutos sembrados en el campo, sino a lo que sembramos de generosidad, justicia y caridad entre los más necesitados: así nos responderá el Señor, con equidad. En el evangelio de hoy Jesús nos dice “Si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo, pero si muere producirá mucho fruto”. Estas palabras del Señor, son determinantes para el fruto de nuestra misión. Somos comparados a una semilla y es necesario caer en la profundidad de la tierra, para que ocurra un proceso de transformación que engendra vida, pero también es necesario, que, como cristianos comprometidos dejemos de ser grano, de estar solos, de ser uno más dentro del montón, es preciso transformarse y ser fruto, como Jesús que con su muerte en la cruz nos dio el fruto de la salvación. El que considera la propia vida como una posesión fría vivida en el propio egoísmo es como una semilla cerrada en sí misma y sin perspectivas de vida. Sin embargo, el que “odia su vida”, descentra el eje que mantiene el sentido de la existencia hacia la donación a los demás; solo así se vuelve creativa la vida y pasa a ser fuente de paz, de felicidad y de entrega. La historia de la semilla es morir para multiplicarse; su función es hacer un servicio a la vida.”. 11 Jueves

Memoria Obligatoria: Santa Clara, Virgen Blanco

Lectura del Profeta Ezequiel 12, 1-12 Me vino esta palabra del Señor: Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde. Tú, hijo de Adán, prepara el ajuar del destierro y emigra a la luz del día, a la vista de todos; a la vista de todos, emigra a otro lugar, a ver si lo ven; pues son casa rebelde. Saca tu ajuar, como quien va al destierro, a la luz del día, a la vista de todos, y tú sal al atardecer, a la vista de todos, como quien va al destierro. A la vista de todos, abre un boquete en el muro y saca por allí tu ajuar. Cárgate al hombro el hatillo, a la vista de todos, sácalo en la oscuridad; tápate la cara, para no ver la tierra, porque hago de ti una señal para la casa de Israel.” Yo hice lo que me mandó: saqué mi ajuar como quien va al destierro, a la luz del día; al atardecer, abrí un boquete en el muro, lo saqué

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en la oscuridad, me cargué al hombro el hatillo, a la vista de todos. A la mañana siguiente, me vino esta palabra del Señor: Hijo de Adán, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, la casa rebelde, qué es lo que hacías? Pues respóndeles: “Esto dice el Señor: Este oráculo contra Jerusalén va por el príncipe y por toda la casa de Israel que vive allí.” Di: “Soy señal para ustedes lo que yo he hecho lo tendrán que hacer ellos: Irán cautivos al destierro. El príncipe que vive entre ellos se cargará al hombro el hatillo, abrirá un boquete en el muro para sacarlo, lo sacará en la oscuridad y se tapará la cara para que no lo reconozcan.”” Palabra de Dios Salmo Responsorial: 77 “No olviden las acciones de Dios.” Tentaron al Dios Altísimo y se rebelaron, negándose a guardar sus preceptos; desertaron y traicionaron como sus padres, fallaron como un arco engañoso. R. Con sus altozanos lo irritaban, con sus ídolos provocaban sus celos. Dios lo oyó y se indignó, y rechazó totalmente a Israel. R. Abandonó sus valientes al cautiverio, su orgullo a las manos enemigas; entregó su pueblo a la espada, encolerizado contra su heredad. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 18, 21-29 En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: “Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le contestó: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Y les propuso esta parábola: “Se parece el Reino de los cielos a un rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía tres mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo”. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrodillándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”. Pero él se negó, y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con ustedes mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano”. Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán. Palabra del Señor.

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Meditación El Evangelio de hoy habla de la necesidad del perdón. No es fácil perdonar. Pues ciertas heridas siguen profundizando en el corazón. Hay personas que dicen: “Yo perdono pero no olvido” Rencor, tensiones, provocaciones, discusiones, opiniones diferentes, ofensas dificultan el perdón y la reconciliación. Jesús había hablado de la importancia del perdón y sobre la necesidad de saber acoger a los hermanos y a las hermanas para ayudarlos a reconciliarse con la comunidad. Ante estas palabras de Jesús, Pedro pregunta: “¿Cuántas veces tengo que perdonar a los hermanos que pecan contra mí? ¿Hasta setenta veces siete? ” El número siete indica una perfección. En este caso, era sinónimo de siempre. Jesús va más lejos de la propuesta de Pedro. Elimina todo y cualquier límite posible para el perdón: “No te digo siete, sino setenta veces siete.” O sea, ¡setenta veces siempre! Pues no hay proporción entre el perdón que recibimos de Dios y el perdón que debemos ofrecer a los hermanos, como nos enseña la parábola del perdón sin límites. La sociedad del Imperio Romano era dura y sin corazón, sin espacio para los pequeños. Estos buscaban un abrigo para el corazón y no lo encontraban. Las sinagogas también eran exigentes y no ofrecían un lugar para ellos. Y en las comunidades cristianas el rigor de algunos en la observancia de la Ley llevaba dentro de la convivencia los mismos criterios de la sinagoga. Además de esto, hacia finales del siglo primero, en las comunidades cristianas comenzaban a aparecer las mismas divisiones que existían en la sociedad entre ricos y pobres (Sant 2,1-9). En vez de ser la comunidad un espacio de acogida, corría el riesgo de volverse un lugar de condena y de conflictos. Mateo quiere iluminar las comunidades, para que sean un espacio alternativo de solidaridad y misericordia. Aprendamos de Jesucristo que murió enganchado en la cruz perdonando, porque su amor no tenía límites. Estemos dispuestos a perdonar sin importar cuál haya sido la falta o la ofensa por la que nos distanciamos. Y saben por qué?, porque Jesús nos perdonó primero pagando el precio de nuestro delito. 12

Feria o Memoria Libre: Santa Juana Francisca de Chantal, Religiosa

Viernes

Verde o Blanco

Lectura de la profeta Ezequiel 16,1-15.60.63 Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, denuncia a Jerusalén sus abominaciones, diciendo: “Así dice el Señor: ¡Jerusalén! Eres cananea de casta y de cuna: tu padre era amorreo y tu madre era hitita. Fue así tu alumbramiento: El día en que naciste, no te cortaron el ombligo, no te bañaron ni frotaron con sal, ni te envolvieron en pañales. Nadie se apiadó de ti haciéndote uno de estos menesteres, por compasión, sino que te arrojaron a campo abierto, asqueados de ti, el día en que naciste. Pasando yo a tu

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lado, te vi chapoteando en tu propia sangre, y te dije mientras yacías en tu sangre: ‘Sigue viviendo y crece como brote campestre.’ Creciste y te hiciste moza, llegaste a la sazón; tus senos se afirmaron, y el vello te brotó, pero estabas desnuda y en cueros. Pasando de nuevo a tu lado, te vi en la edad del amor; extendí sobre ti mi manto para cubrir tu desnudez; te comprometí con juramento, hice alianza contigo –oráculo del Señor– y fuiste mía. Te bañé, te limpié la sangre, y te ungí con aceite. Te vestí de bordado, te calcé de marsopa; te ceñí de lino, te revestí de seda. Te engalané con joyas: te puse pulseras en los brazos y un collar al cuello. Te puse un anillo en la nariz, pendientes en las orejas y diadema de lujo en la cabeza. Lucías joyas de oro y plata, y vestidos de lino, seda y bordado; comías flor de harina, miel y aceite; estabas guapísima y prosperaste más que una reina. Cundió entre los pueblos la fama de tu belleza, completa con las galas con que te atavié –oráculo del Señor–. Te sentiste segura de tu belleza y, amparada en tu fama, fornicaste y te prostituiste con el primero que pasaba. Pero yo me acordaré de la alianza que hice contigo cuando eras moza y haré contigo una alianza eterna, para que te acuerdes y te sonrojes y no vuelvas a abrir la boca de vergüenza, cuando yo te perdone todo lo que hiciste.”» Oráculo del Señor. Palabra del Señor Salmo Responsorial: Is 12,2-3.4bcd.5-6 R/. Ha cesado tu ira y me has consolado Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacarán aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R/. Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es excelso. R/. Tañan para el Señor, que hizo proezas, anúncienlas a toda la tierra; griten jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R/ Lectura del santo evangelio según san Mateo 19,3-12 En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?» Él les respondió: «¿No han leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?» Él les contestó: «Por lo tercos que son se permitió Moisés divorciarse de sus mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora les digo yo que, si uno se divorcia de su mujer –no hablo de impureza– y se casa con otra, comete adulterio.» Los discípulos le replicaron: «Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse.»

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Pero él les dijo: «No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga.» Palabra del Señor. Meditación La pregunta de los fariseos se refiere al divorcio y de manera particular pone a Jesús en apuros acerca del amor dentro del matrimonio, que es la realidad más sólida y estable para la comunidad judía. La intervención de los fariseos pretende acusar la enseñanza de Jesús. Se trata de un verdadero proceso: Mateo lo considera como “un poner a prueba”, como “un tentar”. La pregunta es ciertamente crucial: “¿Es lícito a un hombre repudiar a la propia mujer por cualquier motivo?”. Los fariseos intentaron al interpretar el texto de Dt 24, poner en aprietos a Jesús: “Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y resulta que esta mujer no halla gracia a sus ojos, porque descubre en ella algo que le desagrada, le escribirá el acta de divorcio ,se la pondrá en su mano y la despedirá de su casa”. A lo largo de los siglos, este texto había dado lugar a numerosas discusiones: admitir el divorcio por cualquier motivo; requerir un mínimo de mala conducta, o un verdadero adulterio. Jesús responde a los fariseos citando Gn 1,17: 2,24 y remitiendo la cuestión a la voluntad de Dios creador. El amor que une al hombre y a la mujer viene de Dios, y por este origen, une y no puede separar. Si Jesús cita Gn 2,24 “El hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola carne”, es porque quiere subrayar un principio singular y absoluto: la voluntad creadora de Dios es unir al hombre y a la mujer. Cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio, es Dios el que los une; el término “cónyuges” viene del verbo congiungere, coniugare, es decir, la unión de los dos esposos que conlleva trato sexual es efecto de la palabra creadora de Dios. La respuesta de Jesús a los fariseos alcanza su culmen: el matrimonio es indisoluble en su constitución originaria. Ahora prosigue Jesús, repudiar a la propia mujer es romper la alianza con Dios, alianza que, según los profetas, los esposos la viven sobre todo en su unión conyugal. La respuesta de Jesús aparece en contradicción con la ley de Moisés que concede la posibilidad de dar un certificado de divorcio. Dando razón de su respuesta, Jesús recuerda a los fariseos: si Moisés decidió esta posibilidad, es por la dureza de su corazón. 13 Sábado

Feria o Memoria Libre: San Ponciano, Papa y San Hipólito, Presbítero, Mártires Verde o Rojo

Lectura del Profeta Ezequiel 18, 1-10. 13b. 30-32 Me vino esta palabra del Señor: “¿Por qué andan repitiendo este refrán en la tierra de Israel: “Los padres comieron agraces, y los hijos tuvieron

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dentera”? Por mi vida les juro -oráculo del Señor- que nadie volverá a repetir ese refrán en Israel. Sépanlo: todas las vidas son mías; lo mismo que la vida del padre, es mía la vida del hijo; el que peca es el que morirá. El hombre que es justo, que observa el derecho y la justicia, que no come en los montes, levantando los ojos a los ídolos de Israel, que no profana a la mujer de su prójimo, ni se llega a la mujer en su regla, que no explota, sino que devuelve la prenda empeñada, que no roba, sino que da su pan al hambriento y viste al desnudo, que no presta con usura ni acumula intereses, que aparta la mano de la iniquidad y juzga imparcialmente los delitos, que camina según mis preceptos y guarda mis mandamientos, cumpliéndolos fielmente: ese hombre es justo, y ciertamente vivirá -oráculo del Señor-. Si éste engendra un hijo criminal y homicida, que quebranta alguna de estas prohibiciones, ciertamente no vivirá; por haber cometido todas esas abominaciones, morirá ciertamente y será responsable de sus crímenes. Pues bien, casa de Israel, les juzgaré a cada uno según su proceder -oráculo del Señor-. Arrepiéntanse y conviértanse de sus delitos, y no caerán en pecado. Quítense de encima los delitos que han perpetrado y estrenen un corazón nuevo y un espíritu nuevo; y así no morirán, casa de Israel. Pues no quiero la muerte de nadie -oráculo del Señor-. “Conviértanse y vivirán.” Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 50 R “Oh Dios, crea en mí un corazón puro.” Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. R. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 19, 13-15 En aquel tiempo le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban. Jesús dijo: “Déjenlos, no impidan a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los cielos”. Les impuso las manos y se marchó de allí. Palabra del Señor. Meditación Jesús amó con predilección -así nos lo muestra el Evangelio en repetidas ocasiones- a los enfermos, a quienes más le necesitaban y a los niños. A éstos los amó con verdadera ternura porque, además de estar siempre precisados de ayuda, reúnen las cualidades que Él exige como condiciones indispensables para formar parte de su Reino. Dos veces en el Evangelio de la vida pública aparece Jesús bendiciendo a los niños y presentándolos a sus discípulos como ejemplo. Una fue

