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Jueves 21 de abril de 2011

BESTIARIO Fotos, dibujos y anécdotas divertidas o asombrosas a [email protected]

InolvidableL Nueva integrante y alegría general LLa secretaria perfecta L Susanita callejera LUna mirada, una sonrisa

Renata es tan organizada que trabaja de asistente.

“Llegó a mi vida hace tres años y desde ese día se adaptó a mi casa y a mis costumbres como si hubiera un pacto entre nosotras. No solamente no trepa a la cama ni al sofá, sino que puede caerse cualquier cosa al piso y no la toca. Eso sí... es muy pedigüeña de comida. Su máxima pasión son las zanahorias. Me toca con el hocico cuando quiere hacer sus necesidades y mientras trabajo siempre está a mi lado. Si el agua de la pava hierve, viene a avisarme con el método del hocico, y lo mismo cuando me olvido de darle la comida: la sigo y se para delante del plato, hace gestos y emite un sonido como un bufido resignado. Cuando me quedo dormida, me despierta. Parece que esta perra hubiera venido con un timer incluido. Es una buena secretaria”, dice Raquel Gabriela Barbieri.

Celeste Ardid recuerda desde Bariloche a su perra Lobita. “Tenía diez años y se durmió sola y sin sufrimiento. La habíamos rescatado en mayo de 2004. Fue llevada a una tosquera y volvió un día más tarde después de caminar 20 kilómetros. Decidimos adoptarla y se quedó con nosotros para siempre. Nos dejó un legado de respeto y cariño por los otros animales que tenemos –cuatro perros y tres gatos–, y por nosotros, que jamás la olvidaremos.” Esta gata se llama Susanita, pero no es muy dada a la vida hogareña. “Es una de mis cuatro gatas. Le decimos Pirujín. Es terrible. Está castrada y ella sigue como si no lo estuviera. Vive arriba de los techos, se pasa la noche afuera y tiene allí sus amigos. En cambio, las otras tres son lo contrario. Sólo salen al patio, pero no suben una pared ni locas. Esta sí que es una gata de verdad”, cuenta Raúl Javier Sagueso.

“Katy está recién incorporada al grupo, para alegría de todos. Reina es mi compañera desde hace siete años, y no sólo se llevan bien, sino que hacen de madre e hija. Una mima, baña, besa y reta, y la otra acepta los mimos (hasta que vuela un zarpazo) y sigue haciendo travesuras. Son muy buenas las dos”, dice Patricia Gómez.

“Tobías, alias Toto, fue mi primer cobayo. Era un personaje y llamaba mucho la atención, además de por lo lindo, por su personalidad tan particular. De tamaño diminuto, aunque gordito, ya que pesaba 1,4 kilos. Con sólo verlo te sacaba una sonrisa. Su hermano de corazón, Tubi, de a poco va recuperándose de la pérdida. Los cobayos son muy delicados. Necesitan mucho espacio para poder correr y más dedicación que las mascotas comunes”, advierte Soo Chung Kwon.

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