Espectáculos
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Festival de Cannes: argentinos en el centro de la escena
Sábado 26 de mayo de 2007
Por Diego Batlle
Festín para amantes del cine francés Se editaron cinco trabajos de ese origen
El elenco en pleno de Una novia errante, el film dirigido y protagonizado por Ana Katz
Festejos color celeste y blanco Premios para Lucía Puenzo y Gonzalo Tobar; Ana Katz presentó su película Por Diego Batlle Para LA NACION CANNES.– La de ayer fue una jornada soñada para el cine argentino, con una catarata de premios tanto en el terreno de los cortos como en el de los largometrajes, así como una exitosa y multitudinaria première mundial para Una novia errante, el film de Ana Katz que se presentó en la sección oficial Un Certain Régard. Lucía Puenzo ganó anoche el Gran Premio de la Semana de la Crítica, una de las dos secciones paralelas del festival, dedicada exclusivamente a primeras y segundas películas, con XXY. Además del galardón principal, dotado de 5000 euros, esta sensible ópera prima sobre las experiencias íntimas de una quinceañera hermafrodita obtuvo el premio de la Asociación de Cine Independiente (ACID), que consta de 4000 euros para la directora y otros 4000 para el distribuidor francés. En total, la cosecha para esta película protagonizada por Inés Efrón, Martín Piroyansky, Ricardo Darín, Valeria Bertuccelli, Germán Palacios y Carolina Peleritti fue de cuatro distinciones, entre premios paralelos y menciones. Exultante, Puenzo indicó, en diálogo con LA NACION, que “nos sorprendió lo bien que funcionó la película tanto con la crítica como con el público, y ahora también con los distintos jurados. En las funciones para público local, en las afueras de Cannes, la gente salió tan emocionada que nos quedamos una hora y media charlando a la salida”. Tras las elogiosas reseñas en medios influyentes como Variety y Screen International, XXY se aseguró no sólo el estreno comercial en la Argentina (14 de junio), sino también en Italia (20 de junio), España (octubre) y Francia (noviembre), entre otros territorios. Acompañada por su padre y productor, Luis Puenzo, y por la joven actriz Inés Efrón (en su primer viaje al exterior), Lucía, de 30 años, recibió los galardones en una emotiva ceremonia realizada en el inmenso Espacio
Miramar, que albergó todas las actividades oficiales de la Semana de la Crítica. Luego, llegó el tiempo de una fiesta organizada por el festival y de los brindis interminables. Otro que pudo festejar aquí fue Gonzalo Tobal, que ganó el primer premio de la sección Cinéfondation –una competencia reservada a producciones de las escuelas de cine–, con Ahora todos parecen contentos, cortometraje realizado con el apoyo de la Fundación Universidad del Cine (FUC) e inspirado en un conocido caso real. En 25 minutos, Tobal narra la historia de Roberto (Jorge Diez), un profesor cordobés de 43 años que se fuga durante dos días con Carmen (Martina Juncadella), su alumna de 14, casi sin dinero y sin un plan fijo, mientras la policía los persigue.
Cuando el presidente del jurado, el notable director chino Jia Zhang-ke (ganador de Venecia 2006 con Still Life) nombró a Tobal, el joven director argentino y su productor, Matías Mendelevich, saltaron de sus butacas en la sala Buñuel para abrazarse. Sobre el escenario, Tobal –todavía conmocionado por el anuncio– indicó: “No lo puedo creer, quiero agradecer a la Cinéfondation del festival y a todos los directores que participaron conmigo, cuyos trabajos me gustaron mucho”. Luego, un poco más sereno, el realizador de 26 años expresó, en diálogo con LA NACION, que esta distinción puede ser el empujón definitivo para un inminente desembarco en el largometraje. Se trata del segundo triunfo consecutivo del cine argentino en esta sección creada en 1998, ya que en 2006 había
Apostillas/Historias de película ■ San Luis. Julio Márbiz, el polémico ex director del Incaa, estuvo en Cannes promocionando la primera edición del Festival Internacional de Cine de San Luis, que se realizará entre el 16 y el 25 de noviembre.
