HeRRaMieNtaS PaRa ViViR SiN eStRÉS - Spa Las Dalias

El exceso de tecnología. Obviamente no se puede estar en contra de. Nota de Salud PSicofíSica Nº 65. “HeRRaMieNtaS PaRa ViViR. SiN eStRÉS” ...
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“HERRAMIENTAS PARA VIVIR SIN ESTRÉS” Nota de Salud Psicofísica Nº 65

A principios del siglo XX la enfermedad de moda era la tuberculosis y hasta parecía que el tenerla significaba estar a tono con la época, toser, hundir el pecho… Esto le era propio en aquél momento a los artistas, ya sean músicos, poetas. Hoy, en la actualidad, la enfermedad de moda es el estrés. Suele ocurrir que hasta en ciertos sectores de la sociedad, queda bien estar estresado, es un indicio de estar muy activo, produciendo. Cuanto más ansioso, estresado esté alguien, según ciertos parámetros sociales, pareciera ser que esa persona está mejor vista que otras, ya que se supone que está funcionando creativa, productivamente, generando recursos, valores sobreestimados en la sociedad. El estrés implica, tensión, sobrecarga, rigidez y está aparejado con innumerable cantidad de enfermedades que también son propias de la época. Se habla ya, de enfermedades epidemia, que no significa que sean contagiosas sino que están colapsando los consultorios médicos debido a estas problemáticas. Seguramente, cada uno de nosotros nos vemos afectados por alguna de ellas: colon irritable, depresión, insomnio, ataque de pánico, hipertensión, sobrepeso y obesidad, hipercolesterolemia, alergias, anemia, remoción de útero en muje-

res jóvenes, anorexia y bulimia, hipotiroidismo, diabetes, cáncer, sida, enfermedades del corazón, trastornos en la menopausia, incapacidad en concebir y sostener un embarazo, dolores de cabeza recurrentes, problemas digestivos y circulatorios, y otras.

El estrés que cada persona vive tiene que ver con varios aspectos: El planeta en sí vive una situación de estrés. El cambio climático es un hecho y no sabemos si puede ser reversible. Lo que sí sabemos es que el efecto invernadero y la emisión de anhídrido carbónico generan sequías e inundaciones, altas temperaturas, que afectan a muchísimas zonas del planeta, peligrando la biodiversidad, generándose la extinción de plantas, animales. El sol con una radiación muy fuerte, perturba el crecimiento de las plantas, todo esto afecta a la naturaleza en su conjunto y a la salud humana en consecuencia. Muchas de las enfermedades antes mencionadas están íntimamente relacionadas con el cambio climático, de manera que el estrés que el planeta vive lo vivimos cada uno de nosotros. Hay que tener en cuenta que ésta es una interrelación, ya que el estrés del planeta afecta al ser humano y las acciones del ser humano y su propio estrés afectan al planeta. El exceso de tecnología Obviamente no se puede estar en contra de

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El estrés como síntoma de la época actual

La carga electromagnética de celulares, PC, televisores, todos los electrodomésticos y tantas nuevas formas de tecnología que surgen día a día, afectan nuestra salud, excitando el sistema nervioso, generando irritabilidad y debilitando nuestro sistema inmunológico. Cada vez se comprueba más como la carga electromagnética de computadoras tiene que ver, por ejemplo con el desequilibrio hormonal en las personas e incluso incapacidad en la concepción. Para poder eliminar el exceso de carga electromagnética tendríamos que hacer actividad física constante, cada día, muchas horas y alimentarnos de forma natural para descargar este exceso de contaminación. Esta sobrecarga electromagnética, genera estrés. La hiperactividad de la que tanto se habla hoy en los niños, está también relacionada con el estar horas frene a un televisor o una PC, recibiendo dicha carga.

pia casa con un teléfono fijo. Suele ocurrir, que el celular queda prendido al lado de la cama a modo de despertador, y se sabe que éstos emiten cargas que afectan la salud humana, lo mismo que los despertadores eléctricos. Contaminación ambiental Ya sea por: • La contaminación debido a los gases que el transporte genera. • El exceso de anhídrido carbónico en el ambiente producto de la quema de carbón y petróleo. • El plomo que emana de automóviles, transporte de pasajeros. • El uso de elementos de limpieza, que cada vez hay más en el mercado. • El uso de aire acondicionado, tanto frío como calor. • Las luces incandescentes. • Los solventes de alfombras. • Los formaldehídos de las pinturas. Todo esto y más aún, afecta al ser humano generando sobrecargas, que generan alergias, dolores de cabeza, irritabilidad, tensión, cansancio, fatiga. La carga electrostática de tanto plástico que utilizamos, en la indumentaria, en la cosmética, en lo que está en contacto con nuestra piel, afecta del mismo modo.

Si se está trabajando con una PC muchas horas, tratar de evitar, que luego se esté frente a un televisor o navegando por Internet, o estar chateando, es decir usar la PC lo indispensable, lo mismo que el televisor.

Contaminación sonora En las ciudades, en los lugares abiertos, el constante ruido del transporte privado y público, sirenas de ambulancias, bocinas, arranques, imposibilitan una conversación fluida y hasta impiden el uso del teléfono, ya que resulta imposible escuchar al otro. Las personas se van volviendo más sordas, ya que una función vital como el poder escuchar bien, normalmente, se ve limitada porque el oído se va atrofiando.

El teléfono celular permanece prendido el día entero, a pesar de estar a veces uno en su pro-

En los lugares cerrados, el exceso de gente, la música, aturden.

