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POLÍTICA
A fondo
| Domingo 1º De febrero De 2015
El caso Nisman terminó de destapar las graves tensiones en el mundo del espionaje estatal, que ahora llevan al gobierno kirchnerista a liquidar la SI y crear una nueva agencia federal
Miles de personas pasan a diario frente a la sede de la Secretaría de Inteligencia, en 25 de Mayo 11, a metros de la Casa Rosada. Sólo una plaqueta avisa que allí funciona La Casa
Los dueños de todos los secretos Guía para entender los servicios de inteligencia Texto Marcelo Veneranda | Foto Fernando Massobrio y Hernán Zenteno
U
n intercomunicador de plástico del tamaño de un paquete de cigarrillos. Gris. Un timbre. Eso es todo lo que encontrará quien busque el número 11 de la calle 25 de Mayo, a metros de la Casa Rosada. Eso, y la ansiedad que inevitablemente empezará a hormiguear por la espalda, en los metros previos a llegar, con el repaso mental de las historias que se tejen en torno a La Casa, la sede central de la Secretaría de Inteligencia (SI). La ex SIDE, esa tentación a la que no se resistió ningún presidente y la culpable de las peores intrigas para quienes no probaron, o un día dejaron de apreciar, sus servicios. Relájese: se ha equivocado de puerta, le dirán, para señalar el número 33 de la misma calle. Otra vez el hormigueo, otra puerta de vidrios espejados. Ésta se abre. Detrás, un hall pequeño y tan lleno de granito y mármol marrón y negro como el de cualquier otra repartición pública. Dos molinetes metálicos, una ventanilla lateral y un par de custodios que lo invitarán a hacer sus preguntas por carta. Hasta luego. Sin intentar revelar los secretos más oscuros que desvelan a opositores, jueces o empresarios, la última pelea secreta entre espías despiadados o la conspiración que acaba de descubrir el Gobierno, uno se queda con algunas preguntas básicas en la libreta. ¿Quiénes ingresan como agentes a la Secretaría de Inteligencia? A “La Casa” se ingresa por recomendación de un miembro de la SI. Es la única forma o la más efectiva para entrar, según la fuente que se consulte. Es también un mecanismo lógico para reducir la posibilidad de infiltraciones. Pero eso lleva también a un crecimiento “endogámico” de la familia de inteligencia, no tanto porque se repitan los apellidos dentro del personal, pero sí los círculos de lealtades. “La Secretaría se ha ido nutriendo de personal sobre la base de personas de confianza. En general, todas las agencias del mundo tienen un componente endogámico”, explicó un ex jefe de la SI a la nacion. El ingreso también se logra por filiación política del partido gobernante. Por eso es que se habla que los gobiernos democráticos trajeron a la SI peronistas y radicales fieles al presidente de turno, y las dictaduras, a militares. ¿Por qué fue creada la SI? Por decisión de Juan Domingo Perón, que a través del decreto 337
Sólo puertas. La Escuela de Inteligencia, la Dirección de Contrainteligencia y el cuartel Billinghurst
de 1946 creó la Secretaría de Coordinación de Informaciones del Estado (CIDE), un ente civil enfocado en hacer inteligencia interior sobre sus rivales y destinado a compensar el poderío de los organismos de inteligencia de las Fuerzas Armadas. En 1955, Pedro Aramburu y la Revolución Libertadora cambiaron su nombre por el de Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) y dispuso que sus gastos pasaran a ser secretos. Peronistas y comunistas pasaron a ser los objetivos de la SIDE. La lógica de convertir en blancos de la inteligencia civil a los rivales (o aliados) del presidente de turno se repitió con cada cambio de gobierno. Tras una década en la que se sirvió de la SI y engrosó sus recursos, el kirchnerismo dio un viraje a la lógica inaugurada por Perón: comenzó a fortalecer y dotar de recursos el servicio de inteligencia militar a cargo del general César Milani. Hoy impulsa la sustitución de la SI por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). ¿A quién responde la SI? Responde a la voluntad del Presidente. Tanto en un sentido formal, porque la ley de inteligencia (25.520) establece que el Presidente “fijará los lineamientos estratégicos y objetivos generales de la política de Inteligencia”, como en los hechos, desde el momento que el Presidente elige al secretario y subsecretario de Inteli-
gencia y puede remover o reubicar a cualquier empleado. ¿Quién controla a la SI? El control corresponde al Congreso, a través de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, que cada año debería analizar el Plan de Inteligencia Nacional que elabora la SI y su informe final. También, los gastos secretos de la SI. Poco y nada de eso se verifica en la práctica: por un lado, los legisladores reciben alguna planillas donde se informan gastos ejecutados sin mayores precisiones. Por otra parte, los seguimientos a políticos, empresarios o periodistas, tan reales como ilegales, no se informan. La Comisión, que preside y domina el oficialismo, apenas se reunió en dos oportunidades durante todo 2014. Una fue para constituirse. ¿Dónde funciona la SI? El edificio central se encuentra en 25 de Mayo 11, a metros de la Casa Rosada. Allí tiene sus oficinas el secretario de la SI, Oscar Parrilli, o “señor 5”, llamado así porque su despacho se encuentra en el quinto piso. También el subsecretario Juan Martín Mena, o “señor 8”. Aunque sin una plaqueta que las identifique, las otras sedes conocidas de la SI se encuentran a la vista de cualquier porteño. En Estados Unidos 3057funciona la Dirección de Contrainteligencia. En Coronel Díaz