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en Galilea, en Cafarnaún, y la otra en Judea, probablemente cerca de Jericó, cuando se disponía a subir a Jerusalén.. Quienes los llevan son, seguramente, las mujeres: las madres, abuelas o hermanas. Han entrado en la casa donde está Jesús, empujando probablemente a los pequeños delante de ellas, y los colocan cerca del Señor, para que les impusiera las manos y orase por ellos, como si fueran los gestos y atenciones habituales de Jesús con los niños. Quizá han distraído a los oyentes que escuchan al Maestro; por eso, los discípulos les reñían. Pero el Señor interviene: Dejen a los niños y no les impidan que vengan a Mí, porque de éstos es el Reino de los Cielos. Y después de imponerles las manos, se marchó de allí. Al declarar que el Reino de los Cielos pertenece a los niños, en primer lugar nos enseña, con el sentido propio de las palabras, que los niños no están excluidos en absoluto del Reino y que, por tanto, hemos de tener gran cuidado en prepararlos y conducirlos a Él. Nos dice el Señor también en este pasaje del Evangelio que su Reino pertenece a quienes, como los niños, tienen una mirada limpia y un corazón puro, sin complicaciones, sencillo, sin pretensiones ni orgullo. “El niño está, al principio de la vida, abierto a cualquier aventura. También tú; no pongas ningún obstáculo para avanzar en la vida del Evangelio y para continuar durante tu vida en esa novedad”. Dios ha querido que nosotros, a imitación de su Hijo, nos comportemos como aquello que somos: hijos débiles, que necesitan continuamente su ayuda. El Padre quiere que nos llamemos hijos de Dios y que lo seamos, y en estas pocas palabras se encierra uno de los puntos centrales de nuestra fe, que nos da la pauta para comportarnos ante Dios. Para ser como niños, se requiere un cambio profundo, que comporta dejar de pensar, de juzgar, de actuar de aquel modo menos propio de un hijo pequeño; y asimilar la enseñanza divina, para ejercitarse en ella de continuo. ¿Qué se nos pide en este proceso de hacernos como niños? En primer lugar, una firme voluntad de comportarse como hijos de Dios, dócil a su Voluntad, con pureza de mente y de cuerpo, humilde y sencillo de espíritu. 14

Domingo XX del Tiempo Ordinario

IV Semana Liturgia de las Horas ALGUNAS ORIENTACIONES: Prende Señor en nosotros tu fuego de justicia y misericordia Orientaciones para esta Celebración: Colocar el lema del domingo en un lugar visible. Colocar nuestra Bandera dominicana en lugar destacado o llevarla en las ofrendas. Se puede llevar fuego encendido como signo del fuego de Jesús.

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Verde

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Se pueden preparar antorchas encendidas que se pase por medio de la Asamblea en el momento de las peticiones o antes de la bendición. Motivar a los Sectores y familia a realizar la acción significativa de la oración por la patria con motivo de la fiesta de la Restauración a celebrarse el próximo Martes. Monición ambiental Hermanos y hermanas con gozo nos congregamos en torno a la mesa del Señor, para la celebración Eucarística en este vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario, para que El nos purifique con el fuego de su amor misericordioso y transforme nuestros corazones. En el Evangelio de hoy Jesús anuncia que viene a traer fuego , es el mismo fuego del Espíritu Santo , la fuerza que es capaz de agitar y sacudir hasta los cimientos de las familias, la comunidad y la sociedad. Ese fuego es su pasión por el Reino de su Padre y su misericordia con los débiles y oprimidos que nos mueve a dejar la indiferencia y a trabajar por la justicia en la defensa de los derechos de todos, especialmente de los más desprotegidos. Cercana ya la fiesta patriótica de la Restauración de la República Dominicana celebremos desde hoy este acontecimiento dejando que el Señor prenda su fuego en esta Patria nuestra y así seamos mejores dominicanos que trabajar por un país de valores , donde impere la justicia, se ame la lealtad, y el Reino de Dios sea realidad. Recordemos con gratitud y oremos por todos los que ofrendaron sus vidas por defender la libertad, por todos los que trabajaron y trabajan por la justicia, para lograr un mundo mejor. ¡Que viva la República Dominicana! (un aplauso a la patria). Recibamos cantando a Jesucristo quien se hace presente a través de su Ministro, para que juntos alabemos al Padre fuente de amor y de equidad y así reavivar su fuego en nosotros. Primera lectura Jeremías 38,4-6.6-10 Quien como el profeta Jeremías decide seguir el camino de Dios, proclamando su mensaje, siendo justo y leal al Señor, enfrentará dificultades y persecuciones, pero Dios nunca lo abandona. Escuchemos Lectura del libro de Jeremías 38,4-6.8-10 En aquellos días, los príncipes dijeron al rey: «Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.» Respondió el rey Sedecías: «Ahí lo tienen, en su poder: el rey no puede nada contra ustedes.» Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Melquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo. Ebedmelek salió del palacio y habló al rey: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad.»

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Entonces el rey ordenó a Ebedmelek, el cusita: «Toma tres hombres a tu mando, y saquen al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera.» Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 39 R/. Señor, date prisa en socorrerme Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito. R/. Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos. R/. Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor. R/. Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes. R/. Segunda lectura: Hebreos 12,1-4 El autor de la Carta a los Hebreos nos anima a tener los ojos fijos en Jesús y confiar en su misericordia sin límite, para vivir la fe, la misericordia, el derecho y resistir a la persecución sin dejarnos vencer por la angustia y el desánimo. Escuchemos. Lectura de la carta a los Hebreos 12,1-4 Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retiramos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recuerden al que soportó la oposición de los pecadores, y no se cansen ni pierdan el ánimo. Todavía no han llegado a la sangre en su pelea contra el pecado. Palabra de Dios. Aleluya Jn10, 27 Mis ovejas escuchan mi voz-dice el Señor-, y yo las conozco, y ellas me siguen. Evangelio: Lucas 12, 49-53 El fuego que arde en el corazón de Jesús es su pasión por su Padre y su Reino y la misericordia con los que sufren que implica practicar el derecho y caminar con lealtad aunque esto nos traiga conflicto en nuestros ambientes, aun en muestra propia familia. Aclamemos con el canto al Señor y escuchemos su Palabra de vida. Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,49-53 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Piensan que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.» Palabra del Señor.

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Meditación Cuenta el evangelio de Lucas que unos pobladores de Samaria no recibieron a Jesús porque se dirigía a Jerusalén. Existía una disputa histórica entre la gente de Samaria y la de Judea, que se expresaba también en la religión. Para los samaritanos, a Dios se le debía de adorar en el Monte Garizín; para los judíos, a Dios se le debía adorar en el Monte Sión, la colina más alta de Jerusalén (ver Jn 4, 20). Ante el rechazo del Maestro, los discípulos, Santiago y Juan, le preguntaron a Jesús si debían mandar fuego del cielo sobre los samaritanos para que se consumieran. Jesús los reprendió y siguió su camino (Lc 9, 53-54). Sin embargo, en la lectura del evangelio de hoy encontramos a Jesús diciendo que ha venido a traer fuego a la tierra. ¿Será que Jesús cambió de parecer cuando se acercó a Jerusalén? La respuesta adecuada esta pregunta solo puede venir de una lectura de conjunto del evangelio de Lucas y de lo que nos ha transmitido la Iglesia, especialmente en los otros evangelios y en el resto del Nuevo Testamento. En el testimonio de la Iglesia, Jesús aparece como el mensajero de la paz, tratando con delicadeza a todos los seres creados. Solo una vez se nos habla de Jesús iracundo: en el conflicto con el Templo. Por lo tanto, el fuego que ha venido a traer no puede ser el mismo fuego arrasador con el cual Santiago y Juan querían castigar a aquellos samaritanos inhospitalarios. En otros pasajes de Lucas, incluyendo los Hechos de los Apóstoles, el fuego es el símbolo de la acción del Espíritu Santo. Ese es el fuego que Jesús trae a la tierra. El Espíritu de Dios no es justiciero. Se llama “justiciera” a una persona que pretende hacer justicia destruyendo la vida del infractor, a aquel que quiere hacer justicia cometiendo una injusticia. Por el contrario, la justicia del Espíritu opta siempre por la vida, hasta donde es posible. Como reza el conocido refrán, se condena el pecado, no al pecador. Ahora bien, Jesús, como todos los profetas, descubrió que la opción por la vida trae como consecuencia el desprecio y el conflicto. Quien está lleno del Espíritu conocerá la contradicción. Pero al mirar los acontecimientos con fe, descubre que el Señor hace brillar la justicia por encima de las divisiones que nacen del egoísmo del corazón humano. Con esta mirada de fe se debe de entender la pregunta retórica que hace Jesús en el evangelio de hoy con palabras típicas de los profetas de Israel: “¿Piensan que he venido a traer la paz?”. Y bajo esa misma mirada se debe comprender la respuesta que da Jesús en tono profético: “He venido a traer la división”. ¿Cuál división? La de la oposición de aquellas personas que no han optado decididamente por la vida en abundancia. Las lecturas de este domingo nos invitan a asumir la misión profética que nos fue dada en el bautismo. Las injusticias de los poderosos deben ser denunciadas valientemente. Normalmente, el profeta pagará en carne propia la denuncia que realiza. Pero la justicia brillará por encima de todas las divisiones que nacen de los enfrentamientos humanos. No tengamos miedo cuando al denunciar una injusticia se produzcan divisiones. Nuestro

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profetismo no está dirigido a destruir a nadie, sino contra aquello que amenaza la vida en abundancia. Oración de los fieles El que preside: Al Padre misericordioso presentemos nuestras plegarias diciéndole: Prende en nosotros, Padre, tu fuego de misericordia y de justicia. Por el Papa Francisco, los Obispos, Sacerdotes, Diáconos, Consagrados, Consagradas y todo el Pueblo de Dios, para que encendidos en el fuego de Jesucristo, hagamos que arda por todas partes la justicia y la misericordia de su Reino, seguros de que él nos acompaña en medio de cualquier dificultad. Oremos. Por nuestra Patria Dominicana en la fiesta de su Restauración, para que el fuego de la justicia y de la misericordia que nos da el Señor esté prendido en nuestros corazones y así construyamos una nación de todos y de todas. Oremos. Por los que sufren, para que dejándose encender por el fuego de Jesús, no pierdan nunca la esperanza y la fe en El, que escucha su clamor y acude en su auxilio. Oremos. Por nuestros jóvenes, para que fijen sus ojos en Jesús rostro misericordioso del padre, dejen que su fuego arda en su corazón y opten por seguirle en la vida religiosa y sacerdotal. Oremos. Por nosotros, para que seamos instrumentos de Jesús, arda en nuestros corazones el amor por su Reino y no tengamos miedo en seguirle hasta la Cruz, si fuese necesario. Oremos. El que preside: Escucha Padre, nuestras oraciones y haz que cada vez más el fuego de Jesús arda en nosotros, para que su poder transformador a través de nosotros, haga germinar tu Reino en todo nuestro mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. 15 Lunes

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María Blanco

Lectura del Libro del Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-a.10ab Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo: «Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.» Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial: 44 “De pie, a tu derecha, está la reina, enjoyada con oro de Offir” Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. R/. Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor. R/. Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. R/. Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 15, 20-27ª Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies. Palabra de Dios. Lectura del Evangelio según San Lucas 1, 39-56 En aquellos días, María se puso en camino y fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Entonces María dijo: «Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí cosas grandes el Poderoso. Su nombre es santo y su misericordia es eterna con aquellos que lo honran. Actuó con la fuerza de su brazo y dispersó a los de corazón soberbio. Derribó de sus tronos a los poderosos y engrandeció a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y a los ricos despidió sin nada. Tomó de la mano a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros antepasados, en favor de Abrahán y de sus descendientes para siempre». María estuvo con Isabel unos tres meses; después regresó a su casa. Palabra del Señor Meditación Hermanos y hermanas, hoy la iglesia nos invita a celebrar la Asunción de la Santísima Virgen María al cielo. Es un dogma, es decir, una verdad de Fe, revelada por Dios. Esta fiesta reúne a todos los miembros de la Iglesia

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que hemos aceptado esta verdad proclamada por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus y que dice así:”Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”. Ahora bien, ¿por qué es importante que los católicos recordemos y profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica responde a esta interrogante: “La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos” (No.966). La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres del Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección. También nosotros trabajamos para alcanzar nuestra participación en el Reino glorioso, nuestro acceso a la vida divina prometida a los que son fieles y han vivido la caridad, sirviendo al prójimo en necesidad de ser ayudado. Es decir, participaremos de la vida dichosa de los bienaventurados que han testimoniado en medio de los hermanos el inmenso amor que con el que Dios nos ha distinguido y que a su vez nosotros transmitimos en los gestos de solidaridad con los más pequeños. Alegrémonos con María, la favorecida, la esclava del Señor, en cuya fiesta renovamos nuestra esperanza de acceder al cielo para contemplar por siempre el rostro de nuestro Dios y Padre de todos. 16

