Gustavo Perednik.“Sin Nisman no habría escrito esta crónica ...

30 ene. 2015 - canta hasta morir. La inagotable Diosa Blanca de Robert Graves. Aunque conocido sobre todo por su estudio monumental sobre los mitos.
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cultura | 21

| Viernes 30 de enero de 2015

CULTURA

Edición de hoy a cargo de Pablo Gianera www.lanacion.com/cultura | @LNcultura | Facebook.com/lanacion [email protected]

Lo que se dice y no se oye

Optimismo chino Los organizadores de la intervención con fuegos artificiales de Cai Guo-Qiang, en La Boca, esperaban 30.000 personas. Fueron 200.000. El más optimista era el artista chino, que esa tarde vaticinó: “Vendrán multitudes”

El oráculo Cai, un cantante bibliófilo y la vuelta del relato

El argentino, autor de Matar sin que se note, la ficción que describe la investigación del fiscal ahora muerto, cuenta desde Israel su experiencia humana y literaria

Gustavo Perednik. “Sin Nisman no habría escrito esta crónica novelada” Texto Silvina Premat

G

ustavo Perednik tiene 58 años y, no obstante ser licenciado en administración, se considera “una ratón de biblioteca” desde que iba al jardín de infantes. “Lo mío es la literatura y la filosofía”, define cuando se lo intenta describir como un activista de cualquier tipo. Es un apasionado de la obra de Jorge Luis Borges y Franz Kafka, y se ve reflejado en Umberto Eco. Vivió en Buenos Aires, donde nació, hasta hace casi tres décadas. En el edificio de la AMIA, que fue destruido en el atentado de 1994, Perednik cursó un seminario sobre los maestros hebreos y también fue docente de ese programa. En los próximos días, llegará a las librerías una edición ampliada de su quinta novela Matar sin que se note, publicada por Planeta en 2009 y en la que describe la investigación que venía llevando adelante hasta esa fecha el fiscal Alberto Nisman. En realidad, ese libro, según su autor, es una versión novelada de la vida del fiscal que “en un momento fue como tocado por una varita mágica para dedicar su vida a esclarecer la causa AMIA”. Perednik, que vive en Israel, visitó recientemente el país para presentar la última novela que escribió a cuatro manos con Marcos Aguinis: Sabra. Solo contra un imperio (Penguin Random House). A pesar de la tristeza que le provocó la muerte del fiscal de quien se consideraba un amigo, Perednik no rechaza la requisitoria periodística. Desde su casa, en Jerusalén, dialogó por teléfono con la nacion.

–¿Cómo describe el género que usted usa, se trata de non fiction/fiction? –Sí. Vengo publicando varios libros en esa dirección. Me refiero a Lemej, de 1992; a El silencio de Darwin, de 2007, y a Matar sin que se note. En esta última, abandono los juegos filosóficos y fantasías históricas que había en mis novelas previas. En Matar sin que se note, no hay un solo dato que no sea verdadero, todo es verídico. Los nombres de los protagonistas son los reales. Hay un personaje no real, un estudiante chino, que tuve que incluir, para decir cosas que no podía decir Nisman. También me incluí yo mismo como un personaje para contar un montón de cosas. En la novela, soy Daniel Kindere, mi segundo nombre y mi apellido al revés, sin la “p”. –¿Por qué elige este género y no

gentileza planeta

una investigación periodística si usa datos reales? –Primero porque es mucho más placentero para un escritor dejar su pluma correr a través del mundo de su imaginación y no sólo el de los datos. Y un segundo motivo es, justamente, porque hay muchas cosas que uno quiere decir y no puede si no pone un personaje que las diga. Son cosas imposibles de volcar en un ensayo. La novela es más rica,

aun sin mentir permite detenerte en ciertas reflexiones que no cabrían en un ensayo. En Sabra, hay también investigación, pero, en ese caso, es más histórica porque se trata de un joven que murió en 1917 con el que no podía tomar un café como con Nisman. –¿Cómo se accede a los documentos, históricos o judiciales? –Si yo no hubiese sido amigo de Nisman, no hubiera podido escri-

bir Matar sin que se note. A diferencia de Sabra, cuya documentación es más o menos homogénea –no hay tantas escuelas que se contradigan unas a otras y pretendan diferentes visiones de la realidad–, en este caso, se pueden encontrar las ideas más extravagantes, cada uno dice lo que quiere. Pero Nisman me bajaba a tierra. Cada vez que yo le comentaba lo que decían sobre alguno de los personajes, él

