SOCIEDAD
Lunes 16 de enero de 2012
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DIAGNOSTICO PRESIDENCIAL s COMO AFECTO A LOS PACIENTES
Hay mayor inquietud en los consultorios Continuación de la Pág. 1, Col. 2 jo de los médicos con sus pacientes en cuanto a la comunicación, así como también un mayor trabajo de los psicólogos para que no haya confusión, recuperar la confianza en el vínculo y que no se generalice la situación del falso positivo, que es excepcional”. Aun así, sostiene: “Creo que será algo circunstancial, no creo que esta idea se instale socialmente, pero esta situación está afectando indudablemente a quienes tienen programada próximamente una operación de cáncer”. El doctor Adrián Cameron, cirujano del sector de Cirugía de Cabeza y Cuello del Hospital Británico, reconoció que la mediatización de la enfermedad ha afectado el ánimo de los pacientes con afecciones de tiroides: “Noté ansiedad y desconfianza en algunos pacientes –dice–. Soy una persona que explica en forma clara y concisa a los pacientes, pero en estos días me veo en la necesidad de tener que explicar además toda esta situación [la enfermedad de la Presidenta], lo que es algo un poco incómodo ya que uno no ha estado involucrado”. Como ejemplo, relata una anécdota. “El otro día, en el consultorio, una paciente que operé de tiroides hace dos meses, me dijo: «Menos mal que me operé hace dos meses y no ahora, porque no hubiese sido la misma persona». Con esto reconoció que habría estado más angustiada y mucho más preocupada ante una supuesta incertidumbre del diagnóstico”. Por su parte, el doctor Marcos Abalovich, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Tiroides, comenta: “Uno advierte que hay cierta confusión en la gente. Un diagnóstico de cáncer primero y después un diagnóstico de benignidad, en el público general crea confusión. En ese sentido, algunos pacientes preguntaron qué significa el resultado de una punción y el de una cirugía. Pero también es cierto que cuando la gente se acerca al especialista y le comenta sus dudas, es una oportunidad que tiene para aclararlas”. Según Abalovich, “al paciente hay que volverlo a un estado de traquilidad”. Es que términos como punción, carcinoma, biopsia, adenoma o falso positivo abundaron en los medios, pero también en las charlas de café, reuniones sociales o encuentros circunstanciales. Para bien o para mal, quienes siguieron con más o menos
EL ESCENARIO
Con la medicina científica, llegó la duda NORA BÄR LA NACION
interés las idas y venidas en torno a la salud presidencial sufrieron una sobreexposición a los detalles de un tema médico (el cáncer de tiroides) al que no suelen adentrarse sino sólo cuando se viven en carne propia o en la de un ser querido. “Le pregunto todo a los médicos, soy muy miedosa, pero eso no viene de ahora, es desde siempre”, admite Leonela Mendoza, asistente dental de 22 años. Para Leonardo Deghi, ir al médico es como ir al banco. “Hay que hacerlo lo menos posible, salvo que uno verdaderamente lo necesite. No desconfío de ellos. Tampoco me dan miedo. Hasta ahora he tenido suerte”, afirma este remisero de 38 años. En cambio, Carlos Melián, de 42 años, sostiene que no cree en los médicos. “Ultimamente, primero te diagnostican la enfermedad que tenés y después te mandan a hacer
HISTORIAS SOLIDARIAS
los estudios, ¡una cosa de locos!” y se lamenta: “Los doctores de ahora no son como los de antes”. Pero, para otros, los sucesos de las últimas semanas no modificaron la confianza que tienen en la palabra de sus médicos de cabecera. El diariero Marcelo Dellacasa, de 49 años, asegura que “siempre” confió en los médicos. “Eso no va a cambiar –dice convencido–. Cuando voy al consultorio me hacen controles con los mejores aparatos que hay y me piden un montón de estudios para descartar cualquier enfermedad. ¡Cómo voy a desconfiar de ellos!, ni ahora ni nunca”. Dos jubilados coinciden en esa confianza. “Yo creo en los profesionales que elijo para atenderme. Nunca he tenido problemas con ellos. Lo que hago para quedarme tranquilo es preguntarles qué me van a hacer”, dice Fidel Neumann (80). Y Susana Doglio-
lo, de 75, sostiene “¡Sería tremendo si desconfiáramos de los médicos! Yo tengo a los míos y creo en ellos”. “¡Cómo voy a desconfiar de los médicos! Pasé más tiempo de mi vida en un hospital que en mi casa –dice Cintia De Angeli, de 23 años y empleada de un lavadero–. “El año pasado me operaron de un riñón y gracias a ellos salió todo bien. Para algo están los doctores.” Para Abalovich, “lo positivo” es que ha habido información médica en los medios. “La gente recibió durante varias semanas muy buena información por parte de los endocrinólogos que aparecieron en los medios. Quizás esto haya sido un desencadenante para que alguien que sabía que tenía un nódulo finalmente haya decidido consultar”, concluye.