No se trata de eliminar la tecnología de nuestras vidas, sino de hacer un uso racional de la misma.

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la tecnología porque ésta es necesaria hoy en varios aspectos y muchos de nosotros, sino la mayoría, trabajamos dependiendo de una computadora y necesitamos de ella, así como de un teléfono celular. Pero el hecho es que se hace un uso indiscriminado de la tecnología y hasta se le da más valor que al mismo ser humano.

Comer demás Las personas consumen casi dos veces más de lo que la capacidad de su cuerpo necesita (en algunos sectores de población). La necesidad de comida es básica y fundamental en el ser humano, hace falta comer para vivir. Pero, ocurre que las personas comemos no por hambre, sino para llenar un vacío, para tapar nuestras frustraciones, por la búsqueda de placer, por generar satisfacción. No se trata de pensar que no haya que encontrar placer en lo que se come y satisfacción, ingiriendo una comida sabrosa, bien hecha, que a uno le guste, sino de entender porqué comemos demás. Cada uno conoce su medida, y cada uno sabe cuándo está comiendo más allá de su propia capacidad, por ansiedad, o simple búsqueda de placer, comiendo solamente porque es rico lo que se come. El exceso de comida desequilibra las funciones corporales, hígado, intestino, corazón, riñones. La capacidad de descargar disminuye porque la sobrecarga es muy grande y los órganos trabajan a menor capacidad. Esto implica un gran esfuerzo para todo el organismo, el esfuerzo genera exigencia, es tener que hacer más de lo que se puede, ésta es justamente una de las definiciones de estrés. El consumo de excitantes del sistema nervioso El café, hierba mate, té negro, gaseosas, azúcar, carnes, tabaco, químicos, alcohol, son excitantes del sistema nervioso. Cuando el sistema nervioso está excitado, la

persona acelera su sistema circulatorio, su corazón trabaja más exigido, su ritmo interno es diferente, está sobre estimulado, los órganos del cuerpo trabajan con esfuerzo, la persona está ansiosa, no duerme naturalmente, hay irritabilidad, confusión, desorden, un pensamiento no claro y una energía no genuina sino artificial, producto de la misma excitación. El consumo de alimentos quimicalizados con fertilizantes, hormonas, resaltadores de sabor, edulcorantes artificiales, conservantes, grasas hidrogenadas, etc., actúan en el organismo de forma similar. Estos químicos que los alimentos contienen sobrecargan la función hepática. Cuando el hígado, que es el laboratorio del cuerpo, ha recibido más de lo que su capacidad acepta, no realiza bien su trabajo de desintoxicar la sangre y permitir que ésta realice bien su función, de llevar los nutrientes al resto del organismo, bombear bien el corazón y que pueda fluir normalmente. El cuerpo humano, se esfuerza para poder asimilar elementos extraños a su propia naturaleza, lo cual luego genera enfermedades diversas, circulatorias, alergias, aparición de quistes, incluso cáncer. Una alimentación química, artificial, es un gran estrés para el organismo, y también para la mente. La vida sedentaria La falta de actividad física genera falta de energía, de potencia, vigor, de ganas de vivir. Un cuerpo donde no hay activación circulatoria, dónde la sangre no circula, dónde la energía no se mueve, un cuerpo que permanece quieto muchas horas del día, sentado frente a una computadora, o frente a un escritorio o detrás de un mostrador, no tiene fuerza, no tiene sensibilidad, se va atrofiando.

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Se sabe que hay una cantidad de decibeles que son propios o naturales de recibir para el oído humano y que cuando esa cifra se excede ya la persona tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano que lo agota, debilita, insensibiliza e irrita el sistema nervioso.

Hoy la vida de la mayoría de las personas, es sedentaria, no se camina como antiguamente se hacía. El uso de lavarropas, seca ropas, lavaplatos, tantos elementos electrodomésticos para facilitarnos la vida, implica casi nada de movimiento. Es necesario moverse para que el organismo pueda descargar, el exceso de comida, emociones, tecnología, quietud. Una persona que realiza una actividad física diaria, tiene otra capacidad de respuestas frente a los desafíos de la vida cotidiana. Cuando el cuerpo se mueve, se activa, la sangre circula, el sistema nervioso se equilibra. Hoy hasta ya está comprobado como las depresiones, insomnios, trastornos de ansiedad y ataque de pánico suelen prevenirse y hasta resolverse con una intensa actividad física. El no desarrollo de actividades expresivas y creativas La capacidad de expresarse es innata al ser humano. Nos expresamos de diferentes formas, a través del movimiento del cuerpo, del lenguaje, del movimiento de nuestras manos, de nuestra capacidad imaginativa… El acto de crear genera vitalidad, nos conecta con la posibilidad de sentirnos vivos, despiertos. El desarrollo de la creatividad cura, modifica hasta la química de nuestra sangre. Desarrollar una actividad expresiva nos conecta con la vida. Ya sea cantar, bailar, escribir, actuar, modelar, pintar, tejer, coser, hacer muebles, carpintería, en fin… tantas cosas que acercan al ser humano con su esencia, que lo sacan de la pura actividad pro-