2075, la de Inteligencia Exterior. Las escuchas solicitadas por la Justicia se realizan en las oficinas de Los Incas 3821, donde está la Dirección de Observaciones Judiciales. El “cuartel Billinghurst” alberga la Dirección de Inteligencia Interior, funciona a metros del cruce de esa calle y Las Heras. El más pintoresco es el palacete de Libertad 1235, sede de la Escuela Nacional de Inteligencia. ¿Cómo es la relación de la SI con la Justicia? Cercana, en el peor y mejor sentido. El proceder del juez Juan José Galeano en la causa AMIA o las imágenes del juez Norberto Oyarbide en Spartacus pueden ilustrar el segundo escenario. Las fuentes consultadas agregaron tanto el seguimiento a jueces y fiscales como el padrinazgo de la SI sobre los ascensos de algunos magistrados. Formalmente, desde 2001, cuando la ley 25.520 le confirió el monopolio de las escuchas legales, la entonces SIDE se convirtió en un auxiliar esencial de las investigaciones judiciales. Más aún cuando se trata de los delitos como el terrorismo o el narcotráfico. En tribunales defienden un tercer escenario: la SI se convirtió en un auxiliar más útil que las fuerzas de seguridad, tanto por sus recursos económicos y tecnológicos como por su agilidad para resolver las necesidades de jueces y fiscales: con hombres e informantes en cada fuerza, los pedidos
de los tribunales caminan mucho más rápido que los oficios formales. ¿Qué es la cadena de la felicidad? Así se llama comúnmente a los pagos a periodistas y medios con los fondos secretos de la SI, sea para terciar en sus internas o para incentivar una mirada optimista sobre el gobierno de turno. Algunos extienden la “cadena de la felicidad” a jueces y funcionarios de los tres poderes que actúan como informantes de la SI. ¿Qué es un agente “inorgánico”? Se llama “inorgánicos” a quienes prestan servicios a la SI sin tener una relación formal con la entidad. Una actividad ilegal, pero sobre la cual sobran historias, como los grupos de tareas que actuaron durante el gobierno de Isabel Perón y en las dictaduras militares. Según una de las fuentes consultadas, su existencia sólo puede ser rastreada cuando dejan huellas, como testigos o informantes, en los expedientes judiciales. Pero no existirían registros formales de su accionar. Incluso, a raíz de la naturaleza compartimentada de la SI, un agente “inorgánico” de un área podría no ser conocido como tal en otra área. Los fondos secretos y sin control del organismo, en particular los destinados a operaciones especiales, habilitan el mantenimiento de esta categoría de agentes, que cobró notoriedad con la denuncia del fiscal Alberto Nisman hacia Ramón “Allan” Bogado, al
que identificó como supuesto espía y nexo del Gobierno en las negociaciones con Irán. Parrilli afirmó que Bogado no pertenecía al personal de la SI y el Gobierno esgrimió una denuncia judicial del ex director de operaciones de la SI Antonio Stiusso contra Bogado, al que había acusado de hacerse pasar por espía. Una fuente se diferenció del resto: “No existen los inorgánicos, sino una amplia red de informantes de la SI. En todo caso, Bogado bien podría haber sido un inorgánico del Gobierno, no de la SI”, aventuró. ¿Otra alternativa que circuló en tribunales? Que Bogado fuera un inorgánico a las órdenes de un sector de la SI rival de Stiusso. ¿Quién es Stiusso? El perfil del ex director general de Operaciones fue escrito por el periodista Gerardo Young dentro del libro Side, la Argentina secreta, que recrea los capítulos más estruendosos de la historia de la SI. Ese texto va en camino a ser actualizado por su autor y fue respaldo de otros datos de esta nota. En blogs, medios alternativos y pasquines electrónicos escritos abiertamente para defenestrar o defender a Stiusso, el mito y la información en torno al ex espía se amplían hasta el infinito. Antonio Stiusso nació en San Justo, La Matanza, el 21 de junio de 1953. Ingresó a la SIDE en 1972, con categoría de administrativo y mientras estudiaba ingeniería en Sistemas en la UBA, durante el gobierno de facto de Alejandro Lanusse. Se le otorgó la identidad secreta de Aldo Stiles, pero terminó siendo conocido como “Jaime”, en alusión al James Bond de Ian Fleming. Llegó a la Dirección General de Operaciones durante la presidencia de Rodríguez Saá. El cargo había sido creado por la Alianza y colocaba a su dueño por encima de las áreas de Reunión, Análisis y Logística. En otras palabras, quien lo ocupa es el nexo entre la información que produce cada área de la SI y la Presidencia. ¿Cómo llegó a ser tan poderoso? La versión más repetida apunta al conocimiento y control que tenía sobre las “carpetas”, la información producida por la SI sobre la vida privada de políticos, funcionarios judiciales, policías, periodistas y empresarios. “Nadie mejor que Stiusso sabía qué le había pedido el Gobierno a Stiusso”, agregó un ex titular de la SI. Entre quienes defendieron su trabajo, relacionaron el poder de Stiusso con su “experiencia” o su “gran capacidad” de trabajo. “Era poderoso en la medida que le daba poder el que conduce”, consignó una fuente, para resumir: “¿Sabés cuándo le tenés miedo a alguien que es tu subordinado? Cuando tenés el culo sucio”. ¿Cuáles fueron los grandes fracasos de la SI? No haber previsto los atentados contra la embajada y la AMIA son las grandes manchas que carga la SI, como antes lo fueron los levantamientos carapintadas o el ataque al Regimiento de La Tablada por el MTP. Lo que para el kirchnerismo parece haber sido determinante para descabezar la entidad fue supuestamente que no hubiera anticipado el lanzamiento opositor de Sergio Massa. La falta de “contención” de las causas judiciales sobre sus funcionarios y el rol que el Gobierno le asigna a Stiusso en la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner habrían completado esa tormenta que inspiró la sustitución de la SI por la AFI.ß