■ Consternación. El suicidio de un estudiante de cine, que se arrojó desde el octavo piso de un hotel, y el ataque a martillazos de un empleado del lujoso hotel Carlton contra su jefe sembraron preocupación.
ganado Ge & Zeta, de Gustavo Riet, también de la FUC. La jornada de ayer ofreció, además, emociones para el equipo de Una novia errante. Tras la función de prensa matinal, por la tarde llegó la hora de cumplir con el ritual de subir las alfombradas escalinatas de la sala Debussy y de presentar el film ante una platea colmada. La multifacética Ana Katz (coproductora, guionista, protagonista y realizadora de esta tragicomedia muy bien recibida) tomó el micrófono tras la presentación inicial a cargo del director artístico de Cannes, Thierry Frémaux, y agradeció la inspiración del fallecido escritor chileno Roberto Bolaño, al festival y al presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Jorge Alvarez, que estaba acompañándola en ese momento junto con los actores Daniel Hendler (su pareja en la vida real), Carlos Portaluppi y Arturo Goetz, las productoras Carolina Konstantinovsky y Cecilia Felgueras, el distribuidor argentino Pascual Condito y los muy activos distribuidores franceses de Bodega Films. Luego, en el stand del Incaa, hubo empanadas y vino tinto. Un día bien argentino.
Otra obra del talentoso James Gray CANNES.– Como ocurrió en varias de las jornadas previas del festival, el cine norteamericano se adueñó del protagonismo con We Own the Night, tercer largometraje del talentoso guionista y director James Gray protagonizado por Joaquin Phoenix, Mark Wahlberg, Robert Duvall y Eva Mendes. Frente a la poderosa presencia de este controvertido thriller (fue recibido entre aplausos y abucheos), poco pudo hacer la francesa Catherine Breillat con el film de época, Une vieille maîtresse, el segundo film que se proyectó ayer dentro de la competencia oficial. El realizador de Cuestión de sangre (Little Odessa) y La traición (The Yards) vuelve a trabajar en We Own the Night con la dupla Phoenix Wahlberg y el resultado es muy interesante, aunque no del todo convincente.
Más allá de que la película fue aquí atacada por cuestiones ideológicas, lo cierto es que este realizador de 38 años es uno de los mejores narradores de la actualidad y consigue un par de secuencias memorables (una persecución automovilística bajo una tormenta y la persecución a un mafioso en un pajonal) digna de los grandes maestros.
Inmigración y sordidez La película describe la historia de una familia de origen polaco en la sórdida Brooklyn de 1988: mientras el padre (Duvall) y Joseph (Wahlberg), uno de sus dos hijos, son agentes de la policía neoyorquina, Bobby (Phoenix) regentea un concurrido club nocturno dominado por inmigrantes rusos. El creciente poder de la mafia de ese origen
ligada al narcotráfico hará que –en medio de la tragedia– Bobby deba optar por uno de los dos bandos irreconciliables. El film –que acaba de ser vendido para el mercado norteamericano en la cifra récord (para un título de la competencia de Cannes) de 11,5 millones de dólares y que aún no tiene comprador para la Argentina– es muy sólida en todos los rubros, aunque ciertas marcas del guión (el camino inverso de ambos hermanos) se notan demasiado y lo hacen un poco artificial y previsible. También se proyectó ayer Une vieille maitresse, que resultó una suerte de apuesta delirante y al mismo tiempo muy cuidada de Relaciones peligrosas, con Asia Argento y Fu’ad Aïd Aattu, Michael Lonsdale e Isabelle Renauld.
Los últimos días de mayo traen importantes novedades para los amantes del cine francés con la edición de cinco títulos de ese origen, tres sin estreno en salas de la Argentina. Cuatro títulos (La ciudad está tranquila, Estoy viva, Como un imán y ¿Qué diablos es el sexo?) aparecen dentro del denominado Segundo Tour de Cine Francés –una experiencia de exhibición itinerante que se realizó hace tres temporadas en varias ciudades– que acaba de lanzar en DVD el sello SBP, mientras que Tiempo de vivir, de François Ozon, es una novedad más reciente que presenta de manera independiente la compañía Transeuropa. La ciudad está tranquila –el único largometraje del Tour que luego tuvo lanzamiento en la cartelera comercial– es uno de los tantos trabajos que Robert Guédiguian rodó sobre la clase trabajadora de la conflictiva ciudad de Marsella. Con sus actores de siempre (su esposa Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin y Gérard Meylan), el director de Marius y Jeanette y ¡Al ataque! narra la dura existencia de una trabajadora de la industria pesquera y su hija adolescente adicta a las drogas y los excesos, mientras también se acerca a otros personajes que dan una mirada panorámica a un universo lleno de miserias y marginaciones. También en Marsella está ambientada Como un imán (Comme un aimant), primer largometraje del director, guionista y aquí también
DVD La noche del Señor Lazarescu (2005), de Cristi Puiu (Gativideo)
El descenso a los infiernos del sexagenario señor Lazarescu (léase un interminable recorrido por el penoso sistema de salud pública de Bucarest) es el eje de esta notable ópera prima del rumano Puiu, ganadora de la sección Un Certain Régard del Festival de Cannes, entre otros premios. Drama y humor negro se combinan con justeza en esta tragicomedia sobre la deshumanización de la atención sanitaria y la crisis de toda una sociedad. El DVD incluye información sobre el film, el avance de cine y una galería de fotos.
