Gerardo Werthein, un jinete que teme dar el salto a la política

11 jul. 2010 - Temperamento fuerte. Hombre de proyectos, mientras madura lo de la política y se cocinan las primeras alegrías del deporte olímpico, ...
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ENFOQUES

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Domingo 11 de julio de 2010

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El perfil

Gerardo Werthein, un jinete que teme dar el salto a la política Temperamental, amante de la equitación y cabeza visible de uno de los más diversificados y extensos grupos empresarios familiares, el presidente del Comité Olímpico Argentino niega tener la intención de lanzarse a la política partidaria JOSE CRETTAZ LA NACION

erardo Werthein es médico veterinario, pero ya casi no se acuerda cómo se cura un animal. Salvo sus propios caballos de equitación, deporte que todavía practica y que lo llevó hasta el Comité Olímpico Argentino (COA), ente del que ahora es presidente. El empresario conduce uno de los grupos empresarios familiares más poderosos y diversificados de la Argentina. A diferencia de sus hermanos, Adrián y Daniel, Gerardo cultiva el perfil público más sofisticado. No va casi nunca a la tradicional Exposición Rural, donde las cabañas de la familia (la más grande, La Paz, está en González Chávez, al sudoeste de Buenos Aires) ganan todos los años alguno de los premios a las razas bovinas angus, hereford y braford. El clan familiar fue fundado por Gregorio, Numo y Noel Whertein, “los abuelos”, como los llaman en el grupo, inmigrantes judíos llegados de Odessa y Besarabia, regiones de Europa Central. Comenzaron criando ovinos y administrando un almacén de ramos generales en Miguel Riglos, La Pampa. Sin renegar aquel origen agropecuario del grupo, el presidente del COA prefiere frecuentar otros ambientes. En el ámbito empresario, es director de Telecom Argentina, donde los W –como también se conoce al grupo– controlan la mitad de la compañía y tienen una pésima relación con Telecom Italia, firma que domina la otra mitad. Gerardo Werthein también tiene responsabilidades en otras empresas del grupo, como La Caja SA, la mayor aseguradora de vida del país. En el mundo deportivo, llegó al COA con el proyecto del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard), una institución creada recientemente por el Congreso y financiada por un polémico

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impuesto del 1% a todas las líneas de teléfonos móviles pospagas. Con ese tributo, Werthein se aseguró un presupuesto de alrededor de 6 millones de pesos mensuales para fomentar el deporte olímpico. En las últimas semanas, su figura también llegó a las revistas de chismes por su relación sentimental con la animadora de televisión Barbie Simmons, 25 años menor que él, a quien conoció en Estados Unidos. Allá vivía ella, y hacia allá viaja con frecuencia Werthein por negocios, el olimpismo o a visitar a su hijo mayor, que cursa un posgrado en la Universidad de Columbia. Barbie, hija del recordado animador Leonardo Simmos –fallecido trágicamente–, llegó a la vida de Gerardo pocos meses después de la separación de éste de su pareja anterior, Vanesa Kreth. Ricos, famosos y poderosos Werthein no pierde el tiempo. En circunstancias normales, su día comienza a las 5.45. Oración –se confiesa un hombre religioso–, una hora de gimnasio, y después a resolver las cuestiones de las empresas de la familia, a las que dedica unas ocho horas. Y el resto –unas seis horas, dice– las invierte en el COA. Lo de este integrante de la familia Werthein, está claro, son los caballos, las estrellas del torneo internacional de saltos que cada año organiza en su haras, El Capricho, de Capilla del Señor. Esa competencia deportiva –donde los jinetes deben sortear obstáculos que se usaron en distintos juegos olímpicos y campeonatos mundiales y que Werthein compró y trajo al país– se convierte en un desfile de ricos, famosos y poderosos, pero con entrada gratuita. Nunca faltan Susana Giménez, Mirtha Legrand, Daniel Scioli, Valeria Mazza, Ernesto Gutiérrez, Sebastián Eskenazi, Gabriel Batistuta y Adolfo Cambiaso, entre otros. Por si faltara glamour, todos los años hay una sorpresa: Athina Onassis, la

Quién es Nombre y apellido: GERARDO WERTHEIN

Edad: 54 Estado Civil: Divorciado, tres hijos. Profesión: Médico veterinario; empresario, experto en finanzas. Funciones: Cabeza visible del grupo empresario familiar con intereses en los sectores agropecuario y de alimentos, financiero y de telecomunicaciones. Presidente del Comité Olímpico Argentino (COA). Deporte: Equitación; compitió internacionalmente.