Feria o Memoria Libre: San Esteban de Hungría

Martes Verde o Blanco 44º Aniversario Dedicación de la Basílica-Catedral Nuestra Señora de la Altagracia, Diócesis de La Altagracia Lectura del Profeta Ezequiel 28, 1-10 En aquellos días, me vino esta palabra del Señor: “Hijo de Adán, di al príncipe de Tiro: “Así dice el Señor: Se hinchó tu corazón, y dijiste: ‘Soy Dios, entronizado en solio de dioses en el corazón del mar’, tú que eres hombre y no dios; te creías listo como los dioses. ¡Si eres más sabio que Daniel!; ningún enigma se te resiste. Con tu talento, con tu habilidad, te hiciste una fortuna; acumulaste oro y plata en tus

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tesoros. Con agudo talento de mercader ibas acrecentando tu fortuna, y tu fortuna te llenó de presunción. Por eso, así dice el Señor: Por haberte creído sabio como los dioses, por eso traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; desenvainarán la espada contra tu belleza y tu sabiduría, profanando tu esplendor. Te hundirán en la fosa, morirás con muerte ignominiosa en el corazón del mar. Tú, que eres hombre y no dios, ¿osarás decir: ‘Soy Dios’, delante de tus asesinos, en poder de los que te apuñalen? Morirás con muerte de incircunciso, a manos de bárbaros. Yo lo he dicho.” Oráculo del Señor. Palabra de Dios. Interleccional: Deuteronomio 32 “Yo doy la muerte y la vida.” Yo pensaba: “Voy a dispersarlos y a borrar su memoria entre los hombres.” Pero no; que temo la jactancia del enemigo y la mala interpretación del adversario. R. Que diría: “Nuestra mano ha vencido, no es el Señor quien lo ha hecho.” Porque son una nación que ha perdido el juicio. R. ¿Cómo es que uno persigue a mil, y dos ponen en fuga a diez mil? ¿No es porque su Roca los ha vendido, porque el Señor los ha entregado? R. El día de su perdición se acerca, y su suerte se apresura. Porque el Señor defenderá a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 19, 23-30 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Créanme; difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los cielos”. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: “Entonces, ¿quién puede salvarse?” Jesús se les quedó mirando y les dijo: “Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo”. Entonces le dijo Pedro: “Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?” Jesús les dijo: “Créanme, cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido, se sentaran en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros”. Palabra del Señor. Meditación El evangelio de hoy trae el comentario de Jesús respecto de la reacción negativa del joven rico.. El proverbio del camello y del ojo de la aguja se usaba para decir que una cosa era imposible, humanamente hablando. La expresión “que un rico entre en el Reino” no se trata, en primer lugar de la entrada en el cielo, después de la muerte, sino de la entrada en la comunidad alrededor de Jesús. Y hasta hoy es así.

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El joven había observado los mandamientos, pero sin entender el porqué de la observancia. Algo semejante estaba aconteciendo entre los discípulos. Cuando Jesús los llamó, hicieron exactamente lo que Jesús había pedido al joven: lo dejaron todo y se fueron detrás de él. Y sin embargo se quedaron espantados con la afirmación de Jesús sobre la casi imposibilidad que un rico tiene de entrar en el Reino de Dios. Señal de que no habían entendido bien la respuesta de Jesús al joven rico: “¡Ve vende todo, dalo a los pobres y ven y sígueme!” Pues, si lo hubiesen entendido, no se hubieran quedado extrañados ante la exigencia de Jesús..” El trasfondo de la incomprensión de los discípulos despunta en la pregunta de Pedro: “Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué recibiremos, pues?” A pesar de la generosidad tan bonita del abandono de todo, mantenían la anterior mentalidad. Abandonaron todo para recibir algo en cambio. No habían entendido aún el sentido del servicio y de la gratuidad. Aquello que habían abandonado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos, campos y tendrán en herencia la vida eterna garantizada. El mundo futuro será el contrario del mundo actual. En él los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. La comunidad alrededor de Jesús es semilla y muestra de este mundo nuevo. Hasta hoy las pequeñas comunidades de los pobres siguen siendo semilla y muestra del Reino. Cuando la riqueza o el deseo de riqueza ocupa el corazón y la mirada no consigue percibir el sentido de la vida y del evangelio. ¡Sólo Dios puede ayudar! “Para los hombres es imposible, más para Dios todo es posible. 17 Miércoles

Feria Verde

Lectura del Profeta Ezequiel 34, 1-11 Me vino esta palabra del Señor: Hijo de Adán, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza, diciéndoles: “¡Pastores!, esto dice el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No son las ovejas lo que tienen que apacentar los pastores? Se comen su enjundia, se visten con su lana; matan las más gordas, y las ovejas no las apacientan. No fortalecen a las débiles, ni curan a las enfermas, ni vendan a las heridas; no recogen a las descarriadas, ni buscan las perdidas, y maltratan brutalmente a las fuertes. Al no tener pastor, se desperdigaron y fueron pasto de las fieras del campo. Mis ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo por montes y altos cerros; mis ovejas se dispersaron por toda la tierra, sin que nadie las buscase, siguiendo su rastro. Por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor: ‘¡Lo juro por mi vida! -oráculo del Señor-. Mis ovejas fueron presa, mis ovejas fueron pasto de las fieras del campo, por falta de pastor; pues los pastores no las cuidaban, los pastores se apacentaban a sí mismos; por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor:

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Así dice el Señor: “Me voy a enfrentar con los pastores; les reclamaré mis ovejas, los quitaré de pastores de mis ovejas, para que dejen de apacentarse a sí mismos los pastores; libraré a mis ovejas de sus fauces, para que no sean su manjar.”’ Así dice el Señor Dios: “Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.” Palabra de Dios Salmo Responsorial: 22 “El Señor es mi pastor, nada me falta.” El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 20, 1-16 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros parados, y les dijo: “¿Cómo es que están aquí el día entero sin trabajar?” Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. El les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. El replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”. Palabra del Señor. Meditación Hoy el Evangelio nos regala un hermoso texto para una enriquecedora reflexión acerca de la bondad y misericordia de Dios, representado en este propietario que sale personalmente a contratar trabajadores para su finca.

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¿Para qué tipo de trabajo son contratadas estas personas? Posiblemente para cosechar las uvas. Los obreros que esperan ser contratados eran campesinos que habían perdido sus tierras debido a sus deudas y que dependían totalmente de este tipo de trabajo diario para poder alimentar a sus familias. Se observa cómo el dueño contrata cuatro grupos más de personas a diferentes horas. A estos cuatro grupos el dueño les asegura que les pagará lo que sea justo, por lo cual los obreros entienden que la paga será menos que la de todo un día de trabajo. La paga acordada era lo normal para un día de trabajo: un denario. Los obreros no se quejan porque la paga es justa. Al final de la jornada, el propietario ordena al mayordomo que les pague a los obreros, comenzando por los últimos hasta llegar a los primeros. Y es aquí donde aparece la sorpresa, los que fueron contratados a las cinco de la tarde, y habían trabajado sólo una hora, reciben la paga de todo un día. Cuando llegan los primeros obreros ellos también reciben un denario; pero comienzan a murmurar en contra del propietario pues, por ser los últimos, habían visto que todos habían recibido el mismo pago. Pero el dueño de la viña les explica que la retribución no está basada en su mérito personal sino en la generosidad del propietario, quien tiene la libertad de darle a cada uno lo que él cree se merecen. Como la parábola comienza diciendo que el reino de los cielos es semejante a, entonces sabemos que la misma tiene como propósito dar un ejemplo de la naturaleza de este reino que Jesús viene anunciando. La viña, aquí es un símbolo del reino de los cielos. Si el dueño necesita obreros para trabajar en su viña significa que el reino es algo que se construye en cooperación con Dios, no algo que Dios realiza por sí solo. Este trabajo es remunerado pero esta remuneración no depende de los méritos personales de los obreros sino de la generosidad del propietario. Podríamos decir que la entrada al reino, no depende sólo de las obras de la persona sino por gracia de Dios. Hermanos, Dios es el dueño de la viña, necesita obreros, los conseguirá y pondrá a trabajar y dará la paga que expresa lo misericordioso que es. No importa la hora en que hayamos comenzado a trabajar, al final, vendrá la paga, la vida eterna, representada en ese denario que habrá de recibir cada uno. Así es Dios, añade a la justicia, la bondad y da como resultado su misericordia. 18 Jueves

Feria Verde

Lectura del Profeta Ezequiel 36, 23-28 “Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles, que ustedes han profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que yo soy el Señor -oráculo del Señor-, cuando les haga ver mi santidad al castigarlos. Los recogeré de entre las naciones, los reuniré de todos los países, y los llevaré a su tierra.

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Derramaré sobre ustedes un agua pura que los purificará: de todas sus inmundicias e idolatrías los he de purificar. Y les daré un corazón nuevo, y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de su carne el corazón de piedra, y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi espíritu, y haré que caminen según mis preceptos, y que guarden y cumplan mis mandatos. Y habitaran en la tierra que di a sus padres. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios.” Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 50 “Derramaré sobre ustedes un agua pura que los purificará de todas sus inmundicias.” Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R. Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso: / enseñaré a los malvados tus caminos, / los pecadores volverán a ti. R. Los sacrificios no te satisfacen: / si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. / Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no lo desprecias. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 22, 1-14 En aquel tiempo volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, diciendo: “El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Vengan a la boda”. Los convidados no hicieron caso, uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Vayan ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encuentren convídenlos a la boda”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?” El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: “Atenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Palabra de Dios. Meditación El rey es Dios, y el Hijo es Jesucristo. El banquete está preparado, es decir la alegría y felicidad del Reino; los servidores son los profetas, y a quienes les van avisar como invitados es a los judíos, pero éstos se

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negaron a ir. De este modo fue como después envió a otros servidores, es este caso los apóstoles, con el encargo de decir a los invitados: “Mi banquete está preparado”, El banquete es la felicidad mesiánica. En aquel tiempo, en esta parábola Jesús se dirige a los judíos y lo hace de forma insistente, como es la llamada insistente de Dios a su pueblo que al parecer esta sordo. Sin embargo ante el rechazo de los judíos, Dios invita a todos, incluso a los pecadores a disfrutar de su reino, pero no basta aceptar la invitación e ir, además, el invitado deberá entrar con las debidas disposiciones espirituales, es decir con una vida de gracia y rectitud. Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio. Es decir, ellos consideraron más importante que aceptar la invitación, dedicarse a sus asuntos económicos, preocuparse de su apego a lo material, sus cosas personales, sus propiedades, todo ello mucho más interesante que asistir a tan bella invitación. Así fue, como por preferir las comodidades, estos se hicieron indignos y no merecedores del Reino de los Cielos. También se acusa, que hubo otros que aumentaron su error, es decir quedaron en una situación que no podía ser peor, pues se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. Es por ejemplo lo que le sucedió a Juan Bautista y muchos otros profetas. Ante el rechazo de unos, la invitación se hace a todos los que vivían en las cercanías, a los caminantes, a los gentiles y, a cuanta persona encontraron, siendo estas personas buenas y también malas, y la sala de fiesta se llenó de una gran variedad de convidados. Cuando el rey, Dios, entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. Lo que está representando esta escena es que este invitado no está investido de la gracia, la piedad, la bondad, la justicia y la fe. Porque muchos son llamados, pero pocos los elegidos. ¿Entre quiénes estás tú? 19 Viernes

Feria o Memoria Libre: San Juan Eudes, Presbítero y San Ezequiel Moreno, Obispo Verde o Blanco

Lectura del Profeta Ezequiel 37, 1-14 En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí y, con su Espíritu, el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos. Me preguntó: Hijo de Adán, ¿podrán revivir estos huesos?” Yo respondí: “Señor, tú lo sabes.” Él me dijo: “Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre ustedes espíritu, y vivirán. Pondré sobre ustedes tendones, haré crecer sobre ustedes carne, extenderé sobre ustedes piel, les infundiré espíritu, y vivirán. Y sabrán que yo soy el Señor.” Y profeticé como me había ordenado y, a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido, y la piel los recubría; pero no tenían espíritu.