La conquista del honor (2006), de Clint Eastwood (AVH)
Eastwood rodó casi en continuado dos versiones de la sangrienta y decisiva batalla de Iwo Jima. Esta primera parte (narrada desde la óptima norteamericana) se centra en la historia de los soldados que fueron retratados en la célebre foto
John Wayne: la leyenda perdura Representó los valores norteamericanos más tradicionales retirados, relegados a papeles de reparto o refugiados en la TV. Y más: una encuesta de 1995, más de una década después de su muerte (en 1979, por cáncer), lo ubicó en el número uno, por encima de Clint Eastwood, Mel Gibson o Tom Hanks. Lo más asombroso es que tamaña representatividad fue resultado de una operación deliberada. Consciente de que no le sobraba pasta de actor, decidió construir el personaje Wayne: “Sabía que necesitaría algún truco, así que inventé el hablar lento y pausado, la mirada de soslayo y un modo de moverme que significara que no buscaba meterme en líos, pero que era capaz de partirle a cualquiera una botella en la cabeza. Todo lo ensayé frente al espejo”. Método curioso para una profesión que atiende especialmente a la versatilidad. Wayne carecía de ella, pero la popularidad que obtuvo con ese papel representado tantas veces hizo que alguien recomendara a estudiantes de teatro: “Si quieren ser actores, estudien a Brando; si lo que quieren es ser estrellas de cine, sigan a Wayne”. Criado en California, durante unas vacaciones en la adolescencia, entró como peón en la Fox, donde trabó amistad con John Ford. Con él y otros directores hizo sus primeras apariciones y más tarde, algunas veces como Duke Morrison (pues detestaba su nombre) en innumerables y olvidadas películas de bajo presupuesto.
Tuvo su primer protagónico en The Big Trail (1930), un western de Raoul Walsh, pero fue el amigo Ford quien le dio en 1939 el papel que lo haría famoso: el de La diligencia. La verdad del personaje de Wayne venía de su modo de andar, de montar a caballo, de enfrentar los peligros con ruda y viril serenidad. La diligencia lo hizo una estrella, pero sólo una más entre varias. El paso al frente vino al final de la década del 40 con un puñado de clásicos: Río Rojo (Howard Hawks), donde según algunos consolidó la buscada imagen; la trilogía de John Ford sobre la caballería: Fuerte Apache, La legión invencible y Río Grande, y con un film bélico muy popular, Arenas de Iwo Jima (Allan Dwan), que le dio la primera candidatura al Oscar (la segunda fue en 1969, cuando lo ganó con Temple de acero). Wayne llevó su personaje a otros escenarios lejos del West, incluso a la guerra, aunque irónicamente él, de quien el general MacArthur decía que “representa al militar norteamericano mejor que los propios militares”, nunca combatió. Hay quien dice que buscó compensar esa culpa convirtiéndose en símbolo de los ideales norteamericanos y fervoroso anticomunista. Pero aun en el ánimo de muchos de los que repudiaron sus ideas, la leyenda sobrevive.
Fernando López
de la bandera norteamericana izada sobre el monte Suribachi de la estratégica isla y el despliegue propagandístico que se montó alrededor de estos héroes involuntarios. La segunda entrega, Cartas desde Iwo Jima (la mirada desde los japoneses), será editada dentro de un par de semanas.
Rashômon (1950), de Akira Kurosawa (Epoca/Sólo Cine)
Clásico de clásicos del cine japonés, este refinado ejercicio narrativo ambientado en el siglo XV con cuatro versiones contradictorias sobre un mismo hecho policial hizo explotar el interés de Occidente por la producción nipona y especialmente por la obra de ese gran humanista que fue Kurosawa. León de Oro en el Festival de Venecia 1951 y nominado al premio Oscar. Incluye una galería de fotos.