heredera del imperio fundado por su padre; la princesa Haya Bint Al Hussein de Jordania y la infanta Pilar de Borbón, hermana del Rey Juan Carlos de España, entre otros, pasaron por el haras. Werthein habla mucho, pero no suena convincente en algunas respuestas. No, no y no, dice a quienes públicamente le preguntan si su gestión al frente del COA es el paso previo a un desembarco en la política partidaria. A pesar de que sólo tiene 54 años, dice que cuando termine su actividad olímpica ya habrá pasado el tiempo y con él el tren hacia un mundo ajeno a las empresas e incluso, según cree, totalmente incompatible con la actividad privada. La tradición familiar no ayuda: en los 105 años que llevan los Werthein en la Argentina, ningún integrante de la familia se dedicó a la política. Sin embargo, esa negativa podría cambiar si la cosecha de medallas en los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres fuera tan generosa como aquella trilla de granos que después de una lluvia muy esperada, a mediados del siglo pasado, salvó a la familia de la quiebra en La Pampa. Y todavía más si la Argentina logra convertirse en la sede de las olimpíadas de 2020. “Se puede lograr si todos los sectores políticos consideran que es lo mejor para el país. Y lo que es mejor para el país no se discute”, dice en su oficina del exclusivo Barrio Parque porteño, mientras sigue de reojo una pantalla gigante en la que se proyecta Fox Sports. Una mesa de reuniones con muchas sillas domina la sala espaciosa del segundo piso, donde se percibe el aroma inconfundible de los habanos. Entre camisetas, raquetas y pelotas autografiadas por deportistas amateurs, reposa allí la bicicleta con la que se retiró el ciclista Juan Curutchet. También allí, Werthein –que parece necesitar de espacios amplios–empuja su silla hacia atrás, toma aire, habla como político en campaña y repite el eslogan que lo llevó a la presi-

dencia del COA: Solos vamos más rápido, pero juntos llegamos más lejos, curiosamente el mismo que adoptó la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, para un plan social lanzado esta semana. El empresario también está preocupado por la inseguridad, y de hecho toma sus recaudos: coleccionista de relojes, sólo los usa en su casa y en sus viajes al exterior. Contactos no le faltan a Whertein para desembarcar en la política. Aunque elogia a los radicales que apoyaron el impuesto a los celulares, tiene una excelente relación con la presidenta Cristina Kirchner. Sin embargo, es al ex presidente Néstor Kirchner a quien más conoce. La Caja SA, una de las principales empresas del grupo, es la aseguradora de la provincia de Santa Cruz desde que Kirchner era gobernador. Para el ex mandatario sólo tiene elogios, sobre todo en dos temas: la reestructuración y el pago de la deuda pública, y la política de supéravit fiscal. Werthein también es el nexo principal entre el matrimonio Kirchner y el ex presidente estadounidense Bill Clinton: de las cuatro veces que el norteamericano estuvo en el país, dos fueron por invitación de Werthein, y en ambas ocasiones fue recibido en la Casa Rosada. Es que Werthein no reniega de sus amistades más estrechas, mundo en el que se inscriben el empresario de medios Daniel Hadad –lo que explica la alta exposición que el presidente del COA tiene en la señal de noticias C5N, Radio 10 y el portal Infobae– y Rodolfo D’Onofrio, director de La Caja SA –empresa de la familia–, que con el apoyo de Werthein fue candidato a presidir River Plate y perdió por pocos votos frente a Daniel Pasarella. Es más, hay quienes dicen que el verdadero aspirante al poder en River era el propio Werthein. Temperamento fuerte Hombre de proyectos, mientras madura lo de la política y se cocinan las primeras alegrías del deporte olímpico, Werthein se entusiasma en la internacionalización de Telecom, que ya tiene una operación relevante en Paraguay. Sueña con que la firma argentina se convierta en un tercer operador regional, después de Telmex y Telefónica. Y algo más: quiere ofrecer televisión paga apenas se despejen las restricciones regulatorias que lo impiden. Eso sí, en plena sintonía con la nueva ley de medios: que el que transporta contenidos no los produzca. Pero no descarta invertir abiertamente en medios si su hija (además tiene dos varones, ambos economistas), licenciada en Comunicación Social, decide comenzar un emprendimiento en ese ámbito. Tal vez ya lo haya hecho si es verdad, como sostiene una fuente de su competencia, que Werthein ya tiene una participación en el grupo Hadad. Temperamental, a Gerardo Werthein se le conocen varios raptos de furia. La pelea con los italianos por el control de Telecom Argentina no estuvo exenta de choques personales con los directores que representan a la empresa europea. De hecho, durante varios meses, él y su hermano no se hablaron con los ejecutivos italianos. También se exaltó cuando la Gendarmería detuvo, en un confuso episodio, al ciclista olímpico Walter Pérez, que entrenaba en la colectora del acceso Oeste. Polifacético, el veterinario que se especializó en finanzas, jinete de muchas competencias, está de frente al obstáculo, se acerca y duda. ¿Dará el salto?