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Entonces me dijo: Conjura al espíritu, conjura, hijo de Adán, y di al espíritu: «Así dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan.» Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu, y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable. Y me dijo: Hijo de Adán, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: «Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados.» Por eso, profetiza y diles: «Así dice el Señor: Yo mismo abriré sus sepulcros, y les haré salir de sus sepulcros, pueblo mío, y les traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra sus sepulcros y les saque de sus sepulcros, pueblo mío, sabrán que soy el Señor. Les infundiré mi espíritu, y vivirán; los colocaré en su tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 106 “Den gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.” Que lo confiesen los redimidos por el Señor, / los que él rescató de la mano del enemigo, / los que reunió de todos los países: / norte y sur, oriente y occidente. R. Erraban por un desierto solitario, / no encontraban el camino de ciudad habitada; / pasaban hambre y sed, / se les iba agotando la vida. R. Pero gritaron al Señor en su angustia, / y los arrancó de la tribulación. / Los guió por un camino derecho, / para que llegaran a ciudad habitada. R. Den gracias al Señor por su misericordia, / por las maravillas que hace con los hombres. / Calmó el ansia de los sedientos, / y a los hambrientos los colmó de bienes. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 22, 34-40 En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús, y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?” El le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas. Palabra del Señor. Meditación La lectura del profeta Ezequiel nos presenta una visión de un valle de huesos secos, inertes, sin vida. Huesos que al recibir el soplo del Espíritu empiezan un proceso de transformación, de unificación, vuelven a convertirse en lo que antes eran, “la entera casa de Israel”. Hoy también el Señor nos regala su Espíritu, una nueva vida en su presencia, que nos llena de esperanza y fortaleza en nuestro caminar para que podamos ayudar a otros a vivir la experiencia de salir del valle de los huesos secos. Podría decirse que este texto de Ezequiel guarda relación con el evangelio de hoy en el sentido de que, si Dios me da su espíritu,

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devuelve vida aquello que ya era considerado muerto, infunde en nosotros el ardor misionero, la capacidad de servirle a él en los hermanos. Esto es motivo más que suficiente para poder vivenciar este mandamiento que él mismo Jesús nos manda a vivir “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Jesús mismo nos da la clave para vivir nuestra fe, nos resume los mandamientos de la ley en dos frases cortas, pero que al mismo tiempo son exigentes. ¿Qué nos exigen? Amar a Dios sobre todas las cosas es tenerle en primer lugar, es decir, estar convencido de que él es: Centro y Señor de nuestras vidas. Este amor implica renunciar a poner como amor primero el dinero, el trabajo, los viajes y todo aquello que se pueda considerar banal. Por otra parte, el segundo mandamiento, nos dice Jesús “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Este mandamiento gira en doble dirección porque primero tengo que sentir amor por mí mismo y no un amor egocéntrico, sino un amor que me lleva a cuidar de la propia vida, para así poder cuidar la vida de mis hermanos y amarlos con el mismo amor que Dios nos ha amado. Pidamos a Dios que nos regale la gracia de amar y ser misericordiosos como él, para que otros a través de nosotros experimenten su amor. 20

Memoria Obligatoria: San Bernardo Abad, Doctor de la Iglesia

Sábado

Blanco

Lectura del Profeta Ezequiel 43, 1-7ª En aquellos días, el ángel me condujo a la puerta oriental: vi la gloria del Dios de Israel que venía de oriente, con estruendo de aguas caudalosas: la tierra reflejó su gloria. La visión que tuve era como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar. Y caí rostro en tierra. La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental. Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior. La gloria del Señor llenaba el templo. Entonces oí a uno que me hablaba desde el templo -el hombre seguía a mi lado-, y me decía: Hijo de Adán, éste es el sitio de mi trono, el sitio de las plantas de mis pies, donde voy a residir para siempre en medio de los hijos de Israel.” Palabra de Dios Salmo Responsorial: 84 “La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.” Voy a escuchar lo que dice el Señor: “Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.” La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra. R. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R. El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R.

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Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 23, 1-12 En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: “En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: Hagan y cumplan lo que les digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente a los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame “maestros”. Ustedes, en cambio, no se dejen llamar maestro, porque uno solo es su Maestro, y todos ustedes son hermanos. Y no llamen padre nuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es su Padre, el del cielo. No se dejen llamar jefes, porque uno solo es su Señor, Cristo. El primero entre ustedes será su servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Palabra del Señor. Meditación Jesús condena la incoherencia y la falta de sinceridad en la relación con Dios y con el prójimo. Está hablando contra la hipocresía tanto de los fariseos como de nosotros hoy. Hablan y no practican. Jesús reconoce la autoridad y el conocimiento de los escribas, pero el error básico es la incoherencia: “Dicen y no hacen”. Enumera varios puntos que revelan una incoherencia. Algunos escribas y fariseos imponen leyes pesadas a la gente. Conocían bien las leyes, pero no las practicaban, ni usaban su conocimiento para aliviar la carga sobre sus hombros. Hacían todo para ser vistos y elogiados, usaban túnicas especiales para la oración, les gustaba ocupar sitios importantes y ser saludados en la plaza pública. Querían ser llamados ¡“Maestro”¡ Representaban un tipo de comunidad que mantenía, legitimaba y alimentaba las diferencias de clase y de posición social. Ahora, si hay una cosa que a Jesús no le gusta son las apariencias con las que quieren engañar. ¿Cómo debe ser una comunidad cristiana? Todas las funciones comunitarias deben ser asumidas como un servicio: “El mayor entre ustedes será su servidor!” A nadie hay que llamar Maestro (Rabino), ni Padre, ni Guía. Pues la comunidad de Jesús no debe alimentar las diferencias, sino la fraternidad. Esta es la ley básica: “Ustedes son hermanos y hermanas!” La fraternidad nace de la experiencia de que Dios es Padre, y que hace de todos nosotros hermanos y hermanas. “Pues, el que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado!” La palabra “fariseo” significa “separado”. Su observancia era tan estricta y rigurosa que se distanciaban del común de la gente. Por eso, eran llamados “separados”. De ahí nace la expresión “mentalidad farisaica” y que lamentablemente abunda en estos días en nuestras comunidades.

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Aprovechemos hoy para pasar balance a lo que es nuestro cuidado por las cosas de Dios, por el cumplimiento de la Ley y nuestras relaciones con el prójimo. Nunca nos creamos mejores o superiores a los demás ni tengamos por perfecta la ideología o confesión de fe que profesamos para denigrar o dañar a otros. El mejor es el que se rebaja, el que se humilla o se pone en su provecho de toda la comunidad, salvando la igualdad y disimulando la diversidad. 21

XXI Domingo del Tiempo Ordinario

Primera Semana Liturgia de las Horas

Verde

La salvación del Señor es para todos los que practican el derecho y la misericordia Orientaciones para esta Celebración: Colocar el lema del día en un lugar visible. Resaltar el lema y el Valor del Mes. Pueden presentar banderas de diferentes países para resaltar que el mensaje de salvación es para todos los pueblos. Hacer mención y acoger a los hermanos y hermanas que participan en la celebración que son de otros países. Se puede invitar a todos a salir por una puerta estrecha del lugar de la Celebración. Animar a ir de dos en dos después de la Celebración a visitar algunas familias de su Sector a hablarles del amor de Dios hacia ellos. Ya que se ha iniciado el año escolar se pueden presentar a un grupo de profesores, alumnos, libros y cuadernos para entregar al Señor este nuevo curso Monición de entrada: Hermanos y hermanas: Jesucristo, Rostro Misericordioso del Padre nos reúne en este vigésimo primer domingo del tiempo ordinario, invitándonos a reconocer que El convoca a todos y todas sin distinción para que nos sentemos en su mesa, escuchemos su Palabra y nos alimentemos con el pan de vida. Dios Padre de misericordia quiere que toda la humanidad se salve, y nos ofrece esa salvación, pero para alcanzarla debemos esforzarnos para seguirle, defender el derecho de todos sin distinción de nacionalidad, practicar la lealtad que consiste en ser fieles al cumpliendo de sus mandatos. El nos ha creado libres y podemos optar por el camino fácil de la puerta ancha, pero al contrario, Jesús nos invita a entrar por la puerta estrecha de la humildad, del amor, la justicia y la misericordia, proclamar su Evangelio aunque esto nos cueste sacrificio. Con gran alegría iniciamos cantando nuestra fe en el Señor que llega a presidir esta Celebración a través de su ministro.

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Primera Lectura: Isaías 66,18-21 El Señor nos recuerda a través del Profeta Isaías su intención, como Dios justo y misericordioso, de que su salvación llegue a todas las naciones y de reunir a todos los pueblos de la tierra como uno solo. Sólo basta que escuchen su voz y practiquen el derecho y le sean fieles. Escuchemos Lectura del libro de Isaías 66,18-21 Así dice el Señor: «Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mí gloria, les daré una señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a las naciones: a Tarsis, Etiopía, Libia, Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria; y anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos sus hermanos a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi monte santo de Jerusalén –dice el Señor–, como los israelitas, en vasijas puras, traen ofrendas al templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas» –dice el Señor–. Palabra de Dios. Salmo Responsorial 116 R/. Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio Alaben al Señor, todas las naciones, aclámenlo todos los pueblos. R/. Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R/. Segunda Lectura: Hebreos 12, 5-7. 11-13 El autor sagrado nos recuerda que cuando Dios, como buen Padre que actúa con justicia nos corrige, es por nuestro bien, aceptémoslo con gratitud como una prueba de su amor misericordioso, para que así caminemos por una senda llana. Escuchemos. Lectura de la carta a los Hebreos 12,5-7.11-13 Hermanos: Han olvidado la exhortación paternal que les dieron: «Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.» Acepten la corrección, porque Dios los trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz. Por eso, fortalezcan las manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes, y caminen por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará. Palabra de Dios. ALELUYA Jn.14, 6 Yo soy el camino, y la verdad, y la vida-dice el Señor- , nadie va al Padre, sino por mi. Evangelio: Lucas 13, 22-30 En el Evangelio de hoy tomado del evangelista Lucas, Jesús nos expresa sobre la voluntad del Padre: es que todos los hombres y mujeres se salven, pero se necesita de nuestra parte la práctica auténtica de la justicia y ser constantes en nuestra fe en nuestra vida cotidiana. Esa es la puerta estrecha

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que nos conducirá a la casa del padre. Aclamando al Señor nos disponemos a escuchar la proclamación del santo evangelio. Lectura del santo evangelio según san Lucas 13,22-30 En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?» Jesús les dijo: «Esfuércense en entrar por la puerta estrecha. Les digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, se quedarán fuera y llamarán la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”; y él les replicará: “No sé quiénes son.” Entonces comenzarán a decir. “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas.” Pero él les replicará: “No sé quiénes son. Aléjense de mí, malvados.” Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando vean a Abrahán, lsaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Miren: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.» Palabra del Señor. Meditación Jesús nos enseña que quien lo sigue verdaderamente entra por la “puerta estrecha”. ¿A qué se refiere exactamente? La imagen de una puerta estrecha sugiere que el seguimiento no es fácil. El que atraviesa una puerta estrecha debe apretarse un poco para pasar. También sugiere que el seguimiento de Jesús no es masificado. Por una puerta estrecha no pasa una multitud, sino que se debe pasar uno a uno. Debe entenderse que el seguimiento de Jesús exige decisión personal, determinación, conciencia de lo que se hace. Pensemos un poco en algo que Jesús no dice, sino que lo presupone. Si Jesús se refiere a una “puerta estrecha” debe de existir una “puerta ancha”. ¿Y cuál es esa puerta ancha? Al leer el texto del evangelio de hoy encontraremos algo paradójico: resulta que la puerta ancha corresponde al modo de proceder de aquellos que creen que solo algunos se salvarán. ¿Quiénes son estas personas? Los que entran por la puerta ancha son los que pensaban que las prácticas religiosas judías bastaban para estar en la presencia de Dios y por esta razón podían despreciar a los demás. Estas personas se creen “buenas”; ya no tienen que hacer nada más para cumplir la voluntad de Dios. Piensan que deben de ser admirados por todos. También son aquellos de la comunidad cristiana que creen que están “pegados con el Jefe Jesús”. El evangelio de hoy nos enseña que en el cielo no hay “anillo de amigos”. Este mensaje queda explicitado con la primera lectura. El profeta Isaías anuncia que todos los pueblos y personas están convocados a entrar en el Reino de Dios. No importa la lengua que se tenga, ni el color de la piel, ni la condición personal de origen. La llamada de Dios no es exclusiva

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para un tipo de personas, el grupito de sus amigos. Si existen personas y grupos que pueden ponerse como ejemplo, esos que llamamos “elegidos”, se debe a que entraron por la puerta estrecha del seguimiento, no porque sean los amigotes del “Jefe Dios”. El profeta se refiere a esta elección de personas ejemplares con los términos del culto del Templo de Jerusalén. Los llamados son las personas que se presentan ofrendas con “vasijas puras”, es decir, gente que no se ha corrompido en la vida pública y ha luchado por la justicia, defendiendo a los más débiles. Por eso Jesús no responde a la pregunta que le hacen: “¿Serán pocos los que se salven?”. El que pregunta así quiere oír de labios del Señor una respuesta como esta: “¡Qué va, solo los que son de nuestro grupo se van a salvar!”. No utilicemos, pues, nuestra pertenencia a la Iglesia para considerarnos que ya estamos salvos. También nosotros debemos esforzarnos por entrar a través de la puerta estrecha, rindiendo frutos puros de justicia. Oración de los Fieles El que preside: Al Padre justo y misericordioso que quiere que todos los pueblos se salven dirijamos nuestras súplicas diciéndole: Padre, que tu salvación alcance a todos los pueblos. • Por el Papa Francisco, los Obispos, Sacerdotes, Diáconos, Consagrados y Consagradas, para que su unión con Cristo sea signo y fuente de salvación para todas las personas y en todos los lugares y circunstancias. Oremos. • Por las autoridades de las naciones, especialmente por nuestro país: para que en sus ejecuciones procuren política donde prime la justicia, se respeten los valores y los derechos fundamentales de todos los ciudadanos .Oremos. • Por los enfermos y todos los que sufren, los más frágiles para que reciban la acogida misericordiosa de sus familiares, las comunidades y de toda la sociedad. Oremos. • Por todos nosotros para que en medio de una sociedad plural y llena de propuestas diversas, fáciles y engañosas seamos capaces de vivir nuestra fe en el Señor y nos esforcemos por entrar por la puerta estrecha que nos conducirá a la Jerusalén Celeste. Oremos. • Por las familias que pasan por situaciones difíciles, para que propicien relaciones basadas en el amor, el respeto, la justicia, el derecho, la lealtad, poniendo a Cristo como centro de su vida, transmitan el evangelio y hagan de la oración una práctica cotidiana., Roguemos al Señor. El que preside: Padre Bueno, haznos instrumentos de tu misericordia para que tu salvación alcance a todas las personas que encontramos en nuestro camino por la vida y puedan caminar por tu puerta estrecha y alcanzar tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

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22 Lunes

Memoria Obligatoria: Santa María Vírgen, Reina Blanco

Lectura del libro de Isaías 9,1-3.5-6 El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: «Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz.» Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor de los ejércitos lo realizará. Palabra de Dios Salmo Responsorial 112 R/. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre Alaben, siervos del Señor, alabe, el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. R/. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. R/. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R/. Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo. R/. Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,26-38 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel. Palabra del Señor.