ductiva y a veces mecánica y lo ensamblan con su propia verdad, con su espíritu creador, que es sinónimo de algo más primario y visceral, necesario para vivir lo menos tenso posible. La falta de contacto con la naturaleza La naturaleza es una fuente de energía genuina. Cualquiera puede saber lo que se siente cuando se está en medio de un bosque, caminando por la arena, contemplando un cielo estrellado, un amanecer, un atardecer, en contacto con plantas, animales, respirando aire puro, mirando el azul del cielo o las nubes. Cuando uno se siente que es naturaleza y no que está separado de ella, sino integrado, como parte de la misma, eso ayuda a armonizarse. Viviendo en la ciudad uno puede estar en contacto con la naturaleza, eso significa usar los alimentos naturales, libres en lo posible de químicos, significa mover y activar el cuerpo, acercarse a las plantas, animales, árboles y poder cuánto más se pueda, salir en la búsqueda del aire puro. Viviendo en una ciudad, uno puede dar respuestas a las enfermedades de forma natural, curándose con hierbas, plantas, alimentos especiales, respiraciones, meditaciones, arcilla, agua (Ver Boletín Nº 57, “Tratamientos externos naturales para dolencias comunes”). El exceso de pensamiento La mente de la mayoría de nosotros, nunca para, está parloteando incesantemente. Las personas pensamos todo el tiempo. Es necesario pensar, tener un pensamiento reflexivo, racional, saber a dónde uno tiene que ir, qué es lo que va a hacer, aprender algo, saber qué va a comer, qué ropa va a usar. etc. Pero nosotros pensamos de otra forma. Nuestra mente nunca para, pensamos y pensamos mecánicamente, en lo que pasó, en lo que va a

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Para que haya salud tiene que haber movimiento, para eso tenemos piernas, brazos, que necesitan ser activados.

Tenemos permanentemente imágenes de situaciones y pensamos en ellas. Esto desgasta nuestro organismo. Es como estar el día entero moviendo el brazo, cuando llega la noche, no solo el brazo queda atrofiado, sino también todas las funciones corporales se ven disminuidas. Con el pensamiento ocurre algo similar. Pensamos y pensamos, nos vamos a dormir y seguimos pensando mientras dormimos, que es el soñar. La mente no descansa nunca y esa falta de descanso, se traduce en agotamiento. Pensamos mucho porque nos sentimos inseguros y creemos que pensando vamos a resolver nuestros problemas. Cuando surge un problema comenzamos a pensar más de lo que normalmente lo hacemos y justamente de esta forma menos lo resolvemos. Desde ya que un pensamiento racional y reflexivo es necesario para encontrar respuestas, pero el pensamiento reiterativo, obsesivo sobre el problema, no resuelve, por el contrario, agota, quita energía y empeora las cosas. Este exceso de pensamiento es una de las causas principales de estrés, ya que el estrés en sí mismo es un desborde, es haber llegado a rebalsar el vaso, es estar demasiado sobrecargado física y mentalmente, es una consecuencia del agotamiento. El ser humano tiene 2 cerebros que actúan al unísono, sincronizadamente. El simpático y el parasimpático. El simpático es llamado el acelerador, el que se encarga de las funciones de acción, funcionamiento, ya sea en el campo físico como en el psicológico.

El parasimpático se encarga de las funciones de freno, de parar, desacelerar, relajar, permitir el reposo, la quietud, también, tanto en lo físico como en lo psicológico. Las personas desarrollamos en las épocas que se viven más el simpático que el parasimpático y eso nos desequilibra. Tenemos que aprender a usar nuestro cerebro parasimpático, conectarnos con la posibilidad de quietud, de aprender a parar, a contemplar, sin pensar, simplemente conectado con las sensaciones, con los sentidos. Los parámetros sociales Los parámetros que la sociedad impone, son el producto de lo que cada individuo siente, piensa y actúa. Sabemos que la suma de cada individuo forma la sociedad en que vivimos. El paradigma de la sociedad es el consumo, en eso está basado el funcionamiento de casi todas las sociedades que hacen al planeta tierra. Si el consumo se aminora la sociedad colapsa. Para que cada persona pueda consumir tiene que producir, tiene que generar recursos, necesita dinero. Cada vez somos más seres humanos en el planeta, cada vez la necesidad de que cada ser humano consuma es mayor, para que de alguna manera todo se sostenga. La competencia es mayor cada vez, debido a que somos muchos y hay que inventar nuevas cosas para poder sobrevivir. De manera que la necesidad de “tener” se sobre estimula, porque si las personas no sintieran que tienen que tener cada vez más cosas y que el tenerlas forma parte de una necesidad “imperiosa”, esto no funcionaría. El paradigma real es que se “es” a partir del “tener”, esto forma parte del inconsciente colectivo y esto es lo que da seguridad a las personas.

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pasar, en lo que me dijo, no me dijo, en lo que voy a decirle o hacer.

Si el valor máximo de la sociedad es el “tener” y se valora a aquellos que se visten de tal forma, que tienen cierta marca de auto y el ultimo modelo de PC y celular, todos quieren tener eso para sentirse que pueden y ser aceptado por el resto. Pero resulta que para que eso ocurra, el esfuerzo que hay que hacer es muy grande. Esto agota, estresa, en muchos y sino en la mayoría se hace más de lo que humanamente se puede hacer. Imaginemos a una persona que tiene hijos en la escuela y que su hijo quiere el celular que todos tienen, la zapatilla que todos tienen y la ropa que todos tienen. ¡Qué esfuerzo tienen que hacer sus padres para dar ese gusto al hijo y que poca fortaleza tienen para explicarles y mostrarles la futilidad de todo aquello! Es más fácil decir que si y pasar el día pensando y trabajando en cómo generar los recursos para esas supuestas “necesidades”. Debido a la contaminación ambiental, a la falta de movimiento, al exceso de trabajo, de cargas electromagnéticas y electrostáticas, al cambio climático, a la cantidad de química que respira e ingiere, a una mente que nunca para y se la pasa pensando y pensando, el ser humano está debilitado, su sistema nervioso es frágil. Cuando una persona es frágil, su necesidad de “ser”: reconocido, aceptado, valorado, es mayor. No se trabajo, ni se lleva a cabo la tarea por una actitud de amor, de hacer bien lo que se quiere hacer, de vivir ordenadamente, sino que se hace la tarea, en general, buscando ese reconocimiento y esa valoración y además por la sola necesidad económica.