Conectados

Bettween, o el fisgoneo en Twitter GASTON ROITBERG LA NACION

La fértil cantera de emprendedores argentinos especializados en proyectos web mira con mucha atención lo que está sucediendo en las redes sociales y, en especial, con la estrella del momento: Twitter. Es el caso de Diego Jolodenco (@diegojolo), Luis Izaguirre (@ osopulgoso), Fernando Maclen (@ fmaclen) y Juan Pieres (@whoan), cuatro argentinos que lanzaron recientemente Bettween, un servicio que permite saltar uno de los grandes obstáculos que presenta la red de microblogging: construir y ordenar en una interfaz visual el diálogo que se establece entre dos usuarios. El flujo caótico, incesante e inabarcable de la “plataforma de información en tiempo real” redunda en una experiencia algo angustiante. Casi todo el tiempo los usuarios tienen la sensación de estar perdiendo diálogos, contenidos y noticias muy relevantes. Organizar esta cascada de tweets es lo que se propone Bettween, que incluye, además, la posibilidad de insertar las conversaciones en otros sitios o blogs gracias a un widget con potencial de personalización. ¿Para qué se utiliza? Por ejemplo, si un periodista quiere reconstruir el debate entre dos políticos en Twitter puede ingresar los nombres de usuario a este servicio y, de inmediato, el sistema entrega un contrapunto rápido, claro, atractivo y ordenado del intercambio que ya tuvo lugar. Además, las búsquedas se pueden acotar por fecha de inicio y cierre, y ordenar de manera ascendente o descendente. Bettween ya alcanzó repercusión mundial (revistas especializadas y blogs de alto prestigio como Techcrunch le dedicaron espacio destacado) y es un eslabón de una de las características más notables del crecimiento del Twitterverse (universo de Twitter): el 80% del tráfico de este servicio no proviene de la versión web (Twitter.com) sino de la constelación de aplicaciones y servicios (que ellos mismos autodenominan “parásitos de San Francisco”) que giran alrededor de la base abierta de la red de microblogging. [email protected] Blog: http://blogs.lanacion.com.ar/ conectados Twitter: http://twitter.com/grmadryn

Más información. La entrevista completa a uno de los fundadores de Bettween. http://blogs.lanacion.com.ar/conectados

Recomendados

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http://bettween.com/embed Para construir un widget del diálogo entre dos usuarios e insertarlo en tu propio blog. http://tcrn.ch/cq6rO4 Techcrunch habla sobre la plataforma de origen argentino. http://bit.ly/bElk0E Un post del blog Streaming de lanacion.com sobre Bettween.

© LA NACION

Terapia (arriba también se sufre)

Hoy, Julio De Vido DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION

De Vido: (Asustado, señala el escritorio.) No me diga que va a anotar lo que hablamos... Terapeuta: (Sonríe.) ¿Ve? A eso que acaba de hacer, en psicología lo llamamos “Síndrome del cable de Sigal”... DV: (Sonríe amargado.) ¿Así que leyó en los diarios lo de Sigal? (Se agarra la cabeza.) ¿Cómo este tipo, a cargo de la Subsecretaría de Integración Económica, va a mandar un cable a Cancillería elevando ¡por escrito! la queja de dos empresas que se quedaron afuera de los deals con Venezuela? T: ... DV: ...Cuando le pedí explicaciones, ¿sabe qué me dijo? “Mi Señor: si este humilde vasallo se sintió libre de dar a conocer esa información por escrito, fue merced a los hermosos aires de impunidad que se respiran en vuestro Ministerio y vuestra –porque sabemos que es suya– Cancillería. Disponga Mi Señor de ésta, mi torpe cabeza, que presa de aberrante ingenuidad confundió excepción con regla”.