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Meditación Hoy es la fiesta de Santa María Reina. El texto que meditamos en el evangelio describe la visita del ángel a María (Lc 1,26-38). La Palabra de Dios llega a María no a través de un texto bíblico, sino a través de una experiencia profunda de Dios, manifestada en la visita del ángel. Fue gracias a rumiar la Palabra escrita de Dios en la Biblia, que María fue capaz de percibir la Palabra viva de Dios en la visita del Ángel. Lucas presenta a las personas y los lugares: una virgen llamada María, prometida a un hombre, llamado José, de la casa de David. El ángel Gabriel es el enviado de Dios para esta virgen que vivía en la periferia. Los versículos 26-28 nos colocan en el tiempo y el espacio sagrados del acontecimiento que meditamos y que reviven en nosotros: estamos en el sexto mes de la concepción de Juan Bautista y estamos en Nazaret, ciudad de Galilea, territorio de los alejados e impuros. Nos vienen presentados los personajes de este acontecimiento maravilloso: Gabriel, el enviado de Dios, y una joven mujer de nombre María. El ángel anuncia el gozo, la gracia y la presencia de Dios; María queda turbada y se pregunta de dónde le pueda venir a ella todo esto. ¿De dónde un gozo tal? ¿Cómo una gracia tan grande que puede cambiar incluso el ser? A medida que el diálogo sigue su desarrollo, el alma de la joven virgen se va desnudando para mostrar tanta pureza, tanta humildad y sobre todo, tanta obediencia. Serán los versículos 30-33 centrales en todo el pasaje, los que mostrarán el don de Dios, su omnipotencia en la vida del hombre. Dios comienza, ya aquí, a hacerse vecino, a llamar. Está en pie, espera, junto a la puerta del corazón de María; pero también aquí, en nuestra casa, junto a nuestro corazón…. María ante la propuesta de Dios, se deja manejar por una completa disposición (verso 34); revela su corazón, sus deseos. Sabe que para Dios lo imposible es realizable, no tiene la mínima duda, no endurece su corazón ni su mente, no hace cálculos; quiere solamente disponerse plenamente, abrirse. Solo pone delante de Él, con un gesto de purísima pobreza, su virginidad, su no conocer varón; es una entrega plena, absoluta, desbordante de fe y abandono. Este último versículo (verso 38) parece encerrar el infinito. María dice su “He aquí” se abre, se ofrece a Dios y se realiza el encuentro, la unión por siempre. Se ha producido el milagro, y todo gracias al sí confiado de una mujer buena, que por más se distingue como Reina y modelo para los hombres y mujeres de todos los tiempos. Por eso la saludamos y expresamos nuestra gratitud. Ella enaltece a la raza humana y repara el daño causado por Eva, permitiendo que Dios obre entre nosotros en la persona de su único Hijo.

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Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad

23 Martes

Feria Verde

Lectura de la Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 2, 1-3a. 14-17 Hermanos les rogamos a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no pierdan fácilmente la cabeza ni se alarmen por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima. Que nadie en modo alguno los desoriente. Dios los llamó por medio del Evangelio que predicamos, para que posean la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así, pues, hermanos, manténganse firmes y conserven las tradiciones que han aprendido de nosotros, de viva voz o por carta. Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, los consuele internamente y les dé fuerzas para toda clase de palabras y de obras buenas. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 95 “Llega el Señor a regir la tierra” Digan a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente.» R. Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos. R. Aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 23, 23-26 En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: -« ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el décimo de la menta, del anís y del comino, descuidan lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.» Palabra del Señor. Meditación Jesús se queja de la ceguera de los líderes religiosos, fariseos y de los maestros de la Ley y que exageradamente se manifiesta de modo particular en el legalismo exterior. Esta queja del Señor, ha permanecido hasta estos días, o ¿Acaso no se insiste en hacer cosas en nombre de Jesucristo olvidando muchas veces la misericordia? En efecto, esto es algo que tenemos que reflexionar en forma permanente, tal como lo hacían los fariseos, y es que hoy nos preocupamos de

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observar escrupulosamente asuntos legales sin antes reflexionar sobre las exigencias de Dios. Ciertamente es un crítica muy válida para hoy, si queremos observar la ley, tenemos que pensar primero en el amor a Dios por sobre todo, a nuestro prójimo, en ser ante todo misericordiosos y por sobre todo, fieles al Señor. No seamos como los guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello. Es una crítica a la poca coherencia. No negamos que son palabras duras de Jesús, ciertamente él se está dirigiendo a los fariseos, a los que trata de hipócritas, pero también es para que descubramos el fariseo que llevamos dentro, ¿o estamos libres de hipocresías?, ¿Está libre de hipocresía la sociedad en la cual vivimos, mi familia, mi Iglesia? No. Frente al Señor, solo nos queda ser honestos, coherentes, limpiando primero la copa por dentro para que quede limpia también por fuera. Que no llegue a nuestros oídos el ¡ay! Acusador de Jesús. Se queja Jesús y nos advierte del contraste entre lo exterior y lo interior. Dichosos los que tiene el corazón limpio porque verán a Dios (Mt. 5,8). Lo importante es la pureza del corazón, la pureza interior y no tanto la limpieza exterior, que lleva a la autocomplacencia. El cuidado exterior debe ser un resplandor natural de la belleza interior y no un abrigo que esconde un interior viciado. El Señor nos dice que no es suficiente observar la letra de la ley, desconectados del verdadero espíritu de la Ley, El Señor quiere que no deseemos ni codiciemos, que dejemos el desenfreno, la inmoralidad y examinemos nuestro interior a fin de limpiarnos primero desde el corazón. Oigamos a san Pablo cuando nos dice: Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta. Todo cuanto han aprendido y recibido y oído y visto en mí, pónganlo por obra y el Dios de la paz estará con ustedes (Filipenses 4, 8-9). 24 Miércoles

Fiesta: San Bartolomé Apóstol Rojo

Lectura del libro del Apocalipsis 21,9b-14 El ángel me habló así: «Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero.» Me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial: 144 R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/. Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y la majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R/. El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/. Lectura del santo evangelio según san Juan 1,45-51 En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.» Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» Felipe le contestó: «Ven y verás.» Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?» Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo les aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.» Palabra del Señor. Meditación Hoy es la fiesta de San Bartolomé o Natanael, hombre piadoso, hombre de Dios que entregó la vida confesando su fe en el Dios verdadero Sorprenden las palabras de Felipe cuando le habla a Natanael acerca de Jesús: “Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret”. Jesús tiene en su contra haber nacido en Nazaret, un lugar insignificante. De ahí la respuesta de Natanael de Caná: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”, de un sitio tan insignificante no se puede esperar que salga algo o alguien importante. Dios toma para sí lo irrelevante, lo que no cuenta, el desecho de la sociedad. El mismo Jesús siendo Dios hecho hombre, menos que las zorras y que las aves, no tenía ni dónde reclinar la cabeza (Mt 8,20) nace en un pueblito del que ya profetiza Miqueas: “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel (Miq 5, 2). En el texto que nos presenta San Juan encontramos una profesión de fe hecha por Natanael: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Se llegan a decir cosas como estas, movido por el Espíritu Santo cuando

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se está delante de algo grande, de una acción extraordinaria. En el caso de Natanael su confesión es de alabar, se da en el primer encuentro con Jesús, cuando vemos en los evangelios que la revelación de su divinidad la va haciendo Jesús paulatinamente a sus mismos discípulos. Natanael, cuyo nombre significa don de Dios, antes que Felipe lo llamara, ya Jesús se había fijado en él, lo elogia diciendo que es un israelita sin doblez, un judío fiel en su fe y en su práctica, un hombre en quien se puede confiar. A pesar de su pequeña duda ante las palabras de Felipe, Natanael fue uno de los más fieles seguidores de Jesús que con el nombre de Bartolomé aparece en la lista de los doce. De él, cuenta la leyenda que fue desollado vivo por el rey de Armenia Astiages, quien tras ser convertido al cristianismo por el mismo Natanael, hizo caso a las quejas provenientes de los sacerdotes paganos, pidiendo al apóstol que dejase de adorar a Dios y ofreciera culto a los ídolos paganos. Ante la negativa, el Rey ordenó desollarlo vivo hasta que renunciase a Dios o muriese. Hoy tenemos la oportunidad de revisar nuestra relación con Dios, Él se ha fijado en nosotros desde antes de nuestro nacimiento (salmo 139, 13- 15) y espera que por nuestra fe, la que se pone a prueba todos los días, veamos cosas mayores que las que ahora podemos apreciar y que nos hablan de lo maravilloso que es Dios que tiene puesta su mirada en nosotros. 25 Jueves

Feria o Memoria Libre: San Luis de Francia o San José de Calasanz, Presbítero Verde o Blanco

Lectura de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios 1, 1-9 Yo Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con ustedes. En mi acción de gracias a Dios los tengo siempre presentes, por la gracia que Dios les ha dado en Cristo Jesús. Pues por él han sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en ustedes se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecen de ningún don, ustedes que aguardan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él los mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusarlos en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios los llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. ¡Y él es fiel! Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 144 “Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.” Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. R.

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Una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas. R. Encarecen ellos tus temibles proezas, y yo narro tus grandes acciones; difunden la memoria de tu inmensa bondad, y aclaman tus victorias. R. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 24, 42-51 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Estén en vela, porque no saben qué día vendrá su Señor. Comprendan que, si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estén también ustedes preparados, porque a la hora que menos piensen viene el Hijo del Hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichosos ese criado si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Les aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Palabra del Señor. Meditación San Pablo saluda a la comunidad deseándoles la paz: “La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes”; y les comunica que siempre ora por ellos El apóstol escribe a la comunidad de Corinto animándoles en la fe. Al mismo tiempo que reconoce sus esfuerzos en la perseverancia les exhorta a no descuidarse y a mantenerse firme hasta el final. Hoy, mucha gente vive preocupada con el fin del mundo. En las calles de las ciudades, muchas veces se ve escrito: ¡Cristo viene ya! ¿Y cómo será esa venida? Después del año mil, apoyados en el Apocalipsis de Juan comenzaron a decir: “Los mil primeros años pasaron, pero los 2000 años no pasarán!” Por esto, en la medida en que se acercaba el año 2000, muchos quedaban preocupados. Otros, leyendo el Apocalipsis de Juan, llegaron a predecir la hora exacta del fin. Pero el año 2000 pasó y no aconteció nada. ¡El fin no llegó! Muchas veces, la afirmación “Cristo viene ya” es usada para dar miedo a la gente y ¡obligarla a entrar a una determinada iglesia! La misma problemática existía en las comunidades cristianas de los primeros siglos. Mucha gente de las comunidades decía que el fin de este mundo estaba cerca y que Jesús volvería luego. Algunos de la comunidad de Tesalónica en Grecia, apoyándose en la predicación de Pablo decían: “¡Jesús volverá luego. Por esto, había personas que no trabajaban, porque pensaban que la venida era cosa de pocos días o semanas. “¿Trabajar para qué, si Jesús iba a volver?”. Es evidente que el Evangelio de hoy quiere advertirnos de la necesidad de mantener una actitud vigilante, de impedir que se nos robe la oportunidad

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de permanecer fieles al Señor en la espera del día feliz de su regreso. Es verdad que tenemos muchas preocupaciones, producto de las dificultades que atravesamos y que en los afanes diarios hasta nos olvidamos de las cosas esenciales, y una de ellas es continuar trabajando por el reino. Estemos preparados, listos, con la única aspiración de que el Señor nos encuentre como buenos administradores de lo que ha puesto en nuestras manos y desarrollado según el talento que cada uno ha recibido. Feria o Memoria Libre: Santa Teresa de Jesús Jornet E Ibars, Virgen Patrona de la Ancianidad Viernes Verde o Blanco 26