Claro que uno necesita el dinero para vivir y que es necesario para poder funcionar y estar tranquilo y relajado, pero sucede que es el único o casi único motor que mueve a las personas. En aras del dinero, se aceptan formas de trabajar y formas de vincularse que van en detrimento de la propia integridad y a veces de la misma dignidad de ser humano. Con tal de no perder la estructura conocida, de no perder el empleo, de no perder algo de lo que se gana, se minimiza la propia humanidad y la de los que a uno le rodean. No se entiende que cuando las cosas se hacen a partir de un orden ético, moral, de poner afecto, atención, amor en lo que se hace, la vida se encarga de dar lo que uno necesita. Se busca el eficientismo a ultranza, ya que cada vez somos más exigentes, y como hay tanta competencia se busca ser más que el otro, hacer mejor que el otro. Ese nivel de exigencia, endurece, rigidiza, debilita, estresa. Por otro lado, ocurre que también perdemos fortaleza debido a la comodidad y al confort. No es que no tengamos que estar cómodos o tener confort, pero sería bueno que nos cuestionáramos, que indaguemos en cada uno cómo el ir teniendo más cosas, más confort, más comodidad, nos quita soltura y fortaleza interna. Ese logro en el confort y la comodidad nos genera el temor a perderlo. Vivimos con ese temor, a perder lo logrado, sin confianza en los procesos de la vida y en nuestras propias capacidades. Ese miedo a perder lo logrado, también estresa. Otro factor de estrés es el vivir apurado, tratando de realizar todo en un tiempo diferente al que le es propio a la estructura humana.

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Pareciera ser que se pertenece a la sociedad, se es parte, se es como todos, lo cual da cierta seguridad, si se tiene tal o cual auto, zapatilla o ropa de marca o televisor, o electrodoméstico, última generación. Todos quieren sentirse aceptados por el resto.

De hecho que ya en algunos lugares del mundo, aparecen movimientos, como el “Slow Life” que promueven la posibilidad de hacer las cosas de otra forma, en otro tiempo, de ahí que en ciertos países de Europa se está viendo la importancia de trabajar menos horas, de reducir las jornadas de trabajo, de hacer actividades que impliquen fortalecer el cuerpo, serenar la mente, porque han entendido que de esta forma se logra más eficiencia. Cada vez hay más personas que practican yoga, meditación. Muchas mujeres que vivían estresadas por sus actividades, dedican más tiempo a tareas relacionadas con el jardín, tejer, cocinar, etc. Muchos hombres que vivían estresados dedican su tiempo a la carpintería, la actividad física, el jardín, el huerto. El no concretar el anhelo del corazón Podemos comer de la mejor manera, hacer la actividad física adecuada, estar en contacto con la naturaleza y evitar en lo posible la contaminación externa, pero si no se realiza el anhelo del corazón, uno igual vive estresado, hay en uno un descontento. Si la persona trabaja en un banco y quiere ser violinista, si vive en el campo y quiere vivir en la ciudad, o viceversa, si trabaja de médico pero quiere ser alpinista, en fin…, si está con su marido o esposa y anhela a otro… y tantos ejemplos más, hay tristeza, tensión, frustración. Todo esto referido a cosas sensatas, no hablamos de la frustración que siente el que no puede ser millonario o el que anhela vivir sin trabajar o abandonar los hijos en pos de su proyecto personal.

Hablamos de aquello que no se concreta en cuanto a la tarea que uno quiere realizar, al lugar dónde uno quiere vivir, a la persona con la cual uno quiere compartir la vida. Cuando se vive con la sensación de plenitud o de alegría que da el estar en donde uno quiere, hacer lo que a uno le gusta y estar con la persona que desea, las posibilidades de estrés son menores. No tener espacios con tiempos de silencio, de soledad Vivimos demasiado agitados, siempre haciendo, siempre hablando con gente y con exceso de vida social, mirando TV. o películas y poco es el tiempo para la introspección, para verse uno mismo, para estar en contacto con la vida interior, para cuestionarse, para preguntarse acerca de uno mismo, de cómo uno quiere vivir, que espera de sí, de la vida, si es dependiente o no de los afectos, de los vínculos, del trabajo. Poco es el tiempo para hacer nada. Nadie le da valor a ese hecho: “el hacer nada”. Quedarse mirando el fuego, un cielo, una nube, una planta, un árbol, no se hace jamás. Pareciera ser que si uno hace eso es tonto, no es productivo, no está a tono con la época, es de otro siglo o de otro mundo. No se comprende que cuando hay un no hacer, activo, vivo, vital, es mucho lo que se está haciendo. En primer lugar se regeneran las neuronas, en ese descanso, de la mente y del cuerpo, surge un enorme quantum de energía, todo se restablece. El verdadero descanso es silenciar la mete y aquietar el cuerpo. A veces el cuerpo queda quieto, pero la mente sigue y sigue activa. Dar espacio a contemplar la naturaleza, objetos, y a mirarse uno internamente, percibiendo los pensamientos, desmecanizándolos, compren-

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No se trata de hacer las cosas lentamente sino como dice Carl Honoré, en su libro “Elogio de la lentitud”, hacer las cosas en un tiempo “justo”. Hoy este exceso de velocidad, en el quehacer cotidiano, afecta nuestra salud.