T: ... DV: (Se saca los anteojos y los limpia.) ¡Ojo, eh! ¡Ojo! Porque acá se quejan todos. Los que no entran a Venezuela, pero también los que entran. El otro día un empresario me decía: “Este gobierno pide tanto de vuelto que uno está obligado a sobrefacturar mucho. Y entonces hay que pagar mucho de ganancias”... Y ahí nomás me llora: “¿No es distorsivo pagar ganancias sobre coimas?” T: ... DV: (Se afloja la corbata.) Escuche, vine porque estoy muy estresado. Manejo el Ministerio con mayor presupuesto de la historia... ¡Y eso que di la ventaja de ser pingüino no nativo, ¡eh!... T: ¿Cómo es eso? DV: (Se acomoda en el asiento, con la cara de felicidad del que sabe que tiene una buena historia y que la va a contar.) Yo no nací en el sur. Nací en Palermo. Y a Néstor recién lo conocí trabajando para Entel a fines de los 70, en el sur. El ya era intendente de Río Gallegos. (Se saca los anteojos y, extasiado, mira hacia un pasado lleno de viento y juventud.) Fue amor a primera vista. Me acuerdo que le dije

la frase matadora: “Tu ruta es mi ruta”. T: ... DV: ... ¿Sabe qué es lo que más me fascinó de él? Su ambición. Yo creo que Néstor, para quedarse dormido, no cuenta ovejitas. Las esquila... T: ... DV: Una vez Jaime, celoso y cizañero, me dice: “Lo tuyo con Néstor no fue sólo un “Secreto en la montaña”. Fue secreto en la montaña, en la ruta, en la central hidroeléctrica, secreto en el gasoducto”... T: Así que vino a contarme una historia de amor... DV: (Se pone tenso.) O todo lo contrario... T: ... DV: No voy a hablar de la famosa bofetada que me dio en una reunión de gabinete ni otras humillaciones menores... En el 91, Néstor era gobernador y yo me había ganado el derecho de ir como intendente de Río Gallegos... Todos lo decían: ganaba cómodo. Pero Néstor me bajó el pulgar y puso a otro candidato con la excusa de que el que no es nativo de Santa Cruz pierde... T: ...

DV: 1997. Legislativas en Santa Cruz. Yo ya era ministro de economía y Néstor me eligió para encabezar la lista de diputados provinciales. Yo era querido, respetado. Decían incluso que era una versión mejorada de Néstor. Porque yo sí soy dialoguista... Por eso gané con más del 50% de los votos. ¿Pero sabe qué? Kirchner me pidió que no asumiera. La excusa fue que me necesitaba en economía por las turbulencias del Tequila... T: ¿Y usted aceptó?... DV: (Baja la cabeza y se acomoda los anteojos.) Cristina, que había ganado como diputada nacional, sí asumió. Y empezó su carrera política... Pero para mí, ahí se terminó el sueño de estar en un cargo electivo... T: Insisto. ¿Y por qué aceptó? DV: (Se queda en silencio.) ¿Le puedo contar algo? Hace un tiempo estaba en mi casa de fin de semana en Zárate durmiendo la siesta. Y entonces sueño que de adentro de uno de los varios jaulones de pájaros que tengo ahí –yo soy fanático de los pájaros– un hornero

me silva y con el alita me hace vení, acercate. Y cuando me arrimo me dice: “Si yo construyo bueno y sin sobreprecios, ¿por qué yo estoy adentro y vos afuera?”... T: ... DV: (Se empieza a agitar, entonces se para y va a abrir la ventana.) T: ¿Está bien? DV: (Inspira aire frío.) T: ¿Qué piensa? ¿Qué lo habrá conmovido del sueño del hornero? DV: (Cierra la ventana, vuelve lentamente y se deja caer en el diván.)... A mí Kirchner me cortó las alas... T: ...Y usted se dejó... DV: (Se saca los anteojos húmedos y los limpia con el pañuelo.) T: ¿Se da cuenta, De Vido, de cuál es la coima que usted pagó para poder hacer negocios y enriquecerse? DV: ... T: Renunció a su deseo... DV: ... T: Hoy dejamos acá...