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,17-25 Hermanos: No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están en vías de salvación, para nosotros, es fuerza de Dios. Dice la Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el sofista de nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo? Y como, en la sabiduría de Dios, el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los creyentes. Porque los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados a Cristo, judíos o griegos, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 32 R/. La misericordia del Señor llena la tierra Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Den gracias al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R/. Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/. El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos, pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. R/. Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,1-13 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salgan a recibirlo!” Entonces se despertaron todas aquellas

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doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: “Dénnos un poco de su aceite, que se nos apagan las lámparas.” Pero las sensatas contestaron: “Por si acaso no hay bastante para ustedes y nosotras, mejor es que vayan a la tienda y lo compren.” Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: “Señor, señor, ábrenos.” Pero él respondió: “Se lo aseguro: no les conozco.” Por tanto, velen, porque no saben el día ni la hora.» Palabra del Señor. Meditación En la primera lectura de hoy el apóstol Pablo, embajador de Cristo, nos acerca al misterio de Cristo crucificado: es un escándalo para los judíos que esperan a un Cristo triunfador y una locura para los griegos que buscan y se apoyan en la razón y la sabiduría. El misterio de la cruz sólo puede expresarse ante los ojos de la sabiduría y razón humana como “locura y debilidad de Dios” y precisamente por eso, es fuerza y sabiduría de Dios para los creyentes. En el evangelio meditamos sobre la parábola de las diez doncellas invitadas a la boda, cinco preparadas y cinco que fueron descuidadas. Este texto viene a recordarnos que no podemos vivir inmersos en las prisas, en nuestras cosas, pensando siempre en el futuro y recordando cosas pasadas, si no que deberíamos caer en la cuenta de vivir y disfrutar el presente, siempre con nuestras lámparas encendidas llenas de alegría y esperanza para poder iluminar nuestra sociedad con el sentimiento que lleva al encuentro con el rostro misericordioso de Dios. Pero, ¿por qué se compara la partida hacia la plenitud con el banquete a una boda? Cuando celebramos una boda los novios están felices, contentos, porque a partir de ese momento compartirán su vida y serán felices. Por eso, precisamente, se elige esta comparación, el novio es Jesús que nos marca el camino para llegar al banquete y este no es más que la unión con Dios. Como las doncellas, debemos estar preparadas/os, vivir como si hoy fuera nuestro último día, tener la maleta preparada con un equipaje ligero, pero nuestro corazón y nuestras manos llenas de amor, porque el novio puede llegar en cualquier momento sin avisar para juntos celebrar el banquete del Reino de los Cielos. Así que, debemos estar atentos, alerta, vigilantes, pero sobre todo vivir cada día, cada momento, lleno de amor y de entrega generosa. 27 Sábado

Memoria Obligatoria: Santa Mónica Blanco

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,26-31 Fijénse en su asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio

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del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él ustedes son en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así –como dice la Escritura– «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.» Palabra de Dios Salmo Responsorial: 32 R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres. R/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/. Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. R/. Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,14-30 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco.” Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.” Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos.” Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.” Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.” El señor le respondió: “Eres un empleado negligente y holgazán; ¿con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes.”» Palabra del Señor.

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Meditación La parábola de los talentos es hoy para nosotros motivo de reflexión, y lo tendrá que ser siempre; pues, nos ponemos a observar todo lo que Dios nos ha regalado y tenemos necesariamente que pensar acerca de las acciones que hemos hecho para hacerlos crecer en nosotros. Los talentos no sólo representan las pertenencias materiales, son también las cualidades que Dios nos ha dado. El talento, más que una moneda, era el peso de un determinado número de dinero. En aquel tiempo, el talento era una unidad contable que equivalía a unos 35 a 42 kilos de plata, (algunos sostienen 50, pero no es lo importante), esta medida se empleaba para medir grandes cantidades de dinero, y representaba más o menos unos seis mil denarios, eso era mucho dinero, ya que un denario aparece como el jornal de un trabajador del campo, con esto podemos deducir que el siervo que recibió menos bienes (un talento) obtuvo del Señor una gran cantidad de dinero, entonces pensemos que hemos recibido bienes incontables. Al principio de este Evangelio se alude al que recibió cinco monedas y a su compañero, que negoció con dos. Cada uno debe producir al máximo según lo que ha recibido de su señor; de ahí la premiación y el rechazo. En la parábola se felicita al que ha ganado dos talentos, porque ha obtenido unos frutos en proporción a lo que tenía. Su señor no le exige como al primero, ya que esperaba de él otro rendimiento. ¿Qué hacemos cada uno de nosotros con nuestros talentos? ¿Los arriesgamos o los enterramos en la tierra para que no peligren? ¿Nos merecemos esos talentos si no sabemos ponerlos a producir, esto es, a disposición de la vida? Cuando nos hacen un regalo lo disfrutamos, lo usamos, lo mostramos; al igual que cuando nos compramos un carro o un vestido. Siempre estamos deseando mostrar todas las cosas de las que disponemos para que la gente lo sepa, para no, quizá, sentirnos menos que los demás. El Señor, nos está enseñando con este relato, que todos tenemos que corresponder a las gracias que hemos recibido, hayan sido estas mayores o menores. Aquel que recibió mucho, deberá rendir cuenta por lo mucho que recibió, y se le exigirá muchos frutos, así se manifiesta diciendo al que hizo fructificar: “Está bien, servidor bueno y fiel; ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu Señor”. Pero aquel que recibió poco, también está obligado a responder por aquello que recibió, y al no hacerlo le dijo: “Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses”. ¿Por qué no hacemos con nuestros talentos lo mismo que los servidores fieles? ¿Por qué no arriesgamos y mostramos lo que somos? ¿Entre quienes queremos estar nosotros, entre quienes multiplicaron sus talentos o entre quienes tienen temor a perderlo? Piénsalo y date una respuesta que dinamice lo que ya has empezado hacer.

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XXII Domingo del Tiempo Ordinario

II Semana Liturgia de las Horas

Verde

Con humildad y sin esperar recompensa practiquemos la justicia y la misericordia Orientaciones para esta Celebración: Colocar el lema del día en un lugar visible. Recordar el lema y el valor del mes. Se pueden presentar personas pobres invitadas al Banquete de Jesús de manera especial. Se destacan testimonios de personas humildes y que trabajan desinteresadamente por los demás. Monición de entrada: Hermanos y hermanas, Jesús Rostro Misericordioso de Dios Padre y mediador de la nueva alianza nos convoca hoy, para participar y celebrar como comunidad de fe esta Acción de Gracias en este Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario. La Palabra de Dios nos invita a practicar la humildad con la que Dios quiere que actuemos en nuestra vida y que nos permite defender el derecho, practicar la fidelidad al Señor siendo misericordiosos como El. En una sociedad en que lo que vale es la grandeza, se manifiesta tanto el deseo de poder y todo se hace para sacar ventaja, el Señor nos da a conocer que El privilegia a los humildes y sencillos que no pueden devolvernos nada en cambio. Pidamos al Señor que nos permita aprender la lección que El nos deja hoy: que nos ocupemos por el servicio y por participar de la verdadera cena del Reino de Dios y a la hora de invitar a compartir la mesa no ser elitista. Recibamos cantando a Jesucristo quien se hace presente a través de su ministro, para que junto a El alabemos al Padre Dios de misericordia. Primera Lectura: Eclesiástico 3, 19-21 . 30-31 El sabio lleno de Dios nos hace comprender el valor de la humildad, que nos hace capaces de practicar el derecho y la misericordia con dos y todas. Escuchemos. Lectura del libro del Eclesiástico 3,17-18.20.28-29 Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará. Palabra de Dios. Salmo Responsorial 67, R/. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. Cantan a Dios, tocan en su honor; su nombre es el Señor. R/.

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Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. R/. Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres. R/. Segunda Lectura: Hebreos 12, 18-19. 22-24 El autor sagrado nos recuerda que Jesús, nuestro mediador, el nuevo monte en el que se revela el Padre de forma diferente, no infundiendo el temor, ni lejano de nosotros, sino mediante la sencillez, la cercanía y la entrega por amor hasta llegar a la muerte por nuestra salvación. Escuchemos Lectura de la carta a los Hebreos 12,18-19.22-24a Ustedes no se han acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni han oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. Ustedes se han acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús. Palabra de Dios. ALELUYA Mt. 11 ,29ab: Carguen con mi yugo y aprendan de mí - dice el Señor- que soy manso y humilde de corazón. Evangelio: Lucas 14, 1. 7-14 En el evangelio de hoy Jesús nos recuerda que los que entran en la dinámica de su Reino no buscan primeros puestos y para ellos los pobres y desamparados que no pueden devolvernos nada a cambio son los que importan primero. Antes de escuchar el Evangelio aclamemos a Jesús que nos enseña a ser humildes, justos y misericordiosos. Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,1.7-14 Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que les convidó a ti y al otro y te dirá: “Cédele el puesto a éste.” Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba.” Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.» Palabra del Señor.

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Meditación Es muy humano querer ocupar los primeros puestos. La sociedad de hoy enseña a nuestra juventud que deben ser los primeros, que deben de competir, que deben de ser como las personas que “han triunfado”. En los periódicos y actos públicos se ponen casi siempre como ejemplo a grandes empresarios que han burlado las aduanas, a políticos que han manipulado elecciones, a deportistas que han usado esteroides, a periodistas que cobran por servir noticias de determinada manera y a artistas que llevan una vida desenfrenada. Cuando personajes como estos llegan a espacios públicos, todo el mundo quiere sacarse una foto con ellos. Ciertamente, no debemos dejar de dar lo mejor de nosotros mismos y de buscar la excelencia. Dar lo mejor de uno mismo en el trabajo y los estudios es importante desde el punto de vista humano. Pero buscar dar lo mejor de uno no es lo mismo que “buscar los primeros puestos” en los actos públicos y en los espacios de la sociedad. El que busca los primeros puestos sociales normalmente está dispuesto a aplastar a los demás y a mentir sobre su propia vida para “quedar bien” ante los que son famosos o poderosos. Las lecturas de hoy nos enseñan algo muy importante para nuestra vida cristiana. El camino que lleva a Dios pasa por la humildad. Existe un vínculo interno entre humildad, misericordia y encuentro con Dios. Vale repetir las palabras del profeta varias veces al día: “Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes”. Quien toma una actitud distinta a la de la humildad está dispuesto, nos dice el profeta, a querer curar a los cínicos, es decir, a preservar los ideales de vida de aquellas personas que manipulan la verdad para oprimir a los demás. Es cierto que un cristiano no desprecia a nadie; pero eso no significa que se convierta en un cínico, en alguien que le da lo mismo todo con tal de salirse con la suya. Por último, no olvidemos las palabras de Jesús que están al final del evangelio de hoy. El camino de la humildad, que lleva a la misericordia, no es triste. Es fuente de alegría. El papa Francisco convirtió la alegría en regla de discernimiento cristiano para el mundo de hoy en la exhortación apostólica del comienzo de su pontificado, Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio). Francisco nos advierte que la tristeza del mundo contemporáneo emana del afán de sentarse en la mesa de la abundancia de los triunfadores de este mundo y de cerrar nuestras casas a las personas que más necesitan: “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo,

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cierto y permanente” (EG, 2). No lo olvidemos: la verdadera alegría viene por la vía de la humildad, que es la vía de la misericordia. Oración de los fieles: El que preside: Al Padre que se complace en los sencillos y humildes de corazón acerquémonos suplicantes diciéndole: Padre, haznos humildes y desinteresados servidores tuyos. Por el Papa francisco, los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos, para que pongan en práctica la palabra del Señor y anuncien con humildad y sencillez al pueblo la misericordia de Dios. Oremos. Por quienes han sido elegidos para dirigir las Naciones, para que gobiernen sin arrogancia , vanidad y orgullo , más bien lo hagan con sabiduría y siendo leales a la palabra de Dios, puedan conducir a sus Pueblos por el camino del bien y la justicia . Oremos. Por los que viven en condiciones de desamparo, todos los que sufren por cualquier causa, para que nunca les falte el auxilio del señor y encuentren en nosotros un corazón de misericordia para ayudarles. Oremos. Por todos nosotros aquí reunidos, para que vivamos nuestra fe con profunda convicción y humildad, demos testimonio verdadero de Cristo, trabajando desinteresadamente por una mejor sociedad y una verdadera justicia .Oremos. Por todas las familias del mundo, para que desde ellas se testimonie el amor misericordioso de Dios y se ore constantemente por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Oremos. El que preside: Padre, despójanos de todo espíritu de orgullo y de vanidad. Danos un corazón sencillo y humilde como el de tu Hijo que nos permita trabajar por la justicia y ser misericordiosos gratuitamente en favor de los más pobres. Por Jesucristo nuestro Señor. 29 Lunes

Memoria Obligatoria: El Martirio de San Juan Bautista Rojo

Lectura del Profeta Jeremías 1, 17-19 En aquellos días, recibí esta palabra del Señor: «Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 70 Mi boca contará tu auxilio” A ti, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R. Sé tu mí roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