Sorpresa entre anaqueles Joan Manuel Serrat viaja a Buenos Aires con frecuencia. Se hospeda cerca de la Plaza de Mayo y visita la Librería de Ávila como un lector más. “¿Usted es el Nano?”, suelen preguntarle los clientes cuando se lo cruzan entre los libros

me hacía notar algún hecho que lo desmentía. Yo revisaba y era tal cual. Él me decía que yo podía hablar de filosofía y de grandes ideas, pero que él no podía hacer eso. Él hablaba sólo si tenía pruebas. Si él no me hubiese dado los datos precisos, no hubiese podido concluir la investigación y hubiera sido mucha más fantasía que crónica novelada como terminó siendo. –¿Cómo lleva a una persona real a ser personaje ficticio? –Cuando me encontraba con Nisman, por ejemplo, para entrevistarlo, me fijaba los detalles como si se enojaba rápidamente o no, qué tipo de cosas lo distraían, en qué concentraba su atención. Esto tiene una gran dosis de subjetividad. En este caso, a Nisman yo lo quería muchísimo y lo sentía un gran amigo. Por lo tanto, pude haber caído, no lo sé, en un exceso de idealización. En un momento, el editor me dijo que no podía hacer una apología de Nisman, pero yo no sentía que estaba haciendo eso, sino que estaba contando lo que veía: un individuo heroico, idealista, que quería la justicia y que se jugaba hasta el final sin dejarse detener por nada. –¿Puede la ficción anticipar a la realidad? –Sí, con la ficción se puede tener más predicción acerca de los personajes. En los ensayos, se puede predecir más con respecto a los procesos históricos. En este caso lo que fue tenebrosamente premonitorio fue el título. Pero además recuerdo que había hecho una lista con cuatro o cinco posibles títulos de la novela y una vez que nos reunimos con Nisman se las mostré y le pregunté cuál le gustaba más. Él miró la lista y puso el dedo en el tercer título posible y dijo, con una sonrisa irónica: “¡Éste está piola, eh!”. El título era: El asesinato de Alberto Nisman. Después con la Editorial vimos que era muy morboso y no cabía. –¿Por qué eligió ese nombre, en la novela asesinan a su personaje? –No, en la novela no hay un solo dato que no sea real. Se habla de su asesinato porque lo amenazaban de vez en cuando y por eso se podía jugar con esa posibilidad en el título. –¿Qué función social cumple y qué responsabilidad cultural tiene un escritor hoy? –Cuando escribo novelas, lo hago llevado por un placer estético. No tengo delante la noción de que debo servir alguna causa. Me queda claro que estoy sirviendo a una causa. Por ejemplo, la causa de esclarecimiento del atentado a la AMIA. Pero no me propongo eso, sino usar la metáfora adecuada, que los personajes sean convincentes, que tengan suficiente nitidez. Si me preguntaran si estoy en el grupo Boedo, de los escritores sociales, o Florida, los más estéticos, diría que estoy más en Florida. Es obvio que mis libros apuntan a una dirección, pero en las novelas estoy mas impulsado por el aspecto estético que por la influencia social que pueda tener. –Sin embargo, en el epílogo de Matar sin que se note afirma que allí dice la verdad. –Sé que estoy escribiendo la verdad de un testimonio, pero lo que más me interesa es que esa verdad tenga valor. En el caso de una crónica novelada, la parte de crónica tiene que ser verdad y la parte de novela tiene que ser buena.ß

La inagotable Diosa Blanca de Robert Graves

Relatos salvajes Silvia Mercado, la autora de El inventor del peronismo, primera biografía sobre Raúl Apold, el influyente secretario de prensa de Perón, prepara un libro cuyo título tentativo es El relato peronista, con los diarios extranjeros de la época como fuente documental principal

Cuarta protesta contra Parodi reclamo. Les arrojaron una calculadora a quienes pidieron trabajo