Sebastián A. Ríos Julieta Paci
Durante miles de años, cuando la medicina estaba en manos de magos, sacerdotes, brujos y hechiceros que sólo podían recetar pócimas, conjuros, cataplasmas, sangrías... ¡que hasta recurrían a la trepanación!, todos procedimientos sin ningún asidero científico y que frecuentemente no tenían más efecto que el placebo –cuando no la muerte–, el médico era “el sabio de la tribu”, su palabra no se discutía y el enfermo se comportaba con absoluta sumisión. Hoy, paradójicamente, cuando para cada una de sus decisiones terapéuticas el médico tiene que basarse en datos objetivos derivados de ensayos clínicos controlados, metaanálisis, estudios de costo-beneficio, guías y consensos elaborados por las sociedades de cada especialidad... los pacientes somos cada vez menos “pacientes”: estamos atentos a la información que difunden los medios de comunicación masiva, navegamos por Internet (de hecho, los sitios médicos se encuentran entre los más visitados), queremos interiorizarnos sobre nuestro tratamiento, saber si es la única opción o hay otras, cuáles son sus posibles efectos adversos, pedir una segunda –y tercera, cuarta o quinta– opinión. En suma: queremos tomar las riendas de nuestra salud (o al menos participar en las decisiones) y nos permitimos dudar. Los desacuerdos que rodearon la salud de la Presidenta no hicieron más que poner en evidencia que los médicos actuales pocas veces ven la situación en blanco y negro, sino más bien en tonos de gris. Y eso probablemente haya potenciado en el público el ejercicio de la duda. En el pasado, cuando reinaba entre los enfermos la más completa ignorancia, no existían las normas de asepsia que ahora damos por descontadas, y a menudo se indicaban prácticas o tratamientos francamente nocivos. Una frase atribuida
a Descartes ilustra bien cuál era la situación: “Los médicos –decía el filósofo y matemático francés del siglo XVII– son hombres que prescriben medicamentos que conocen poco, para curar enfermedades que conocen aún menos, en seres humanos que no conocen para nada”. Ahora, los profesionales de la salud no se basan en observaciones al azar, suposiciones, creencias o estadísticas “caseras”. Toman en cuenta los resultados de ensayos clínicos rigurosamente diseñados para poner a prueba cuáles son los mejores rumbos de acción y siguen los métodos racionales de toma de decisiones terapéuticas que acuerdan los mayores expertos en cada tema después de discutir arduamente los pros y contras de las alternativas posibles. Curiosamente, aunque poseen medios muchísimo más poderosos para tratarnos (desde la cirugía robótica hasta medicamentos producidos por
Los médicos actuales pocas veces ven la situación en blanco y negro, sino más bien en tonos de gris ingeniería genética), con la medicina “basada en la evidencia” los médicos dejaron de ser poseedores de saberes sobrenaturales. Ahora son seres humanos, entrenados para estudiar nuestras dolencias, tratar de encontrar una explicación y sugerir una forma de erradicarlas. Pero también sujetos al error. Todo esto hace que ya no haya lugar para términos como “cura mágica” y otros igualmente sensacionalistas. Como dijo el físico Hubert Reeves: “No debemos caer en la infantilización divulgadora de pregonar el triunfalismo científico como si la ciencia tuviera la respuesta a todo”. Hacerse adulto, según Reeves, es aprender a vivir con la duda y la incertidumbre.