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Porque tú, Diosa mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R. Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R. Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 6, 17-29 En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.» Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?» La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.» Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.» El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron. Palabra del Señor. Meditación El día 24 de Junio, celebrábamos la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista. Hoy recordamos en la liturgia su martirio. Recordamos su muerte y celebramos gozosos el ejemplo de su entrega por aquel a quien preparó el camino de su venida. Toda la vida de Juan el Bautista fue una entrega a la causa de Jesús. Su liderazgo y don de gente pudieron haberle permitido conseguir beneficios personales que él mismo rechazó al afirmar que no era el Mesías. Por el contrario se presentó como el servidor de Jesús, “al que no merecía ni agacharse para desatar las correas de sus sandalias”. Qué ejemplo tan impresionante para una sociedad que busca el prestigio y el poder a toda costa. Juan no era parcial con los poderosos y denunció las injusticias, incluso denunció el adulterio de Herodes quien vivía con la mujer de su hermano Filipo. La denuncia de Juan desacredita ante el pueblo al poder políti­co y puede crear una fuerte opinión popular contraria a Herodes que provoque la intervención romana o que decida a Herodes a despedir a Herodías. Esta teme por su posición y su poder; Juan es una amenaza para ella. Por

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eso se propone quitarle la vida, pero hay un obstáculo a su propósito, el temor que siente Herodes por Juan, al que considera un hombre justo, un profeta. Llegó el día oportuno cuando Herodes, por su aniversario, dio un banquete. Entró la hija de Herodías y danzó, gustando mucho a Hero­des y a sus comensales. El rey le dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras, que te lo daré». Y le juró repetidas veces: «Te daré cualquier cosa que me pidas, incluso la mitad de mi reino». La joven pregunto a su madre y ésta le dijo que pidiera la cabeza de Juan El Bautista. La muerte de Juan a manos del poder civil, por ins­ tigación del poder judío (Herodías), preludia la muerte de Jesús. ¡Qué triste narración! ¡Qué forma de ejercer el poder y que complicidad la de aquella asamblea! Lo más lamentable que ha sido el último caso, otros muchos, hombres y mujeres han muerto por la arrogancia, el falso escrúpulo de nuestros gobernantes. Lo más importante de todo es que la voz del profeta aunque maten su cuerpo no puede ser silenciada. Su martirio ilumina y da sentido a los pequeños o grandes sacrificios que día a día nos exige el vivir como discípulos y misioneros de Cristo, el Cordero de Dios que se ha entregado por nosotros. 30 Martes

Feria o Memoria Libre:Santa Rosa de Lima, Virgen Verde o Blanco

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2,10b-16 Hermanos: El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. ¿Quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Pues, lo mismo, lo íntimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo, es el Espíritu que viene de Dios, para que tomemos conciencia de los dones que de Dios recibimos. Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu, expresando realidades espirituales en términos espirituales. A nivel humano, uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque sólo se puede juzgar con el criterio del Espíritu. En cambio, el hombre de espíritu tiene un criterio para juzgarlo todo, mientras él no está sujeto al juicio de nadie. «¿Quién conoce la mente del Señor para poder instruirlo?» Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 144 R/. El Señor es justo en todos sus caminos El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;el Señor es bueno con todos,es cariñoso con todas sus criaturas. R/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;que proclamen la gloria de tu reinado,que hablen de tus hazañas. R/.

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Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R/. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan. R/. Lectura del santo evangelio según san Lucas 4,31-37 En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús le intimó: «¡Cierra la boca y sal!» El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.» Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca. Palabra del Señor. Meditación En el pasaje de hoy, Pablo ofrece una magnífica enseñanza sobre el modo de escuchar provechosamente la palabra de Dios. Los cristianos de Corinto, si no quieren convertirse en personas soberbias, que pretenden conocer a Dios por su cuenta, humanamente, han de abrirse a la guía del Espíritu Santo, el único que conoce la profundidad de Dios y el único que puede llevarlos a conocer y aprovechar los dones de Dios. Pablo, cuando habla del Espíritu Santo, pretende introducir a los corintios en la verdadera obediencia al evangelio predicado por él, que procede no de sus razonamientos humanos sino de Dios mismo y de la acción de su Espíritu. Cuando la palabra de Dios es escuchada espiritualmente, es decir, con las actitudes propias del Espíritu, genera un cambio en el pensar y en el obrar; nos hace personas espirituales, que juzgan y ven las cosas según los criterios propios del Espíritu. Por tanto, se abren más plenamente a sus hermanos, no temen acoger a los demás y están siempre dispuestas al diálogo, sin rehuir de sí mismas. Sólo los que tienen la mente de Cristo pueden también escuchar a los demás sin prejuicios y sin buscar imponer a los otros sus puntos de vista. Porque escuchar es amar y ver a los demás como los ve Cristo. Jesús, porque posee el Espíritu Santo, puede hablar con autoridad y su palabra puede cambiar a las personas, sin importar la situación en que se encuentren. Basta leer el relato evangélico de este día. Jesús abandona Nazaret, donde había empezado su misión, y se desplaza a Cafarnaúm, ciudad que lo acoge y está mejor dispuesta a escucharlo, sin prejuicios. Por eso allí él sana y cura. La gente no sólo se maravilla de su enseñanza, como los de Nazaret, sino que reconoce que esa enseñanza está revestida

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de autoridad, una autoridad que procede de su coherencia, es decir, de la unidad total entre su decir y obrar. La autoridad de Jesús está ligada a su participación del poder de Dios que le permite echar demonios y restituir la libertad a los que están atados por el pecado. Con su sola palabra reprende y derrota a los demonios, para dejar establecido el reino de Dios. Queda de manifiesto, en este enfrentamiento de Jesús con Satanás, el poder de la palabra. Por eso quien escucha y contempla esta palabra y deja que obre en su vida experimenta la salvación de Dios y es dotado de una fuerza especial para enfrentarse al mal. Experimenta lo que es empezar una nueva vida libre del influjo del mal. Vale la pena, pues, dejarse conducir por Jesús y su palabra. 31 Miércoles

Feria o Memoria Libre: San Ramón Nonato, Religioso Verde o Blanco

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3,1-9 Hermanos, no pude hablarles como a hombres de espíritu, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Por eso los alimenté con leche, no con comida, porque no estaban para más. Por supuesto, tampoco ahora, que siguen los instintos carnales. Mientras haya entre ustedes envidias y contiendas, es que los guían los instintos carnales y que proceden según lo humano. Cuando uno dice «yo soy de Pablo» y otro, «yo de Apolo», ¿no están procediendo según lo humano? En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros que los llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado. Nosotros somos colaboradores de Dios, y ustedes campo de Dios, edificio de Dios.Palabra de Dios. Salmo Responsorial 32, R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo,se fija en todos los hombres. R/. Desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra: él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones. R/. Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. R/. Lectura del santo evangelio según san Lucas 4,38-44 En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos

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con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.» Y predicaba en las sinagogas de Judea. Palabra del Señor. Meditación San Pablo, después de ofrecer a los corintios el bálsamo de la enseñanza, pasa ahora a la vida real de la comunidad. Toca aquellos problemas que indisponen a los cristianos para acoger y escuchar la palabra de Dios anunciada por los predicadores. Uno de estos problemas es la división de la gente en torno a los ministros de la palabra. El Apóstol empieza recordando la estrategia que había empleado para anunciarles el evangelio, a fin de disponerlos mejor para la escucha provechosa del mismo. Como sabía que eran personas que vivían carnalmente, es decir, que eran débiles y propensos a no seguir adecuadamente los caminos del evangelio, se adaptó a ellos lo más que pudo para exponerles el mensaje de modo adecuado. Acontece, sin embargo, lo que él previó: los cristianos de Corinto, en vez de poner atención a la palabra proclamada, se fijan en quiénes la predican y surge una división en torno a ellos, división que pone en peligro la identidad propia de la comunidad, que no puede estar cimentada sobre ningún predicador, sino sobre aquel a quien ellos predican, sobre Cristo, que da consistencia y cohesión a todo el cuerpo eclesial. Los predicadores, en cuanto colaboradores de Dios, tienen un ministerio muy hermoso: sembrar el evangelio, pero en un campo que no es suyo sino de Dios. El trabajo de los predicadores no sirve de nada si Dios no dispone a las personas por la acción de su Espíritu para que escuchen la palabra y se dejen conducir por ella. Es el sentido que tiene la expresión metafórica: “El que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios”. Todos los indigentes y enfermos encuentran un lugar en el programa misionero de Jesús. Él lo advierte y por eso cuando la gente busca retenerlo se le escapa, porque también a otros tiene que anunciarles el reino de Dios. Jesús nos enseña en este texto, que no podemos ser mezquinos al guardar para nosotros el anuncio de la Buena Nueva que hemos recibido, “tengo que anunciarles el reino de Dios”, es la respuesta de Jesús para aquellos que quieren retenerlo. Somos llamados a anunciar la buena nueva con la misma libertad de Jesús.

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Comprensión

Justicia

Escucha de la Palabra de Dios

Agosto

Septiembre

VALOR

Julio

MES

“Hagan lo que él les diga” (Jn 2,5).

“Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad” (Miq 6,8)

“No juzguen y no serán juzgados” (Lc 6,37)

LEMA

Organizar visitas y apoyo a los internos en las cárceles. Apoyar a la Pastoral Penitenciaria y a la Pastoral Haitiana.

Campaña de oración y de orientación con personas con actitudes y conductas negativas. Acto a la Patria.

Reunión especial y celebración con los padres.

ACCIÓN SIGNIFICATIVA EN EL SECTOR

Visitar una familia de extranjeros. Mostrar cariño a un familiar o del Sector que esté detenido

Reunión familiar para buscar soluciones a problemas familiares.

Enviar frases bíblicas que contengan consejos a familiares y amigos.

ACCIÓN SIGNIFICATIVA FAMILIAR

Mes de la Biblia. Pastoral Penitenciaria. Migrantes. Ntra. Sra. Mercedes: 24 de Septiembre.

Restauración: 16 de agosto. Inicio Año Escolar.

Reunión Plenaria de los Obispos: 3-8 de julio. Jornada Mundial de la Juventud. Día de los Padres. Campamento de los niños, adolescentes y jóvenes.

ACONTECIMIENTOS

Tema año 2016: “Un pueblo en misión, que valora el compartir, misericordioso como el Padre”. Lema año 2016: “Misericordiosos como el Padre, compartamos como hermanos”.

ITINERARIO NACIONAL DE EVANGELIZACIÓN 2016

Lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad

Misión

Unidad familiar

Compartir

Noviembre

Diciembre

VALOR

Octubre

MES

“Tenían un solo corazón y una sola alma y lo ponían todo en común” (Hch 4,32).

“Esfuércense por mantener la unidad” (Ef 4,3)

“Anuncia la misericordia que el Señor ha hecho contigo” (Mc 5,19)

LEMA

Cena navideña con necesitados del Sector / Aguinaldos. Apoyar Banco de Alimentos.

Apoyar la Pastoral Familiar. Celebración en el Sector por las familias. Oración por los difuntos del Sector.

Campaña de promoción de la alfabetización. Apoyo a la Escuela del Sector. Visitas con el Rosario con enseñanza bíblica.

ACCIÓN SIGNIFICATIVA EN EL SECTOR

Mes de la Familia. Un paso por mi familia. Clausura del Jubileo. Día de los Difuntos: nov. 2

Mes de las misiones. Mes del Rosario. DOMUND. Jornada Misionera. Encuentro Misioneros.

ACONTECIMIENTOS

Llevar alimentos Aguinaldos. a una familia Navidad. necesitada. Poner el Nacimiento en su casa.

Consolar una familia durante y después de los 9 días de duelo. Hacer una visita familiar a la tumba de un familiar.

Rezar el Rosario en familia. Velar por la tarea escolar de sus hijos.

ACCIÓN SIGNIFICATIVA FAMILIAR

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¿Qué relación hay entre justicia y misericordia? 20. No será inútil en este contexto recordar la relación existente entre justicia y misericordia. No son dos momentos contrastantes entre sí, sino un solo momento que se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor. La justicia es un concepto fundamental para la sociedad civil cuando, normalmente, se hace referencia a un orden jurídico a través del cual se aplica la ley. Con la justicia se entiende también que a cada uno debe ser dado lo que le es debido. En la Biblia, muchas veces se hace referencia a la justicia divina y a Dios como juez. Generalmente es entendida como la observación integral de la ley y como el comportamiento de todo buen israelita conforme a los mandamientos dados por Dios. Esta visión, sin embargo, ha conducido no pocas veces a caer en el legalismo, falsificando su sentido originario y oscureciendo el profundo valor que la justicia tiene. Para superar la perspectiva legalista, sería necesario recordar que en la Sagrada Escritura la justicia es concebida esencialmente como un abandonarse confiado en la voluntad de Dios. Por su parte, Jesús habla muchas veces de la importancia de la fe, más bien que de la observancia de la ley. Es en este sentido que debemos comprender sus palabras cuando estando a la mesa con Mateo y sus amigos dice a los fariseos que lo contestaban porque comía con los publicanos y pecadores: « Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores » (Mt 9,13). Ante la visión de una justicia como mera observancia de la ley que juzga, dividiendo las personas en justos y pecadores, Jesús se inclina a mostrar el gran de don de la misericordia que busca a los pecadores para ofrecerles el perdón y la salvación. Se comprende porque en presencia de una perspectiva tan liberadora y fuente de renovación, Jesús haya sido rechazado por los fariseos y por los doctores de la ley. Estos, para ser fieles a la ley, ponían solo pesos sobre las espaldas de las persona, pero así frustraban la misericordia del Padre. El reclamo a observar la ley no puede obstaculizar la atención por las necesidades que tocan la dignidad de las personas.  