¿Cuáles son las herramientas básicas para vivir sin estrés? La alimentación Existen alimentos que excitan el sistema nervioso y otros que ayudan a serenar la mente. Ocurre, que también el vínculo que uno tiene con la comida actúa de forma de estresar o serenar. Si se es compulsivo, si no hay un orden, si no se piensa en lo que se va comer, es decir si no hay una forma conciente y responsable de alimentarse, la mente se embota e intoxica. Cuando hay una actitud conciente y responsable frente a lo que se ingiere, sabiendo que lo que comemos hace a la calidad de la sangre, los órganos del cuerpo se equilibran y fundamentalmente la mente se torna perceptiva, sensible, aguda, sin desbordes emocionales. El estrés que vivimos en nuestra vida cotidiana está íntimamente relacionado con la comida que ingerimos y el desorden que tal vez esa comida genera en uno. Desayunar con café o mate, alguna galletita y algo dulce con azúcar blanca o diet, excita, desvitaliza y genera adrenalina. Luego almorzar alguna comida calentada en el microondas, con harinas blancas, una gaseosa o bebida artificial, o bien demasiada fruta, algún yogur de marca, con componentes artificiales, o bien carne o pollo periódicamente que contienen exceso de grasa o leche y quesos diariamente o alimentos con aceites hidrogenados, todo esto carga la función hepática, implica un gran esfuerzo para el sistema circulatorio, digestivo y desvitaliza.

El organismo tiene que hacer un gran esfuerzo por contrarrestar este tipo de alimentos y uno luego carece de la energía necesaria para dar respuestas a los diferentes desafíos del vivir. Un buen desayuno, sería por ejemplo: con un té verde o un té de hierbas como diente de león, marcela, té bancha, si se consume alguna tostada de pan integral de buena calidad, no comprado en supermercado, sino artesanal, con ingredientes saludables (harinas orgánicas), que los hay en el mercado, luego tal vez una fruta apropiada de la estación, pero no en exceso, porque el consumo excesivo quita vitalidad por la cantidad de azúcar que la fruta contiene, especialmente en invierno. Durante el invierno necesitamos alimentos que den calor y en el verano alimentos que enfríen. A ese desayuno del que hablábamos, le agregamos una compota de manzana, si los días son templados y cálidos y si son fríos una pastita de zapallo o zanahoria o un paté de lentejas o garbanzos. Es decir buscar lo salado en invierno y lo más dulce en verano. Otra posibilidad de desayuno en invierno es, una sopa de verduras con arroz integral o avena cocida, con gotas de jugo de jengibre y 1/2 cucharadita de miso, que es el fermento del poroto de soja, dejado en reposo durante años con el grano de arroz o cebada y que tiene un poder revitalizante muy importante, así como desintoxicante. Luego un té de hierbas. Este tipo de desayuno implica energía para todo el día. En verano un posible desayuno es el pan integral con compota de manzana y un jugo de zanahoria, manzana verde y jengibre. Luego en el almuerzo, consumir cereal integral (arroz, trigo, cebada, mijo, pasta de harina integral), luego una proteína (huevo orgánico, guiso de garbanzos o lentejas o poroto aduki, si fuera otoño o invierno y si fuera primavera verano, una ensalada de dichas legumbres). Luego verduras,

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diendo cada pensamiento, da fuerza, vitalidad y es uno de los principios fundamentales para vivir sin estrés.

Esto tiene que ver con el hecho de que en invierno necesitamos más calor (alimentos más cocidos) y en verano más frío (alimentos más crudos). Luego por la tarde alguna cosa dulce, que no signifique el uso de azúcar o harinas blancas, ni café o mate o té negro, que excitan al sistema nervioso y luego impiden un buen descanso por la noche. Se trata de consumir alguna fruta cocida, (manzana o pera, que ayudan a fijar el calcio) o una tostada de un buen pan integral o de harina de maíz con jalea de membrillo, que no contenga azúcar. En el mercado se venden dulces artesanales, endulzados con fructuosa. Té de hierbas, tipo lavanda, anís, cedrón, melisa, canela, manzanilla, o sea hierbas que ayudan a serenar la mente y el cuerpo, apropiadas para la tarde, para empezar a relajarnos. Para la cena, una comida tranquila, frugal, de manera de evitar la sobrecarga del organismo. La noche es el momento en que se producen los procesos de desintoxicación, de manera que es importante comer liviano, porque no tenemos capacidad de eliminar como durante el día. Por eso es importante tratar de comer bastante antes de irse a dormir y no en mucha cantidad. Cuando se come liviano de noche, uno se levanta con más energía y vitalidad y tiene más apetito y toma un buen desayuno lo que le permita una energía genuina durante el día. Por eso de noche es bueno tomar una sopa de verduras (zapallo, zanahoria, cebolla, puerro), en verano solamente hecha crema en la licuadora o caldo con dichas verduras cocidas y en invierno agregándole avena o germen de trigo o harina de maíz, para que den más calor. Luego un poco de cereal (arroz, o fideos o mijo) y verduras cocidas, preparadas con aceite de oliva de 1º presión en frío. Té de hierbas similares a los de la tarde.