Llega Jump In!, de Disney
A cien años de su nacimiento
Alto, fuerte, de estampa varonil y pocas palabras, Marion Michael Morrison se construyó a sí mismo hasta encarnar, como John Wayne, los valores norteamericanos más tradicionales. Con esa imagen indisolublemente asociada al legendario Oeste (aunque a lo largo de su extensa carrera también transitó por otros géneros), conquistó la adoración del público hasta llegar a ser la figura más popular durante más de cuarenta años; la más popular y también la más polarizadora, porque si en la pantalla Wayne encarnaba el espíritu norteamericano, en la vida real representaba al patriotismo en su versión más ultraconservadora, lo que hace que hasta hoy, cuando se cumplen cien años de su nacimiento en Winterset, Iowa, esas visiones contrapuestas sigan vivas: muchos homenajes dedicados a honrar su memoria, se descuenta, generarán la contrapartida de la protesta o el rechazo. Muy en consonancia con Wayne, un hombre que –como escribió Jim Olson, uno de sus biógrafos– detestaba la ambigüedad y vivía en un mundo de absolutos, un mundo en que sólo había lo blanco y lo negro. Poco afectó ese fundamentalismo al héroe de la pantalla: de 1949 a 1974, Wayne figuró entre los artistas más vendedores, muchas veces a la cabeza, aun cuando ya había pasado los 60 y la mayoría de sus pares estaban
actor Akhenaton Kamel Saleh sobre un grupo de treinañeros (hijos de inmigrantes africanos) de un barrio popular de la ciudad, cuya tranquila existencia se verá arrasada por la violencia y el racismo. Estoy viva (Vivante), ópera prima de Sandrine Ray, narra las desventuras de Claire (Vahina Giocante), una joven de 19 años que es brutalmente atacada y violada. La protagonista es incapaz de hablar al respecto y guarda el secreto que la va derrumbando y se hunde en el alcohol y en el sexo mecánico hasta tocar fondo e intentar algún atisbo de redención. ¿Qué diablos es el sexo? (Du poil sous les roses), de Agnès Obadía y Jean-Julien Chervier, se centra en las experiencias íntimas de dos adolescentes ante su iniciación sexual, mientras que Tiempo de vivir, del prolífico Ozon (Ocho mujeres, Bajo la arena) narra los cambios que experimenta durante sus últimos días de vida Romain (Melvil Poupaud), un fotógrafo de moda, gay y arrogante, al que le diagnostican un cáncer terminal con sólo 31 años. Cabe recordar que dentro del Primer tour de cine francés –otros títulos incluidos en aquella experiencia que fueron lanzados en video hace casi tres años– habían figurado La pequeña Lili, de Claude Miller; El ensayo, de Catherine Corsini; Pequeñas heridas, de Pascal Bonitzer; La terapia del placer, de Jean-Pierre Sinapi, y La mariposa, de Philippe Muyl.
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Como hombre del Oeste también encarnó los valores patrióticos
Westerns para coleccionar El centenario de John Wayne coincide con el lanzamiento local de una colección de westerns en DVD, editada por el sello AVH, con 41 títulos y fascículos quincenales que completarán dos tomos de 240 páginas cada uno. La obra tendrá el próximo miércoles un doble lanzamiento (al precio conjunto de 24,90 pesos) con dos largometrajes que muestran a Wayne en distintas etapas de su larguísima identificación con las películas del Oeste. Se trata de Rio Bravo (1959), obra maestra de Howard Hawks, y Los vaqueros (1972), de Mark Rydell, que en los cines locales se estrenó con el título de Los cow-boys. Algunos de los westerns arquetí-
picos de la carrera de Wayne forman parte de esta colección: Más corazón que odio, La diligencia, Río Grande, Fuerte Apache, La legión invencible, Un tiro en la noche, Tres hijos del diablo (todos dirigidos por John Ford), El Dorado (también de Hawks), Los hijos de Katie Elder y El rey del Oeste. También aparecerán clásicos como Shane, el desconocido, A la hora señalada, Cimarrón y Duelo de titanes, así como películas protagonizadas por Clint Eastwood (Los imperdonables, El fugitivo Josey Wales, La venganza del muerto, Bronco Billy, El jinete pálido), Steve McQueen (Tom Horn, Nevada Smith) y Paul Newman (El juez del patíbulo, El indomable).
La película cuenta la historia de Izzy, el hijo del dueño de un gimnasio de Brooklyn –interpretado por David Reivers, padre de Corbin en la vida real–, que tiene como sueño crear un campeón de boxeo, y su hijo justamente tiene las condiciones necesarias para llegar a serlo. Pero Mary, la vecina del muchacho –interpretada por Keke Palmer–, es la líder de las Joy Jumpers, un equipo de doble salto de cuerdas compuesto por cuatro chicas. Cuando una de ellas se va a un equipo rival, las compañeras le ruegan a Izzy que la reemplace en las próximas finales de la ciudad. Izzy acepta como un juego y descubre su afición por esta disciplina que lo atrae mucho más que el boxeo, pero no quiere destruir las esperanzas de su padre. Sin embargo, las circunstancias lo llevarán a tener que decidir entre seguir sus sentimientos o dejar que otros determinen su destino. A continuación se dará el adelanto de Cory en la Casablanca, serie que la señal emitirá a partir del lunes.
Ricardo Marín PARA AGENDAR
■ Jump in! Comedia juvenil, con Corbin Bleu y Keke Palmer. Por Disney Channel. Estrena hoy, a las 21.