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Al respecto es muy significativa la referencia que Jesús hace al profeta Oseas -« yo quiero amor, no sacrificio ». Jesús afirma que de ahora en adelante la regla de vida de sus discípulos deberá ser la que da el primado a la misericordia, como Él mismo testimonia compartiendo la mesa con los pecadores. La misericordia, una vez más, se revela como dimensión fundamental de la misión de Jesús. Ella es un verdadero reto para sus interlocutores que se detienen en el respeto formal de la ley. Jesús, en cambio, va más allá de la ley; su compartir con aquellos que la ley consideraba pecadores permite comprender hasta dónde llega su misericordia. También el Apóstol Pablo hizo un recorrido parecido. Antes de encontrar a Jesús en el camino a Damasco, su vida estaba dedicada a perseguir de manera irreprensible la justicia de la ley (cfr Flp3,6). La conversión a Cristo lo condujo a ampliar su visión precedente al punto que en la carta a los Gálatas afirma: « Hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la Ley » (2,16). Parece que su comprensión de la justicia ha cambiado ahora radicalmente. Pablo pone en primer lugar la fe y no más la ley. El juicio de Dios no lo constituye la observancia o no de la ley, sino la fe en Jesucristo, que con su muerte y resurrección trae la salvación junto con la misericordia que justifica. La justicia de Dios se convierte ahora en liberación para cuantos están oprimidos por la esclavitud del pecado y sus consecuencias. La justicia de Dios es su perdón (cfr Sal51,11-16). 21. La misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer. La experiencia del profeta Oseas viene en nuestra ayuda para mostrarnos la superación de la justicia en dirección hacia la misericordia. La época de este profeta se cuenta entre las más dramáticas de la historia del pueblo hebreo. El Reino está cercano de la destrucción; el pueblo no ha permanecido fiel a la alianza, se ha alejado de Dios y ha perdido la fe de los Padres. Según una lógica humana, es justo que Dios piense en rechazar el pueblo infiel: no ha observado el pacto establecido y por tanto merece la pena correspondiente, el exilio. Las palabras del profeta lo atestiguan: « Volverá al país de Egipto, y Asur será su rey, porque se han negado a convertirse » (Os 11,5). Y sin embargo, después de esta reacción que apela a la justicia, el profeta modifica radicalmente su lenguaje y revela el verdadero rostro de Dios: « Mi corazón se convulsiona dentro de mí, y al mismo tiempo se estremecen mis entrañas. No daré curso al furor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, porque soy Dios, no un hombre; el Santo en medio de ti y no es mi deseo aniquilar » (11,8-9). San Agustín, como comentando las palabras del profeta dice: « Es más fácil que Dios contenga la ira que la misericordia ».[13] Si Dios se detuviera en la justicia dejaría de ser Dios, sería como todos los hombres que invocan respeto por la ley. La justicia por sí misma no basta, y la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo de

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destruirla. Por esto Dios va más allá de la justicia con la misericordia y el perdón. Esto no significa restarle valor a la justicia o hacerla superflua, al contrario. Quien se equivoca deberá expiar la pena. Solo que este no es el fin, sino el inicio de la conversión, porque se experimenta la ternura del perdón. Dios no rechaza la justicia. Él la engloba y la supera en un evento superior donde se experimenta el amor que está a la base de una verdadera justicia. Debemos prestar mucha atención a cuanto escribe Pablo para no caer en el mismo error que el Apóstol reprochaba a sus contemporáneos judíos: « Desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo el que cree » (Rm 10,3-4). Esta justicia de Dios es la misericordia concedida a todos como gracia en razón de la muerte y resurrección de Jesucristo. La Cruz de Cristo, entonces, es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre el mundo, porque nos ofrece la certeza del amor y de la vida nueva. (Bula Misericordia Vultus del Papa Francisco nos. 20-21)

Practiquemos la obra de misericordia de corregir al que se equivoca Sabemos por experiencia que una buena corrección ayuda a purificar el alma y las actitudes negativas que residen en ella. Corregir al que yerra o se equivoca es la tercera de las ‘obras de misericordia’ espirituales. En el refranero se suele decir que ‘quien bien te quiere, te hará llorar’. Este sentimiento que está en lo más profundo de la sabiduría popular concuerda con lo que en moral se llama la ‘corrección fraterna’ y se entiende por tal la amonestación hecha al prójimo culpable en privado y por pura caridad para apartarle del pecado o de un camino errado. La amonestación, ejercida sobre una persona, para que cambie su modo de proceder o sus inclinaciones nada ejemplares ayuda a la madurez no sólo cristiana sino también humana. Toda corrección debe ir acompañada por una gran dosis de educación y por un gran sentido de caridad. La corrección que se hace por despecho o por desprecio no es auténtica. Muchas veces los resortes interiores pueden jugarnos malas pasadas si no sabemos armonizar bien los sentimientos. De ahí que la corrección comporta un modo

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de amar al prójimo con la pedagogía serena que nace de un corazón sencillo y bien templado. La corrección no sólo se debe someter a pronunciar  palabras puesto que cualquier gesto puede llegar a ser luz para dar  pistas de orientación al corregido que valen mucho más que ‘mil palabras’. Un silencio a través del tiempo, hasta que se serene la situación, puede llegar a ser un buen método que dará frutos abundantes en el momento de la corrección. Para corregir al que se equivoca se exigen unas condiciones que son comunes en la moral evangélica y que siempre la Iglesia, como Madre y Maestra, nos ha enseñado. Antes de corregir lo primero que hemos de tener presente es que haya materia cierta, no imaginaria, puesto que se pueden dar indicios que no son verídicos. La sospecha nunca es buen camino para llegar al que se desea ayudar con la corrección. Debe ser algo necesario y siempre buscando la idónea capacidad del que corrige  para que el prójimo no se sienta rechazado y marginado. La corrección ha de ser útil, es decir, que haya fundada esperanza de éxito. Si se prevé que será contraproducente como es provocando la ira o induciéndole a mayores males o pecados, debe omitirse. Como dice Santo Tomás, si se duda del éxito inmediato, pero no del remoto, debe hacerse. Y si se duda seriamente si aprovechará o dañará, debe omitirse; porque el precepto de no dañar al prójimo es más grave que el de beneficiarle, a no ser que de su omisión se teman males mayores como son escándalos o corrupción de otros. En general hay que conjugar con la caridad y la justicia la benignidad, la humildad y la prudencia, recordando las palabras de San Pablo: “Si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros, que tenéis el Espíritu, corregidlo con espíritu de mansedumbre. Y no te descuides tú mismo, que también tú puedes ser puesto a prueba” (Gal 6,1). Hay que procurar, además, salvar la fama del corregido y para ello debe observarse el orden establecido por Jesucristo en el Evangelio. De suerte que primero se haga la corrección en privado; luego, con uno o dos testigos, y, finalmente –si todo lo anterior ha fallado-, recurriendo al superior ( Cfr. Mt 18,15-17). Cuando la situación es muy grave debe hacerse presente inmediatamente a la autoridad competente con el fin de que la misma no se empeore. Nunca un buen ciudadano o un buen cristiano puede quedarse con los ‘brazos cruzados’ ante momentos que pueden perjudicar a terceras personas y si esto es grave debe comunicarse cuánto antes a quien esté revestido de la autoridad.  La corrección si se hace bien reporta paz a la persona y a la sociedad. (Tomado de: Arzobispado de Pamplona y Tudela)

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LA SOCIEDAD DOMINICANA QUE SOÑAMOS EN EL PLAN NACIONAL DE PASTORAL 1. La sociedad conformada por los hombres y las mujeres que habitan en el territorio de la Arquidiócesis de Santo Domingo, República Dominicana, viven bajo el lema de Dios, Patria y Libertad, en igualdad de derechos, de oportunidades y de obligaciones ciudadanas. 2. Es una sociedad organizada, laboriosa, solidaria, responsable, honesta y creativa. 3. La sociedad dominicana cuenta con una población que la engrandece e interactúa para lograr sus éxitos y enfrentar los problemas que se presentan con sabiduría, entrega y constancia. 4. Es una sociedad en que lo más importante es el ser humano, su dignidad y su desarrollo integral. 5. Toda la sociedad dominicana contribuye al bien común y participa gozosamente en él, logrando de este modo que las personas, las familias y las asociaciones intermedias se desarrollen de manera armónica. 6. A través de sus organizaciones civiles, con imaginación, creatividad y valentía, enfrentan los problema, trabaja por las soluciones adecuadas y exige los derechos que le corresponden. 7. La sociedad dominicana tiene una clara identidad cultural, consciente de sus raíces históricas indígenas, españolas, africanas y de otras influencias étnicas. Cultiva sus valores culturales, festeja su historia, mantiene en alto su patriotismo y su religiosidad. 8. Su principal inversión es la educación, que llega a todos y se caracteriza por su excelente formación humana y cívica, por sus profesores altamente capacitados, estimados por todos y bien remunerados. Las familias y toda la sociedad participan en su realización. 9. Aprovecha y desarrolla todos sus recursos naturales, a los que cuida con amor y dedicación. 10. En ese sentido, hace rendir la agropecuaria, a un nivel moderno e industrial de tal forma que sus comunidades campesinas son un atractivo modelo de vida por su desarrollo integral. 11. El país está industrializado, con nuevas áreas de tecnología moderna y con un personal técnico bien capacitado y laborioso.

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12. La producción y la productividad es creciente, a la vez que la distribución de los beneficios alcanzados es justa y equitativa. 13. Debido al desarrollo que hemos alcanzado como país, los dominicanos sólo emigran a otros países por razones culturales o profesionales. 14. La sociedad dominicana se beneficia de sus posibilidades turísticas: de su sol, de sus playas, de sus paisajes y de sus monumentos históricos así como de la hospitalidad y alegría de su gente. 15. Despierta en todo el mundo el deseo de visitar el país para compartir nuestras riquezas naturales y humanas. 16. Acoge con alegría y espíritu fraterno a los inmigrantes de diferentes países, especialmente, los que llegan a nuestra tierra con el deseo de contribuir con el desarrollo de nuestro pueblo. 17. Todos los servicios básicos de agua, electricidad, salud e higiene, drenaje pluvial y vivienda están debidamente cubiertos y al alcance de todos. 18. Todos los ciudadanos gozan de un régimen de seguridad social que provee los servicios de salud y los recursos necesarios para los pensionados y jubilados. 19. Los niños son acogidos, promovidos y cuidados con especial cariño y se les facilita todo lo que necesitan para su desarrollo físico, intelectual y espiritual. 20. El Gobierno está dedicado por completo a servir a su pueblo: distribuye con equidad todos los beneficios que se adquieren; se preocupa porque el bienestar económico, social y cultural llegue a todos; cuida que los más débiles sean atendidos debidamente y la pulcritud en el manejo de los bienes públicos es admirable. 21. Asegura la estabilidad macroeconómica y combate la inflación, a la vez que logra que la microeconomía sea fuerte y estable. 22. Estimula la expansión de la producción y del empleo con leyes sensatas y firmes. 23. Juega un papel importante en la infraestructura energética, telecomunicaciones, y transporte terrestre y aeronáutico.

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24. Todos los ciudadanos son fieles y veraces con los impuestos a pagar. Al mismo tiempo el Gobierno maneja los ingresos con transparencia y a favor de todos, especialmente de los más necesitados. 25. La política se ejerce como un servicio al bien común y a los mejores intereses del pueblo dominicano.

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26. Los líderes políticos se distinguen por su competencia, honestidad, generosidad, responsabilidad, sensibilidad social, conciencia de los problemas, voluntad de superarlos, actitud dialogante, talento y creatividad. 27. La justicia se ejerce con imparcialidad, oportunamente, con apego a la ley, libre de ataduras económicas, políticas, sociales y culturales y le sirve a todos los ciudadanos de acuerdo a sus legítimos derechos. 28. Los legisladores son hombres y mujeres capacitados, serios, honestos, con gran amor a la patria a la que defienden y aman con decisión. Aprueban leyes que benefician el progreso humano de todos los dominicanos y dominicanas, apegados a su conciencia y como servidores de los más genuinos intereses de la nación. 29. La sociedad dominicana es abierta y solidaria con todas las naciones del mundo, especialmente, con las del área del Caribe y de América. Con la hermana República de Haití mantiene relaciones bilaterales, armoniosas, fraternas, de respeto mutuo, con un intercambio comercial transparente y con unos acuerdos precisos sobre la inmigración en ambos países.

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