Comiendo de esta manera o lo más parecido posible, uno puede encontrar una sensación interna de tranquilidad y ganas de vivir. Hay que prescindir de productos artificiales, químicos, aquellos industrializados, excitantes del sistema nervioso como café, mate, té negro, alcohol, azúcar, carnes y evitar el consumo de lácteos industrializados y productos envasados y empaquetados. Si es importante tener en cuenta que diariamente se deben ingerir cereales integrales, proteínas y verduras. En invierno más proteínas que en verano. El acercamiento a la naturaleza, aire, tierra, agua, sol, fuego La naturaleza en sí es una fuente de energía. Estar cerca de ella y recibir los influjos de todos sus elementos y ser conciente de ello, impide a una persona alterarse, por el contrario, da la posibilidad de relajarse. Cuando una persona está contraída, tensa, no tiene energía, ésta no circula libremente, en cambio cando se relaja, la energía fluye y no hay cabida para el estrés. El contacto con la naturaleza, disfrutándolo, distiende. Buscar aunque se viva en una ciudad el acercamiento con la misma, ya sea trabajando con plantas y ponerlas en macetas, ya sea en plazas en contacto con los árboles, ya sea estando atento a las estaciones y al comportamiento del sol, las plantas, las estrellas, los árboles, uno mismo. Buscar de respirar aire puro aunque sea los fines de semana, en lugar de quedarse encerrado en un departamento o en un cine o shopping. El aire puro desintoxica, el cuerpo y la mente. Buscar caminar descalzo por el pasto o por la tierra. Tratar de hacerse baños de arcilla, cada tanto, impregnándose de arcilla humedecida y aplicarla en todo el cuerpo, incluso la cara, especialmente los órganos del aparato digestivo, cuidando de no aplicar en la zona del corazón.

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si es otoño o invierno más cocidas que crudas y si es primavera o verano más crudas que cocidas.

Buscar el agua, especialmente en verano, ya sea de ríos, mares, arroyos o una piscina, no demasiado tratada con químicos y en invierno buscar el agua de bañera para relajarse y agregarle aceite de lavanda, que ayuda a distender o bien pétalos de rosas. El contacto con el fuego en verano lo tenemos dando la posibilidad a todo el organismo de estar al sol en los horarios en que éste no está tan fuerte, o bien temprano de mañana o luego antes del atardecer, no más de 1 hora como máximo, ya que sabemos el efecto dañino que hoy el sol genera en toda la naturaleza en general, incluidos nosotros mismos. En invierno el contacto con el fuego está dado a través de los leños de un hogar, a través de comidas que implican mayor cocción, incluso armoniza la mente y el cuerpo cocinar aunque sea alguna de las comidas que uno come.

bailar, hacer transpirar el cuerpo, o practicar yoga diariamente, para flexibilizar y dar tono vital al organismo. Varias investigaciones se han hecho en este sentido, llegando a la conclusión que todo tipo de enfermedad que afecta al sistema nervioso es resoluble a partir de una actividad física fuerte y cotidiana, sentir que el corazón late. Ejercicios respiratorios Una buena respiración nutre al sistema nervioso. Sabiendo respirar bien y realizando cotidianamente unos minutos de ejercicios respiratorios, la mente se serena, el sistema nervioso autónomo, que se encarga de las funciones involuntarias del cuerpo, actúa equilibradamente, permitiendo que todos los órganos funcionen adecuadamente, la sangre circula, la energía se mueve y se genera al exhalar profundamente una liberación de energía estancada y de sobrecargas tanto físicas como psicológicas. Respirar bien significa varias cosas: sentir que el aire pasa por la parte alta clavicular, media estomacal, baja abdominal y pélvica.

La actividad física La Universidad de Harvard, destinó una importante suma de dinero en la investigación acera de lo que el ser humano necesita para sentirse saludable.

Es decir sentir que el aire pasa por todos nuestros segmentos y que esas zonas están vivas, no adormecidas.

Llegaron a la conclusión, que lo básico, lo primero, puesto en la base de lo que se llama la pirámide nutricional, es mover el cuerpo, realizar una actividad física diariamente.

Sucede que muchas personas respiran y pareciera que no lo hicieran. Si alguien los ve respirar, su respiración es imperceptible, lo cual significa que falta fuerza, vigor.

Si no hay movimiento nada se activa, todo permanece dormido, no hay fuerza, no hay salud. Es importante, ya sea caminar por lo menos 30 cuadras o el equivalente a ello, si se vive en el campo, realizar algún deporte suave, no competitivo, para que no se termine más estresado aún, ya que en la competencia se segrega una enorme cantidad de adrenalina. También se puede

Es necesario aprender a respirar, no forzadamente, que las partes del cuerpo por dónde el aire pasa se muevan, se expandan en la inhalación y se contraigan en la exhalación.

Respirar es símbolo de vida.

También saber respirar significa saber llevar el aire lo más abajo posible como hasta los genitales, bajar la respiración es bajar la energía acu-

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La arcilla, es decir la tierra, actúa aportando al organismo una cantidad de minerales, que seguramente se necesitan y por otro lado ayuda a sacar afuera lo que al organismo le sobra y lo está intoxicando.