María Elena Polack LA NACIoN

Una calculadora voló desde una ventana del segundo piso contra la multitud que protestaba frente al Ministerio de Cultura de la Nación. La respuesta a la agresión tuvo tono de cancha: “Tirá una notebook, la puta que te parió...”. Por cuarto jueves seguido, un grupo de 80 personas se apostó ante la sede del ministerio a cargo de Teresa Parodi, en la avenida Alvear casi Rodríguez Peña, para reclamar la recuperación de puestos de trabajo en los centros culturales de las villas 21-24, de Barracas; 31, de Retiro; Los Piletones y Rodrigo Bueno, y del Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego. Un cordón policial custodió el acceso principal para evitar que se reitere la ocupación del vestíbulo del ministerio, como había sucedido el jueves pasado. En cambio, la protesta incluyó una carpa playera, carteles, bombos y cánticos contra la ministra y el secretario de Políticas Socioculturales, Franco Vitali, que el año pasado había anunciado un proyecto de $ 40 millones para esos asentamientos y no fue ejecutado. “Hay pequeños gestos, pero queremos definiciones concretas”, señalaron a la nacion algunos participantes de la marcha al referirse a que “con cuenta gotas, desde Cultura llaman a algunos de los despedidos para renovarles los contratos”. “Sabemos que están contratando a otras personas vinculadas con La Cámpora, que ni siquiera son de nuestros asentamientos”, añadieron algunos hombres que protestaron ayer y reclamaban sin cesar ser atendidos por Vitali. Las manifestaciones contra la política cultural de Teresa Parodi en las villas seguirán durante el verano, aunque quizá no se reiteren los jueves, como sucedió de manera sistemática durante este mes. Los organizadores de las protestas no descartan actos sorpresivos ante la sede del ministerio, incluida carpa y grupos folklóricos de las villas. ß

La calculadora

mundo villa

reconocimiento

colleen mccullough

literatura. El hijo del escritor inglés reveló detalles desconocidos sobre la obra de su padre

Dos españoles A los 77 años, murió ganaron el Gran la autora de El pájaro Premio de Angulema canta hasta morir

Aunque conocido sobre todo por su estudio monumental sobre los mitos griegos, Robert Graves fue antes que nada poeta. Y lo fue no solamente en los versos, sino también en el ensayo. La principal prueba de esto es su libro La Diosa Blanca, de 1948, definida por el propio autor como una “gramática histórica de la mitología poética”. En una entrevista dada a conocer ayer por la agencia EFE, su hijo William asegura que, si bien es difícil, “si no se entiende este libro, no se entiende a mi padre”.

El guionista Antonio Altarriba y el dibujante José Antonio Godoy Cazorla, “Keko”, ganaron ayer el Gran Premio ACBD de la crítica francesa por el cómic Yo, asesino. Los autores de la historieta, una sátira sobre el arte de la muerte, son los primeros españoles galardonados en el Festival Angulema. La obra fue elegida entre 3943 trabajos presentados. En esta edición del festival francés se rinde homenaje a los artistas de la revista Charlie Hebdo asesinados durante el atentado en París.ß

La australiana Colleen McCullough, autora de la exitosa novela El pájaro canta hasta morir, falleció ayer a los 77 años. La historia protagonizada por un sacerdote que se enamora de la hija de un granjero se hizo famosa por la serie televisiva homónima interpretada por Richard Chamberlain. El libro, publicado en 1977, llegó a vender 30 millones de copias en todo el mundo. McCullouhg, autora de más de veinte títulos, era neuróloga y trabajó como neurocientífica en Sydney durante diez años. ß

William Graves estuvo a cargo de una nueva y “definitiva” traducción de la obra al castellano que publica la editorial Alianza. Según explicó, fue una tarea “fascinante” a la que dedicó más de dos años: uno para el propio ensayo y otros doce meses consagrados a realizar un exhaustivo índice de casi cien páginas. La Diosa Blanca, erudito compendio de investigaciones sobre religiones y mitología, la poesía, la mujer y la civilización occidental, se convirtió en una obra de culto “porque no se entiende muy

bien”, bromea William. “Es un libro para poetas, sobre el pensamiento de los poetas. Muchos no se enteraban de nada, pero otros sí lo entendían y lo tomaban muy en serio, porque era el tipo de pensamiento que hacía falta”, indica. Robert Graves estuvo vinculado a España ya desde temprano. William asegura que su padre se fue de Inglaterra en los años 30 y llegó a Mallorca buscando la vuelta al Mediterráneo de los griegos, al mundo rural. “Yo lo veía hacer referencias a la Luna y dar

vueltas a una moneda de plata para invocar la buena suerte”. Robert Graves se hizo famoso por Yo, Claudio, aunque para su hijo es una obra menor. “Dijo que había escrito las novelas sobre el emperador Claudio para ganar dinero”, indica William. Recuerda que aseguraba también que “criaba perros de raza para dar de comer a sus gatos”. No obstante, toda su obra, incluso las novelas, “todas tratan de forma tangencial con la Diosa Blanca”, su obra central y su legado poético.ß