HOGAR DE NIÑOS NUESTRA SEÑORA DEL PILAR
Un refugio que protege de la adversidad Alberga a unos 22 niños en situación de maltrato y abandono; en un clima de libertad, se les enseña, además, un oficio TEODELINA BASAVILBASO ENVIADA ESPECIAL CAPITAN SARMIENTO.– Mientras otros hogares de zonas contiguas cierran sus puertas por problemas económicos, el Hogar de Niños Nuestra Señora del Pilar, ubicado en la ciudad de Capitán Sarmiento, provincia de Buenos Aires, mantiene las suyas abiertas para cobijar a niños con vínculos familiares disfuncionales o complejos. En el hogar residen 22 niños, derivados del juzgado de San Nicolás de los Arroyos, con el objetivo de que tengan la posibilidad de crecer como cualquier otro chico de su misma edad. La iniciativa surgió en 2000, a partir de la inquietud de un grupo de voluntarios de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar de Capitán Sarmiento, que servía chocolatada y galletitas a niños todos los sábados, ya que muchos de ellos se alimentaban exclusivamente de los comedores escolares, que cerraban los fines de semana. Gloria Pavlo-
vsky, una de las voluntarias, tomó contacto con la triste situación de abandono y maltrato que vivían algunos y sintió la necesidad de abrir una casa que se convirtiera en un sostén para sus vidas. Lia Veronelli, de la comisión directiva del hogar, explica que en parte lograron su objetivo, ya que en el hogar se respira un aire de amena libertad. “Los chicos llegan en bici de la escuela, van al cumpleaños de una amiga o alquilan un video los fines de semana. Ellos se manejan en la casa como cualquier chico de familia. Y ésa es nuestra intención, que puedan disfrutar su estadía en el hogar”, dice Veronelli. Una de las cosas que comenzaron a notar fue la necesidad de que los chicos aprendieran un oficio para contar con una salida laboral cuando egresaran. “Es por eso que creamos los talleres de computación, de cocina, de arte, y abrimos un lavadero con dos personas rentadas, que sostiene al resto de los talleres, y en donde los chicos más
grandes colaboran tres horas al día”, explica Pavlovsky, presidenta del hogar.
Financiamiento Como Pavlovsky es suegra del reconocido polista Marcos Heguy, todos los años organizan el tradicional “Partido de polo de las Estrellas” para recaudar fondos para el hogar. Si bien los ingresos de este evento logran cubrir gran parte del dinero necesario para sostener la obra, no alcanza para cubrir la totalidad de los gastos anuales, y es por eso que, además, organizan colectas, maratones y todo tipo de actividades. Los interesados pueden ingresar a la página web: www.hogardelpilar. com.ar, llamar al (02478) 483205 o escribir un mail a: gabrielahogar@ hotmail.com. Detrás de la reja del patio del hogar, que se encuentra abierta, Lucas, de 6 años, juega con un cachorro y disfruta de una tarde calurosa, con la mirada atenta y cariñosa de Gloria Pavlovsky.
Gloria Pavlovsky abraza a los chicos del hogar
AYUDENOS A ENCONTRARLOS
PARA DAR UNA MANO
NIÑOS
ADULTOS comuníquese con el (011) 4795-7330 o www.personasperdidas.org.ar
Si sabe algo de estos chicos, comuníquese con MISSING CHILDREN por el 0800-333-5500 o visite www.missingchildren.org.ar
Jonathan Brian Lorenzetti Falta desde: 11 de octubre de 2011 Edad: 15 años Lugar de residencia: San Salvador de Jujuy
Alejandro Palomero Muñoz Falta desde: 22 de noviembre Edad: 17 años Lugar de residencia: E. Echeverría
Melina Yazmín Riera
Griselda Romero
Falta desde: 7 de octubre de 2008 Edad: 4 años Lugar de residencia: José León Suárez
Falta desde: 29 de agosto de 2010 Edad: 16 años Lugar de residencia: Aguaray, Salta
Elcira M. Narvaja 30 años Fue vista por última vez el 21 de diciembre de 2011 cuando salió de su casa en Hurlingham.
HELADERAS. Dale Vida, Club de Donantes Voluntarios de Sangre del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez, solicita la donación de dos heladeras en muy buen estado para conservar las mamaderas de los niños internados la unidad N° 8 de Clínica Médica. Las personas interesadas en ayudar pueden comunicarse con la Dra. Cecilia al cel.: (011) 15-45785271, mail:
[email protected]
CONTADOR PUBLICO. La Asociación Civil Seres versus Teneres tiene como misión mejorar la calidad de vida de las personas en situación de vulnerabilidad social de la provincia de Buenos Aires. Solicita la colaboración voluntaria de un contador público para desempeñar tareas administrativas y financieras. Más información en el (011) 4922-2076 o 15-6506-5435, mail:
[email protected]
TRANSPORTE. La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) solicita transporte para las donaciones de alimentos desde Buenos Aires hasta Salta Capital, que serán distribuidos en las comunidades afectadas por las inundaciones del Chaco Salteño. Para colaborar comunicarse con Beatriz, coordinadora regional, a los tels.:15-3252-9487 o (0387) 427-2479, mail:
[email protected]
¿Querés conocer otras formas de colaborar? Consultá los Clasificados Solidarios para donar y ser voluntario. Todos los días en el suplemento clasificados de tu diario y en www.hacercomunidad.org/dona
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Culto católico Santoral. San Mauro, abad. Primer discípulo de San Benito, fue testigo de sus milagros. Abad del monasterio de Glanfeuil durante 40 años. Murió en el año 584. Liturgia. Hoy se leen el primer libro de Samuel (15, 16-23) y el Evangelio de San Marcos (2, 18-22).