Respirar bien significa también aprender a exhalar en más tiempo que en el que se inhala. En general la gente tiene más capacidad de inhalar que de exhalar, debido al exceso de estímulos, tenemos la mayoría más capacidad de recepción que de emisión. Si se aprende a exhalar largo, pausado, sin esfuerzo, casi el doble que la inhalación, la descarga es mayor y por lo tanto menor la acumulación de tensiones. Movimientos de la zona pélvica y diafragmática La zona de la pelvis es el centro de gravedad de nuestro organismo, sostiene la estructura superior y es la base de la estructura inferior. La buena ubicación de esa zona a partir de la postura permite el buen funcionamiento de toda la columna y por ende de todos los órganos de cuerpo. Lo que es atrás es adelante, por lo tanto, si el sacro está bien ubicado funcionará mejor el intestino, parte del hígado y zonas genitales. Si las lumbares están bien ubicadas, funcionará mejor el hígado, vesícula, estómago, bazo, páncreas y riñones. Si las dorsales están bien ubicadas, funcionará mejor el corazón, pulmones, bronquios. Si las cervicales están relajadas funcionará mejor la tiroides y la garganta, incluso la mandíbula y a la zona facial. El organismo tiene puntos estratégicos, la zona de la pelvis es uno de ellos. Cuando hay demasiado pensamiento, hay poca conexión con las sensaciones. La zona pélvica es el centro corporal de las sensaciones, de allí surge la sensación más fuerte que el ser humano tiene, la sensación orgásmica.

Si estamos llenos de pensamientos, cosa que le ocurre a la mayoría de las personas, sucede que la zona pélvica está, contraída, adormecida porque estamos más conectados con el pensar que con los sentidos y ocurre que la energía disponible para cualquier tipo de acción es menor. Por eso esta zona necesita estar movilizada, para que fluya la vitalidad por todo el organismo. De ahí que sea tan importante realizar ejercicios que ayuden a desbloquear, (Ver “Ejercicios para eliminar las sobrecargas”, boletín Nº 47), o movimientos que impliquen la movilización de esa zona, danzas, ejercicios de yoga, tai chi, chikung… La zona del diafragma es otro punto que necesita estar distendido para que haya salud y vitalidad en el organismo. Esa zona es otro centro energético relacionado con las emociones. En esa parte del cuerpo acumulamos tensiones, sensaciones que tienen que ver con la ansiedad, el temor, así como también ocurre en la zona pélvica. Trabajar esa zona a través de la respiración, de movimientos de torsión, de apertura y ser conciente de las tensiones que se acumulan ahí ayudará a relajar todo el organismo, ya que la tensión del diafragma pone en problemas al estómago, bazo, páncreas, corazón y bronquios. Automasajes con aceites de hierbas La naturaleza ofrece una cantidad de hierbas y plantas que ayudan a distendernos. La lavanda, es relajante por excelencia, poder usar antes de dormir un aceite de lavanda para masajear piernas y brazos, trabaja en ese sentido. Existen diferentes tipos de aceites esenciales de diferentes hierbas, que al usarlos cotidianamente, sus aromas y sus efectos terapéuticos en general, benefician el funcionamiento del organismo en general y el sistema nervioso en particular (árnica, caléndula, espino amarillo, almendra, menta, romero, eucaliptos, naranja, bergamota y otros).

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mulada en la parte alta del cuerpo que en general es lo que nos ocurre, porque pensamos demasiado y tenemos sobre acumulación, especialmente en la zona de la cabeza.

Tener en cuenta todos estos aspectos hacen al funcionamiento equilibrado y armónico de un ser humano.

Los automasajes, en todo el cuerpo, nos conectan con las sensaciones, permite que los pensamientos se aquieten y uno se integra como ser humano, percibiendo que somos una unidad: cuerpomente. Bajar al cuerpo, sentirse cuerpo, sentirse bicho es sinónimo de salud, vitalidad.

Meditación Entendida esta como forma de conocimiento propio, no a través del pensamiento analítico, para comprender los mecanismos de la mente, para comprender los motivos subyacentes de todo el movimiento interno de uno y para agudizar el estado de sensibilidad y percepción cosa fundamental para estar vital.

El hábitat en dónde uno vive Muchos son los elementos a tener en cuenta dentro de la vida cotidiana, en el hogar, para vivir sin estrés, como por ejemplo:

Darse cuenta que no es desde el esfuerzo, la lucha, como se logran los cambios, que estas formas de funcionar basadas en la medida, la comparación, la competencia, generan ansiedad, estrés, miedo, violencia.

El uso de ropa que no tenga acrílico, ya sea la que se usa para vestimenta, como la ropa de cama. En este caso es importante tener en cuenta el uso de algodón en lugar de plástico, la almohada que sea en lo posible de semillas, el colchón que genere la menor electrostática posible.

La manera de salir del estrés, es descartar el esfuerzo por cambiar, darse cuenta que para vivir sin estrés, es decir sin agotamiento físico y psicológico, es necesario aceptar en forma creativa, no resignada, las situaciones que cotidianamente se le presentan a uno.

También poder encender un hornillo con aceites esenciales de lavanda, menta, eucaliptos, naranja, que sean de aceites orgánicos, naturales y que sus aromas permiten relajar la mente, actúa en el mismo sentido.

Esa aceptación es el comienzo de un cambio natural, espontáneo, producto de haberse dado cuenta del sustrato de aquello que nos aquejaba. Meditar es estar atento a lo que pensamos, sentimos, hacemos.

Poder escuchar música suave, está comprobado como la música de Mozart actúa serenando el sistema nervioso.

Si hay atención sin opciones, significa que no rechazamos ni le damos continuidad a lo que se expresa, es vivir sin luchar entre lo que somos y lo que intentamos ser, entre lo que sucede en nuestra vida y lo que deseamos suceda.

Es importante moderar el uso de la radio y del televisor, los locutores hablan gritando, pasan las noticias dramáticamente y toda esa energía uno la absorbe. El mobiliario, que sea de elementos nobles, que contenga la menor cantidad posible de productos artificiales, lo mismo que el color de las paredes, que puedan ser suaves, que den calidez y apacigüen.

De esa manera no hay conflicto, y si no hay conflicto, surge una inteligencia y creatividad para responder a las situaciones que estemos pasando y encontrarles la solución.

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Poder destinar un espacio para poder realizar automasajes en piernas, brazos y tronco, con dichos elementos aquieta y genera una sensación particular de descanso y relajación. Esto tendría que ser una práctica cotidiana.

El estrés desaparece cuando se le da valor a las pequeñas cosas de la vida El estrés es producto del agotamiento, del exceso de tensión, de contracción.

Esa forma de funcionar es estar resistiendo la vida y cuando hay resistencia se está actuando como un niño que quiere que las cosas sean como él quiere que sean.

Cuando se le da valor a lo simple, a lo sencillo, a limpiar la casa, a cocinar, a regar una planta, lavar los platos, mirar las estrellas en una noche templada, escuchar el canto de los pájaros, percibir todos los acontecimientos de la naturaleza, uno vive menos centrado en sí mismo y esta actitud, a uno lo une más con la vida.

¿Qué sería madurar?

Para poder vivir sin estrés es necesario estar atento y comprender: • La necesidad de “tener”, “ser reconocido, valorado”. • Preguntarse si uno no está esperando que las soluciones vengan de afuera, de los otros. • Entender los vínculos primarios, mama, papá y yo. Ya que los momentos de tensión, la disconformidad, frustración, desborde emocional, en general son expresiones que vivimos de adultos, pero expresan nuestros conflictos primarios y que seguimos perpetuando a lo largo de nuestras vidas. • Ver si uno no deja ir de si mismo al nene o nena de 7, 8, 9 años que esperaba que le dieran algo que no le daban y de adulto continúa esperando eso mismo, sintiéndose “pobrecito” por ello. Si todo esto ocurre en uno no es posible madurar. Es necesario ver, investigar, cuestionar, darse cuenta porqué uno se estresa, qué espera de la vida, porqué uno se enoja, con quién se enoja, porqué uno no acepta lo que ocurre, no termina de digerir los acontecimientos del vivir, quiere que las cosas sean como uno quisiera que fueran.

Madurar sería estar blando, relajado, paciente, entregado al fluir de la vida, sabiendo que la adversidad es parte, como las tormentas y los días de sol y que en esa adversidad uno se fortalece, que cuando uno se siente inseguro, también eso es parte de la vida, aprender a vivir inseguro, vulnerable, saber que la vida es algo vivo, por ende todo es impermanente, todo está mutando en forma constante, estar atento a los parámetros sociales para no entrar en ellos y que no rijan nuestras vidas. Cuando el estrés termina, aparece la paz interior, la dicha sin motivo, y ello es el bien más preciado de la vida.

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Dar valor a lo simple y lo sencillo, pero no como una actitud resignada o mecánica, sino habiendo comprendido la importancia de lo pequeño, como algo grande, en el sentido que la vida no son solamente las grandes cosas, sino todo.

Imaginemos una fruta que madura y cae del árbol. La misma imagen de ello nos da la pauta.

RECETAS LAS DALIAS

Quínoa con apio, hinojo y variadas especias

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INGREDIENTES (4 PORCIONES)

PREPARACIÓN

200 grs. de quínoa 100grs. de apio 200grs. de hinojo 1 cebolla 1 taza de algas hiziki o kombu 1 cucharada de aceite de oliva 1 cucharada de salsa de soja Orégano y cardamomo Sal marina a gusto

Se lava bien la quínoa, tener en cuenta de quitarle las saponinas, así que hay que lavarla mucho. Luego se coloca en una olla con agua hirviendo, una cantidad que tape el contenido y se condimenta con sal. Después se tapa y se deja cocinar a fuego lento unos 15 minutos aproximadamente o hasta que el agua se evapore. A continuación se lavan las algas y se remojan durante 20 minutos. Pasado ese tiempo se cortan en trocitos y se cocinan durante 30 minutos. Se saltan en el wok, el apio, el hinojo y la cebolla, troceados. Se condimentan con sal, orégano, cardamomo, luego se agrega la quínoa y las algas cocidas. Se mezcla bien todo y se incorpora la salsa de soja.

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La quínoa es uno de los cereales que más Vitamina B contienen. La Vitamina B, ayuda al equilibrio del sistema nervioso, de manera que consumirla habitualmente, 1 vez por semana por lo menos ayudará en ese sentido.

Un saludo muy afectuoso para todos. Liliana Racauchi - José Bidart. Las Dalias Posada - Spa Ecológico de Terapias Naturales (C.P. 5885) Las Chacras Norte - Villa de Las Rosas Valle Traslasierra - Córdoba - Argentina Tel/Fax: (54) 03544-494559 / 03544-15562837

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